N/A: ¡Hola niñas y niños! Nuevamente me paseo por aquí, dando lata con una historia, misma con la que pretendo participar en el concurso organizado en el grupo de Muérdago y Mortífagos; al final el mayor de mis premios será que les guste.

Dedicado con mucho cariño a Fidel, mi Mejor Amigo y a ustedes, por y para ustedes.

Disclaimer: Todos los personajes y mundo mágico pertenecen a JK Rowling. Yo solamente sueño con que esta historia sea verdadera.


COPOS DE NIEVE.


El árbol de Navidad lucía orgulloso justo junto a mi ventana, una copa en mi mano derecha y un cigarro reposando en el cenicero; no debía negar que la mansión se veía hermosa, digna de una reina si se me permite alardear... Pero ¿De qué me valía? Scorpius había escrito para avisar que pasaría la Navidad en la Madriguera, con los Weasley y Draco tenía "un asunto importante que atender" antes de llegar a casa. Voltee a ver el Reloj artesanal de la sala, el péndulo me anunciaba cruelmente el pasar de los segundos, recordándome mi soledad y remarcando vilmente que era probablemente culpa mía... Porque si ahora Draco estaba a tres palabras de irse de mi lado, era porque yo misma me había encargado de que así fuera. Suspiro, sonrío amargamente poniéndome de pie y dirigiendo mis pasos inconscientes a la ventana, tomé mi copa nuevamente, permitiendo que el alcohol quemara mi garganta; era cómico ¿Saben? Una mujer orgullosa, altanera, siempre llevando en alto mis orígenes de sangre pura, sintiendo amenazado su matrimonio -arreglado- por una mujer que jamás en su vida brillaría en sociedad, no, no por la sangre, sino por lo opuestos de nuestros mundos, una esposa de un Weasley, una esposa de un Malfoy enfrentadas por el corazón de este último. Esta batalla yo la tenía perdida y por mucho. Al fin, después de varios minutos tomé el suficiente valor para confrontarme a mí misma y decirme abiertamente que Draco nunca me había querido, que aun cuando hemos sido parcialmente felices en estos años, no podía negar lo que a los ojos de todo mundo era evidente: Draco Malfoy había perdido la cabeza por Hermione Granger antes incluso de que él mismo se diera cuenta, no podía ser ciega ni pretender engañarme, eso se lo dejo a las mujeres que buscan retener a un hombre por falta de amor propio. Esa no soy yo. Aunque vi cómo él se esforzó por hacerla a un lado y olvidar por completo esa "tontería" como se lo dijo una vez a Blaise en su Despacho, —desde entonces, me volví una viciosa de escuchar por detrás de las puertas— los intentos de mi esposo no dieron ningún fruto en absoluto, al contrario, solamente se lastimaba a él mismo y por ende me lastimó a mí. Imbécil.

Quizá si Hermione no hubiera regresado a su trabajo en el Ministerio después de que naciera su hija Rose, no estuviera hoy aquí, torturándome a mí misma y mucho menos preparando el regalo de Draco, porque sí, todo tiene una maldita consecuencia y esta, no iba a ser una excepción. La ausencia de mi hijo Scorpius ahora representaba para mí una ventaja, puedo estar sentada como ahora en el piso, observando los jardines desde el ventanal sin que mi unigénito me pregunte por qué lloro esta vez; no puedo inventarme dolores de cabeza todo el tiempo, es demasiado inteligente para creerme después de dos años escuchando lo mismo, la última vez entre él y su padre me mandaron a llamar un Sanador. ¿Patético verdad? En plena Navidad, sola, sin mi hijo y mi esposo, las dos personas más importantes en mi vida. Esta vez doy un jale al cigarro y me detengo a pensar en mi hijo, la réplica exacta de Draco, su misma porte, sus ojos grises y el cabello platinado, su inteligencia, su gallardía, su sonrisa; Draco dice que tiene mi perspicacia y mi nobleza, mi optimismo y mi alegría. Scorpius es un niño maravilloso, la razón por la que no he hecho un escándalo y la razón por la que hago á no sea la mejor de mis decisiones y no pretendo que a posteriori se me celebre lo que pretendo hacer, tampoco le llamaré un acto de valentía porque de hecho es todo lo contrario. Al final sea lo que sea mi destino era este: Casarme por matrimonio arreglado con un hombre que es el sueño de toda mujer -luego de haber madurado y entendido que sus ideales estaban equivocados y se redimió a raíz de que sus malas decisiones le llevaron por el camino equivocado, donde descubrió la verdad.- y... bueno, que él encontrara el amor verdadero a la tierna edad de 17 años y desde ese entonces fuera Hermione quien viviera en su corazón. Así de jodidas están las cosas. Es por ello que ahora, desde la sala de mi mansión he decido acabar de una vez por todas con esta locura. ¿Saben? Yo nunca fui precisamente fan de la Navidad, todo lo contrario... Soy pésima para estas cosas de dar y recibir, es una época que trae a mi mente los recuerdos de cuando niña: Regalos, bailes, galas y otras cosas igual de superfluas y cero gratificantes. Draco le dio sentido a ello volviendo la Navidad una época para reunirnos en familia y agradecer las bendiciones que tenemos en casa, como lo son comida en la mesa, un techo digno, nos permitíamos lujos, los tres estamos sanos y hemos educado a Scorpius sin esos prejuicios de sangre -aun cuando esto tensó la relación que tengo con mis suegros-; es quizá por ello que ahora tengo la serenidad de decir que Draco me cambió por completo, siendo mi compañero, mi cómplice y quien me dio lo más maravilloso en la vida: Scorpius.

Un lágrima corre por mi mejilla ahora, consecuencia de lo sentimental que me siento ahora, he despachado a los sirvientes y solicité no se me moleste hasta mañana por la mañana. Quizá mañana el ambiente no les agrade tanto, a otros quizá sí, pero sí sé que mañana más de uno esté agradecido y diga: "Ya era hora" o no falte quien diga: "¿Qué tanto sufrió esa mujer para hacer lo que hizo?" como quiera que sea, estoy preparada para lo que quiera que se venga, para bien o para mal, al final, no voy a ser testigo de las habladurías, ni siquiera las escucharé. Tengo menos de tres horas para esto y sigo acobardada.
La canción del reloj marca las seis de la tarde, volteo a verle con reproche y este ni siquiera tiene la decencia de inmutarse. Me levanto del suelo y me dirijo a la habitación, me siento frente al tocador y veo mi reflejo, este me grita que no lo haga, que quizá Draco no ha cambiado y aun tenga esperanzas de salvar mi matrimonio, volteo a ver la fotografía de la boda, hace exactamente 13 años. ¿Cómo olvidar el día más feliz de mi vida? Siempre tuve una fuerte inclinación hacia Draco y de hecho me hizo muy feliz, hasta aquel día…

-Flash Back-

Septiembre de 2014

Aún recuerdo que fuimos a acompañar a Blaise y Lovegood a dejar a sus hijos, Georgina y Oliver a King Cross, eran eso de las nueve de la mañana, yo iba algo molesta con Draco, ¿El motivo? no es importante; resulta que cuando llegamos, ahí también se encontraba el llamado Trío de Oro, Harry llevaba a su hijo James -el mayor- a abordar el Expresso, a su lado estaban una chica pelirroja y un pequeño mini Harry. Y a lado de Harry, con un pequeño en los brazos, estaba Granger, con un vestido color beige abotonado de pies y cabeza, tacones negros de charol y el cabello levemente recogido, yo era ajena a muchas cosas en ese momento, pero vi la forma en la que mi esposo le observaba, con la mirada anhelante por volver a hablarle o por establecer algún contacto con ella. Yo conocía esa historia pero solamente por encima, de verdad quería conocerla a fondo, sin embargo en ese momento me limité a verle fijamente.

-¿Aún?- Le pregunté sin estar segura de desear una respuesta. Él se limitó a mirarme con la disculpa inyectada en los ojos. Y le comprendí, así que solamente me recargué en su hombro y sonreí. Nada de lo que le dijera iba a cambiar las cosas, pero sí podía darle a entender de forma silenciosa que no me molestaba. Hermione, en cambio, nos observó por unos breves instantes, no necesitó decir nada, simplemente asintió hacia él con la cabeza y una sonrisa triste apareció en su rostro, en un gesto de total renunciación. Qué equivocada estaba cuando creí que ambos habían dado vuelta a la hoja. En ese momento ignoré por completo la reacción de ambos, como toda mujer enamorada, preferí ignorar el hecho de que ambos tenían una historia que se remontaba a los pasillos de Hogwarts, preferí dejar de lado el hecho de que ninguno de ellos había dado tiempo a sus heridas para que estas sanasen, preferí dejarme llevar por las ilusiones y vendar mis ojos. Grave error.

-Fin flash back-

Diario de Draco Malfoy.

Septiembre de 2014

La volví a ver, esta vez del brazo de su esposo, maldita sea, me observó con esos ojos que me hacen quedar como imbécil simplemente con verlos.

Ese fue el día que me quedó claro que yo solamente había sido un remplazo de Hermione Granger, una mala imitación de dama de compañía, un fallido intento por olvidar a otra mujer. Ahora lo veo claro, en su momento me sentía una triunfadora, hoy me reconozco como una perdedora en todo: perdí tiempo, perdí energías y perdí mi propio auto concepto. Después cobraré todo con creces, voy a cobrar todo con creces.
Me he cansado de lamentarme y creo que es momento a tomar cartas en el asunto. Ahora comienzo a peinar mi cabello, es una fecha para celebrar ¿No? ¡Por supuesto! Y yo celebraré, bailaré beberé, me sentaré en la mesa del comedor principal y seré la esposa perfecta, haré el amor -por última vez- con mi esposo y... comenzará la verdadera diversión. Entre las muchas cosas que no tolero, están las mentiras, lo embustes, las hipocresías, las ganas de tomarme el pelo o pretender en serio engañarme ¡Vamos! Soy una Slyhterin... Una reina del camuflaje. Para este punto ya estoy maquillándome, pongo un rojo intenso en mis labios, he puesto sombra en mis ojos, máscara en mis pestañas y arreglado la ceja; veo a la Astoria reflejada en mi cristal y mis ojos azules tienen un brillo muy especial, ese brillo letal que de todo corazón intenté suprimir, brillo de rabia, de frustración, de desengaño. -Tranquila Astoria, lo vas a hacer bien.- Me dije antes de ponerme el vestido color morado que compré especialmente para esta ocasión, manga larga, cubierto de todo el cuello y hasta la rodilla, me puse mi abrigo y salí de la mansión, no sin antes dejar indicaciones a los elfos para que preparen la "Cena de Navidad" y reciban a nuestros invitados. Vas a cenar delicioso Draco Malfoy, será la mejor cena de tu vida. Hijo de puta. De un portazo, salgo al frío clima de diciembre en Londres, la nieve caía a mí alrededor, pero dentro de mi estaba ardiendo como el infierno, saqué de mi saco la nota que hace unas horas había detonado mi decisión:

Draco:
Te veo hoy en la noche, puente de Lambeth, 19:00pm.

Con amor.
H.G.

Mi labio tiembla de ira, pongo las gafas oscuras y desaparezco rumbo al puente.

Al llegar al lugar, faltaban tan sólo quince minutos para la hora acordada, el lugar estaba casi desierto a no ser por unos peatones, evidentemente muggles, que deambulaban por el lugar, completamente ajenos a lo que se avecinaba, me recargué en la pared, intentando no llamar mucho la atención.

Los minutos pasan con la lentitud del cerebro de Ron Weasley.

—Hola Astoria —Me saluda el pelirrojo llegando a pie con un saco café.

—Weasley... —Saludo con seriedad— ¿Listo?

—Listo.

Una vez se lo dije: Te amaré hasta que mi vida me lo permita y después de ella lo seguiré haciendo si me lo permites, gane o pierda, sufra o sonría, estemos en la abundancia o en la pobreza, así tenga que desentenderme de mi misma o tenga que ir contra viento, marea, contra el mismo Merlín. Pero cuidado Draco Malfoy si algún día me traicionas... No habrá poder humano que me detenga... En ese momento Draco no me dejó concluir la frase, hoy quizá lo entendería.

Claro que lo entendería.