Amores Pasados

Por: Stephanie Duvergé

MIZUHO

Capítulo 1

Un Te Quiero y Un Adiós

Era Feudal

La pequeña Rin seguía a su amo feliz, sin embargo, ya no era una pequeña, su cuerpo había cambiado, crecido, haciéndose más curvilíneo y deseable para los hombres humanos y youkais. Su protector la había instruido en artes, en defensa y con las clases de la pareja de su medio hermano, le habían enseñado a leer y escribir, así como las matemáticas. Una noche, luego de cenar, Rin le pidió a su amo que le complaciera el deseo de conocer la era futura, como le habían ofrecido, con dudas, pero anuente, su amo aceptó dejarla ir por dos días.

Su amo detuvo la marcha. Estaban rodeados.

-Jaken.

El pequeño sapo demonio golpeó su báculo de dos cabezas contra el suelo y de la boca de una de las cabezas salió una llamarada que los rodeó en un torbellino, Rin supo que iba a derramarse sangre.

-Sesshoumaru-sama…
-Pégate a mí.

La joven obedeció sin dudarlo y recordando la última vez que no lo hizo, él tuvo que recurrir a Tenseiga para resucitarla. La estola que siempre colgaba de su hombro, cobró vida y la cubrió. Unos hombres salieron de sus escondites.

-Danos a la humana.
-Cómo osan ofender a Sesshoumaru-sama?

Una flecha hirió al sapo que defendía el honor de su amo. Sesshoumaru empuñó a Tokyin.

-Sesshoumaru-sama… no mate… me lo prometió…

Sesshoumaru no bajó la guardia. Los hombres se abalanzaron contra él, un mandoble fue suficiente para terminar la pelea. La estola dejó de cubrir a Rin.

-Sesshoumaru-sama…

Al ver a su alrededor, Rin sonrió y lo abrazó.

-Cumplió su promesa!

-Amante de monstruos!

De la nada salieron varias flechas dirigidas a Rin, Sesshoumaru detuvo ambas flechas. Vio a Rin y su cara tuvo aún menos expresión que la acostumbrada. Rin tenía los ojos bien abiertos, su espalda arqueada y su boca abierta, de la misma, un fino hilo de sangre que salía.

-Rin…

Sesshoumaru tiró las flechas para atrapar su cuerpo que caía al suelo. Descubrió una tercera flecha en su espalda, la sacó provocándole un desgarrador grito lleno de dolor. De la rabia, lanzó la flecha al supuesto lugar de origen, asestando en el pecho del arquero.

-No! Sesshoumaru-sama… su promesa…

Sesshoumaru la tomó en brazos, se paró junto al cuerpo del sapo y un destello los cubrió antes de volar de vuelta al castillo. Los sirvientes bañaron y vendaron la herida de Rin, haciendo uso de Tenseiga, le devolvió la vida a Jaken.

-Gracias, amo bonito!

Sesshoumaru fue hasta las habitaciones de Rin, la youkai encargada de su cuidado, salía en esos momentos con una vasija de barro en las manos, se la entregó a un youkai que la esperaba afuera y el demonio desapareció. Sesshoumaru entró en la habitación. Rin respiraba con dificultad, sudaba copiosamente y temblaba.

-No la bañaron?

-Sí, amo. Pero ha perdido mucha sangre…

-Va a estar bien?

-Es una humana, mi señor…

Aquellas palabras eran casi una sentencia de muerte. Sesshoumaru se sentó junto a su futón.

-Déjanos solos, que nadie entre.

La youkai se retiró con una reverencia. Sesshoumaru removió el cabello pegado a su rostro por el sudor. Rin abrió los ojos y sonrió.

-Voy… voy a morir…

-Y por eso estás feliz?

-Sí… porque… voy a… morir… por… salvarlo…

Sesshoumaru no pudo evitar conmoverse con las palabras de su pequeña. Aunque en un principio, no soportaba a los humanos, la pequeña se había abierto paso a su corazón y ese cariño hacia la niña, se había convertido en amor hacia la mujer. Vio una gota de sangre fresca, la tomó en sus dedos y la probó, cerrando los ojos, vio el ataque nuevamente en su mente. La tercera flecha iba dirigida a él y ella se interpuso. Abrió los ojos de golpe y de inmediato reguló su respiración.

-Gracias, Rin…

Rin sonrió, no necesitaba nada más para morir feliz.

-Pero no era necesario…

Rin cerró los ojos, sentía la herida arderle. Sesshoumaru sintió el olor a lágrimas en el ambiente. Se levantó y se marchó.

…………………………………

Durante los días siguientes, el estado de Rin empeoró significativamente. Sesshoumaru estaba a punto de salir del castillo, un joven sirviente corrió tras él.

-Sesshoumaru-sama!

El youkai cayó de rodillas frente a él.

-Sesshoumaru-sama… Rin… Rin está agonizando… pide verlo…

Sesshoumaru dio un paso adelante. Arriesgando su vida, el joven sirviente le habló nuevamente.

-Sesshoumaru-sama… va a morir… concédale su último deseo.

Sesshoumaru alzó vuelo, el youkai se quedó viendo a su amo en los aires. Horas después, Sesshoumaru volvió con una pequeña bolsa de hierbas frescas. Notó a todos sus sirvientes tristes. Entró en la habitación de Rin, la nana y Jaken lloraban junto a ella. Sesshoumaru se acercó a ella y no tuvo que tocarla para saber que había muerto. El sapo le habló con tono desafiante.

-Porqué no vino? Sesshoumaru-sama, ella quería despedirse… porqué no vino?

Sesshoumaru no podía hablar. El sapo lo volvió a desafiar, como toda respuesta lo pateó plasmándolo contra la pared. Apretando mandíbula al máximo, se acercó a Rin y haciendo uso de Tenseiga, intentó devolverle la vida. Lo logró, pero su cuerpo estaba muy débil, sacó una daga de sus ropas y se cortó la mano, la apretó contra su boca haciéndola consumir su sangre. Al principio ella se negó, pero luego agarró la mano y se tomaba la sangre con voracidad, con un hambre que sólo aquella sangre podría saciar. Sesshoumaru se acomodó detrás de ella y la dejó tomar hasta que se saciara. Tomó las hierbas que había llevado y se las comió.

Mientras Rin dormía, la herida de Sesshoumaru comenzó a sanar. Dos días después, no existía marca de la herida. Rin estaba recuperada gracias a toda la sangre de Sesshoumaru. La herida en su espalda, había cicatrizado en forma de estrella, adoptó el color de las marcas en el rostro y cuerpo de su amo.

Siguiendo su aroma, fue hasta los establos, donde Rin estaba con el dragón de dos cabezas, A-un. La joven acariciaba su lomo compartido y sonreía. Al ver a Sesshoumaru, la sonrisa se desvaneció.

-Ven a entrenar.

-Sí, amo.

Rin se despidió del dragón y caminó tras su amo, llegaron a un área un poco alejada del castillo, pero dentro de los terrenos, Sesshoumaru le proveyó de una espada y armadura, Rin tomó la espada, dejó la armadura a un lado.

-La armadura.

-No la usaré.

-Puedes herirte.

-Pues me heriré.

Sesshoumaru se quedó viéndola. De dónde salía esta repentina rebeldía, le hablaba apretando los dientes y con coraje en sus palabras. Rin comenzó el ataque sin previo aviso y logró cortarlo en la mano. Se quedó en guardia, con la espada al frente. Sesshoumaru se vio la herida.

-Ya sé que no le importa, ataque!

Sesshoumaru la atacó como siempre lo hacía, sólo le tomaba unos minutos derrotarla, sin embargo, esta vez tuvo que aumentar el nivel de protección, teniendo a última instancia que detenerla con el campo de fuerzas.

-Cobarde!

-Es suficiente.

-No lo es! Cobarde! Termine el duelo!

-No es un duelo!

-Lo es!

Sesshoumaru empuño a Tenseiga y la atravesó con la misma. Rin se quedó impávida, sin embargo, en lugar de dolor, sentía una calidez que la envolvía.

-Terminó el duelo.

Sesshoumaru retrajo la espada y la devolvió a su vaina. Rin cayó de rodillas.

-Porqué no fue? Porqué no fue!

-…-

-Sabía que estaba muriendo y no fue! Por qué! Yo no quería volver! Para qué!

-Debes mantenerte viva.

-No quiero! No quiero una vida como esta! No quiero vivir rechazada por los humanos y rechazada por los youkais! Y mucho menos vivir como un hanyou!

Rin tenía las lágrimas al borde de los ojos, apenas podía ver, sentía el frío apoderarse de los mismos, se pasó las manos por ellos y el líquido quedó cautivo en sus dedos, en un ademán de sacudirlas, las cristalinas gotas se perdieron en el suelo.Sesshoumaru pudo ver sus ojos cambiar de color a un dorado tan intenso como el suyo.

-Qué tanto le importa que una simple humana continúe con vida? De que rayos le sirve ésta esclava?

-No eres mi esclava.

-Qué rayos soy entonces!

-De ser mi esclava, no dormirías en las habitaciones del castillo, no comerías las comidas del castillo y mucho menos te concedería conocimientos.

-Deje de hablar disparates!

-Eres mi protegida.

Sesshoumaru se marchó, se pasó el resto del día en sus habitaciones, buscando la manera de esconder los sentimientos hacia su protegida. Pasaron varias semanas sin que se hablaran. Sabía que su medio hermano iría al castillo, sabían de los poderes ocultos de Rin y ahora era tiempo de sacarlos a flote, ella sería la nueva morada de la perla de Shikon. La guardiana permanente, por eso se le había instruido en artes de defensa y pelea.

Cuando el hanyou y la miko llegaron, fueron recibidos por Jaken. Los guió hacia Sesshoumaru.

-No está lista.

-Dónde está?

-Inuyasha-sama! Kagome-sama!

Kagome la saludó con el abrazo que ya era costumbre. Por infiltrado, Sesshoumaru la vio sonreír por primera vez en semanas. De inmediato, Inuyasha y Kagome se dieron cuenta del cambio en Rin. Cruzaron miradas y vieron a Sesshoumaru.

-Perdió mucha sangre.

-Ah! Eso… el amo me dio un poco de su sangre para que no volviera a morir…

Durante el almuerzo, al que Sesshoumaru no se presentó, Rin les contó lo sucedido. Se pasaron toda la tarde juntos, al anochecer, Rin entró en sus habitaciones, se desvistió y entró al baño, rato después, salió cerrándose la yukata para dormir.

-Hace tanto frío, que creo que no debí bañarme…

-Esta noche no debiste hacerlo.

Rin se dio vuelta de inmediato, Sesshoumaru estaba en su habitación.

-Sesshoumaru-sama!

-Mañana te vas con ellos.

-Pero amo…

-Te irás a su era y vivirás allá.

-No!

-No puedes volver aquí.

-Porqué!

Sesshoumaru tomó su rostro entre su mano, se acercó tanto que podía saborear su aliento.

-Te has vuelto insolente y rebelde. Obedece cuando te hablo.

-Yo no quiero irme!

-Te irás porque yo lo ordeno!

La furia de Rin, combinada con su excitación, fue más de lo que Sesshoumaru pudo soportar y sin pensarlo dos veces la besó. Saboreaba divertido aquella boca que era sólo suya y que siempre lo sería, el aroma de Rin ya no era el de una niña, era el de una mujer, una hembra en celo, lista para tener su camada. Se separó de ella.

-Es por tu propio bien.

Rin se quedó viéndolo.

-Alguna vez lo volveré a ver?

-…-

-Sesshoumaru-sama, si me voy, lo volveré a ver?

El mutismo de su amo lo decía todo. Rin se acercó a él.

-No se haga el mudo! Usted tiene sentimientos! Debe tenerlos! Sino, estaría muerto! Porqué me besó?

Sesshoumaru la vio pegarse a él y remover su armadura.

-Lo he ayudado tantas veces que la puedo quitar con los ojos cerrados. Conozco su aroma y lo siento aún antes de que me diera su sangre… pero desde que la tengo, me siento tan confundida con respecto a usted.

La pesada armadura cayó al suelo. Sesshoumaru continuaba sin moverse.

-Deje de verme como a una niña, deje de verme como su protegida. Porqué no me ve como a una mujer?

Rin soltó el nudo de la cinta a su cintura. La tela se aflojó a sus hombros y comenzó a resbalar hacia abajo. Rin se detuvo al no ver cambios en él.

-Aún está con esa estúpida obsesión, no es así? Hijos youkai puros… por eso quería morir… Hijos poderosos de sangre pura… Un asqueroso hanyou fue quien lo hirió como nadie nunca se atrevió a tocarlo!

Rin se apartó de él y se cerró la yukata.

-Qué tiene que ver eso con…

-Tiene mucho que ver! Todo! Es que acaso no puede ver que lo amo! Lo único que deseo es ser tú pareja! Pero tú matas ese amor todos los días! Y estoy segura… estoy segura que algún día se hartará de agonizar y en verdad morirá…

Rin se volvió a apartar.

-Estoy harta y cansada de siempre hablar en monólogos… de escuchar mi propia voz sin recibir respuestas, espera que aprenda a leer la mente? Estoy cansada de amarlo sin recibir respuestas… pero le obedeceré… mañana se librará de esta molesta humana.

Rin se iba a acostar, pero el firme agarre en su brazo la detuvo.

-Qué es lo que quieres?

-Quiero ser tú mujer!

Sesshoumaru la pegó a él y mientras la besaba, deshizo la yukata con sus garras, contempló su cuerpo desnudo, su pecho abundante, sus curvas perfectas, aquella piel tersa y suave que nadie nunca había osado a tocar. La tumbó en el futón y se atrevió a saborear su piel, convertido en una bestia en celo, se deshizo de sus ropas y haciéndola apoyarse en sus manos y rodillas, la penetró, escuchó su grito al saberlo dentro de ella, aquél enorme trozo de carne que la penetraba y hacía de ella su morada, incontrolable, la sentía apretarlo en su interior, besaba en el cuello, acariciaba su espalda y apretaba sus garras contra la piel de su espalda. Rin se sentía morir y volver, con cada embestida de sus caderas. Escuchó un gruñido provenir de su espalda a la vez que sintió la inconsciencia adueñarse de su cuerpo.

Volvió de aquel estado de puro y verdadero placer para saberse en brazos de su amo. Él la besó apasionadamente y continuó lamiendo la herida en su cuello, como si fuese un tierno cachorrito. Él supo cuando ella no sintió más dolor y la hizo girar para entonces dedicarse a lamer en su espalda, las marcas de sus garras. Siguiendo el olor a sangre, Sesshoumaru apartó sus piernas y comprobó que en el espacio entre ellas había sangre. Lamió el fino hilillo siguiendo su rastro, buscando su herida, la vio retorcerse al lamer su intimidad aún sensible.

-Amo!

-Ya no soy tu amo.

Sesshoumaru la besó apasionadamente, acarició su rostro.

-Sesshoumaru…

-No encuentro tu herida…

-No estoy herida.

-Yo sé que sentiste dolor y sentí el olor a sangre.

-Eso es porque te entregué mi virginidad.

-…-

Rin sonrió.

-Las mujeres humanas, tenemos… una pequeña barrera, que se rompe la primera vez que hacemos el amor.

-Pero estás bien?

-Sí…

Sesshoumaru la volvió a besar, Rin se refugió en su pecho sonriendo. Él la rodeó con su único brazo.

-Te amo, Sesshoumaru…

-Eres feliz?

-Muy feliz…

Rin lo besó tímidamente, el separó sus labios para que sus lenguas se encontraran.

El sol se anunciaba tiñendo el cielo de naranja. Sus cuerpos se estremecieron una última vez antes de rendirse al cansancio, éxtasis y placer. Ella se acomodó sobre su pecho, él acarició su mejilla.

-De verdad no te importa que sea una hanyou?

-No eres una hanyou.

-Y qué soy entonces?

-Eres mi hembra.

-Eso lo sé.

-Eres una youkai. Con forma humana… una de las más temibles presentaciones de los monstruos…

Rin rió.

-Yo nunca te tuve miedo.

-Por eso estamos aquí…

………………………………

Cuando Rin despertó el poderoso youkai acariciaba su larga y sedosa cabellera, sonrió y se pegó a su pecho.

-Rin…

-Sí?

-Rin, tenemos que hablar.

-Sobre qué?

Rin abrió los ojos, Sesshoumaru acarició sus labios y la besó. Ella se acomodó de espaldas a su pecho y rodeada por su brazo.

-Rin… eres una miko.

-Yo?

-Sí… y según la profecía, tú eres la próxima guardiana de la perla de Shikon.

-Qué profecía?

-Eso no importa ahora, lo que importa es que debes hacerte cargo de la perla.

-Y qué debo hacer?

-Debes irte.

-Qué?

-Si te quedas aquí morirás. Debes irte al futuro.

-No! No quiero! Quiero estar contigo! Soy tu mujer!

-Aún así debes obedecerme!

-Y qué fue todo lo de anoche? Una despedida? Un consuelo!

-Rin, escúchame!

-Por Kami, no puedes decir más de dos palabras por oración!

-Te prometo que te buscaré.

-Eres un mentiroso!

-Yo nunca falto a mi palabra.

-No quiero!

-Rin, iré por ti. Los youkais, cuando nos emparejamos es para toda la vida. Yo te marqué como mía.

-No quiero dejarte…

Rin se pegó a su pecho y lloró amargamente.

…………………………………

La hora de marcharse había llegado. Sesshoumaru mandó a ensillar a A-un para su medio hermano y su mujer, con una triste Rin, pegada a su pecho, se creó una nube de polvo a sus pies y se elevaron en los aires en dirección al pozo que conectaba los dos mundos.

-No quiero, Sesshoumaru, no quiero irme…

-…-

Rin se quedó llorando en silencio todo el viaje. Sesshoumaru levantó su rostro con sus dedos en su mentón y la besó apasionadamente.

-Te amo, Rin… prométeme que te vas cuidar y que me vas a esperar.

Rin vio a su amo sorprendida, no podía creer lo que acababa de escuchar.

-Se- Sesshoumaru….

-Prométemelo…

Rin se aferró a su pecho con fuerza.

-Te lo prometo, mi amor…

Su amor, Sesshoumaru inspiró a toda la capacidad de sus pulmones.

La despedida fue un intenso abrazo entre amargas lágrimas y un dulce beso como adiós. Sesshoumaru la vio atravesar el pozo, encaminándose a una nueva vida, libre de amenazas de demonios y libre del yugo de su amor. Apenas habían pasado segundos y Sesshoumaru se sintió solo. Era el momento de cargar a cuestas nuevamente con su soledad.

Época Actual

Inuyasha cargó a su cuñada que lloraba amargamente, hasta su nueva habitación.

-Rin…

-Porqué él no puede venir? Tú vives aquí!

-Porque él necesita sangre humana y no la tiene. No puede permanecer aquí.

-Porqué me trajeron aquí?

-Porque hay muchas guerras en la era feudal y corres mucho peligro. Te pueden secuestrar con tal de llegar a Sesshoumaru.

Inuyasha las dejó solas, ahora le tocaba a su esposa encargarse de lo demás.

-Rin…

Kagome se sentó a su lado.

-Rin, te entregaste a él?

-Sí!

Kagome entonces comprendió todo el dolor que Rin sentía, sólo la abrazó y la dejó llorar. Una vez dormida, la cubrió con las sábanas y salió de la habitación. Fue hasta la sala, donde Inuyasha permanecía sentado en un sillón, se sentó en sus piernas y acarició su rostro.

-Inu, mi amor…

Inuyasha la besó con ternura y cerró los ojos, sus orejas de perro desaparecieron, tomando forma orejas humanas, su cabellera se oscureció, volviéndose negra como la noche y sus ojos, al abrirlos, volvieron a ser castaños. Su aura se calmó y abrazó a su esposa.

-Crees que logre olvidarlo?

-Nunca lo olvidará.

-Porqué no?

-Porque se entregó a él.

-Y aún así la dejo venir? Pero qué clase de bestia es?

-Una bestia enamorada, mi amor… él sabe, tanto como nosotros, que es lo mejor para ella.

Inuyasha se levantó con su esposa en brazos y la llevó a la habitación.

-Me daré un baño.

-Está bien.

Kagome lo besó antes de entrar al baño. Inuyasha fue a la habitación contigua, decorada con motivos infantiles, no supo cuánto tiempo estuvo allí, sintió un abrazo desde su espalda y un beso en la misma, se dio vuelta y rodeó a su esposa con sus brazos.

-Inu, mi amor…

-La esperanza es lo último que se pierde… pero…

-Lo sé, cariño… pero te sigues torturando…

-Nuestro hijo debería tener 15 años ahora…

Kagome se recostó de su pecho.

-Inuyasha… hay una única cosa que no hemos intentado.

-Qué cosa es esa?

-Nunca me volviste a hacer el amor como hanyou… y esa fue la manera en la que concebimos a nuestro hijo…

-No puedo, Kagome… te podría hacer daño.

-No me hiciste daño esa vez. Porqué ahora sí?

Inuyasha suspiró y la besó en la frente.

-Porque ya no soy un idiota irresponsable…

Kagome lo besó con ternura.

-Lamento no poderte dar los hijos que deseas, mi amor…

Inuyasha removió las lágrimas de su rostro.

-No es tu culpa, Kagome. Nunca te he culpado.

Durante la batalla final contra Naraku, Kana había absorbido el alma del pequeño Sasuke con su espejo de la nada. Y aunque Inuyasha logró derrotarla y liberó muchas almas, la de su pequeño hijo nunca volvió a su cuerpo. Naraku, por otra parte, lesionó a Kagome en sus entrañas, haciéndola estéril. Inuyasha, convertido en un youkai completo, lo atacó encontrando su corazón y desvaneciéndolo con sus propias garras. Los restos del nefasto corazón fueron absorbidos por el hoyo negro de Miroku, antes de que desapareciera de su mano para siempre.

Ante el dolor de su medio hermano, que cargando el cuerpo de su hijo le rogó que utilizara el poder de Tensseiga para devolverle la vida, Sesshoumaru lo intentó incontables veces, pero su alma nunca volvió. El alma de Sasuke se quedó para siempre, atrapada en la nada.

Inuyasha besó a su esposa en la frente y apretándola en su abrazo le habló al oído.

-Te amo, Kagome…

………………………………

N/A:Hola! Qué les pareció este nuevo fic! No se imaginan las ideas locas que rondan en mi mente (risa maligna). Pero ya verán. Por el momento, me despido.

Besitos

Mizuho