En mi mente, ellos son cannon. Sí, son una de mis parejas favoritas de Bleach. ¡No puedo ser la única que los ama! El fic, situado después de la batalla de Ikkaku contra la Fracción de Grimmjow, fue inspirado por esta imagen: nightoffallingstars. tumblr post/ 46478802073/if-anyone-knows-the-source-of-this-perfect (eliminen los espacios)

Si hay alguien aquí que lee Pieces, mi otro fic de Bleach, estoy trabajando en eso.

Disclaimer: Bleach pertenece a Kubo Tite; sólo este fic es mío.


El premio.

Por el suelo donde estaba tumbado se esparcía la sangre que salía de sus heridas. Mierda, el cuerpo le dolía de tal maldita manera que no podía siquiera mover la cabeza para tratar de ubicar a Yumichika.

Pero sí podía escucharlo. Estaba pidiéndole al Duodécimo Escuadrón un par de dientes de repuesto para él. ¿Dientes? Oh, sí, ahora lo recordaba... Ese jodido Hollow sin máscara le había quitado un par de muelas. Bueno, eso le importaba más bien poco. Comparado con el dolor del resto de su cuerpo, eso no era nada...

Estaba por desvanecerse cuando escuchó la chillona voz del humano.

— ¡Espera! ¿No deberíamos llevarlo al hospital?

—Los cuidados de tus médicos no ayudarían a Ikkaku.

Escuchar la suave voz de Yumichika provocó en Ikkaku una gran ansiedad, que se aferró a su vientre como si tuviera tentáculos, consumiéndolo.

Quiso llamarlo, pero la voz no salió de su garganta. Así que asió con fuerza la espada y se arrastró hacia delante con los últimos brotes de energía. Primero vio su sombra, luego sus pies y logró escuchar las pisadas; los oídos, tras el estruendo de la batalla, volvían a funcionarle.

Vio a Yumichika parado a centímetros de distancia. La sonrisa que le dedicaba le calmó un poco la ansiedad.

—Lo sabía —dijo el quinto oficial—. Sabía que seguías con vida.

Ikkaku consiguió sonreír y apoyó la espalda, que le dolía menos que el vientre, en el frío suelo de la calle, en una zona seca donde no estaba su sangre derramada.

—Pues claro —respondió—. La suerte ha estado de mi lado... en el mejor momento...

Yumichika se acercó a él y se agachó junto a su cabeza. Ikkaku, perdido, miró la suave piel que cubría el rostro perfecto de su compañero. Vio sus ojos lilas adornados con plumas, el pelo negro cayendo a ambos lados de su cara, su pequeña nariz, sus labios...

Mientras no perdía de vista los labios de Yumichika, percibió que los brazos de su compañero se acercaban a algún punto por debajo de sus hombros para levantarlo, y sintió crecer su ansiedad. No, en esos momentos no quería que él lo ayudara a ponerse en pie, como tantas otras veces luego de una batalla difícil.

Sacando fuerzas de donde pensó que ya no había, Ikkaku se revolvió y Yumichika apartó los brazos de inmediato, temiendo haberle hecho daño.

—No... No quiero que me levantes —dijo a duras penas.

El quinto oficial frunció el ceño.

—No digas tonterías; en tu estado, apenas puedes moverte —replicó, pero entonces vio que Ikkaku movía la cabeza de un lado al otro—. ¿Qué?

—Quiero... que me beses —admitió sin pudor y clavó en él su mirada, desafiándolo a que se negara.

Yumichika parpadeó, sin sentirse muy sorprendido. A menudo, especialmente después de alguna batalla, Ikkaku le pedía eso. Generalmente, era el tercer oficial el que lo besaba, el que daba el primer paso para iniciar el contacto entre ellos. Sin embargo, siempre que ganaba una batalla, le exigía que lo besara. A Yumichika le gustaba pensar que Ikkaku consideraba eso como un premio por sus victorias.

Y, como esa había sido una victoria espectacular, y porque él también temió por la vida de ese temperamental oficial, se inclinó, posó sus perfectas manos a ambos lados del rostro lleno de heridas de Ikkaku y lo besó.

Ikkaku sonrió entre el beso. Le gustaba obtener el premio por sus victorias, más aún si provenía de Yumichika.


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