El universo y personajes de Shingeki no Kyojin le pertenecen a la malvada llama asesina, digo a Hajime Isayama. Yo sólo juego con ellos xD.
Beta reader: Judith Valensi. Agradézcanle a ella que esto no se quede todo abierto y con miles de dudas. Y sobre todo, en un one-shot, porque habrá más.
El siguiente one-shot es inspirado en la canción de Harry Styles: Kiwi. Como confundo un poco la razón de porque la canción se llama "Kiwi" (y tengo una vaga noción del porqué), como en todos mis fic's, prefiero darle mi propia interpretación. Espero que lo disfruten y nos leemos en la nota del final.
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Kiwi
Y se preguntó nuevamente por qué se encontraba ahí.
Él no era el tipo de persona que frecuentaba esos lugares.
—Vamos, profesor Ackerman. El director Smith lo espera —Rodando los ojos, siguió la silueta del muchacho. Bien, en realidad si sabía por qué estaba ahí. La apestosa despedida de soltero de su mejor amigo. Maldito cejotas, refunfuñó para sí mismo; y estúpidos mocosos, pude haber llevado a Erwin a un simple bar.
Se cuestionó brevemente qué pensaría la Cuatro Ojos de saber que la fiesta era en un centro nocturno para hombres, claro, forma elegante para nombrar un prostíbulo.
Estúpidos mocosos hormonados.
El plan inicial era simple, incluso para él; llevar a Erwin a despejarse del estrés por los preparativos de la boda. ¿Miedo al compromiso? Já. Lo que tenía al borde del precipicio a su rubio amigo era escuchar a los organizadores discutir sobre el mejor color para los manteles, el arreglo floral más hermoso o el sabor del pastel. Si dependiera de Erwin y Hanji, ya se habría fugado y casado en alguna capilla de mala muerte, disfrutando de su luna de miel en un motel de paso. Claro que aquella no era la tan esperada boda entre el Director de Derecho y la Subdirectora de Medicina.
Las luces fluorescentes y el estridente sonido le dieron la bienvenida después de pasar el lobby.
Después de todo, no tienen mal gusto. Cedió al ver las mesas colocadas estratégicamente alrededor del escenario. Si le preguntaban a él, el lugar podría pasar tranquilamente por un bar austero, más que por un prostíbulo. Al menos se esmeraron los dueños en provocar un ambiente más íntimo.
—¡Eh, Levi! —Buscó a Erwin entre las mesas, centrándose en un grupo de personas. Un fugaz pensamiento abarcó su mente; desde que puso un pie en aquel lugar, no había visto ninguna mujer, ¿dónde estaban?
—Profesor —La temeraria voz de Armin atrajo su atención—. En unos minutos más comenzará el show —Un tenue rubor invadió las mejillas del menor. Si Levi estaba ahí por puro apoyo moral, Arlet al contrario, que fue vilmente arrastrado por sus compañeros—. Tenemos que tomar nuestro lugar, junto al resto.
Durante el trayecto, Levi ya estaba maquinando exámenes tan complejos como difíciles para esa bola de chiquillos, por ser la razón de estar ahí.
¿Qué hacía el director de la facultad de Derecho junto a su mano derecha, el profesor de Derecho Penal en un club nocturno?
Después de hacer público el compromiso, los alumnos esperaron ansiosos dos eventos; la despedida de soltero y la boda.
Reiner Braun fue uno de los principales conspiradores, persuadió a más de la mitad de los alumnos del último año para encargarse de darle la mejor despedida a su queridísimo director. Tras largas horas de rogar y lloriqueos, Erwin aceptó con mirada derrotada aquel fatídico hecho. A Levi no le entusiasmó tener que hacer algo especial para el rubio aunque tampoco aceptó con buena cara el regalo de bodas del alumnado.
—Por un momento pensé que escaparías —Saludó Erwin después de que Levi tomara asiento a su lado. La mirada de gracias por no dejarme solo con esta jauría de hormonas fue más que suficiente.
—A la Cuatro Ojos no le hará gracia que estés aquí —Advirtió llenando un vaso de alcohol, para escupirlo segundos después—. ¿Ni siquiera pudieron pagar un buen Whisky?
—Son estudiantes —La tensión del ambiente comenzó a disiparse—. ¿Y cuándo llamaras a Hanji por su nombre?
—Cuando el infierno se congele —Respondió dejando el vaso en su lugar.
—Dijo que sería un buen regalo de bodas —bromeó. Las luces fueron atenuándose cada vez más y el murmullo de los jóvenes disminuyó—. ¿Habías venido aquí antes? —El muérete en los ojos de Levi valía por mil palabras.
"—Bienvenidos a la Isla Paraíso —Una dulce y seductora voz los saludó. A Levi le pareció extrañamente conocida—. El lugar donde pueden hacer realidad sus fantasías más oscuras y disfrutar sin consecuencias. Permítanme presentarme, soy Bella y seré su anfitriona esta noche".
—Vaya mierda de nombre —murmuró Levi recordando a su hermana adoptiva, Isabel. Negó repetidamente antes de volver a centrar su atención. Inventarió nuevamente el lugar con la precaria luz;
A tres mesas de ahí podía ver a los profesores de mayor experiencia; Darius Zackly, Keith Shadis y al borracho de Dot Pixis tomando de su característica cantimplora que guardaba en el abrigo, admitía únicamente para sí mismo todo el potencial y experiencia que los veteranos invertían en los estudiantes.
Más a la derecha de ellos, veía a más profesores, algunos conocidos y otros vagamente familiares. Carlo Pike era de los talentos que Erwin se había encargado de reclutar para su escuadrilla de profesores, a su lado vio a Ian Dietrich incluso a Nile Dok y, por un fugaz momento, creyó ver a su hermano adoptivo también, Farlan Church.
—¡Eh, Levi! —Se giró para ver a Erwin—. Tenía un rato llamándote, ¿estás bien?
—Lo estaré cuando nos larguemos de aquí.
—Profesor —La atemorizante mirada de Levi fue suficiente para que Armin guardara sus amables palabras.
—Podría relajarse por una vez en su vida, ¿no? —Y por eso Eren Jeager era apodado el Bastardo Suicida. Sin filtro alguno, decía lo que pensaba sin medir consecuencias. Levi ya podía imaginar a Eren llorando durante el examen oral que les aplicaría sobre Leyes Penales en dos días, una sonrisa sádica brotó de sus labios y eso alarmó a Jeager, quien rápidamente trató de arreglar las cosas—. Ser profesor debe de ser estresante —alegó inútilmente. Y la peor idea que cruzó por su cabeza disfrazada con una brillantez incuestionable salió de su boca—. Le podemos regalar una chica a usted también. —Erwin soltó una risa baja y Armin deseó que la tierra fuera abierta y se lo tragara. Por su lado, Levi pensaba que preguntas agregar y como rebuscar más (si era posible) el caso que usaría en la evaluación.
—Eren —Arlet habló bajo antes de tirar de la manga de su amigo de la infancia y llevárselo lejos de ahí.
—Hazle caso, Levi —El arqueo de ceja y la silenciosa advertencia incrementó la diversión del mayor—. A nadie le hace mal divertirse de vez en cuando —contó inclinándose en la silla—. ¿Hace cuánto sucedió lo de Petra?
—Erwin, no vayas por ahí —advirtió apretando los dientes.
—Hanji quiere presentarte a su madrina de bodas.
—Zoe debería de mantenerse en sus asuntos.
—Está preocupada. Ha pasado un tiempo desde que saliste con una chica y sabemos cómo te afectó la separación con Petra.
—Smith.
—Vale, vale. Mañana la conocerás. Hanji cree que tienen demasiadas cosas en común —Levi prefirió ignorar a su amigo y volcó la atención a las mesas más cercanas y repletas de mocosos.
Vio a Reiner Braun y Bertolt Hoover sentados con Connie Springer. Le sorprendió encontrar en la misma mesa a los profesores de medicina, Marco Bott y Jean Kirstein.
—¿Qué hace la pareja gay aquí? —Cuestionó a Erwin.
—Levi —el regañó fue ignorado—. Pregúntale a los estudiantes, ellos son los organizadores.
"—Es noche preciosa, ¿no lo creen? —Y la voz volvió, las luces terminaron de apagarse y una tenue música comenzó a ser escuchada—. Nos informaron que tenemos un invitado especial. Así que démosle un fuerte aplauso a ¡Erwin! —Una luz le apuntó directamente, obligando al aludido a ponerse de pie. Vitoreos y gritos resonaron en el lugar—. Te haremos disfrutar de tu última noche."
La luz enfocó ahora al escenario. La música subió y hermosas mujeres disfrazadas de enfermeras invadieron el lugar. Una sonrisa morbosa invadió a Levi.
—Vaya que conocen tus gustos —se burló jocosamente al ver una doctora al centro. Erwin bufó a su lado.
El lugar se vio envuelto por mini vestidos blancos, medias de red y antifaces. Las mujeres dejaron cuerpo y alma en el escenario; gritos y silbidos las animaban. La bailarina principal tenía un claro objetivo; el rubio soltero que las veía con desdén pero que nunca separó los ojos de su figura. A su lado, otra chica se había embelesado por el acompañante del mismo.
—Es un hombre frío —advirtieron en camerinos—. Aunque lo compensa con lo pasional en la cama —agregaron guiñándole un ojo.
Levi volvió a llenar su vaso y se recargó en la silla. Ya estaba ahí, se daría unos minutos para disfrutar de las piernas largas y cinturas de avispa que podrían alegrarle la vista. El lenguaje corporal de su mejor amigo le advirtió un posible peor error.
—No bromeaba cuando dije que Hanji se enfadará. —Que llamara a su prometida por su nombre, atrajo la atención de Erwin.
—Ver no ha dañado a nadie —respondió sin despegar la vista de la doctora morena. Cada vez que se fijaba en ella, la chica hacía los movimientos más pronunciados en un intento de seducirle.
—Tocar sí —debatió—. Aunque lo dudes, le tengo cierto aprecio a la Cuatro Ojos y te romperé las bolas si piensas en engañarla. —La sonrisa de Erwin lo desconcertó totalmente.
—Relájate, Levi —Por primera vez despegó su vista del escenario—. La enfermera a un lado de la doctora no ha parado de sonreírte —Levi vio de reojo a la mencionada, ciertamente él tampoco le había quitado los ojos de encima—. Recuerda el ofrecimiento de los chicos.
El tema quedó zanjado por la paz en común. La primera canción terminó y las bailarinas se despidieron.
"—¿Les gusta lo que ven? —Gritos y chiflidos fueron la respuesta. En los altavoces resonó una risa que Levi juró haber escuchado antes—. Alisten sus gargantas, ¡que apenas comenzamos!"
Diferentes bailarinas volvieron al escenario. Ni la enfermera de cabello negro ni la doctora castaña estaban en el escenario. Arlet y Jeager por fin aparecieron.
—¿Qué hacen aquí Bott y Kirstein?
—Fue idea de Reiner, profesor —contestó Armin, nervioso—. Son conocidos y pensaron que se divertirían.
—¿Tiene relación con la propuesta de incorporar materias referente a medicina en el plan de estudios? —Indagó Erwin, dubitativo.
El teléfono de Levi interrumpió la inexistente respuesta de los estudiantes. Tras revisar el móvil, tomó el brazo de Erwin y se lo llevó lejos de la música.
—¿Qué sucede? —Preguntó el mayor después de quedar encerrado junto a su mejor amigo en el baño. Levi se limitó a mostrarle la pantalla de su celular como respuesta—. ¿Qué esperas que haga? Te está llamando a ti.
—Y es tu prometida. —Erwin se encogió de hombros.
—Sabrás que hacer, padrino —Y salió del baño, dejando a Levi con el teléfono sonando. Maldito cejotas maldijo antes de responder.
—Ackerman al habla.
—¡Leeeeeeeeeeevi! —Se alejó el móvil del oído para evitar más gritos—. ¿Está contigo Erwin?
—Tus malditos rituales, tradiciones, no sé qué mierdas sean, te impiden tener contacto con él —le recordó.
—Lo sé, enanín —Y así Erwin esperaba que dejara de llamarla Cuatro Ojos cuando lo único que hace es meterse con él—. No te pedí hablar con él, pregunté si están juntos —continuó ese tono juguetón que la caracterizaba.
—¿Hay otro lugar dónde pueda estar? —Bufó molesto.
—¿Dónde están? —La risa y diversión abandonó la voz de su amiga. Conocía a Hanji Zoe desde su adolescencia, fueron a la misma preparatoria y después cruzaron sus caminos cuando Isabel estudió medicina en el mismo curso y año que la doctora. Sabía, por el historial de relaciones tóxicas e idiotas con los cuales salió, que Hanji tenía minado muchos aspectos importantes de su personalidad; entre ellos el autoestima y la confianza, que fueron mejorando después de que conociera a Erwin. Supo en ese instante el daño que le causaría saber que ellos se encontraban en un club nocturno y que su mejor amigo había puesto los ojos en una bailarina, probablemente diez años menor.
Y se odiaría por mentirle, por omitir y por permitir aquella situación tan dolorosa e innecesaria. Así que prefirió cortar la llamada y apagar el celular.
Perdón, Hanji.
Se mojó la cara antes de salir del baño. Ahora sólo quería llevarse a rastras a Erwin de ahí y realizar su plan inicial que no implicaba mujeres semi desnudas.
—Hola —Una bailarina le cortó el paso, no tardó en reconocerla y pasarla de largo—. Espera.
—Esos jodidos mocosos pueden irse a la mierda —respondió zafándose de su agarre—. No necesito de ninguna chica.
—Ah —La mujer pareció entender—. Así que eres de esos.
Los ojos de Levi se tornaron oscuro y la tormenta comenzó a nacer en su interior. Incluso su tono de voz cambió. Con paso firme y determinado, acorraló a la bailarina contra la pared.
—Créeme que soy tan de esos, que todos dentro de este lugar te escucharían gritar mi nombre —susurró roncamente en su oído. Y sin más, volvió a las mesas, dejando a la chica en un mar de excitación, curiosidad y necesidad.
—¿Por qué tardaste tanto? —Le cuestionó Erwin después de que tomara asiento a su lado.
—Vete a la mierda —El aludido se limitó a reír.
Y así pasó el tiempo, entre bromas pesadas y distracciones. A mitad del espectáculo, subieron dos sillas al escenario.
"—¿Ya se cansaron? —Los gritos y vitoreos volvieron. Levi intentaba inútilmente reconocer la voz sin lograrlo—. ¡Que siga la fiesta! —Más gritos y la risa risueña volvió—. Es hora de darle amor y diversión los invitados especiales. ¡Qué Erwin y Levi suban al escenario!"
¿Yo qué? La pregunta quedó únicamente en la mente de Levi, mientras era arrastrado por sus alumnos hasta la escalinata que daba al escenario. Ni siquiera en ese momento vio una mirada de incomodidad en Erwin, el mayor se dejaba hacer sin objeciones.
Las luces se atenuaron y la música volvió a sonar en lo alto. La doctora y la enfermera, que se encontró fuera del baño, aparecieron. Durante tres canciones —que para Levi parecieron un efímero sueño— disfrutó de la más pura cercanía y sensualidad que le proporcionó la bailarina. A pesar del momento y la presión por parte del alumnado, Erwin jamás tocó a la chica que le bailó, pese a las insinuaciones y movimientos sugerentes. Levi aplaudió mentalmente el autocontrol que era capaz de demostrar en momentos cruciales, porque aún con el incesante cosquilleo en las palmas de las manos, por querer recorrer las largas piernas y el escote pronunciado de la chica, mantuvo una expresión estoica en todo momento.
Después de bajar, se tomaron un pequeño receso que ellos usaron para despejarse un poco y salir a fumarse un cigarrillo. Levi jamás admitiría que usaría la imagen y pasos de aquella bailarina para darse amor más tarde.
—¿Y aceptarás la propuesta de los muchachos?
—¿Le serás infiel a Zoe? —Contraatacó dándole la última calada al cigarro. Disfrutó de la sensación del humo antes de soltarlo—. Piensa bien lo que harás, Erwin. No vayas a arruinar tu matrimonio antes de que comience.
—En bueno ver que realmente aprecias a Hanji. —El rubio mantenía la mirada en el estrellado cielo.
—Serás mi mejor amigo —Levi meditó sus palabras—, pero he visto sufrir a Hanji durante más tiempo del que me gustaría admitir, al grado de que la considero parte de mi familia. No quisiera terminar nuestra amistad por algún impulso idiota —advirtió—. Si ella llora por tu causa, porque la engañaste, créeme que iré por ti y poco me van a importar los años de amistad.
Levi entró nuevamente al club, dejando la amenaza en el aire. Conocía a Erwin Smith y quería confiar en su amigo, pero sabía de sus esporádicas aventuras con las alumnas, su afición por las mujeres jóvenes y del romance que tuvo con la esposa de otro profesor. Esperaba que el beneficio de la duda no le jugara en contra. Realmente quería confiar en él.
—¡Eh, profesor! —Levi fue interceptado por Reiner antes de que lograra llegar a su mesa—. Se han desaparecido —bromeó—. ¿Y el profesor Smith?
—Tomando aire, Braun —Comenzó a recoger sus cosas. Definitivamente sacaría a rastras de Erwin de ser necesario.
—¿Ya se va? —Cuestionó al ver sus acciones—. ¿Por qué la prisa?
—¿Sabe, Braun? Yo que usted, comenzaría a repasar todo lo visto en el semestre, que en dos días tendrán exámenes.
—Pero las evaluaciones comienzan hasta dentro de un mes —La confusión invadió al pobre estudiante.
—Más razones para querer aprobar el examen que valdrá el noventa por ciento de su calificación —Sonrió perversamente al ver el miedo en los ojos del rubio. Levi podría ser bajo y de poca corpulencia, sin embargo, todo se compensaba con un gran intelecto e intimidante actuar. Reiner se fue en un estado de parsimonia que alegró internamente a Levi.
—¿Qué le hiciste al muchacho, eh, Levi? —Preguntó en un estado de embriaguez Pixis.
—Nada. Sólo le recordé sus evaluaciones.
—¡Siempre tomando el toro por los cuernos! —Festejó el borracho entre risas—. Te tengo un regalo, ¿sabes?
—No —Rápidamente emprendió la huida. A la mierda Erwin, más le valía tomar buenas decisiones.
"—La noche aún es joven —Y la maldita voz volvió. Levi estaba harto de escucharla a lo largo de velada y no alcanzar a identificarla. Sí, la escuchó tantas veces que sabía que le pertenecía a alguien que conocía, más no lograba ponerle un rostro—. ¡Las sorpresas siguen! —La burbujeante risa se repitió—. Es hora del regalo de bodas —Los gritos resonaron y Levi tuvo un mal presentimiento—. ¡Únete a la fiesta, hermano mayor!"
¿Isabel?
¿Qué hacía su hermana menor ahí?
Por unos instantes, Levi se perdió entre el aturdimiento del momento, los presentes aprovecharon para llevarlo a una de las salas privadas donde lo esperaba una de las bailarinas. Después de que cerraran la puerta, Levi intentó reconocer el lugar donde se encontraba; la habitación era lo suficientemente amplia para albergar una sala, una mesa, un mini bar y una espectacular cama.
Y ella estaba ahí, comiendo dulces fresas bañadas en chocolate.
—No sé quién seas —soltó un suspiró—, ni que te hayan dicho, pero nada va a pasar —advirtió después de comprobar que la puerta fue cerrada con seguro. Tomó asiento junto a la chica.
—Mikasa —saludó quitándose el antifaz y dejándolo al lado de las fresas. Levi arqueo una ceja. ¿Será su nombre "artístico"? se preguntó.
—Levi.
Admitió para sí mismo que era hermosa, sí, bastante bonita, quizá rondaría entre veintitantos, o eso quería pensar. No estaba de ánimos para liarse con una menor de edad. El cabello negro como la noche lo invitó a tocarlo, parecida seda enmarcando su rostro, sus ojos eran de un gris color tormenta, llenos de misterios y secretos, y Levi se preguntó si estaba dispuesto a querer conocerlos. Aunque si quería deleitarse con los labios rojos que lo incitaban a besarla.
—¿Qué te trae por aquí, Levi? —Preguntó extendiendo las piernas sobre las del aludido. Levi usó todo su autocontrol para no pasar sus manos por ellas. Largas, torneadas y ocultas tras unas medias de red, Levi nunca había maldecido tanto una prenda de lencería como esa noche.
—¿Qué quieres? —Mikasa le regaló una sonrisa.
—Vaya que te gusta ir al grano —Alcanzó una fresa y la bañó en chocolate, se la llevó a la boca y chupó el líquido hasta dejarla roja, sin despegar la mirada de Levi, midiendo sus expresiones.
Por primera vez en la noche, Levi se dio la oportunidad de pensar en el mejor escenario posible; uno que lo incluía saciando su apetito sexual con la bailarina en lugar de masturbarse en la soledad de su departamento.
Una vez al año no hace daño, ¿o sí? Al final le pagaría por sus servicios y volvería a ser el profesor correcto y estricto al cual todos respetan. Por esa noche, sería solo Levi, un soltero de treinta y cuatro años que desea pasar un buen rato con una hermosa mujer.
—También me gusta jugar —respondió acercándose a ella para lamer los rastros de chocolate que le quedaron en las comisuras de los labios. Su boca no sabía a chocolate, era diferente, tenía un sabor más exótico, como el de un kiwi—. En esta ocasión serás la dulce enfermera que me provocó durante toda la noche y está dispuesta a complacerme.
—¿O sí no? —Retó rosando su entrepierna.
—Créeme que serás muy dócil —murmuró dejando un camino de besos hasta su cuello—. O lo serás después de tocar el cielo por primera vez.
Prostituta o no. Levi siempre anteponía las necesidades de su compañera antes que las propias, era más satisfactorio tener una mujer dispuesta y receptiva.
Durante esa larga noche, la habitación fue inundada de gemidos, gritos y palabrería sucia. Meses, incluso años de abstinencia fuero descargados. El placer fue lo único que importó durante el encuentro.
Cuando ambos se dieron por satisfechos, se acurrucaron un momento antes de volver a la dolorosa realidad.
Levi fue el primero en levantarse de la cama, la somnolencia le vencía a ratos. Disfrutó de ver a Mikasa entre las sábanas por unos minutos más antes de comenzar a vestirse.
—¿Tan pronto?
—En unas horas se casan mis mejores amigos —respondió cerrándose los jeans—. Y tomando en cuenta que no he descansado —La chica le sonrió, acomodándose en la cama, mostrando orgullosa su desnudez y de haberlo dejado satisfecho—. De seguir así, no saldrás de esta habitación hasta que salga el sol —advirtió abotonándose la camisa.
—¿Te refieres al rubio? —Indagó Mikasa gateando hasta la orilla de la cama—. Él se fue a otra habitación con la doctora del amor —ronroneó atrayéndolo a su cuerpo. Con brusquedad, Levi quitó sus manos y se alejó de ella. Intercepto su cartera y vació su contenido.
—Con esto debe de bastar.
—¿Bastar? —Preguntó Mikasa confundida.
—No quiero que esos mocosos hormonados te paguen, así que lo haré yo —Aunque con los orgasmos debía de ser suficiente, pensó para sí. Aunque hubiera placer de por medio, la chica seguía ofreciendo un servicio que requería un pago. Una culpa lo invadió, ni siquiera se despidió de ella cuando ya estaba escapando del lugar y evadiendo los remordimientos.
El despertador había sonado y sentía que apenas había dormido. Maldijo una y mil veces a la hermosa chica que le hizo pasar la mejor noche de su vida.
—Mikasa —Se permitió deleitarse una vez más murmurando su nombre. No, definitivamente jamás sería capaz de olvidarlo.
Se obligó a sí mismo a salir de la cama y tomar una ducha. Erwin no tardaría en llamarlo para arreglar detalles de último momento.
Malditos bastardos. Maldito cejotas. Donde hayas tocado a aquella chica…
Dejó sus pensamientos homicidas para otro momento. La puerta tenía cerca de cinco minutos siendo tocada y los gritos de Isabel resonaban en el lugar. Aprovecharía para interrogarla sobre su paradero de la noche anterior.
—¡Hermano! —gritó Isabel abrazándolo apenas la puerta fue abierta. Farlan se limitó a reír—. Dios, en serio te ves mal —Murmuró separándose y entrando al departamento—. Parece que no dormiste en toda la noche —Indagó con voz picara, buscando alguna evidencia de sus suposiciones.
—Levi —Farlan no tardó en seguir a su hermana y Levi azotó la puerta.
—¿Y bien? —Cuestionó apoyándose en la puerta.
—Supuse que necesitarías de mi —La pelirroja se dejó caer en uno de los sofás, soltando la caja que tenía en manos.
—Ponerme un traje es un proceso que conozco demasiado bien —debatió yendo a la cocina. Tenía hambre y no se limitaría porque sus hermanos estuvieran ahí.
—No me refería a eso —La irritable risita volvió y Levi presionó demasiado el vaso de jugo que tenía en la mano hasta destrozarlo. Maldijo en voz baja mientras limpiaba el desastre que provocó. Por suerte no se había lastimado.
—¿Estás bien? —No tardaron en aparecer en la puerta de la cocina, viéndolo con genuina preocupación.
—Trajimos comida —Isabel señaló las bolsas que Farlan estaba desempacando y acomodando en la mesa.
Pasaron el almuerzo amenamente. De vez en cuando Isabel soltaba algún comentario jocoso que se veía rápidamente apagado por las cortantes respuestas de Levi.
—No me has terminado de decir porque irrumpiste en mi casa tan temprano.
—¿Te has visto en un espejo? —Antes de que sucediera un homicidio, Farlan intercedió por la vida de su hermana.
—Lo que Isabel trata de decir, es que no puedes presentarte como el padrino con esos —buscó alguna palabra menos brusca, al no encontrarla, habló sin filtro—, con esas marcas rojas en el cuello.
Levi lo sabía mejor que nadie. Se había visto las marcas al ducharse e indudablemente recordó el placer de la noche anterior. Si bien no le hacía sentir orgullo ser portador de ellas, no se arrepentía de nada.
Isabel le ayudó a cubrirlas con un poco de maquillaje. Aún quedaba evidencia, aunque muy tenue de la noche anterior, lo que le recordó…
—¿Y qué hacías ahí? —Farlan tosió intentando ocultar su risa al ver la cara de espanto de su hermana. Levi podía ser demasiado sobre protector en lo que se refiere a la pelirroja. La ineficiente excusa que se inventó fue interrumpida por el estruendo del teléfono de Isabel.
—Isa al habla —Levi se revisó en un espejo, dándose por satisfecho—. Sí, sí. Entiendo. —Isabel comenzó a recoger sus cosas a una velocidad supersónica que sorprendió a sus hermanos—. En veinte minutos estaré ahí. —Colgó el teléfono para dirigirse a Levi—. Tengo que irme. Surgieron algunos problemas con el vestido de Hanji y los arreglos florales.
Y así evitó el tortuoso interrogatorio de su hermano. Isabel esperaba que Farlan le explicara la situación especial que fue la despedida de soltero de Erwin y porque ellos se encontraban ahí; sabía que no le haría gracia en lo absoluto, aunque probablemente la perdonaría, al final, ella fue quién logró que por fin conociera a Mikasa.
Tres horas después, Levi se encontraba de camino a la capilla donde contraerían nupcias sus amigos. Encontró a Erwin en una de las habitaciones vestido de pingüino dando vueltas en una de las habitaciones del recinto. No le parecía raro encontrar a su amigo trajeado, compartían una profesión que exigía el buen vestir tanto como tener una labia excepcional.
—Por un momento, pensé que no llegarías —Confesó apenas lo vio entrar.
—Y yo creía que no serías tan idiota para engañar a Hanji un día antes —respondió cerrando de golpe la puerta tras de él—. Te lo advertí. —Recorrió el cuello de su amigo, viendo los vanos intentos de cubrir las marcas pasionales.
—Ella lo sabe —Sonrió nerviosamente, acomodándose por quinta vez la corbata. Levi se acercó a quitarle las manos y poner la tela en su lugar, aprovechó para enderezar la flor del saco.
—Bien. —Levantó la mirada para ver a su mejor amigo y colega a los ojos—. Si piensas en engañarla o siquiera lastimarla, iré por ti. Recuerda que sé usar un arma y soy abogado, no le temo a ir a prisión. —Y era capaz de todo eso, sin embargo, confiaba en los cambios que tuvo Erwin desde que conoció a Hanji.
—No esperaba menos de ti, Levi —Se dieron un abrazo antes de que Levi saliera del lugar, dejando al nervioso novio solo.
—Recuerda decir acepto —bromeó.
—Intentaré no olvidarlo.
Sus pasos fueron en dirección contrario, buscando la habitación de la novia. Tocó tres veces antes de escuchar a Hanji darle permiso para entrar. Se encontró a las damas de honor revoloteado frente a su amiga.
—Leeeeeeeeeevi —Zoe rápidamente se echó a sus brazos en medio del llanto.
—Deja de llorar, Cuatro Ojos —renegó separándose de ella y secándole las lágrimas—. Vas a estropear el maquillaje que te costó horas. —Hanji rió nerviosamente.
—Nosotras nos retiramos —anunció uno de las damas—. Te veremos afuera —Una a una, las mujeres abandonaron la habitación dejándolos a solas.
—Es el gran día, ¿no? —Levi suavizó su mirada—. Te ves preciosa, Hanji. —Se tomó un momento para admirar el vestido blanco que usaba, el elegante corsé y el complicado peinados, cosas sin sentido para él, sin embargo, eran perfectas con la sonrisa y animosidad de ella.
—¡Me llamaste por mi nombre! —Festejó ruidosamente la novia—. Gracias por estar aquí, Levi.
—Eres mi familia —respondió—. Recuerda en ser feliz. Sólo debes de preocuparte por sonreír y disfrutar del resto de tu vida.
—Levi, yo —La vio juguetear con sus manos. Entonces le prestó atención al maquillaje que cubría marcas parecidas a las suyas y las de Erwin.
—¿Qué hiciste anoche, Cuatro Ojos? —Zoe se limitó a sonreír y sus ojos se volvieron acuosos otra vez. Levi entendió que podría amenazar mil veces a Erwin, pero si ella hacía lo mismo, no tenía sentido siquiera intervenir. En medio de un suspiro, sacó una cajita de su saco—. Debes de tener algo prestado, ¿no? —Le ofreció el broche de piedras que su madre le heredó.
—Levi, pero esto es de Kuchel. No puedo aceptarlo. —Rechazó al entender el valor sentimental que tenía el accesorio. Él había perdido a su madre cuando apenas era un niño y fue enviado a una casa de acogida con ese broche como único recuerdo de su progenitora.
—Idiota —Tiró de su brazo para ponerla a su altura y acomodar el broche entre el complicado tocado—. Es un préstamo. Volverá a mí al final del día. —Sonrió satisfecho del resultado.
—Gracias, Levi. De verdad —Se abrazaron por última vez.
—Hanji, quedan cinco minutos —La puerta fue abierta de golpe y una figura enfundada en un ajustado vestido lila atrajo la atención de los presentes—. Lo siento, creí que estabas sola —Se disculpó antes de salir. Y Levi sintió un frío recorrerle el cuerpo. Se dio cuenta que no fue su mente quien lo atormentó haciéndolo creer que la veía. Ella realmente estuvo ahí todo el tiempo, pero la verdadera pregunta era; ¿Qué hacía en ese lugar?
—Es mejor que vaya a tomar mi lugar. Recuerda no tropezar —bromeó tratando de distraerse. Al salir se encontró con la dama de honor que los interrumpió.
—Hola, Levi —Tragó saliva audiblemente al reconocer la voz que juro nunca olvidar y emprendió el camino directo a la capilla; huyendo de ella y de sus acciones.
La vida podía jugar demasiado sucio en ocasiones.
Recorrió los pasillos hasta llegar a la capilla. Las filas se encontraban llenas de caras conocidas; compañeros, colegas incluso alumnos. Se dirigió al fondo, y tomó su lugar a un lado de Erwin.
—¿Nervioso? —Susurró sin despegar la vista de los invitados.
—Eres tú el que se casa.
—¿No has pensado en ser el siguiente?
—Cuando el infierno se congele. —Hacía mucho que Levi dejó de considerar en compartir su vida con otra persona, sobre todo después de encontrarse a su novia liándose con otra mujer en su cama. Dos años desde entonces y aún no lograba salir con una mujer de forma más o menos regular—. Aunque no creo que falte mucho —agregó recordando a la inesperada aparición de Mikasa en el lugar. Después de verla, la idea de tener el infierno en la propia tierra y más, frente a sus ojos no sonaba muy distante.
Las primeras notas de la marcha nupcial comenzaron a sonar; las personas rápidamente tomaron sus puestos, en espera de la novia.
La canción llegó a su fin y Hanji seguía sin aparecer por la puerta. Erwin comenzaba a ponerse ansioso y los murmuros no se hicieron esperar.
¿Se habrá arrepentido? Quizá se fugó con otro. En realidad no eran compatibles. Dicen que Moblit volvió.
Miles de comentarios como esos llegaron a los oídos de Levi, enfadado, se dirigió a la puerta para conocer la causa del retraso y de ser necesario, de escoltar a Zoe al altar; al abrirla, una figura chocó con él.
—Disculpa —murmuró la chica, yendo con el pianista, dándole indicaciones. Levi siguió su silueta hasta que volvió donde él—. Dile a Erwin que no tarda —avisó adentrándose nuevamente en los pasillos. ¿Cuántas veces más vería a Mikasa?
—Deja de preocuparte —sugirió a Erwin luego de volver a su lugar. El rubio no había dejado de jugar con las pajarillas de su saco hasta casi arrancarlas.
La música volvió y el silencio reinó después de ver a Hanji entrando por la puerta del brazo de Dot Pixis. Levi le sonrió antes de volver la atención a su amigo. Sí, esperaba que si algún día sucedía un evento tan esporádico e impredecible como su boda, deseaba tener el mismo brillo y la sonrisa idiota que tenía su mejor amigo. Mantuvo su sonrisa hasta que la vio entrar detrás de Hanji, sosteniendo un arreglo de rosas lilas; la misma chica que le robó el aliento —y unos cuantos orgasmos también— la noche anterior. Y ella le sonreía, o al menos eso quería pensar. Por primera vez se cuestionó fugazmente si ella era realmente una mujer de la vida galante y de no serlo, rogaba que se lo tragara la tierra y lo escupiera en la otra parte del mundo, por ser un imbécil.
La ceremonia pasó de una manera tranquila. Levi alcanzaba a escuchar suspiros y vio algunas lágrimas entre las invitadas, que incrementaron cuando pronunciaron los votos, porque tanto Erwin como Hanji, escribieron esas promesas que los unirían para toda la vida.
—Con este anillo yo, Erwin Smith te desposo a ti, Hanji Zoe; para compartir contigo mis días y velar tus sueños a la medianoche; para cuidarte y atesorarte por el resto de mi vida. Prometo secar tus lágrimas en la tristeza y provocar tus risas en la alegría.
»Te ofrezco mis manos, para sostenerte en momentos de debilidad; mi pecho, para protegerte de los peligros: mi fuerza, para que cuides de nosotros y mi corazón, para que mores dentro de él. Prometo acompañarte hasta que el último suspiro abandone mi cuerpo, porque mi corazón seguirá latiendo mientras tú vivas en él.
A Levi le parecieron melosos y cursis; aunque muy sinceros.
—Con este anillo yo, Hanji Zoe te desposo a ti, Erwin Smith; para acompañarte en las buenas y las malas; para compartir contigo mi día a día, atesorarte y velar por nuestros sueños. Prometo estar ahí, en la tempestad y días soleado. Prometo esperarte con paciencia, compartir nuestros problemas y acompañarte sin titubeos.
»Te ofrezco mis hombros para llorar, mi aliento para consolarte y mis manos para guiarte en la oscuridad. Te ofrezco mi confianza y fidelidad. Prometo cuidar de tu corazón como tú cuidas del mío, por el resto de nuestra vida.
—Los declaro, marido y mujer. Puede besar a la novia —Vitoreos resonaron por el lugar cuando Erwin besó a Hanji. A Levi se le formó un nudo en la garganta; en ese momento, comprendió que podrían haber miles de personas entre Erwin y Hanji, pero siempre volverían el uno al otro, porque compartían un vínculo más fuerte que cualquier aventura de una noche.
Después de la ceremonia vino la fiesta en un salón bastante ostentoso. Levi se preguntó qué tanto de aquello era verdaderamente necesario.
Recordó que dentro de sus responsabilidades como padrino, incluía el brindis, maldijo a su amigo por un momento. Los novios no tardarían en llegar y él estaba a punto de golpearse contra la mesa cuando vio a Mikasa cruzar las puertas, seguida de Jeager y Arlet.
Tomó asiento en el lugar que le indicaron los meseros, refunfuñando. No le gustaba la idea de compartir mesa con los novios. Aunque eran la única familia que tenían. Tanto Erwin como Hanji habían perdido a sus padres tiempo atrás y tampoco tenían mucha familia. Así que prefirieron usar esos lugares para sus amigos. Farlan e Isabel no tardaron en acompañarlo.
—Fue preciosa la ceremonia, ¿no crees? —Isabel rápidamente se puso a soñar despierta—. Ojalá así sea la mía. —Levi se guardó los pensamientos para sí mismo—. Oh, ¡Mika, por aquí! —La aludida siguió la voz de Isabel.
—Hola —saludó sin inmutarse.
—¡Vamos, siéntense! —Y en ese momento, Levi se arrepintió por no saber con quién compartiría la mesa el resto de la fiesta—. Te presentaré. —Tiró de ella para situarla frente a Levi, quien no tardó en ponerse de pie—. Él es mi hermano, Levi.
—Ya nos conocimos —Isabel la miró con confusión por unos minutos hasta que sumó dos más dos. ¡Su plan había funcionado! El asentimiento de Levi lo confirmó.
—Bueno, bueno. Yo los presentó oficialmente —sonrió—. Levi, ella es Mikasa Ackerman.
—¿Ackerman? —Levi dejó de respirar por un instante.
—Así es, hermano. ¡Comparten apellido! —Festejó—. Ahora sólo falta la boda.
—Isabel —advirtió Farlan. Y en un suspiro, se unió a las presentaciones—. Ya conoces a Eren y Armin, ¿no?
—Son mis alumnos.
—Profesor —saludaron al unisón los aludidos. Levi no había dejado de observar cada expresión en Mikasa. No se parecía en nada a la coqueta chica con la que durmió la noche anterior…
Oh. En ese momento todo cobró sentido.
"—Es hora de darle la bienvenida a los novios. ¡Que se escuchen esos aplausos! —Levi fue incapaz de formular una disculpa, pues Mikasa ya había tomado asiento al otro lado de la mesa. Muy lejos de él y rodea de Jeager y Arlet—. ¡Felicidades recién casados!"
En la estancia entró la pareja ruborizada y desbordando felicidad. Por un instante, Levi sintió envidia de ellos.
El primer baile comenzó y el ambiente se armonizó. Ver bailar a esos dos como si todo lo demás se hubiera esfumado. Así que eso realmente sucede cuando hay amor de por medio, pensó.
Sí, bueno, Levi no había tenido mucha suerte en el amor.
Su más larga relación de cinco años terminó en una infidelidad. En algún punto entendió que las señales siempre estuvieron ahí. Jamás olvidaría las palabras de Ymir el día que le presentó a Petra.
—No sé de dónde la habrás sacado, enano —Ymir era una colega y profesora de la universidad. Levi había sido clave para que tuviera su licencia de docencia—; pero no ha dejado de ver a mi Historia desde que entramos.
En ese momento Levi le restó importancia; se trataba de Ymir, una molesta amiga que no dudaba en meterse con él cada vez que podía. Aunque en esa ocasión, había visto sus ojos desbordantes de sinceridad.
"—¡Y ese fue el primer baile de los novios! —Los gritos devolvieron a Levi al presente—. Es hora de ver a los padrinos en la pista de baile. ¡Un fuerte aplauso para Mikasa y Levi Ackerman!"
Definitivamente se veía los siguientes años de su vida en prisión por homicidio; ese par ni siquiera sobreviviría a la luna de miel. Tragó audiblemente antes de ponerse de pie y ofrecerle una mano a Mikasa.
—¿Me concede esta pieza, señorita? —Preguntó lo más educado posible. El asentimiento le valió como respuesta, y ella lo siguió, la música sonó y Levi la atrajo a su cuerpo para hablarle al oído. Podía sentir la mirada de los mocosos en ellos, se preguntó qué clase de relación tendrían.
—Anoche no fui una señorita para ti, ¿o me equivoco? —Sí, se había equivocado, lo admitía. Y ahora le tocaba asumir las consecuencias.
—Lo supuse por la situación —confesó. Le molestó tener que estirar el cuello para siquiera alcanzar el oído de la mujer. La baja estatura no le había jugado peor.
—Lo disfruté —Levi se sorprendió por un instante—. Aunque no volverá a repetirse.
—¿Por qué? —Cuestionó curioso. Había descartado futuros encuentros por el oficio de ella, pero ahora que sabía que no era así… ella no respondió—. ¿Sabes? No he podido sacar de mi paladar tu dulce sabor a kiwi. —Mikasa arqueó una ceja. Por un fugaz instante, ambos rememoraron la noche anterior y el placer que sintieron, uno con culpa y otro con interés.
—¿A si le dices a todas después de pagarles?
—Sólo a las que dejaron marcas imborrables.
—Hay aventuras que deben de quedar como eso —La canción terminó—; un único y dulce encuentro. —La vio alejarse hasta volver a su lugar con Jeager.
La cena se acercó y con ello el inminente discurso de Levi. Evitar palabrotas y anécdotas negativas; grandes consejos para alguien que creció sin esos fundamentos.
—Bueno, bueno —probó incómodo el micrófono—. ¿Se escucha bien? —Luego del terror inicial, tomó una gran bocanada de aire—. Hoy es un día importante, o tal vez no para todos —escuchó algunas risas de fondo—. Dos personas a las cuales aprecio han decidido unir sus vidas. Tengo fresco el recuerdo del día en que los presenté; la sonrisa y el ambiente; me di cuenta que las relaciones no siempre empiezan con un amor a primera vez. Sobre todo cuando Hanji vació su batido en la cara de Erwin, me sentí tan orgulloso de esa Cuatro Ojos —La novia se ruborizo al recordar tal día—. La vida nos juega en contra muchas veces, tirándonos hasta que creemos que ya no vale la pena levantarse. Y en ocasiones, nos permite soñar. Sólo queda tomar decisiones y no arrepentirnos de ellas; de salir detrás de una persona importante porque no quieres perderla; de perdonar y avanzar. Hoy me siento feliz por ustedes y les deseo que tenga una vida larga y próspera, pues la merecen. Así que, ¡Un brindis por los novios!
Las copas se alzaron. El matrimonio entendió la profundidad del discurso y las múltiples referencias. Levi bajó del escenario, sin creer aún todo lo que dijo, no mintió y fue su honestidad lo que le hizo sentirse bien.
Y después siguió el turno de ella y así Levi comprendió la gravedad de su error.
—Hola. Espero que estén pasándola bien —A Levi le gustó verla tímida, sin esa expresión estoica y vacía de emociones que le mostró desde que bailaron juntos—. Cuando conocí a Hanji, hablaba maravillas de su novio, Erwin; un gran hombre que le cambió la vida… Y la verdad es que he conocido pocas historias como la suya, que a pesar de las trabas, los errores y las personas; desean seguir juntos, luchando por lo que desean. La vida los dotará de alegría, felicidad y muchos pequeños, y de no ser así, estoy segura que lucharan a capa y espada por sus sueños —Una sonrisa inundó el rostro de Mikasa, y Levi se encontró preguntándose cómo sería verla así todos los días—; son personas admirables. Y por eso, les deseo un matrimonio largo y lleno de amor. ¡Salud!
Levi la siguió con la mirada, Armin la abrazó y felicitó por sus palabras, Eren le sonreía con un brillo singular en sus ojos. Si algo le quedó claro a Levi ese día, es que Mikasa fue capaz de entregarle su cuerpo sin dudas y completamente, ya que su corazón tenía tatuado el nombre de otro.
—Habla con ella —alentó Isabel, después de que sirvieran la cena. No era tonta y se había dado cuenta de la insistente mirada de Levi—. Entenderá razones —Se limitó a negar; asumiría las consecuencias solamente.
Más amigos les dedicaron palabras más o menos breves a los novios. Levi se sentía intranquilo; había visto de reojo a Moblit y se preocupó por cualquier drama que pudiera arruinar la velada.
La noche siguió su curso y el ramo voló por los cielos; se divirtió viendo a las mujeres pelear por las rosas. Se sorprendió al verla vencedora del ramo para después cederlo a una castaña que reconoció como Sasha Braus, profesora de medicina, le pareció un acto desinteresado hasta que la vio colgarse del brazo de Jeager. Levi maldijo la suerte del estudiante, y al chico cuando la rechazó.
La liga fue más divertida, al ver a Erwin quitarla con los dientes; se vio envuelto en el mar de solteros arrastrado por Farlan. Fingió demencia después de empujar lejos a Jeager entre el bullicio de hombres; sintió su mirada acusadora, aunque la ignoró. Por suerte del destino, la prenda cayó en sus manos, y la cedió a uno de sus alumnos, le pareció que fue a Connie Springer.
—¡¿Por quéééé?! —Isabel lo atosigo de preguntas y regaños el resto de la noche después de verlo deshacerse de la prenda.
—Deberías tomar las oportunidades, Levi —Erwin se había tomado un minuto para hablar con él. Hanji se encontraba bailando con sus damas de honor, incluyendo a Isabel y Mikasa—. Veo que ya conociste a Mikasa.
—No le agrado —aseguró sin despegar los ojos de su figura. Demonios, le gustaba como se movía. Si la situación fuera diferente… si él no hubiera sido un idiota… sí…
Pensar en el hubiera es tan triste y doloroso.
—Es apariencia —agregó después de reírse—. Sus primeras impresiones suelen ser… interesantes —Levi se preguntó en qué circunstancias se conocieron—. Date una oportunidad.
Levi se quedó solo. Veía bailar a sus hermanos junto a los novios. No dejaba de pensar en ella. Le llamó la atención ver salir tan rápido a Hanji, Erwin no abandonó la pista de baile y creyó que sería buena idea hablar con ella. Quizá ella podría iluminarlo un poco respecto a Mikasa.
—¿Eres feliz? —Se detuvo antes de salir al jardín. Reconoció la voz del hombre. Apoyó la cabeza con demasiada fuerza en la pared, provocándose un golpe.
—Erwin es un gran hombre —Cuatro Ojos idiota, pensó. Al final tampoco fueron alucinaciones verlo ahí—. ¿Cómo te ha ido bien?
—He logrado abrir mi propio laboratorio —contó el hombre. ¿Erwin sabría que estaba ahí?—. Y… conocí a una persona.
—Es bueno que te des la oportunidad, Mob.
—Ha pasado un tiempo, Han. Ahora estás casada.
—Lo sé —Levi prefirió alejarse para darles privacidad. Ya tendría tiempo para pedirle explicaciones a Hanji.
A lo lejos alcanzó a vislumbrar a Mikasa, por primera vez, lejos de los mocosos y la siguió hasta el tocador.
—¿Ahora se revierten los papeles? —Se burló al verlo esperándola fuera del baño—. ¿También debo de pagar por tus servicios? —Lo último dejó de ser una broma cuando la vio sacar un sobre blanco de su bolso—. Lo haré por adelantado, idiota —Le lanzó el fajo de billetes que Levi le dio la noche anterior. Levi se limitó a verla alejarse. Ni siquiera le dio tiempo de explicarse o disculparse.
Desde ese día, había perdido todo contacto con Mikasa Ackerman.
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Eeeeeeeeennnn fin, después de llorarle al internet, por fin se digno a volver y dejarme publicar. Espero que les haya gustado el inicio, porque sí, ¡tendrá continuación! No esperen una historia super larga, porque no, primero quiero darle prioridad a Sangre Ackerman, y aquí serán a lo mucho cinco capítulos y algunos drabbles sobre otros personajes, como la pareja de Erwin y Hanji. Y de algunos eventos aislados :3
Por alguna extraña razón, los fic's aislados que he escrito hasta ahora (que no son parte del Encargo Real o apegados al canon) tiene esta variante de Levi como profesor y Erwin como directivo.
Si quieren seguir leyendo de este par, les invito a dejar un comentario, que son gratis. xD
