Bueno, Este escrito esta dedica a Adunafael por su cumpleaños. ¡te guste Hermana!!, si no, puedes mandarme mi jitomate a traves del GO xD puedes estar tranquila si esta historia no te gusta, tengo otras ideas en mente donde los protagonistas seran los mismos xD

A Cualquier otro que lea. Espero les guste igual. See ya

La Perdida

Caminaba entre las tumbas del Cementerio de Montparnasse, mientras el Crepúsculo teñía de los colores rojizos el cielo palpablemente azul, para cualquier otro, aquella imagen hubiera ido de lo hermoso, hasta lo espeluznante, pero no para ella. Llevaba un vestido de Capucine Puerari en color azul celeste, el color que a el le encantaba. La parte del cuello estaba hecha en cuadro, abultando sus pechos nada despreciables, se cernía a su tronco dándole una figura mas esbelta pero la caída en libre era precisa remarcando sus caderas bien delineadas, desplegándose por todo su cuerpo, las mangas eran de tres cuartos con encajes. Su joyería de plata iba completamente a juego con el atuendo. Para cualquiera que la viera entre las tumbas del lugar, diría que era un ánima sin descanso eterno, tal vez no era un ánima y no necesitaba descansar, pero necesita vagar por las tumbas. 140 años, era el tiempo que llevaba con ese ritual, sin duda ella había dado honor a esas leyendas de fantasmas en los cementerios. Siempre a principios de otoño, siempre el mismo día, ella tenia que vagar por cualquier cementerio que estuviera cerca de donde ella se encontrara.

Sabía que no hallaría tumba alguna con su nombre, dudaba que existiera una tumba para vampiro alguno que no pudiera resucitar a base de sangre y ayudado de su natural inmortalidad.

Con toda la lógica en su contra ella siempre caminaba entre los mausoleos o las lapidas. No miraba el nombre, con tal de no romper el encanto, le gustaba imaginar que en ella estaba inscrito "Lothian Cromwell, Amado maestro y amigo" la fecha de nacimiento y defunción no eran necesarias por que los números no cuadrarían con los de una vida humana; también sabía que el pequeño y simple epitafio no era suficiente para abarcar todo lo que para ella había sido su creador.

140 años y no podía dejarlo ir. Tenía miedo de hacerlo, después de todo ¿Qué le pasa a un vampiro muerto?

Llego a una tumba que tenia terminado de cobre y de un fino mármol, sin duda de un rico pero ella no quería saber del verdadero dueño, si no del que ella imaginaba, de nuevo rezo a sus adentros, no con los que la iglesia –sea cual sea-imponía, si no con un rezo diferente que salía de lo mas profundo de su dolor, el dolor causado por alguien a quien se ha amado mucho, rezaba por y para EL. Incluso parecía que el era su único dios del que ella era capaz de creer, uno que si había estado a su lado y la había salvado de las tristeza a la que estaba condenada de haber sido mortal hasta que su cuerpo se pudriera al igual que el resto de los que estaban enterrados ahí. Para ella una figura incrustada en una cruz con el rostro desfigurado por el dolor y rezando por sus hijos no era un dios, tal vez por que ella había dejado de ser una de sus hijos, si se guiaba por las supercherías mortales, según ellos, era una maldita bebedora de sangre. Lo cual le parecía una reverenda estupidez, si, admitía haber asesinado a cientos de personas en su inmortalidad, pero después de todo ¿No un vampiro tenia que beber sangre para subsistir? Por que eso era, lo mismo que había sido el ser al que le lloraba en ese momento, un criatura pagana que se alimentaba de los humanos. En su opinión, no había ningún mal en ello, pero no por que fuera diabólica, era cuestión de lógica y perspectiva. Eso es lo que pensaban Lothian y ella, un vampiro era incluso menos cruel que un humano, el vampiro mataba y bebía de sangre humana por que ESA era su necesidad tal como un humano mataba a un cordero o una vaca, cuestión de alimentarse; en cambio el humano desencadenaba una sangrienta ola de masacre a lo largo de su historia con justificaciones tontas como Paz, Salvación, Religión entre otras, para ocultar la simple y bruta realidad, deseo de matar. Si por el dios de los humanos fuera, ella esta condenada a los infiernos por matar y beber de humanos, pero, ¿No se gana algo de crédito por solo hacerlo estrictamente cuando era necesario? Soportando la sed tanto como le fuera posible y alargando el plazo con sangre animal o solo bebiendo la necesitada. Eran solo meras justificaciones, pero una necesidad es una necesidad.

Desde luego que ahora ponía en tela de juicio todo aquello, necesitaba creer que nada de lo que ella era o hacia merecía condena, no por que tuviera miedo a su destino si algún día su muerte y el fin a su inmortalidad le llegaba, eso era nada ante su verdadera preocupación, el destino de Lothian.

Necesitaba creer que no existían infierno o cielo donde mandar a un ser que su único pecado fue convertirse en algo, que según los humanos rompía las reglas de manera abominable. Por que Lothian la había salvado a ella, la había cuidado y le había entregado un tesoro que sigue cultivando y apreciando con el mismo ahínco que la primera vez que se lo dio, el conocimiento. Aun puede visualizar a Lothian con su mirada llena de cariño y compresión, su alegría cuando empezó a escribir y a leer, las largas noches en las que el gustaba de escuchar su voz de soprano leyendo los interminables títulos de autores reconocidos y olvidados, donde practicaban las teorías y estudiaban la astronomía tanto como ella quisiera. Ella era una niña que ansiaba mas y mas y el, el padre, amigo y mentor que paciente le enseñaba tanto como ella exigiera, para luego ser, el amante. Aun sentía en su piel el delicioso tacto que la acariciaba con premura pero con la delicadeza exacta, por que sabia que ella aun guardaba un alma de niña en esos términos, y el siempre fue paciente. Lothian jamas le exigió nada ni le impidió nada, tanto como quería el se lo daba, aunque ¿Por qué ella le contestaría de otra manera, si no con amor? Adunafael no podía pensar en haberle respondido de otra manera que con la misma devoción que el se entrego. Le amaba. Tal vez no como los libros románticos o la historia define el amor entre dos seres, el amor de ellos no tenia definición ni rango, era simple y vanamente, amor. Por ese amor se veía necesitada de rezar que Lothian no tuviera que pagar ningún precio, cada cuanto que podía se preguntaba el destino de los vampiros que morían, si tenían alma ¿A dónde iba? Si no la tenían ¿Qué pasaba? Era sabido que la materia no se crea ni se destruye, solo se trasforma ¿En que se trasformo Lothian ahora que no era físico?

-Te extraño, cariño- le murmuro a la tumba imaginando que era de el. Se levanto y volvió a caminar mirando al cielo que ya estaba oscureciendo casi completamente

-No logro perdonarte, vuelve a mi para poder enojarme contigo como es debido- suspiro y agacho la mirada- No es justo, ahora muerto, por mas que quiera no puedo enojarme contigo. Vaya heroísmo que se te ocurrió cometer- sintió que lo tenia junto a ella y la escuchaba atentamente, sentía que sus ojos escocían por las lagrimas que jamas aparecían- Me enseñaste todo sobre todo, pero jamas me enseñaste a vivir sin ti. 140 años, cariño, y no puedo comprender que no estas aquí, que tengo que vivir…aun no se como andar sin ti- si el estuviera ahí, sabia que la hubiera escuchado en silencio y cuando sus ojos se encontraran vería todo el arrepentimiento del que el era capaz de entregar, tan nítido como cuando ella despertó de su transformación y el creyó que la había condenado pero en realidad, la había salvado. Hubiera escuchado su voz de tenor decir un simple "Lo Siento" entre cortado, fugaz y dolorido del que Lothian era capaz de entregar. Asi era el, tal vez a primera vista era tan frió y distante, inalcanzable; pero para Adunafael, las pocas veces que expresaba su corazón con palabras eran tan palpable que sentirse con el era imposible

-Jugaste con trampa, pequeño truhán- le regaño con ligera sonrisa-Vuelve a mi por favor, Lothian- y a su imagen vino la desesperada carrera por su supervivencia, cuando el la oculto y engaño a los cazadores para que lo siguieran a el, cuando ella le suplico que no la dejara y el la encerró en esa cripta. Y luego, en su interior cuando sintió que el había desaparecido de este mundo. Eran hermanos de sangre, el había bebido de ella y ella de el, era como tratar de separar algo que siempre fue uno. Su relación era simbiótica, y aunque tal ves uno pudiera sobrevivir sin el otro, era casi imposible imaginarlo asi ¿Podría alguien entender, aparte de ellos, lo complejo de su relación?

Cruzo al fin la puerta de entrada del cementerio, ni siquiera se giro a ver.

Pronto los aromas la bombardearon, cientos y cientos de aromas suculentos que la llamaban mientras su garganta le susurraba que era hora de complacerla y su tripas se encogían en común acuerdo ante la idea, sangre.

De acuerdo, bebería esa noche, sus ánimos no estaban para luchar contra la sed. Camino como zombis por las calles del París mientras dejaba a sus instintos escoger el "platillo" del día, el de mejor olor.

Su instinto lo llevo hasta un hombre de unos 30 años con sus ropas de la marina tan blancas que parecían brillar, no le tomo importancia. El típico filtreo, caminar por ahí solas y beber. Sus dientes se encajaron en el cuello del muchacho del cual ni si quiera tomo molestia de ver si era atractivo o no, ni siquiera aquel murmullo que le venia a su mente de las voces quedas que trataban de filtrarse. Un viejo don que por mas que intentaba no lograba pulir. Soltó su presea justo en el momento exacto en el que el chico se desmayo, no se preocupo por nada, sabia que al despertar el chico creería haberlo soñado a causa del exceso de copas, no tenia placer al beber. Simple necesidad.

Suspiro nuevamente, era tan patético dejarse llevar por ese enredijo de sentimientos siempre. Miro hacia el cielo

-A tu salud, Lothian- una leve sonrisa se figuro en su rostro, imaginándolo a el con su manera tan sensual y precisa maestría con la que cazaba. Su gran cuerpo atrayendo a las victimas como la flor carnívora atrae a las moscas. El misterio y la promesa de peligro es lo que siempre hace que los humanos vayan estupidamente, queriendo un poco de adrenalina en su vida.

La sangre nueva en su sistema fue como un antidrepesivo muy eficaz, empezó a ver todo nuevamente como si sus sentidos vampiricos hubieren sido anestesiados y nuevamente activados, causas de la pena. Miro a su alrededor, estaba en la zona baja, cerca del Rió Sena, podía escuchar las tabernas y la música Jazz que ambientaba los lugares, el blues. Oía las futuras riñas y la gente riendo, un hombre que tramaba junto a sus secuaces un robo al banco, una mujer que encaraba a su acosador para que la dejara en paz con su chantaje de acusarla con su esposo, típicas vidas, típicos problemas. Se encamino para recorrer el tramo del río Sena que acariciaba la tierra, necesitaba espacio y la soledad y abandono de aquella zona se lo daría.

-Hiciste conmigo un desastre, Lothian. Jamas debiste abandonarme- y como respuesta sintió aquella punzada, ese tenue dolor, el sentimiento de que algo de ella era arrancado y fundido con el vacío del mundo. Su creador murió y con el un parte de ella. ¿Cómo se podía matar dos partes.