Autor: Spark Clutches
Tipo: Romance y pleitos.

Advertencias: Universo Alterno, yaoi.
Pareja Principal: Milo & Dégel
Razón: Ficker Day, evento del foro saint seiya yaoi (punto) net
Dedicatoria: Para Kurai Neko

No podía existir peor cosa en el mundo. Cuando pensó que había alguna esperanza que su amor fuera correspondido, se entera que Camus, el amor de toda su adolescencia, iba a casarse.

Entre el bullicio del bar, él era de esos solitarios en la barra (de los que siempre se burlaba). Vaso por vaso, cada vez le pedía más al barman.

Y puso sus ojos en un joven, que se parecía mucho al que invadía sus pensamientos. Podría ser una ilusión, pero para quitarse las dudas se acercó para corroborar.

— ¿Qué tomas? Te invito cualquier cosa esta noche. —

El joven de cabellos verdosos se inquietó. Poseía un par de anteojos y un pequeño libro de bolsillo que llevaba un poco más que la mitad.

— No, déjame. — Empujaba al chico de cabellos púrpura que casi se le montaba encima.

— Vamos Camus, ya que estás solo aprovecharé la oportunidad. — Entendía lo que decía, aunque su rostro ya estaba muy sonrojado y aquel éter se olía por todo su ser.

— Lo siento, no soy Camus, mi nombre es Dégel y…

— ¿Dégel? ¡Vaya que te pareces a mi Camus! Pero no me importa si eres o no, o si te haces pasar por otro. No me importa, sólo quiero estar contigo. — Su mirada vidriosa corroboraba la verdad en esas palabras.

Y el joven francés, se apiadó de aquel ser ahogado en alcohol, encontrándolo cómico y disfrutando de su presencia y sus pequeños actos de borracho.

— Mira que vine a este lugar a espiar a alguien, parecido a ti, y ni cuenta me he dado del momento en que se fue. Por lo que me tendré que despedir de ti.

— ¡No te vayas! Te necesito… — Milo se aferró al brazo de Dégel. — No dejaré que escapes.

Dégel convenció a Milo que salieran de aquel bar. El francés era más alto que Milo, por lo que debía inclinarse un poco para servirle de apoyo. Al salir del bar quiso llamar a un taxi para que se encargaran de Milo, pero lo sorprendió el contacto que recibieron sus labios, el aprisionamiento de su rostro con manos ajenas, y la exploración sin permiso a su boca.

Sus ojos se abrieron descomunalmente. Todo ocurrió muy rápido. Lo próximo que vio fue a la maraña de cabellos púrpura subirse en un taxi. Dejándolo ahí, estático.

Al día siguiente

Milo corría por los pasillos del edificio: llegaba tarde. Al doblar en una esquina, chocó con otra persona.

— Ten más cuidado. — Le extendió la mano para ayudarlo a levantarse.

— Ah, lo siento… yo… — Sus ojos se agrandaron por la sorpresa. — ¡Dégel!

El mencionado le sonrió tomándolo de la mano.

— Hola Milo, qué gusto encontrarte por estos rumbos. — Le sonrió amablemente, y al recordar lo sucedido la noche anterior, le hizo sonrojarse apenado.

— ¡Lo siento! No volverá a suceder. — Su cintura fue abrazada y su cuerpo fue atraído al ajeno.

— Milo, quiero que vuelva a suceder. — Y en la soledad del corredor, Dégel le robó un beso al chico de cabellos púrpura.