Resumen: UA. Ino se encuentra casualmente con un joven de oscuros cabellos alborotados en la facultad por quien empieza a sentir curiosidad lo que desata los celos de Itachi. ItaInoSasu.

Nota de la autora: Bien, después de varios meses he decidido escribir otra historia ambientada en la universidad y este ha sido el resultado. Quiero agradecer a la amable Ana de Uchiha quien me ha generado el ánimo que necesitaba para volver a escribir algo y a RocioFri por su apoyo incondicional. Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto pero si reconozco a esta historia como mi propia creación. Espero que disfrutéis tanto como yo lo hice escribiendo y quiero pedir perdón de antemano por las posibles faltas de ortografía y el OoC que pueda contener la historia. Toda la trama se desarrolla en un Universo Alternativo. Lee bajo tu responsabilidad y luego deja un comentario.


Ino es mía.

Capítulo 1.

El temible Sr. Hatake.

Ino corría con prisa por las viejas calles de la ciudad sabiendo que llegaría tarde a su clase de arte con el joven profesor que traía loca a media facultad. Había oído a los estudiantes del tercer año lo exigente que era el Sr. Hatake, el propio Itachi le había dicho que no toleraba lo más mínimo cualquier tipo de falta o impuntualidad, algo que Sasori e Hidan secundaron entre risas. También había oído ciertos comentarios inapropiados de sus amigas sobre la sensualidad que desprendía el joven catedrático de cabello grisáceo y voz masculina. Pero ahora mismo no tenía tiempo de pensar en esas cosas. Tampoco era la primera vez que llegaba tarde a las clases, la Srta. Mitarashi le había puesto varios partes en dos ocasiones. Suspiró al recordar aquello. Ino seguía corriendo mientras maldecía mentalmente haberse quedado dormida después de pasarse toda la noche hablando por teléfono con Sakura sobre la próxima conferencia de arte contemporáneo de la que todos los estudiantes hablaban.

Ino suspiró de alivio cuando llegó a la entrada de la facultad agradeciendo interiormente no haberse puesto los zapatos de tacón ese día. Un imponente edificio de tres pisos construido en piedra se alzaba ante ella. La ancha escalinata invitaba a pasar y a unos escasos metros de ella, se alzaban cuatro imponentes columnas con capiteles dóricos al estilo griego que sostenía un frontón donde cuatro grandes esculturas que representaban a los fundadores de la facultad custodiaban la entrada. Debajo de ellas, en el arquitrabe, las palabras "Facultad de Arte" estaban cuidadosamente cinceladas, también en piedra. Ino jadeó, esta vez con dificultad por la carrera que se había dado mientras su pecho baja y subía al vaivén agitado de su respiración.

Ino entró en el edificio corriendo audazmente al ver que no había nadie en conserjería y efectivamente, los pasillos de la facultad cuya planta cuadrada se asemejaba a un claustro benedictino estaban totalmente desiertos. No se oía nada, excepto los pasos de alguien más corriendo con prisa, alguien que seguramente como ella llegaba tarde a clase. "Al menos no soy la única", pensó la joven con una sonrisa de medio lado. Continuó caminando hasta el fondo del pasillo donde tenía su primera clase con el temido profesor de la facultad. Encima de la puerta un cartelito ponía "AULA 9". Se aproximó a la puerta, decidida a entrar sabiendo que llegaba tarde.

Pero justo cuando estaba a punto de llamar a la puerta, un muchacho de oscuros cabellos alborotados chocó con ella provocando que ella cayera accidentalmente encima de él en el suelo mientras los apuntes que Ino llevaba en la mano volaban. Ambos se sonrojaron levemente al mirarse pues sus rostros estaban muy cercanos. Aquel muchacho era muy atractivo. El joven esbelto vestía una camisa blanca cuyos primeros botones desabrochados enseñaban las clavículas y unos pantalones negros bastante ceñidos que estilizaban su delgada figura. Los alborotados cabellos acariciaban su pálida piel que a Ino le parecía magníficamente suave y tersa. Sus finos labios rosados parecían delineados por un pincel y su cuello desprendía una fragancia embriagante que no era fácil de olvidar. Hasta su manera de caminar derrochaba elegancia. Recordaba había visto a ese muchacho en las clases escultura que impartía Deidara, el extrovertido maestro que siempre sabía animar a sus alumnos con sus conceptuales frases y en las clases de dibujo de Sai, el docente recién incorporado a la facultad. Sin embargo, siempre recordaba haber visto a ese joven callado, meditabundo y muy concentrado en su trabajo sin importarle lo que hubiera a su alrededor, como si quisiera eludirse del mundo. Le llamaba la atención su carácter y aquello le recordaba mucho a Itachi, quien le había dicho divertido que era su hermano pequeño ante la incrédula expresión de Ino. Pero estaba segura de que no era tan guapo como él.

— ¡Uchiha, eres un idiota, mira por dónde vas, acabas de tirar todos mis apuntes al suelo! —le gritó Ino quien se había puesto roja de la rabia. Ino se levantó de encima de él con rapidez. Las ordenadas hojas que contenían notas, trabajos, bocetos y dibujos que Ino llevaba en sus manos volaron hasta caerse en el suelo caóticamente.

—Ese no es mi problema —le espetó Sasuke con frialdad tratando de desentenderse de aquello y levantarse del suelo.

— ¿Qué no es tu problema? Disculpa, ¡no he sido yo la que acaba de chocar contigo y la que acaba de tirar todo mi trabajo del semestre al suelo! ¡Uchiha, no seas imbécil y ayúdame! —Ino se había agachado para recoger todas sus hojas que anteriormente se había esmerado por ordenar y clasificar, Sasuke la miraba con cara de fastidio mientras bufaba palabras ininteligibles—. ¡Ahora llegaré más tarde aun por tu culpa! —Ino lo miró a los ojos y se sonrojó levemente al hacerlo porque eran los ojos más bonito que jamás había visto.

Él sonrió de manera altanera al ver que la joven lo culpaba de algo que no tenía que ver con él antes de que la puerta se abriera repentinamente y saliera un hombre de cabello gris plateado con un libro en la mano. Este vestía una fina camisa blanca metida por dentro del pantalón azul que a su vez se sujetaba por un par de tirantes. Una corbata perfectamente anudada al cuello le daba un toque distintivo. Sin embargo, una máscara ocultaba la mayor parte de su rostro dejándola a la imaginación de los estudiantes. Aquel debía ser Kakashi Hatake. "No está nada mal" pensó Ino inconscientemente. Sin duda, ahora entendía por qué todas las estudiantes de la facultad estaban locas por él.

—Señorita Yamanaka, llega usted 20 minutos tarde y acaba de alborotar mi clase sobre la pintura del siglo XVIII con sus gritos. No obstante, será sancionada y le repercutirá en la calificación del examen global que realizará el próximo viernes a las 19:30h. Espero que reflexione sobre la importancia de no llegar tarde a los sitios y que no le suceda lo mismo en la próxima prueba, dado que si vuelve a llegar tarde que no aprobará esta asignatura. Pase y siéntese. Y le ruego que no vuelva a interrumpir más mi clase.

La sonrisa de Ino se esfumó rápidamente de su rostro al oír las palabras del profesor mientras entraba en el aula y se sentaba en un pupitre con Shikamaru Nara mientras Sakura la miraba interrogante esperando una explicación coherente por parte de su mejor amiga en la hora de descanso. Hinata, que estaba al lado de la pelirrosa la miró tímidamente compadeciéndose de ella por haber hecho enfadar al profesor. Los demás alumnos entre los que se encontraban Tenten, Kiba Inuzuka, Shino Aburame, Choji Akimichi, Rock Lee y Neji Hyuga no se atrevían a decir nada después de haber escuchado la reprimenda que le había echado el Sr. Hatake a la joven estudiante.

—Ino, siempre estás metida en problemas, mujer, ¿qué has hecho esta vez? —le susurró su compañero que llevaba el pelo atado en una coleta y miraba distraído a la pizarra mientras esta se acomodaba en su asiento—.

—Ese estúpido de Uchiha chocó conmigo y me tiro al suelo a mí con todos mis papeles —se quejó Ino con disgusto en voz baja. —Me llevó tanto tiempo ordenarlos —dijo mientras apoyaba su rostro en la palma de la mano mientras Shikamaru sonreía divertido.

—Y en cuanto usted, señor Uchiha, no crea que va a pasar desapercibido. Su impuntualidad también repercutirá negativamente en su próxima calificación. Más le vale esmerarse si no quiere que convierta su vida en un infierno del cual los apuntes de su hermano no le van a salvar. A la próxima falta, los dos serán citados al despacho de la señorita Senju. En este centro no toleramos el absentismo y mucho menos las faltas de impuntualidad por parte de nuestros alumnos —Sasuke entró al aula acto seguido por el profesor con una mano metida en el bolsillo del pantalón y en la otra llevaba un maletín de color azul oscuro. Este se sentó al lado de su amigo Naruto quien tenía la cabeza metida en un gran libro y emitía suaves ronquidos. Parecía que dormía plácidamente porque decía el nombre de Sakura en sueños. Con avidez, el Sr. Hatake se aproximó a él por detrás con el libro en la mano y le golpeó la cabeza con él para despertarlo. —Señor Uzumaki, como vuelva a dormirse en una de mis clases irá junto sus compañeros Uchiha y Yamanaka al despacho de la directora—. Naruto arrugó la frente mientras se frotaba la cabeza donde le había golpeado y miraba con mala cara al profesor ante el abrupto despertar. —Bien, como iba diciendo, la pintura rococó del siglo XVIII nació en Francia y se acabó extendiendo por toda Europa, especialmente en Austria a imitación del estilo galante francés. Los tres grandes maestros de este nuevo estilo, Watteau, Fragonard y Boucher, buscaban representar en sus cuadros…

—El gran Sasuke Uchiha llegando tarde a clase —bromeó Naruto a media voz mientras una gran sonrisa zorruna iluminaba su cara después de que Sasuke tomara asiento.

—Hmm, esa estúpida Yamanaka se cruzó en mi camino —bufó recordando el encuentro anterior con ella encima con las mejillas levemente sonrojadas.

— ¿Ino Yamanaka? Es la mejor amiga de Sakura, se rumorea que está saliendo con tu hermano desde hace unos meses —al decir esta última frase, Naruto lo miró fijamente mientras Sasuke fingió absoluta indiferencia.

—No me interesan esas cosas.

—Deberías tener envidia de tu hermano, Ino es una mujer espectacular y preciosa —dijo el rubio poniendo los brazos por detrás de la cabeza mientras cerraba los ojos. Por un instante, Sasuke recordó la larga melena (similar a una cascada dorada) de Ino cayéndole con gracia por la espalda y su vaporoso flequillo que acariciaba su delicado rostro.

— ¿Envidia? ¿Yo? ¿De Itachi? Ni en tus sueños, idiota —se rio cínicamente con arrogancia mirando hacia las ventanas del aula.

— ¡¿A quién llamas tú, idiota?! —sin darse cuenta, Naruto lo dijo en un tono de voz demasiado alto y al segundo tragó saliva porque había vuelto a interrumpir la clase del profesor. Los demás alumnos no pudieron evitar reírse a carcajadas por la impulsividad del rubio hiperactivo. Naruto puso cara de pánico y empezó a sudar cuando sintió al señor Hatake leyendo el libro detrás de él a escasos milímetros de su cara.

—Señor Uzumaki, como vuelva a interrumpir mi clase, su calificación del próximo examen será un cero — dijo después de propinarle un golpe en la cabeza otra vez con el libro y antes de retomar su explicación con calma—. La obra pictórica de Watteau se caracteriza por ilustrar la típica fiesta burguesa donde los miembros aristocráticos pasan su tiempo ocioso siempre en un ambiente idílico rodeado de minuciosos detalles como podemos observar en este cuadro…

Sin darse cuenta, Sasuke miró hacia atrás por encima de su hombro y su mirada se cruzó con la de Ino quien le había sonreído ampliamente mostrando sus blancos dientes. Entonces ella abrió mínimamente los labios y entonces pudo apreciar la belleza de su rostro y la suavidad de sus labios. Sasuke se quedó ensimismado mirándola sin darse cuenta de que el señor Hatake había usado su libro como arma contra él en sus narices mientras miraba a la rubia, lo que causo la carcajada divertida de Ino. Esta finalmente apoyó su cabeza en la de Shikamaru, quien no opuso resistencia ante las extrañas costumbres de su amiga que soltó un suspiro al pensar en Itachi e intentó concentrarse en las explicaciones del señor Hatake. Los labios de Shikamaru esbozaron una suave sonrisa mientras podía imaginar en lo que estaba pensando Ino.

Continuará…


Nota de la autora: Saludos de nuevo a todos mis lectores y a todos los compañeros del fandom SasuIno. Estaba deseando poder hacer algo de mi propia creación y un montón de ideas se acumularon en mi cabeza. Al principio, iba a hacer un fic de un solo capítulo, pero empecé a escribir y a escribir, y me di cuenta de que era demasiado largo (aunque no me disgustó la idea de hacer una historia de varios capítulos, para variar) pero aquí está. Todavía no sé cuántos capítulos tendrá pero calculo que entre cinco y diez. Gracias por leer el primer capítulo. ¿Te gustó? ¿No? ¿Qué te ha aparecido? Por favor, dime lo que piensas en un comentario. Nos vemos en el segundo capítulo titulado "Los hermanos Uchiha". En serio, déjame un comentario y me harás feliz. Un saludo a todos y a todas.