Introducción
¡SPOILER!
Este fic empieza después del primer juego de 999 sin tener en cuenta que June/Akane era zero y que su hermano Aoi/Santa la ayudó para realizarlo. Sin embargo se mencionan aspectos del juego.
Clasificado como T por contenido lemon.
Los personajes pertenecen a la compañía del videojuego y la historia de este fic es original, o eso espero J
Capítulo 01: Este viaje promete ser aburrido
Había pasado ya un año desde el juego nonario, Junpei y Akane empezaron una relación de pareja semanas después de salir del edificio, durante la aventura ya habían hablado sobre sus sentimientos, siendo ella la que dio el primer paso harta de que el moreno no captara sus indirectas. A los pocos meses de solidificar su relación y tener una estabilidad económica, decidieron ir a vivir juntos a un piso de alquiler.
Ambos estaban de vacaciones del trabajo a bordo de un crucero de lujo que los llevaría a una isla paradisiaca de ensueño. Iban acompañados de Aoi, el hermano de Akane, y a quien su jefe le había regalado el viaje porque una de sus muchas novias le había dejado.
La pareja miraba las vistas del mar, él rodeo con su brazo su cintura y ella tenía la cabeza apoyada sobre su torso, Aoi estaba apoyado en la barandilla observándolos, se alegraba de que su hermana encontrara la felicidad en un buen chico que la amaba con locura, aunque a la vez también sentía tristeza y envidia. Sólo tuvo una relación seria que no termino bien y después salió con varias chicas, pero era sexo de una sola noche.
El Kurashiki se cansó de aquella vida libertina, su ilusión era encontrar una chica que le amara de verdad y en un posible futuro formar una familia. Ya hacía 2 años que se quito ese deseo y esa esperanza de su mente, lo dio por imposible, no quería pensar en ello y tomó la determinación de desistir y centrarse en el trabajo y en su única familia, su hermana.
—Ey tortolitos, voy a ir a tomar algo. —Estaba dándole demasiadas vueltas al pasado y necesitaba distraerse, apartar esos pensamientos que dejo atrás hace mucho tiempo.
—Vale, te esperamos aquí. —Le dijo su hermana, Aoi se alejó y Junpei la notó preocupada mientras le observaba como se iba.
—¿Pasa algo, Kanny?
—Me preocupa Aoi, hace muchos años que no le veo feliz.
—Bueno por lo que me has contado ha pasado por mucho, perdisteis a vuestros padres y él se hizo cargo de ti, me imagino que fue una carga muy grande para él tener que responsabilizarse de tanto, pero está encantado de estar contigo y ayudarte.
—No es por eso, es verdad que a veces se le veía preocupado cuando yo quería algún capricho y siempre estuvo compaginando los estudios con el trabajo, pero siempre sonreía. Creo que es desde que terminó con su novia, nunca me quiso explicar qué pasó y cuando alguna vez se iba de fiesta no tenía cara de habérselo pasado muy bien.
—¿Y en todo este tiempo no le has preguntado?
—Sí, pero evita el tema.
—Bueno cariño, será que no quiere preocuparte, le conozco poco pero me da la impresión que son de los que se guardan las cosas para no preocupar a los demás. Puede que un día de estos termine contándotelo, no te preocupes.
—Espero que sea como dices, me preocupa verle así.
Aoi entró en el bar del barco, era bastante lujoso y de estilo marinero, las butacas eran de piel y de color azul oscuro, las mesas eran redondas y blancas, estaba muy bien iluminado por unas lamparas de cristal, había muchas parejas en actitud cariñosa, aunque también había alguna familia con niños. Se dirigió a uno de los taburetes del mismo color que las butacas colocadas alrededor de la barra perfectamente barnizada se sentó y el camarero no tardó en notar su presencia.
—Hola, señor, ¿qué le sirvo? —Le preguntó el camarero con una sonrisa, era de piel pálida, mediana edad y con cabello grisáceo.
—Una limonada, por favor. —Le respondió con lo primero que se le vino a la cabeza, ya que era demasiado pronto para beber alcohol.
—Enseguida. —Se fue a la nevera que tenía detrás de la barra para coger una jarra de cristal llena de limonada con muchos cubitos de hielo, le puso un vaso frente a él en el que introdujo un par de cubitos grandes y una rodaja de limón. —Es casera, espero que le guste.
—Gracias.
—No hay de qué, señor. —Le dedicó una amable sonrisa y se alejó para atender a los nuevos clientes que llegaban, Aoi perdió su mirada en la estantería que tenía enfrente llena de botellas con unos diseños muy peculiares mientras tomaba pequeños sorbos de su bebida. Al cabo de pocos minutos, la voz del camarero le despertó de su ensimismamiento.
—Hola señorita, ¿qué le sirvo? —Preguntó a una chica que se sentó en el taburete de al lado, la miro de reojo, era una chica joven de cabello rosa oscuro recogido en una coleta, vestía una camisa de tirantes blanca, unos pantalones cortos azul oscuro y unas sandalias blancas.
—Una limonada, por favor.
—Enseguida se lo sirvo.
—Es muy guapa y no está nada mal…pero en qué estoy pensando, es demasiado joven para mí, seguro tiene novio y… ¿acaso en algún momento he tenido la intención de ligar con ella? Esa época ya paso. —Pensaba y se reñía a la vez sin quitarle los ojos de encima, ella se percató de su presencia y se giró hacía él, al ver sus grandes y brillantes ojos turquesas se quedó asombrado de lo hermosos que eran.
—¿Tienes algún problema? —Preguntó molesta.
—No, lo siento…Estaba distraído, en ningún momento quería incomodarte. —Podía sentir como le ardían las mejillas de la vergüenza, ella le miro fijamente a los ojos pensativa y analizándole.
—Yo a ti te conozco, pero no sé de qué. —Aoi se sorprendió ante su declaración y la miro por unos segundos.
—A mí también me suenas de algo.
—¡¿Santa?! —Exclamó sorprendida.
—¿Santa? —Preguntó extrañado.
—Soy Clover, del juego nonario, estabas con tu hermana. —A su mente le vino todos los recuerdos del juego, aquella chica aniñada que vestía de colegiada que siempre estaba con su hermano, Light, con el que también coincidió la primera vez que le involucraron en esa locura de experimento y con él que llego a tener cierta amistad. Después de su reencuentro, apenas tuvieron contacto el uno con el otro.
—¡Ah, sí! Ya me acuerdo y en verdad me llamo Aoi.
—Cierto, perdona no me acordaba de tu nombre. —Se disculpó con una sonrisa.
—Tranquila, no pasa nada. Durante el juego, no tuvimos la oportunidad de hablar mucho y nuestros verdaderos nombres no se supieron hasta el final, así que es normal que no lo recordaras. Cambiando de tema, ¿qué haces aquí, en este barco?
—Alice nos invitó a Light y a mí, no sé si te acuerdas de ella: una chica alta, morena con el pelo negro que hacía auto-stop cuando salimos del edificio.
—Sí me acuerdo, así que seguiste en contacto con ella.
—Nos hicimos buenas amigas después de aquello. ¿Y a ti que te trae por aquí?
—Mi jefe me regaló el viaje y Akane se autoinvitó con Junpei.
—Tienes un jefe muy generoso. —Dijo sorprendida.
—En verdad me lo regalo para no desperdiciar el viaje, ya que tenía pensado irse con su novia, pero le dejo en el último momento.
—Pobrecillo, aunque es verdad que hubiese sido un desperdicio no aprovechar un viaje así. Me alegra de haberme reencontrado con todos, bueno faltan Seven y Lotus, a no ser que no los haya visto.
—Eso ya sería demasiada coincidencia. —Los dos se rieron al pensar en ello.
—Aunque hubiera estado bien vernos todos otra vez y conocernos mejor ahora que ya terminó todo. —Comentó con nostalgia la pelirosa, el Kurashiki estaba sorprendido con ella, no tenía nada que ver con aquella niña escandalosa que conoció, ahora era mucho más madura aunque seguía conservando ese lado infantil cuando hablaba con alegría y los ojos le brillaban de la emoción.
—Hablando de ellos, hace unos meses los vi juntos. —Clover casi escupió el refresco que estaba tomando.
—¡¿Esos dos juntos?! Pero si se llevaban a matar. —Dijo extrañada y tosiendo.
—Seven aún es poli, pero sigue sin recordar mucho su pasado, y Lotus trabaja en su comisaría como hacker, vinieron a mi trabajo a investigar a un cliente.
—Recuerdo que Lotus dijo algo sobre que trabajaba como informática. ¿A qué te dedicas? Si no es mucho preguntar.
—Trabajo en un banco como asesor financiero.
—No te imagino con traje y trabajando en un sitio tan serio. —Dijo riendo. —Perdona.
—Está bien, me lo suelen decir, ¿tú a qué te dedicas? —Preguntó en una media sonrisa.
—Trabajo de camarera en un restaurante.
—Debe ser muy estresante.
—A veces, pero me gusta trabajar allí, todos los días aprendo algo nuevo y me gusta el trato con la gente.
—Si me haces un descuento me pasaré por allí.
—Por mí bien, pero eso no depende de mí.
—Iré igualmente. —Comento de manera burlona. —¿Te parece si nos vamos yendo? Así vamos a buscarlos y les avisamos, ella asintió. —El camarero pasó cerca de ellos. —Perdona me traes la cuenta, lo de la señorita y lo mío.
—¡Ah, no! Pagamos a medias.
—No me voy a quedar pobre por pagar un refresco más. —Sacó la cartera de su bolsillo y le dio el dinero al camarero, Clover se quedó sorprendida con la actitud que estaba viendo de Aoi, durante el juego se le veía un chico vulgar y rebelde que solo pensaba en sí mismo y parecía disfrutar riéndose de todo el mundo. Ahora era más calmado, buen oyente y conversador, si antes ya era un chico atractivo ahora lo era mucho más y hasta más sexy.
—Gracias…pero a la próxima te invito yo.
—Está bien.
Salieron del bar mientras siguieron hablando, recordando los tiempos en los que estaban en el juego, por ejemplo, cuando Lotus y Seven se metían el uno con el otro por la edad, de Junpei y sus torpezas, también momentos tristes, la decepción que se llevaron al descubrir al verdadero Ace, quien sigue encerrado en la cárcel, y las muertes de Nueve y del resto de miembros responsables del experimento.
Akane al escuchar la voz de su hermano, se giro sorprendida de verle hablando muy felizmente con una chica, se alegraba de volverle a ver sonreír y no tardo en analizar detalladamente a la chica que acaba de hacer un milagro, se asombró cuando se dio cuenta de quien era.
—¡¿Clover?! —Gritó con alegría.
—¡Akane! ¡Junpei! ¡Cuánto tiempo! —Se acercó a ellos para saludares con un abrazo y un beso en cada mejilla, para sorpresa de Aoi también estaban Light y Alice. Se dio un apretón de manos con su viejo amigo y besó a la morena en ambas mejillas a modo de saludo.
—Es mucha casualidad que estemos todos aquí. —Dijo Light con una sonrisa.
—La verdad es que sí. —Le respondió el alvino.
—Bueno pues cuantos más seamos, más divertido. Disfrutemos de estas vacaciones que bien merecidas las tenemos. —Dijo Alice animada.
—Me parece buena idea, de momento podríamos ir a la piscina a refrescarnos un poco, ¿qué os parece? —Propuso Akane y todos aceptaron.
Ellas se fueron a los vestuarios a ponerse los bañadores y quedaron en verse en la piscina. Los chicos ya llevaban el bañador puesto, era tipo pantalón corto unos centímetros por encima de las rodillas: el de Aoi era de color azul oscuro, el de Light negro con unas rayas blancas a cada lado y el de Junpei era turquesa que contrastaba mucho con su piel bronceada. Mientras se dirigían a unas tumbonas para esperar a las chicas, no pasaron desapercibidos ante las miradas de las bañistas.
Las chicas no tardaron en aparecer llevando los bañadores puestos y cargando cada una con un bolso, Junpei y Aoi se quedaron boquiabiertos, excepto Light quien desafortunadamente no podía disfrutar de las vistas debido a su ceguera. Las tres parecían unas diosas, bellas y con unos cuerpos envidiables. Alice era la más llamativa por su figura esbelta de modelo, el trikini de color verde agua marina resaltaba aún más su tono de piel oscuro y sus pechos voluminosos. Akane y Clover llevaban un bikini sencillo cuya parte de arriba se ataba por el cuello, el de la primera era lila claro casi azulado y el de la otra era color blanco, tampoco dejaron indiferente a ninguno de los chicos que había alrededor.
Akane cogió la crema solar de su bolso y fue corriendo con Junpei que estaba sentado en una tumbona, le enseño el bote y el chico moreno entendió lo que quería sin decirse ni una palabra, ruborizado y sonriendo de vergüenza asintió. Nunca se imaginó que su novia llegase a ser tan atrevida estando su hermano presente, pero no podía negar que le fascinaba y le excitaba ver que su novia tenía ganas de tocarle. Se colocó detrás de él, se puso crema en las manos y empezó a masajearle los hombros, descendiendo por su espalda, después paso sus manos por su abdomen subiendo hasta sus hombros para abrazarle.
—Akane…—Suspiro Junpei de placer.
—¿Quieres que siga? —Le susurro al oído y mordiéndole el lóbulo de la oreja.
—Sí, no pares…
Clover observaba la escena disimuladamente, no esperaba que aquella chica tímida que conoció en el juego llegara a ser tan sensual y atrevida. Quedó asombrada y a la vez fascinada por el espectáculo que estaban ofreciendo, para distraerse buscó con la mirada a su amiga Alice para pedirle que le pusiera la crema. La encontró y no estaba sola, sino con su hermano en la tumbona intentando ofrecer el mismo show que la parejita.
Alice se puso crema en las manos y comenzó el masaje con ambas manos desde los brazos, pasando por los hombros y descendiendo por la espalda, la cara de Light parecía un tomate. Era la primera vez que una chica le tocaba, nunca había tenido novia ni nada que se le pareciese, debido a su ceguera nunca tuvo éxito con ellas y nunca se había enamorado.
—¿Va todo bien Light? Te noto tenso. —Se detuvo poniendo sus manos sobre sus hombros y él puso una de sus manos sobre una de ellas.
—Sí tranquila, es sólo que me duele un poco la espalda. —Dijo tratando de sonar calmado y seguro de sí mismo a pesar de que en el fondo era un mar de nervios.
—Eso tiene fácil arreglo. —Reanudó el masaje y a Light no le quedó otra que dejarse llevar ya que después de un rato empezó a agradarle su tacto con su piel.
Clover sabía que Alice sentía atracción por Light desde hace unos meses, diciendo que era muy diferente de los chicos con los que había estado, pero no se imaginaba que fuera capaz de dejarla plantada delante de sus narices para coquetear con él y que a su hermano no le desagradara su compañía.
Resignada se sentó en el borde de una tumbona mirando a ambas parejas, recordando que ella siempre quiso tener una relación como la de ellos, pero su ex novio no era el chico más atento y romántico, a veces se maldecía a sí misma de cómo se pudo haberse enamorado de él. En ese entonces tenía 15 años, y al igual que Aoi, desde que rompió con su ex, estuvo buscando diversión en otros chicos y a sus 19 años aún no había encontrado a nadie capaz de hacerla creer en el amor, así que daba todo por perdido en el amor.
