Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.

Madre Teresa de Calcuta

Prefacio

A ku cinta kamu "Te amo"

Esa fueron sus palabras, paro no significaban que se quedaria con el.

Un error le había costado el amor de su vida.

Un estúpido error, fue capaz de enfrentarse a Jace, a sus padres y a los cazadores de sombras, a medio submundo; pero no al tiempo no a la muerte.

El un cazador de sombras; cuantas veces no se había enfrentado a la muerte, tantas.

Que era el tiempo para él, la vida de un cazador de sombras era tan efímera, salían a luchar sin saber si sería su última noche.

Pero amaba tanto a Magnus, tanto que dolía, dolía saber que en un solo segundo no volvería a verlo, no vería otra vez sus ojos verdes brillantes como esmeraldas, su risa chispeante, su extravagante forma de vestir, su forma de ser tan única, el cómo se desperezaba como un gato por las mañanas, amaba cada maldita cosa de él, buena o mala; amaba como es que siempre estaba de tan maldito buen humor para él, amaba como decía toda clase de cosas vergonzosas que lo hacían sonrojarse hasta las orejas, Sus frases irónicas (que casi nunca entiendo), en como lo mira con condescendencia cuando perdía el hilo de las cosas, en cómo era increíblemente desordenado y estaba tan a gusto con ello, amaba su increíble ego que llegaba a competir incluso con el de Jace, amaba lo listo que es, como lograba tranquilizarlo sin lograr exasperarse, su increíble manía por las fiestas y el purpurina; él es un completo desastre y lo amaba por ello, simplemente por ser el.

Pero...ya no estaba y era su culpa su maldita culpa.

Magnus tenía razón en haberlo dejado.

Por el ángel, intento acortar su vida; cuando lo que debió haber hecho era disfrutar cada momento a su lado.

Es cierto el solo le hacía daño, por el Magnus se había involucrado en más de una batalla que estuvo a punto de terminar con su vida, cada vez que lo necesito él estaba hay para él, arriesgando su vida dándolo todo por él y el que había hecho por Magnus solo le había traído problemas.

No, el no merecía a Magnus; nunca lo hizo y muy en el fondo él lo sabía y por eso siempre fue tan inseguro, jamás podría el ofrecerle algo lo suficientemente valioso que lo hiciera merecerlo.

Sabía que estaría mejor sin él, que Magnus sabría cuidarse solo, que de echo necesitaba a Magnus más de lo que Magnus a él.

Que debía dejarlo ir, que solo se hacía daño así mismo; pero no podía, no podía.

Lo que sentía por Magnus, estaba más haya que cualquier otra cosa.

Dolía simplemente dolía, su amor por el dolía.

Pero pensar siquiera en estar lejos de él...

Sentía que le oprimía el pecho, que se ahogaba.

Se sentía vacío, desecho.

Sentía tal desesperación.