Disclaimer: Tokyo Ghoul no me pertenece. Es propiedad de Sui Ishida.

Prólogo

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Cayo de rodillas al suelo conmocionada, llorando, gritando; sin poder creer lo que miraba. Sangre, había sangre por todas partes y justo a pocos metros se encontraba una masa de carne con trapos hechos girones. Un sombrero de color guinda estaba en las manos de Touka, un sombrero manchado de carmesí. No podía ser verdad, se negaba a creer lo que sus ojos miraban con tanta claridad, era imposible que ella ya no estuviera más, que ahora tan solo fuera un desecho de carne y ropa destrozada; que su sangre fuera la que manchaba las paredes de ese callejón.

Ella jamás la dejaría. Sería incapaz de hacer algo así, además, era buena utilizando su kagune ¿cierto? Ella estaba bien. Tenía que estar bien. Seguro que había perdido el sombrero o lo había olvidado y, lo que antes era una persona, tan solo quería regresárselo. Sí, era eso, no tenia duda. Que el color de la tela que estaba cerca de esa masa se pareciera a de su suéter solo era coincidencia, nada más.

No tenía por qué preocuparse: Koma estaba con ella, protegiéndola.

—Está bien, está bien, está bien— murmuro repetidas veces sin dejar de abrazar el sombrero.

Ellos ya debían de estar en Anteiku, así que lo mejor que podría hacer era levantarse, limpiarse e ir hacia allá, el problema era que su cuerpo no parecía responder las órdenes de su cerebro.

—¿Tonta Touka?—Se escucho como una voz la llamaba—. Creo que deberíamos busca… — guardo silencio de golpe y el sonido de algo estrellándose contra el suelo provoco un eco ensordecedor— ¡¿Qué sucedió aquí?! — grito él dueño de la voz antes de acercarse y mover su hombro con brusquedad, claramente aterrorizado.

—Está bien, está bien… — continuo susurrando sin parar, abrazando con más fuerza el sombrero contra su pecho.

Nishiki se asusto al comprender de quién era ese objeto al que Touka abrazaba con tanto ahincó.

Al parecer había encontrado antes a Hinami.