Piensen lo que piensen de mí, pero tengo que ser honesto, la primera vez que conocía a Koda, lo odie.
Ya sé, que malo soy, pero, ahí estaba yo, colgado de cabeza, pensando que era el ser humano transformado en oso más infeliz de todo el mundo, y lo único que necesitaba en ese momento era un osezno parlanchín insoportable, yo solo quería que desapareciera para siempre, pero no, estuvo hasta el final del día y hasta me ayudo a salir de la trampa.
Pero aun así no quería a Koda cerca de mí, había aceptado acompañarlo hasta el salto del salmón, solo porque creía que jamás conseguirá ayudarme a escapar, pero lo hizo, y luego Denahi hizo su aparición, creí que estaba salvado, pero pronto me di cuenta que no era así, mi hermano creía que el oso me había asesinado, y ahora estaba cazándome.
Logre refugiarme en una cueva, donde Koda también se había escondido, Denahi perdió el rastro y yo me sentí muy mal, una de las personas que más amaba quería verme muerto, mi dolor se vio eclipsado por Koda, quien aunque era molesto , logro distraerme de mis problemas un rato, pero aun así yo no quería acompañarlo, quería volver a ser humano y olvidar toda esa horrible pesadilla, aunque Koda me contó que había sido separado de su mama, yo era tan egoísta que solo me preocupaba por mis problemas, y no veía importancia en ayudar a un tonto osezno, de no ser porque Koda dijo que sabía dónde las luces tocaban la tierra, tal vez estaría muerto, perdido o sin hogar.
Acepte de mala gana y al día siguiente comenzamos nuestro viaje, el cual al principio fue insoportable, Koda con su incesante voz, con sus tontos juegos, deteniéndose a cada rato a platicar con un animal, dejándome en vergüenza por no saber cómo ser un oso, pero conforme seguíamos, comenzó a relajarme y hasta Koda comenzó agradarme, era amigable y al menos nunca te aburrías cuando estabas cerca, pronto, todo lo que al principio me había incomodado tanto de él, comenzó a ser lo que más me agradaba, hasta sus bromas.
Después de pelearnos por haber perdido el camino, me sentí inmensamente mal por haberle gritado, después de todo hacia su mejor esfuerzo por ayudarme, y la culpa era en parte mía, luego, me sorprendió ver como estaba asustado de los humanos, nunca antes me había detenido a pensar que pensaban los animales, y mucho menos los osos, creía que eran bestias sin sentimientos, pero Koda me mostro otro camino, me enseño a crecer.
Nuestro vínculo se hizo tan fuerte, que protegerlo se volvió algo vital para mí, cuando Denahi nos encontró en el camino de lava, la seguridad de Koda se me hizo aún más importante que la mía. Solo quería que Koda estuviera a salvo.
Por desgracia, no podía comunicarme con Denahi, y cuando mi hermano cayo del tronco, sentí que el corazón quería salirse de mi cuerpo, tenía tanto miedo, ya había perdido a Sitka, no quería perderlo a él también, por suerte sobrevivió, aunque por desgracia, seguía queriéndome muerto, y no podía dejar de sentirme culpable, por todo el dolor que le estaba causando, no lo podía soportar, solo quería decirle que estaba vivo, que no había necesidad de vengarse, que estaba bien, que no quería verlo sufrir más por mi culpa. Pero aun faltaría mucho.
Después, Koda y yo por fin llegamos al salto del salmo, y tengo que admitirlo, estaba muerto del miedo al principio, nunca había visto a tantos osos juntos, era aterrador, pero pronto todos me enseñaron que eran una enorme familia, que se cuidaban unos a otros, se divertían, y siempre tenían los brazos abiertos para uno más. Y también ahí fue, cuando me di cuenta que, quería a Koda como un hermano, era todo lo que podías pedir en un hermano menor, el oso que al principio había sido un dolor de cabeza, se convirtió en uno de mis seres más queridos, era simpático, divertido, molesto y adorable, era imposible no amarlo.
Pero también fue ahí, cuando me di cuenta del mayor error de mi vida, yo había asesinado a la mama de Koda, no podía creerlo, me sentí como un monstruo, había dejado huérfano a un pobre niño que no había hecho nada malo, quería remediarlo pero no sabía cómo.
Lleno de culpa y dolor, hui, queriendo escapar, pero Koda me encontró y no pude ocultarle la verdad, sería muy cruel y, cuando escapo, mi corazón se llenó de dolor, no quería que se fuera, me había encariñado mucho con él, lamentaba la gran atrocidad que había hecho, pero no apareció, se había ido.
Habiendo comprendido mi error, pero aun no la forma de remediarlo, fui a la montaña, deseando corregir todo, para mi buena suerte, Denahi apareció y esta vez estuvo muy cerca de matarme, pero Koda llego justo a tiempo para salvarme, me había perdonado, pero cuando Denahi fue tras él, no quería que lo lastimara, no merecía sufrir más, no me importaba si me asesinaba, solo quería que Koda estuviera a salvo.
Y por eso, los espíritus me permitieron volver a mi forma humana, también pude ver a Sitka de nuevo, estaba tan contento de volver ver a mi hermano mayor y de ser otra vez humano.
Pero cuando vi a Koda, me miraba lleno de miedo, ya lo había perdido una vez y no quería volver a perderlo, por suerte comprendí que, a pesar de mi forma, yo lo seguía amando, y que era mi hermano, pasara lo que pasara, no importaba si yo era humano y el oso, lo amaba, sabía que no podía dejarlo solo, él ahora era mi responsabilidad, y aunque me doliera dejar mi vida como humano atrás, y a Denahi, sabía que Koda me necesitaba más que nadie, Denahi era dos años más grande que yo y ya podía cuidarse solo, pero Koda era apenas un niño, y no podría sobrevivir solo.
Koda entendió mis palabras y salto a mis brazos, me sentía tan feliz porque me había perdonado, y tan asustado, por no saber que estaba pasando exactamente, y que pasaría en el futuro.
Es por eso, que me quede con él, mi vida es muy feliz a su lado, de un modo, nos protegemos el uno al otro, me alegra que todos hayan comprendido mi elección, y aunque no lo hubieran hecho, me alegraría igual, porque Koda es y siempre será.
Mi hermano oso.
Y eso nada, ni nadie podrá cambiarlo.
Nunca.
