Disclaimer: Los personajes de TWD ni de TVD me pertenecen, otros personajes tampoco son de mi autoría, tanto como lugares. Yo solo escribo por y para entretener.

Recordatorio:

"" pensamientos

"" recuerdos

(cursiva) canciones que recomiendo escuchar para la escena

-diálogos-

. cambio de escena


Prólogo

"Nuestras decisiones son las que ponen al mundo en movimiento y tenemos que vivir con ello"

-¿Qué estás haciendo, Stefan?- cuestioné, prácticamente exigiendo una respuesta ante su comportamiento; mentiría si dijera que el miedo no me carcomía. Pero nada tenía sentido, Stefan había dejado inconsciente a Matt cuando estábamos buscando a Caroline y me había llevado con él, hacia Dios sabe dónde.

Estaba sentada en el asiento del copiloto, me aferraba discretamente al asiento del auto deportivo. Stefan ni si quiera me dirigió una mirada, bueno, tampoco salió absolutamente nada de sus labios.

Mi celular sonó y por muy raro que sonase, jamás me había alegrado tanto de ver el nombre de "Damon" en la pantalla. Pero esa sensación duró muy poco, pues Stefan prácticamente me había arrebatado el celular de las manos. Le miré de mala forma, como si estuviera tratando con un desconocido que se había escapado de un manicomio.

-Hola Damon- contestó él, regresándome una mirada vacía y desinteresada, hablando como si fuéramos a algún lado para pasear. –Ella está un poco ocupada en éste momento- continuó. Desvié la mirada, incapaz de sostener la suya por mucho tiempo. Un dolor e expandió por todo mi cuerpo. Me sentía impotente.

Stefan se quedó en silencio, seguro porque estaba escuchando como Damon pedía explicaciones en ése momento. Sin embargo, a pesar de mirar hacia mis manos, me encontraba atenta a la conversación, yo también quería saber lo que estaba pasando.

-Bueno, estoy haciendo mi siguiente movimiento- contestó el vampiro que iba conduciendo. –Déjame preguntarte algo, ¿qué hará Klaus si no puede crear más híbridos?-

Sentí como mi corazón dar un vuelco, mi cabeza trabajaba a toda velocidad con aquellas simples palabras. Él no sería capaz, ¿o si…?, no, Stefan, no.

Sentí como un nudo se empezaba a formar en mi garganta. -¿Qué?- le miré, buscando alguna respuesta en sus ojos, luchando desesperadamente contra la idea de que a él, a mi confidente, amigo y aún amor se le ocurriera semejante idea como algo absurdo. ¡Él no podía!.

Ni si quiera se molestó en negarlo, simplemente colgó y tiró el celular en el asiento de atrás. Lo único que podía ver era su perfil. -¿Qué estás haciendo?- exigí, elevando un poco mi voz, me estaba asustando, realmente lo estaba consiguiendo. Me removí en mi asiento. –Stefan, déjame salir del coche- exigí, pero él no respondía, ni me miraba. Tenía la mirada fija en frente, hacia la carretera, como si yo no estuviera hablando, como si no importase, como si solo fuera un objeto sin vida. -¿Me estás escuchando?, ¡déjame salir del coche!-

Nada, era como si estuviera hablando con una pared. No se inmutaba, parecía que tenía bien decididos sus objetivos aquella noche. Era inútil seguir intentando.

Me acomodé en mi asiento, impotente. Mirando hacia ningún punto en la carretera. Me sentía abofeteada, peor aún, traicionada por aquel que ya había tenido suficientes decepciones.

Un silencio se instaló, sabía bien que no planeaba dirigirme la palabra, pero con cada segundo que transcurrió el miedo en mi seguía creciendo por más que intentara que éstos desaparecieran o por lo menos disminuyeran. Mis manos se movieron solas, prendí la radio, necesitaba distraerme, sacarme los nervios que impedían continuar con un interrogatorio que anhelaba decir, para así, obtener algunas respuestas.

"…Centro de refugiados en Atlanta, es el lugar más seguro, comida, medicina, techo. Se recomienda ir mientras se busca obtener respuesta a la creciente enfermedad global… "

Cambie de estación, lo menos que quería era escuchar las noticias en éstos momentos.

"…La CDC todavía no ha encontrado respuestas para eso, pero está trabajando en ello…"

Terminé por apagarlo, prácticamente todas las estaciones hablaban de lo mismo y yo me encontraba en una situación más complicada que eso.

-¿Así que, cuál es el plan Stefan?- cuestioné con cierta ironía en mi voz, solo para cubrir el temblor en mi voz. -¿Cuál es el gran movimiento que has planeado?- Le miré, aunque perdí la esperanza de obtener si quiera una mirada.

Me sorprendió que girara un poco su rostro y me respondiera. –He cogido a la familia de Klaus para hacerle sufrir.- contestó él sin remordimientos. Le miré con exceptitud. Sin poder creerlo. –No voy a permitirle que siga haciendo daño- su mirada se desvió.

-¿Entonces qué vas a hacer?- traté de seguir sacándole información, por más que temiera las respuestas a mis preguntas. -¿Mantenerme en una cueva, secuestrada?-

Por unos segundos, que a mi parecer se convirtieron en minutos, el silencio se hizo presente, hasta que giró su rostro y la voz de Stefan sonó tan temible como mis peores temores.

-A lo mejor solo te convierto en vampiro-

Solo esa frase hizo que todo dentro de mí se desconcentrara, no… no…. no, no iba a permitir que me convirtiera en una de ellos, no, no lo quería. ¡Se lo había dicho antes!, tenía miedo de eso, sería el infierno en la tierra, no quería serlo. Imposible, prefiero la muerte antes que eso.

Sus ojos me observaban, perforándome, no podía ocultar el miedo que invadió todo mi cuerpo e hizo que mis músculos se tensaran. - ¡Para el auto Stefan!- grité, mi cara se contrajo con miedo tintineando en mi voz. Le tenía miedo… a Stefan, podía notar como mi vista se nublaba. -¡Para el auto, he dicho!- insistí. Seguí los movimientos de sus manos, sacando el celular de su bolsa.

No pude más. No podía con ese infierno, me estaba quemando. Cada minuto que pasaba con él era como si me encaminara a encontrarme con los brazos abiertos con la muerte. Una lenta y quizás eterna.

Mi mano se movió hacia la puerta, quité el seguro de manera manual y abrí la puerta. Sentí como de pronto el coche aceleraba.

-No, Elena- dijo con voz trémula el vampiro que estaba al lado mío. Sabía que él aseguraba que me era imposible hacer tal acción.

Y por un momento estuve de acuerdo con él. Pero no planeaba seguir siendo la carne fresca para todo el mundo sobrenatural, no quería pertenecer a ese mundo tampoco. Estaba cansada.

Apenas los árboles de los costados de la carretera eran borrones, estaba segura que no pasaría de esa noche, de un modo u otro. Cerré los ojos y los abrí unos segundos, sentí como una lágrima surcaba mi rostro. Giré un poco para ver a Stefan. –Lamento no haber podido con ello- solté y segundos después mi cuerpo se movió por sí solo. Me aventé del auto.

El dolor que siguió no puedo explicarlo con palabras, la hierba acarició mi cuerpo como si me diera la bienvenida. Las estrellas bailoteaban curiosas en el cielo, para saber qué había pasado. Mi rostro se encontraba contraído por el dolor.

No podía… darle tiempo a Stefan o todo sería en vano y en dado caso, solo le estaría ayudando al proceso de transformación. Me incorporé, apoyándome con mis antebrazos. La cabeza me daba vueltas, pero eso no impidió que notaran un borrón rojizo dando la vuelta. -Maldición- dije al notar como mi tobillo se quejaba silenciosamente, haciéndose notar con las punzadas que taladraban insistentemente, haciéndome arquear un poco. Me apoyé en el tronco de un árbol. No podía perder tiempo.

Me perdí en el bosque, caminando lo más rápido que podía. Quizás estaba haciendo todo esto en vano, pero no podía evitarlo, no quería terminar como había dicho Stefan, sin luchar.

Mis pies se arrastraban ligeramente, con cada minuto que pasaba el dolor se hacía más presente. Cerré los ojos un momento, recargándome en un tronco de un viejo roble. Paralizándome cuando escuché pasos detrás de mí. Aguante la respiración.

"Stefan", pensé.

Estaba tan agitada que solo cuando estaba a prácticamente un metro de mí, me di cuenta que no era el vampiro lo que se encontraba al acecho.

Unos gruñidos casi humanos salían de la garganta, sus paso se arrastraban entre la hierba.

Stefan se hubiera dado cuenta de mi presencia. Pensé, ¿será acaso algún animal?.

Sin hacer ruido o intentando, me asomé detrás del árbol, pero allí no había nada.

-Dios…- susurré, cuando giré mi rostro, lo que vi me dejó paralizada. Unas manos huesudas y gruesas me habían tomado de los hombros. Un rostro más cadavérico, repugnante y grisáceo, con manchas de sangre o al menos eso parecía, solo que más negra de lo normal, adornaban su rostro. Sus ojos saltones me veían como si fuera algún tipo de alimento, pero lo que más me dio miedo fueron esos dientes, amarillentos, casi putrefactos, le faltaba la mitad superior del labio. Esos dientes desencajados que soltaban gruñidos animales y buscaban casi con desesperación acercarse a mí para quién sabe qué. Lo empujé con fuerza, cuando recuperé el control de mi cuerpo, justo a tiempo.

Me giré y corrí con más ímpetu cuando escuché que aquellos pasos arrastrados me seguían a corta distancia.

-Por favor, por favor vete- decía repetidas veces con el miedo en cada poro de mi cuerpo.

Y quizás había sido mi imaginación pero me había parecido ver un borrón, pasando prácticamente rozando mi mejilla.

Solo entonces escuché que los pasos que me seguían se detenían y un sonido más claro se escuchó, cuando el cuerpo cayó inerte al suelo.

Me giré con cierto temor de encontrarme con aquella cosa aún siguiéndome. Pero estaba ahí, tirado, con una flecha incrustada en el cráneo. Hice una mueca de horror, pero no pude sentirme más aliviada.

Unas manos se colocaron en mis hombros y yo grité. Grité porque todo el miedo se había acumulado y no tenía fuerzas para seguir corriendo si otra de esas cosas venía a por mi. Una mano me cubrió la boca y yo solté lágrimas sin poder contenerme.

-Shh, shh tranquila- me susurró una voz al oído. –Soy yo, Damon, ¿estás bien?-

Sentía mi corazón latir a mil por hora, una sensación de alivio me recorrió todo el cuerpo. –Da… Damon- susurré con un hilo de voz, cuando hubo quitado su mano para que pudiera hablar. Me gire y lo abracé, como si mi vida dependiera de ello.

-Sh, ya, todo esta bien- trataba de confortarme, acariciando mi cabello una y otra vez. Mi respiración poco a poco regresé a la normalidad y mi corazón dejó de tener una carrera contra el mundo.

-Gracias- fue lo primero que dije cuando al menos, esa sensación de peligro y miedo hubo desaparecido, de momento. Tenía muchas preguntas que revoloteaban en mi cabeza y él lo sabía, por aquella mirada que me perforaba. Me sequé las lágrimas con la manga de la blusa.

-No es el mejor lugar para platicar- comentó entonces Alaric, haciéndose presente, con una ballesta en mano. –Podrían venir más de esos, el bosque de noche es el lugar menos seguro que puedas encontrarte éstos días- comentó, haciendo hincapié cuando se escucharon gruñidos algo lejos. Mi cuerpo se tensó. –Vamos- apresuró Ric, no necesitaba decir más, tampoco es como si deseara quedarme en ese lugar.

Ahora lo único que quería era respuestas e irme a mi casa.


N/A:

Bueno, esta idea es algo rara, pero me gusta, déjenme saber si les agrada o no para continuar con la historia o dejarla de lado xD

Se aceptan ideas, tomatazos, etc

Os quiere BCM