Seddie.
Si no te gusta el contenido adulto, es decir situaciones aptas para personas con el criterio formado, estás leyendo el fanfic equivocado.

Los personajes de iCarly no me pertenecen. Sólo los tomo prestados por lo que dure la historia. Pertenecen a Nickelodeon y a su creador.


Era la primera vez que tuve un impulso de esa índole.
Nunca pensé que ella sería precisamente la causante de originar sentimientos tan intensos y menos que estos me llevarían a actuar en contra de todo lo que siempre creí.

Estaba pelando con Sam, como siempre. Ella no se cansa de molestarme por los excesivos cuidados de mi madre. Estábamos solos en el estudio viendo como mejorar el audio y Carly estaba en el primer piso ayudando a Spencer con una de sus esculturas.

Eran ya tantos los años aguantando cada uno de sus insultos, que ya era casi inmune a sus ofensas.

Pero esta vez ella se metió con mi supuesta falta de hombría. Y yo perdí un poco los estribos.

Ella ya era mucho más baja que yo, los años han hecho que las diferencias entre nosotros se noten cada vez más y me puse frente a ella, desafiándola, tratando de que se diera cuenta de que las cosas ya no son como antes, de que ella ya no tiene la misma fuerza ni el mismo poder sobre mí.

Pero ella no se inmutó.

Ella podía ser pequeña, pero su carácter era tan fuerte que ni mi altura podrían hacerla sentir algo de temor, y menos frente a quien ella ha convertido en su blanco de burlas y maltratos.

Pero yo estaba decidido a lograr que ella me tuviera un poco de respeto.

Como Sam no me tomó en serio, le agarre los brazos y vi en sus ojos que se sorprendió por eso, pero después una confiada sonrisa surgió. Ella sabía que yo finalmente no haría nada, y ella misma haría que me arrepintiera de haberme acercado tanto a ella. Pero esta vez yo no estaba dispuesto a dejar las cosas así.

Coloqué sus brazos tras la espalda y pude ver como eso no le gustó nada. Y me lo hizo saber moviéndose, tratando de soltarse.

Pero a mi no me importó, en esos momentos sólo quería doblegarla, y al tener las manos ocupadas y sin posibilidades de poder soltar un poco el agarre (eso podría haberme costado la vida), estábamos muy cerca, invadiendo el espacio vital del otro...

Nos quedamos mirando desafiantemente y puedo jurar que por un segundo vi algo de incertidumbre en sus azules orbes.

Y la miré fijamente a los ojos, tratando de transmitirle que yo ya no era el niño con el cual podía meterse sin sufrir ninguna consecuencia.

La vi, fijo a sus ojos claros, sus labios y desee estar aún mas cerca. No sé por qué, pero lo hice. Al aproximarme un poco más, ella abrió los ojos. Eso no se lo había esperado, y la comprendía, porque ni yo lo entendía.

Y sentí… sentí esos pechos chocando contra mi torso. Fue una experiencia extrañamente alentadora. Y muy adictiva… y sentía que tenía que mirar esa unión.

Había escuchado los comentarios en los vestidores de otros que ya tenían experiencias más significativas con el sexo femenino. Y más de alguna vez había oído decir que si no le temieran tanto, les gustaría sabes que se sentía tocar a Sam. Con esos comentarios nunca me sentí cómodo, sentía que era una falta de respeto pensar así de mi amiga, pero no por eso yo dejé de notar que Sam… estaba muy bien proporcionada…

Me sentía eufórico. Tenía a Sam acorralada y extrañamente silenciosa, pero con ella nunca se sabe, decidí no confiarme de eso.

Su mirada bajo y se dio cuenta de que era lo que yo miraba con tanta atención y se sonrojó. Y lo juró. Verla tan vulnerable ante mi hizo que yo no luchara mas contra mis impulsos y la besé. Ella luchó por soltarse pero yo había hecho mis ejercicios y podía manejar la situación.

No quería soltarla, quería besarla y saciar la necesidad que acababa de descubrir. Me gustó imponerme de esa forma, me gustaba estar tan cerca de ella.

Ella no luchó más, pero tampoco me correspondía. Me hubiese gustado seguir besándola pero yo sabía que el actuar así no estaba bien. Y la solté, preparado para que me pasara lo que tuviera que pasar, esta vez yo sentía que me merecería cada cosa que ella pudiera hacer o decirme.

Sin forzarla ella se quedó unos segundos junto a mis labios.
Pero ella no dijo nada.
Apenas la solté me miró como si nunca lo hubiese hecho antes y bajó corriendo.

Estaba en problemas. En serios problemas.

Mi intención no fue esa desde un principio, sólo se dio de esa forma.
Estaba avergonzado de lo que había hecho, nunca se le hace algo así a una amiga. Y menos si esa amiga es Sam.
Decidí esperar un poco para que las cosas abajo no estuvieran tan tensas, seguro Carly también se enojaría conmigo y todo se iría a pique.

Tenía que hablar con Sam y pedirle disculpas. Visto desde un punto de vista racional había violentado a mi amiga. Me arrepentía de la forma. Pero lo que había sentido al tenerla así, casi a mi disposición, había sido cautivante. Pero no estaba bien.

Bajé temiendo lo peor, peor al llegar sólo me encontré a Carly bañada de pintura y a Spencer tratando de apagar un incendio. Pero no había rastros de Sam.

- ¿Y Sam?

- Sam se fue hace unos minutos.

- ¿Se fue?

- Si, su madre la estaba esperando abajo. Fue lo que dijo antes de salir.

- Ah… ¿Pero no había dicho que su madre se había ido con su nuevo novio? Pensé que ella iba a dormir aquí.

- Es cierto. Pero ya conoces a Sam. Quizás sólo queria ir a comprar un grasito ¿Terminaron lo que estaban haciendo?

- ¿Qué? ¿De qué hablas? ¡No estábamos haciendo nada!

- ¿No estaban haciendo pruebas de sonido?

- Ah… Si. Ya está todo en orden.

- ¡Qué bien!

- Si, bueno, me tengo que ir.

- Nos vemos luego Freddie.

Desde ese día aunque nada cambió, en apariencia, Sam me evitaba. Ni siquiera me miraba si era posible. Me respondía por cortesía o para que Carly no preguntara algo al respecto.
Nunca se quedaba a solas conmigo e inventaba cualquier excusa para irse antes de dónde estuviéramos.
Tenía que admitirlo. La extrañaba.
Aunque no me arrepentía de haberla besado, la forma en que lo hice no fue la adecuada.

Sam me gustaba y Carly también. Pero lo que sentí por Carly siendo más joven era un amor idealizado y platónico. Nunca me fijé en el desarrollo del cuerpo de Carly, no me importaba, la verdad. Pero con Sam… siempre fue más real y mucho más frustrante…

Ese pelo rubio largo y salvaje como ella misma, sus ojos azules, sus gestos, esa boca que engulle de todo, su cintura bien definida y esos pechos que aunque no toqué, sentí… Siempre imaginé que ella debía ser muy apasionada…

El chico que la consiguiera finalmente iba a ser un muy afortunado. Ella era única en su especie.

La clase de gimnasia ahora ya no era una tortura para mí, pero sabía que ahí vería a Sam jugando volleyball y sin equivocarme ahí estaba, como siempre, era la mejor. Aunque no tenía puesto el uniforme de las chicas, verla acabar con cada una de sus contrincantes... me pareció sexy. Comencé a angustiarme por un problema en mis pantalones, y justo, por un breve instante, que pude muy bien haber imaginado, nuestras miradas se encontraron y me sentí como si me hubieran capturado cometiendo un crimen in fraganti. Desvié la mirada tan rápido como fue posible, y decidí que era mejor retirarme. Aún me sentía medio incomodo.

La típica charla de hombres en los vestuarios se hacía presente una vez más y yo no estaba de ánimo para oírlos. Pero cuando ya estaba por salir del lugar, porque ya estaba listo, oí algo que no podía ignorar. Estaban hablando de Carly y Sam. Comparándolas. Como si existieran los parámetros para poder medirlas.

Las dos eran perfectas muy a su manera. Pero obviamente al ser tan conocidas por el show, siempre eran mencionadas.

El típico debate de "me gustan más las rubias" o "prefiero a las de pelo oscuro" hasta que oí: "que no le haría a Puckett, si pudiera sujetaría a esa rubia que le hace falta que un hombre la domine y se lo ponga a la fuerza"

Fue que me di cuenta de que tenía a Aidan Fuller contra de la pared con mi puño en dirección a su cara.
Yo no he sido nunca un hombre violento, pero que se refirieran de esa forma tan grosera a una de mis amigas no era algo que yo fuera a dejar pasar.
Fui capaz de controlarme, pero no sin antes advertirles a todos que con Carly y con Sam no se mete nadie.

Al salir de ahí, aún seguía un poco alterado.

Yo no quería que nadie se refiriera a ellas de esa forma y tenia que admitir que un sentimiento de posesión se apoderó de mí. No me gustaba que fantasearan con Sam, una cosa era oír lo linda que estaba y lo inalcanzable que parecía. Pero imaginarme a alguien…dentro de ella. Me hacia sentir enfermo.

Deseaba volver a sentir lo que había sentido al estar con ella, pero no era posbile porque ella no dejaba de evadirme. Por el buen camino no iba a conseguir nada. Sam es demasiado hábil para evitar todo lo que no deseaba, de hecho aún no entendía como es que Carly no se daba cuenta de que las cosas no estaban del todo bien.

Desperté agitado y ansioso, no quería levantarme pero ya había despertado definitivamente. Al mirar el reloj vi que eran las 03:17am. Y el sueño parece haberse esfumado del todo.

Al volver a mi cama después de ir al baño, vi a alguien sentado en mi cama, y cuando estuve a punto de gritar, oí la voz que casi no había oído en los últimos días, pero que siempre sería capaz de reconocer, pidiéndome que por favor no gritara… la voz de Sam…


Un Seddie un poco OoC.

Aunque no estoy acostumbrada a escribir cosas que se salgan de lo ya establecido, me sentí un poco más creativa que de lo acostumbrado.