Las luces se posan sobre mí en el escenario. Después de tanto practicar, es momento de mostrarle al público lo que mi esfuerzo me ha hecho alcanzar.
Mi Lopunny, Togekiss y Minccino están a mi lado. Sé que ellos también van a esforzarse, y que juntos vamos a impresionar a todas las personas que nos vean en éste set de televisión (y a aquellos que nos vean en la comodidad de sus casas).
No hay ningún músico acompañándome, sólo la pista de audio en una de las computadoras. ¿Será posible que mi canción viaje y llegue hasta ti?
La música empieza, y tengo que comenzar a bailar. Pasos simples, esos que apenas puedes hacer. Esos que tanta risa me dan cuando bailas. Esos que comencé a usar en mis presentaciones con gran éxito. Pero no puedo decirle a nadie que tú me los enseñaste.
Mi cuerpo se mueve, libremente, ligero, y los sonidos me guían en mis pasos, en mis movimientos. Como tú me guías hacia las nubes cuando charlas conmigo por el Xtransceiver. ¿La imagen de mi baile llegará a tu mente?
Y comienzo a cantar. Mi nueva canción es sobre una chica que encuentra a quien más quiere porque perdió su Xtransceiver. ¿Te suena? ¿La escucharías algún día? ¿Te darías cuenta que esa es nuestra historia? Mi canción tiene un final feliz. Mi realidad es algo diferente…
La gente me aplaude mientras canto y bailo. Mis pokémon, aunque son lindos, no tienen tanto impacto como yo. Pero qué más da. Si no estás entre ese público, todo eso es lo de menos.
Bailo y bailo. Canto y canto. Pero sólo tú me haces girar y girar como un disco.
Y en medio de todos los aplausos, de mi canto, de mi baile, me doy el lujo de preguntarme, ¿estás por ahí escuchándome?
