LITTLE LION
Dedicado a DragoViking y al fin de su lucha contra los exámenes. ¡Vuelve de entre las sombras, pequeño dragón!
Marinette revolvió el cabello de Chat como respuesta ante su apodo de "princesa". Con la humedad, el cabello rubio, ya de por sí revuelto, se encrespó y se volvió tan indomable como la melena de un león. Chat bufó, apartándole la mano de la cabeza y tratando de devolverle la forma a su cabello, sin lograrlo. Su reacción y su frustración solo logró hacer reír a Marinette.
—¿Y eso a qué viene? —preguntó Chat, dando un salto y colocándose de cuclillas en la barandilla de la azotea de Marinette, intentando ganar la suficiente altura para alejarse de ella, que parecía tentada a repetir su jugarreta.
—A tu manía de llamarme princesa.
—¿Y eso qué tiene de malo?
—Que no soy ninguna damisela en apuros.
—Bueno, las veces que he tenido que rescatarte, sí lo has sido.
Marinette enarcó una ceja, recordando la cantidad de veces en que, incluso como civil, había cuidado de que el trasero del minino junto a ella no saliera demasiado escaldado durante los ataques.
—Además —continuó Chat, captando la mirada de Marinette—, no todas las princesas son unas doncellas incapaces de velar por ellas mismas.
—Veamos…, ilumíname.
Marinette apoyó los codos en la baranda, observándole expectante.
—Así, recientes, tienes a Mérida, a Rapunzel, a Moana…
Marinette soltó una risita.
—Quien iba a decir que el chico de cuero negro iba a ser un niño disney.
—¡Oye, disney está en el corazón de todos!
Marinette alzó los brazos, en señal de paz, mientras reía enternecida ante el descubrimiento. Le gustaba cuando Chat mostraba más de él, aparte de los comentarios de adolescente con complejo de casanova.
—También están Xena, Leia, San… En fin, que por llamarte princesa no estoy haciendo referencia a Peach o a Blancanieves. Es solo…
Chat se rascó la nuca, revoliéndose aún más el cabello y pareciendo aún más un león. Lucía confundido, sin saber qué decir.
—Muy bien, Simba, lo he entendido —dijo Marinette, palmeándole la mano suavemente.
Llamarla princesa era solo una forma dulce que Chat utilizaba para nombrarla, de mostrar su relación única con ella. No la veía a menos, ni la consideraba una inútil o un estorbo. Era solo una forma de mostrar su cariño, al igual que cuando la llamaba mi lady siendo Ladybug.
Chat no se atrevió a abrir la boca de nuevo, con miedo a meter la pata si añadía algo más, así que se limitó a tomar la mano de Marinette con la suya mientras ambos observaban la Luna.
Sábado, 9 de diciembre de 2017
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