El Potterverso pertenece a Rowling.
Este fic ha sido escrito para los Desafíos del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
I
Arthur Weasley
Alegría
Es tan bueno que no se lo puede creer. No le parece posible que, cuando todo pintaba peor para el mundo mágico… se ha terminado. Ya no hay más El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, ya no hay más mortífagos ni más miedo. No más noches en vela vigilando que el sueño de sus hijos no sea perturbado por ninguna panda de locos obsesionados con la pureza de sangre.
Arthur nunca ha tenido un día de trabajo tan corto. Y eso que hay muchas cosas por hacer, muchas construcciones que restaurar y muchas heridas por cicatrizar. Hoy, el patriarca de esa extensa familia de pelirrojos sólo puede sonreír.
Cuando vuelve a casa, Molly parece también más contenta, menos temerosa. Incluso hace la vista gorda cuando Fred y George meten las manos en el recipiente del pastel de carne. Aún se ve en sus ojos el dolor por la pérdida de sus hermanos, pero ella también necesitaba un motivo para perder el miedo y tenerlo le ha quitado años a su rostro.
—Papá, ¿por qué estás tan contento?—Arthur se gira al notar que le tiran de la capa y descubre a Percy reclamando su atención. Se agacha para estar a su altura y sonríe ampliamente cuando el niño se sube las gafas que su menuda nariz no logra sujetar.
—Verás, Percy, Quien-Tú-Sabes ya no está.
Percy frunce el ceño, probablemente tratando de recordar a quién se refiere su padre. Arthur les ha explicado a sus hijos lo justo y necesario sobre la Guerra que parece haber terminado gracias al pequeño de los Potter; no quería que el miedo se extendiera a ellos.
—¿Y dónde ha ido?—inquiere Percy, tras calificar a "Quien-Tú-Sabes" como el malo del cuento. A sus cinco años recién cumplidos, el niño siempre tiene ganas de aprender cosas; Charlie se metió con él el otro día diciendo que era "una enciclopedia con patas", pero hace falta algo más que eso para enfriar la avidez de conocimiento de Percy.
Arthur se encoge de hombros.
—No lo sé. Pero no va a volver.
Percy sonríe de oreja a oreja.
—¡Qué bien! ¿Puedo decírselo a Fred y George?—pide.
Arthur tiene la ligera impresión de que Percy hará pequeñas variaciones en el relato cuando se lo cuente a los gemelos, pero le da permiso de todos modos.
Efectivamente, poco después Fred y George llegan corriendo, asustados porque, según explican con su media lengua, Percy les ha dicho que el malo del cuento está enfadado por haber sido derrotado y ahora vaga por el jardín en busca de niños que molestan a sus hermanos mayores.
Pero Arthur no riñe a ninguno de sus hijos. Ahora, puede estar seguro de que Molly y él tendrán tiempo de sobra para ello.
