Tan solo había recorrido unas poco cuadras cuando se detuvo por completo, pero estaba tan sumido en sus pensamientos, repitiendo una y otra vez lo que acababa de acontecer en el sótano de la panadería, que no se percató que el agua lo había mojado por completo.
-Señor Todd, señor Todd.- Se escuchaba a lo lejos a la panadera gritar. Había salido a buscarlo, corriendo bajo la lluvia torrencial, levantando su vestido que ahora pesaba el doble qie anyes e intentando quitar el pelo mojado que caía en su cara. -Señor Todd, escúchame por favor.-Dijo está por fin parada frente al barbero; se oía agitad su vez gimoteaba. - Por favor...-Repitió y por fin el hombre dirigió su mirada hacia su cara. Su maquillaje se había corrido en su mayoría, podía distinguir que había llorado y en su tono de voz que se quebraron de nuevo en cualquier momento. - Deje de una vez por todas el trabajo atrás, es que no se da cuenta que sólo le trae dolor y desgracia ?- La mujer hablaba muy en serio, con expresión dura, estaba molesta y cansada de lidiar todos lo días con la misma situación. - Usted aun es joven, comience de nuevo, desde cero... en donde quiera, con quien quiera...- y susurro las últimas palabras mientras acariciaba su rostro con el pulgar por un breve segundo. -Sea feliz.-
El la escuchaba, su cara se veía tranquila, ilegible, como si estuviera meditando lo que le decían.
De pronto un estruendoso trueno los saco del trance en que que ambos se encontraban.
-Debemos volver amor. Vamos a enfermar si seguimos aquí - Dijo la panadera, pero en el momento que se disponía a girar sobre sus talones para marcharse , el barbero la sujeto de la muñeca y la atrajo hacia si en un abrazo desesperado. Primeramente se sorprendió del gesto repentino pero casi de inmediato correspondió y se dejó derretir entre su pecho y sus fuentes brazos que la apretaban a el. Y después de tanto tiempo y de todo lo que pasaron lo escucho llorar.
-Vamos a la casa señor T.- Murmuró la señora Lovett cuando su inquilino se hubo calmado, si?- Pregunto muy suavemente mirándolo a la cara, aun contra su pecho. El hombre asintió con la cabeza y se separaron.
-Será diferente para nosotros desde ahora en adelante.- Dijo por fin el barbero mirando a su casera a los ojos y con ambas manos sobre sus hombros.
- Nosotros? - pregunto está confundida.
-Si mi mascota, usted y yo. - Dijo y sin esperar mas la beso en los labios . En ese momento parecía que a su alrededor el tiempo se hubiera detenido y que cualquier cosa a casi más que 1 paso de distancia de ellos perdía completa importancia. Deboraban sus bocas con desesperación , como si hubiesen estado hambrientos de amor desde hacia mucho tiempo, luchando por el dominio y gimoteaba o de placer.
-Ahora debemos volver. - Hablo Eleanor una vez se habían separado , ofresiendole una sonrisa complice a su amado barbero.
-Si mi maravilla sangrienta. Dijo levantandola en brazos, y devolviendole, por fin, una sonrisa real y sincera .
