Hola, hola, Luna de Acero reportándose. Aquí está el fic Riren, quería algo un poco más wild pero salió medio sweet, igual está bien, me gusta así, ya pondremos algo más salvaje en estos días, jajaja. Bueno, esto es lo que hay, espero sea de su agrado y si es así, me dejan un hermosito review? Acepto sugerencias para otro one shot, qué les gustaría leer? Ya saben que a mi público me debo. Sigamos en contacto, besitos estelares!

Disclaimer: Los personajes pertenecen al ingenioso Isayama Hajime... si fueran míos la serie sería hard yaoi y el Ereri cannon...

Advertencia: R18, dulzura en dosis enfermantes por momentos, así que ya saben, no pueden quejarse porque ya adevertí, ahora sí, a disfrutar.

MIRADA CLANDESTINA

Estábamos sentados en la misma mesa de siempre, del mismo aburrido café. Ya habíamos tomado dos cortados dobles, y como siempre habíamos pasado a las cervezas. Después de los dos primeros porrones, Levi se pidió un whisky.

-: Oye – le dije un poco con reproche - ¿Tan mala fue tu semana?

-: Pues no lo sé – dijo dándole una pitada profunda a su cigarro – Evalúalo tú, Petra perdió su segundo embarazo el martes, el miércoles mi querido jefe y suegro descargó toda su frustración en mí y me dio una extensa lista de perdedores a los que debo ir a cobrar, el más atento me tiró agua hervida por la puerta, así que no hace falta que te cuente el resto, mi vecino, un histérico esquizofrénico envenenó a mi amado Anubis (el gato negro de Levi) el jueves y para rematar, hoy rompieron la ventana de mi auto para robarme el estéreo…

-: Oh, vaya, creo que esta semana me superaste, en serio, pero déjame que te cuente, Mika se está viendo de nuevo con su amante – Levi lo miró con los ojos desencajados – es decir, la atiendo cada vez que me lo pide, le compro lo que le gusta, tiene una extensión de mi tarjeta de crédito que no escatima en abusar cuando se deprime, qué dicho sea de paso, es bastante seguido, y el jueves sólo porque le dije que la cena estaba algo quemada (por no decir negra) me arrojó con un vaso que se estrelló en la pared… A veces no las entiendo, es decir, si tanto le molesta estar conmigo y en vista de que no soy suficiente, ¿por qué simplemente no me deja que terminemos la relación?

-: ¿Estarás bien con eso? Quiero decir, tienes un lazo muy fuerte con la pequeña Christa – Levi se refería a la hija de Mikasa de unos cinco años de edad, cuando empezaron a salir Eren se hizo cargo de ella como todo un padre.

-: Dios, no me lo recuerdes – dijo el más joven poniendo su frente contra la mesa, luego la levantó - ¡Mesero, otro whisky! De sólo pensarlo me da un jodido dolor de cabeza… Realmente la quiero… Mika no le presta atención, muchas veces llego y está con la ropa del día anterior, sucia, con hambre, si vamos juntos a buscarla del jardín no duda en venir a mis brazos primero – Se mordisqueó el pulgar, con cara compungida – Depende mucho de mí…

-: Bueno, yo entiendo todo lo que sientes hombre, pero la verdad es que no puedes hacerte cargo de lo que no corresponde… ¿Vasa sacrificar tu felicidad por el hijo de otra persona?

-: Para mí es mi hija, aunque no tenga mis genes, Levi – tomó el vaso que el camarero había depositado en la mesa y se lo bajó de un solo trago.

-: Hey, despacio, ya sabes que te emborrachas fácil.

-: Levi, no me molestes, mañana no trabajamos.

-: Sí, pero seré yo el que tenga que responsabilizarme por ti, la última vez Mikasa me dio un sermón de media hora por no haberte cuidado apropiadamente, ni que fueras un bebé.

-: ¡Rayos! Si Mikasa no fuera tan… controladora, exigente, gruñona, de mal carácter…

-: No te quejes, al menos tú no tienes sexo por obligación.

-: ¿Eeeehh? – la cara de Eren era un poema al desconcierto.

-: Petra está obsesionada con tener un hijo, la última vez fue un calvario, hizo un costoso tratamiento, por lo cual mi jefe me mandó toda esa semana a trabajar on line desde mi casa, no tienes idea lo complicado que fue. Pero el problema principal es que ella tenía este… aparato que le media la temperatura al útero o algo por el estilo. Entonces cuando estaba fértil y con la temperatura justa, era la hora de hacerlo. "¡Levi!" – Reparaba la voz el pelinegro y el ojiverde trataba de contener la risa sin mucho éxito – "Vamos, vamos, está justo en la temperatura correcta, apúrate"… Es decir, maldita sea, no soy un jodido robot que se calienta con apretar un botón… Tch.

-: ¡Mesero, otra ronda de cervezas! – Pidió el ojiverde y el pelinegro solo suspiró - ¿Estás solo, no? Digo, Petra se fue de viaje ayer, ¿puede ser? Y en mi casa está la madre y la suegra de Mika…

-: No, no, no Eren, ya sé qué me vas a pedir y la respuesta es no.

-: Sólo por esta noche, vamos Levi, no seas malito, necesito desahogarme, por favor, te lo suplico, haré lo que sea por ti – Eren le puso sus ojitos más tiernos, esos que recordaban a la mueca del gato con botas y Levi puso en blanco los suyos.

-: Maldito pendejo pedigüeño, sabes que no puedo decirte que no y usas eso en mi contra.

-: Ya sé, ya sé, vamos a poner ese CD viejo que nos gusta y vamos a cantar, ¿sí?

-: No me gusta cantar y los sabes.

-: Pero lo hiciste muchísimas veces conmigo, además tienes una voz tan bonita.

Levi giró la cabeza para buscar el celular de su bolso, pero en realidad no quería que Eren se diera cuenta que sus palabras lo habían sonrojado un poco. Avisaron a Mikasa, pagaron lo consumido y se fueron en el auto de Levi. Eren ya estaba bastante picado por el alcohol para ese entonces e iba tarareando melodías en el asiento del acompañante.

Entraron a la casa y Eren se sacó los zapatos, el saco y la corbata.

-: ¡Rayos! Cada vez que entro a casa recuerdo a Anubis, el único que venía directo a saludarme…

-: Ya, tranquilo, el buen Anubis debe estar pasándeselo bien en el paraíso gatuno…

Levi lo miró con duda, no sabiendo si era una frase de apoyo o Eren ya divagaba.

-: ¿Tu mujer te dijo que sí? – Levi quería estar seguro, porque la última vez que no habían avisado se le apareció con un humor de los mil demonios y casi le tira la puerta abajo a patadas.

-: Sí, ya me respondió: "Piérdete", me puso. Que en su lenguaje sería, no te quiero ver.

-: De acuerdo, ¿qué te sirvo?

-: Vino blanco espumante, ese que me convidaste la otra vez… es rico – dijo tirándose en el mullido sofá de la sala, mientras Levi preparaba los tragos en una moderna isla a un costado tipo bar – Amo este sillón, cuando cambies tus muebles regálamelo, ¿sí?

-: ¿Por qué no te compras uno?, puedes pagarlo en cuotas.

-: No puedo, yo no soy gerente general, apenas gano lo suficiente para sobrevivir.

-: Pues hubieras estudiado, vago de primera – lo amonestó Levi mientras le acercaba el vaso y se sentaba en el otro extremo del sofá. Eren se puso de pie y fue hasta el equipo de música, demoró unos minutos hasta que al fin puso la vieja música de siempre - ¿No te cansas de escuchar eso?

-: No, para nada, si pudiera lo escucharía todos los días, ¿no te da nostalgia, eh? – luego fue y se tiró poniendo su cabeza en el regazo de su amigo – Senpai Ackerman – le dijo sonriente, el pelinegro lo miró sin expresión - ¿lo recuerdas?

-: Te encanta recordar los tiempos pasados… yo no…

-: Oh, ¿por qué? Eran tiempos felices… a veces… los añoro… - luego se incorporó para poder beber apropiadamente – Ah, realmente delicioso, ¿cómo se llamaba?

-: Delirio, un syrah rosado dulce… sinceramente no es mí preferido, me gustan más los secos, tú, tienes gustos de mujer…

-: Bueno, sí, me gustan las cosas dulces. ¡Guau, este si se te sube a la cabeza!

-: Acompáñame al balcón, no puedo fumar aquí o Petra me aniquilará.

Se pusieron de pie y salieron a deleitarse con la hermosa vista del primer piso de la casa, de inmediato Levi se puso a fumar.

-: Nunca me cansaré de este lugar, es tan hermoso… – el aire algo frío ya, despeinaba el cabello del ojiverde y la luna planeaba tranquila en el firmamento oscuro salpicado de estrellas – Nosotros hicimos muy mal las cosas ¿no? – dijo de repente, luego de terminar el vaso, Levi se puso de pie y le sirvió un poco más.

-: ¿A qué te refieres? – preguntó, dejó la botella en una mesa de hierro y vidrio y se apoyó contra el barandal.

-: Bueno, ¿te acuerdas del cara de caballo?

-: ¿Te refieres a Jean Kirchstein?

-: Sí, ese idiota, pues resulta que es la pareja de un compañero de trabajo mío, Marco Bold. Ya están juntos hace tres años, así que calculo que salieron del clóset apenas se recibieron de la secundaria.

-: Oh, ¿y qué con eso?

-: Me da algo de vergüenza admitirlo pero… - Eren dio un largo sorbo a su vaso – Los envidio, en serio que lo hago. No deben lidiar con el problema de tener hijos, ambos trabajan así que les sobra el dinero, tienen tiempo libre para hacer lo que les gusta, van a ver deportes juntos, y como hombres se entienden… aaah… malditos afortunados…

-: ¿Qué significa eso? ¿Acaso quieres un hombre por pareja? ¿Entiendes que eso implica otros tipos de… "sacrificios"?

-: ¿Eh?

-: Dios, Eren, eres tan lento…

-: Es que no entendí, ¿a qué te refieres?

-: A cambio de tener todas esas "comodidades", por llamarlas de alguna manera, luego tienes que abrirle las piernas a tu pareja, ¿ahora está más claro o le quieres echar agua?

-: Oh, eso… bueno… sí, supongo que es un problema… aunque Marco se mofa bastante de que el sexo es genial entre ellos. No lo sé, si lo pienso bien me da algo de impresión a decir verdad.

-: Como sea… estamos casados, hablemos de otra cosa…

-: Levi… ja, ja, ja – Eren comenzó a reírse de la nada y el ojiazul pensó que ya se le había torcido el naranjo debido al alcohol – Re-ja-ja-recuerdas ja, ja, cuando, ja… ¿Cuándo me besaste?

El más bajo lo miró sorprendido mientras se le coloreaban los pómulos.

-: No sé de qué hablas – dijo girándose y mirando al otro lado.

-: Sí que sabes, ese día tú no bebiste, sólo yo… Fue cuando nos graduamos, ¿recuerdas?

-: Ya te dije que no.

-: No mientas, tienes memoria de elefante, tú jamás olvidas nada, como esa vez que me recordaste de mi aniversario, cuando yo lo había olvidado – Levi no le respondió pero encendió un nuevo cigarro – Estábamos en la puerta del gimnasio, yo había ido porque me sentía algo descompuesto, me llevaste gaseosa ligera con limón para que me recuperara, estábamos solos, ¡cómo no te vas a acordar! Entonces… tú… me dijiste que me ibas a extrañar, fue cuando tu padre te envió a la universidad de Tokio, tenías una cara muy triste Levi, pero yo también estaba triste. Siempre fuiste mi mejor amigo. Desde pequeños, aunque me lleves tres años. Yo no podía hablar decentemente, todo me daba vueltas, ja, ja, ja. Luego tú… me besaste…

-: Me dio hambre, voy a traer unas papas fritas y algo de maní, ¿te apetece algo?

-: ¿Tienes de esos bollitos con queso?

-: ¿Chipás? Sí, si tengo, ya te traigo, será mejor que te sientes, el barandal es bajo, me da miedo que te tropieces y te caigas, torpe como eres.

-: No estoy tan mal…

-: Lo que digas, siéntate.

-: Sí, papá…

Eren se sentó y se quedó pensando, no sabía por qué justo ahora se venía a acordar de eso. Recapituló un poco sobre su vida en ese tiempo. Y empezó a encontrar un par de cosas que le llamaban la atención, como la primera vez que se puso de novio y Levi se molestó tanto sermoneándolo con que era demasiado chico para eso, o que nunca le había conocido ninguna novia porque él decía que la escuela era para estudiar y no para presumir, o las veces que lo ayudó con su tarea posponiendo sus compromisos, o cuando trató de convencerlo de que no se casara aún que mejor conviviera un tiempo, o… eran demasiadas cosas, ¿por qué recién ahora se daba cuenta? Nadie había sido tan constante en su vida como él, ni siquiera sus padres. Siempre que estuvo en aprietos Levi estaba ayudándolo o salvándole el trasero. ¿Eso era verdadera amistad o algo más? Recordaba perfectamente la forma en que lo miraba cuando le hablaba, o cuando estaban en el recreo del colegio a lo lejos. Levi nunca había dejado de mirarlo, con esa intensidad, de esa manera que lo traspasaba.

-: Bien, aquí te traje lo que pediste – dijo el pelinegro trayendo una bandeja con los bollitos y otros aperitivos. Estaban humeantes y calientes, justo como le gustaban a Eren. Tomó uno y lo metió a la boca disfrutando su sabor - ¿Qué sucede? Tienes una cara como de velorio.

-: Nada, solo pensaba… Oye, Levi… ese día de la graduación tuya…

-: Ya deja este tema en paz, realmente eres pesado cuando bebes, come de una vez antes que se enfríe y ocupa tu boca para algo más productivo.

-: Sí, estoy comiendo, pero oye, cuando todo terminó, yo estaba muy mal y me llevaste a casa. Mamá te dejó que me subieras por las escaleras y me llevaras a mi cuarto. Entonces… antes de irte, me abrazaste y me susurraste algo al oído, ¿verdad?

Levi abrió grande sus ojos y desvió la mirada para encender otro cigarro. Pero no respondió.

-: ¿Qué me dijiste?

-: Fue como hace cinco años, Eren, ya deja de fastidiar, yo estaba cansado también, puedo tener buena memoria pero no recuerdo cada pequeña cosa que hago o digo.

-: No importa, lo recordaré – dijo el otro frunciendo el ceño y concentrándose.

-: No lo harás, tienes la retención de un mosquito, no puedes recordar ni lo que comiste ayer.

-: Ai… Ai si… Ai Shi… ¡Ai Shi teru! – dijo de repente Eren juntando sus manos en un aplauso – Fue eso, ¿cierto? – Levi estaba pálido, que era mucho decir, considerando la blancura de su piel - ¿Qué significa?

El pelinegro se quedó mudo.

-: No lo sé, no suena ni siquiera a algo decente.

-: Bueno, lo buscaré con google – dijo Eren sacando su celular.

-: ¡No! – dijo el más bajo quitándole el aparato - ¡Ya basta! Estás haciendo un lío de la nada.

-: Levi… devuélveme mi celular – dijo Eren poniéndose de pie y mirándolo con seriedad.

-: Lo haré si te dejas de bobadas.

-: Quiero saber qué significa.

-: No.

-: ¿Por qué no?

-: ¡Ya deja las cosas como están, maldito mocoso! – Levi estaba alterado y Eren no entendía por qué.

-: ¿Acaso fue una maldición o algo por el estilo? ¿Qué tiene de malo que quiera saber?

Y al fin el pelinegro explotó.

-: ¡Cinco años, Eren! Tuviste, cinco jodidos años para investigar, ¿y justo hoy se te da por saber?

-: ¿Pero qué te sucede? ¿Ya se te subió el gen Ackerman a la cabeza? Dame mi celular.

-: Si te lo digo… ¿no volverás a tocar el tema nunca más? – Levi lo miró muy serio mientras el celular de Eren temblaba un poco en sus manos.

-: Levi me estás asustando, ¿es el nombre de alguien que asesinaste o algo así? Porque no importa, yo seguiré a tu lado no importa lo que hayas hecho.

-: ¡Cállate, idiota! – Le dijo Levi golpeándolo en el hombro – No maté a nadie. Tch. Toma tu maldito celular. Bueno, ya han pasado cinco años, supongo que si te lo digo no modificará en nada las cosas como están ahora – Suspiró hondo, se sirvió vino y bebió un trago, luego sin mirar al ojiverde le habló con más calma – Aishiteru, es una frase en japonés, significa: te amo.

Hubo un largo silencio entre los muchachos. Hasta que Eren habló.

-: ¿Por qué me susurraste eso?

-: Vamos a ver una película – dijo Levi evadiendo completamente la pregunta – ¿Sabes?, la semana pasada estuve viendo una serie de Netflix muy interesante, trataba de un tipo-

-: Levi… - Eren se puso de pie frente a él bloqueándole el paso de salida del balcón, el pelinegro suspiro cansado, sabía la pesadilla en la que podía convertirse el ojiverde cuando quería saber algo – Dime porqué lo hiciste…

-: Dios, realmente que cuando San Pedro repartió la lentitud mental a ti te dio ración triple. Me gustabas, ¿de acuerdo? ¿Ya estás contento? – Eren lo miró sorprendido y luego molesto.

-: ¿Desde cuándo? ¿Cuándo comenzaste a sentirte así? – Levi se sonrojó un poco antes de contestar.

-: Supongo que desde la primaria…

-: ¿Yo te gustaba desde la primaria? ¿Y esperaste para confesarte el último día que ibas a estar en la ciudad, conmigo borracho y en japonés? ¿Qué mierda esperabas que sucediera? ¿Un milagro?

-: ¡No esperaba que sucediera nada, maldito mocoso! Eres mi amigo, siempre confiaste en mí, tengo códigos, ¿sabes? No te hubiera traicionado jamás, porque tu amistad es lo más importante que tengo en la vida.

Levi se giró y trató de encender un cigarrillo, pero el encendedor se le atascó, así que con bronca lo aventó contra una esquina del balcón con tanta fuerza que lo hizo reventar.

-: ¡Encendedor, hijo de puta! – masculló con bronca. Eren se acercó con tranquilidad sacó uno del bolsillo de su pantalón y lo accionó, Levi giró el rostro y aceptó el fuego - ¿Qué mierda haces con un encendedor? Tú no fumas…

-: No, pero vives rompiéndolos por tu impaciencia, así que siempre tengo uno a mano para esas ocasiones… Levi… - Eren apoyó su rostro en el hombro de su amigo - ¿Por qué no me lo dijiste adecuadamente?

-: ¿Para qué? ¿Para qué me odiaras? ¿Para qué me dijeras que era asqueroso, que era enfermo?

-: Yo no hubiera reaccionado así.

-: Mentiroso, ¿acaso no lo recuerdas? – Eren lo miró sin entender – Yo tenía 15 y tú 12, pasábamos por la plaza de San Quintín, había dos hombres de la mano que luego se abrazaron, arrugaste tu nariz y dijiste que te daba náuseas, que esa debía ser la cosa más asquerosa sobre la tierra.

-: ¿Eso dije?

-: ¡Maldito mocoso con memoria selectiva! – dijo Levi con los ojos húmedos mientras le estiraba los cachetes con fuerza y Eren se quejaba – ¡Me rompiste el corazón en mil pedazos, inútil de mierda! Luego de escuchar eso ¿cómo querías que me confesara?

-: ¡Ouuuch! – El pelimarrón se sobaba los pómulos enrojecidos, mientras Levi miraba el horizonte apoyado en la baranda – Levi… lo siento mucho, realmente hablé sin pensar, no sabía que iba a lastimar tanto tus sentimientos…

-: Ya, no es para hacer un teatro, de todas formas ya no tiene sentido, fue hace demasiado tiempo. Bueno, vamos a ver esa serie que te digo, pediré una pizza, ¿te parece?

-: Emm… Levi… ¿podría?... ¿podría besarte un momento?

El hombre abrió grande sus ojos mientras lo miraba impactado. Eren caminó hasta él y colocó sus manos sobre sus hombros.

-: Sólo… quiero comprobar algo… - Pero cuando estaba a pocos centímetros de besarlo, el más bajo lo empujó, alejándolo y entró con velocidad a la casa - ¡Levi, hey, espera!

Llegó hasta la puerta de su estudio en planta baja y la puerta estaba con llave. Tocó un par de veces con fuerza y el sonido seco de la madera retumbó en el pasillo.

-: Levi… vamos, abre, no seas infantil. Está bien, no intentaré hacer nada… Levi…

El ojiazul sentía que se le estaba saliendo el corazón del pecho, no había huido porque no quisiera recibir ese beso, sino porque se le habían aflojado las lágrimas, jamás había llorado delante de Eren, en 15 años que se conocían, jamás, ni una sola vez, ni siquiera cuando murió su madre. Necesitaba calmarse un poco. Ya había pasado tanto tiempo, estaba tan acostumbrado a la relación que tenían, tan resignado a que nada cambiaría nunca, que no quería tener esperanzas, ni la más mínima, prefería morir sin conocerla. Se puso de pie al escuchar un golpe seco, provenía de la ventana que estaba abierta, se acercó y Eren gruñó sobándose una rodilla.

-: ¿Estás bien? – dijo acercándose y el más alto lo agarró bruscamente de los hombros y lo estampó contra la pared.

-: Yo también sentía cosas por ti, Levi, pero tú me dijiste que el colegio era para estudiar no para presumir, y jamás vi que estuvieras interesado en nadie. Aunque a veces pensaba que estaba confundido, salí con varias chicas pero con ninguna era suficiente, incluso con Mikasa, no lo es…

-: ¿Qué, qué dices ahora tan de repente? – Los labios de Levi temblaban.

Eren lo agarró del rostro y lo besó con vehemencia. Ambos sintieron como si una corriente eléctrica los hubiera recorrido de pies a cabeza. El más joven resopló sobre la boca de labios finos y volvió a besarlo de nuevo. Olvidaron todo, su entorno, sus parejas actuales, su situación, en ese momento desesperante solo se deseaban y nada más.

Levi no lo pensó dos veces, lo sujetó y lo arrastró hasta el sofá cama de su despacho, ninguno estaba pensando con demasiada coherencia, el alcohol no ayudaba en absoluto, aunque a estas alturas fuera una simple excusa porque los dos estaban bastantes conscientes de lo que hacían.

Eren cayó de espaldas sobre el mueble, la cara algo roja, pero no tenía intención de detenerse, era por lejos la cosa más erótica y vivificante que le había sucedido en los últimos años. La verdad era que de alguna manera era consciente de la forma en que Levi lo miraba, una mirada hecha especialmente para él, clandestina, secreta, una que nadie percibía, sólo él.

Le desprendió la camisa a Levi y se quedó embelesado, su blancura, sus rosados pezones, su vientre plano y marcado, todo era hermoso. Sí, debía admitirlo, ¿cuántas veces había fantaseado con su amigo de esa manera? Pero cuando lo había vuelto a ver, tres años más tarde, cuando regresó con su título a la ciudad, ya estaba comprometido con Petra. Eren no había querido forzar las cosas, después de tanto tiempo pensó que se habían acabado las posibilidades, siempre se había recriminado el por qué no había detenido a Levi al otro día… fue un grave error, jamás creyó que volvería a tener una oportunidad igual, menos ahora que Petra estaba embarazada de nuevo, pero la pobre había perdido a su hijo, y por más cruel que le pareciera, entendió que si no era esa noche, no sería nunca. Ahora estaba seguro, esto era lo que quiso desde un principio, y así se tuvieran esa única noche, él lo aceptaría, no lo dejaría ir de nuevo.

Los besos eran profundos, Levi sentía que su vientre ardía, sus torsos se frotaban ante el arrebato, sus respiraciones se mezclaban, se entretejían, no paraban de tocarse, nada era suficiente, el calor crecía y crecía sin parar, pronto sus cuerpos estaban perlados por el sudor y la excitación constante. Levi le desprendió el pantalón y metió su delicada, pero fuerte, mano dentro de la ropa interior del ojiverde, quién lanzó un gemido largo y se removió complacido. El pelinegro estaba extasiado, Eren resoplaba afiebrado por la pasión, sus pómulos y la punta de su nariz algo rojas, los ojos adornados de pequeñas lágrimas, la boca entreabierta, los labios hinchados y rojos, brillosos por la humedad de sus roces. Más de diez años amándolo en secreto, más de diez años resignado a su destino, aceptando que si su amistad era lo único que iba a obtener, entonces estaba bien. Se agachó y lo desnudó con más tranquilidad, cada porción de piel que descubría, era atacada con su candente boca. Su lengua dibujaba formas enruladas sobre la cadera del ojiverde.

Quería grabarse en su memoria el sabor de su piel, el aroma de su cuerpo excitado. Tomó la hermosa erección de Eren entre sus blancos y frescos dedos y comenzó a friccionarlo con inusitada maestría. Eren cerró los ojos para disfrutar mejor de las sensaciones, pero Levi lo tomó de un brazo para sentarlo y luego girarlo boca abajo con asombrosa facilidad.

Levi suspiró sobre la nuca de Eren admirando su hermosa piel y mordisqueó sobre el cuello expuesto, mientras Eren gemía en voz baja y se retorcía ansioso. Había olvidado, la enorme cantidad de puntos sensibles que tenía desperdigados por esa región. Levi iba despacio, sin apuro, explorando, midiendo, calculando y aprendiendo, el cuarto estaba en penumbras, apenas la luz de la luna era lo único que se colaba por la ventana. El cuarto estaba lleno de suspiros, gemidos ahogados, ruidos acuosos, roces, frases susurradas, eran una sinfonía a la lascivia y la desesperación.

Levi deslizaba las puntas de sus dedos por la piel tersa, amarronada y firme, a medida que recorría esa dermis seductora la misma se erizaba, se encendía, afloraban los poros tiritando como las hojas de los arbustos movidas por el viento. Pronto los dedos fueron reemplazados por la boca del ojiazul, mordisqueando, lamiendo, succionando levemente, cada porción de la bella espalda. Los sonidos que eran liberados por la garganta del más alto le indicaban donde hacerlo más rudo, donde aminorar la marcha, donde volver a probar. Eren quería tocarse, le dolía su hombría por la erección constante, sintió la de su compañero rozarlo sobre uno de sus glúteos y lejos de parecerle desagradable, le supo a delicioso erotismo. Cerró los ojos de nuevo, y ya Levi estaba suspirando sobre su oído, mientras deslizaba con gentileza su pantalón y boxers para dejarlo desnudo por completo.

El pelinegro primero lo admiró un rato, mudo del asombro, siempre supo que Eren era hermoso, pero una cosa era tenerlo en su imaginación y otra muy diferente en vivo y en directo. Detrás de una de sus rodillas y sobre la pantorrilla, una fina pero larga cicatriz se dibujaba, era de una vez que subiendo a los árboles del barrio se había resbalado por afirmarse en una ramita frágil y se había quebrado. Besó esa cicatriz muchas veces, como si quisiera hacerla desaparecer con sus labios. Eren hundió su rostro en el sofá, realmente era demasiado intenso, tenía a su corazón latiendo como un caballo salvaje. El más bajo se deleitó probando esas largas y definidas piernas, mientras sentía como se estremecía Eren con sutileza.

-: Tienes las piernas más perfectas que he conocido – le dijo ardiendo de ganas, y mientras sus manos se hundían más fuerte contra la carne caliente y musculosa.

-: Dime más…

-: Engreído – le dijo Levi pellizcándole el trasero y Eren lanzó una pequeña risilla – Me gusta esta parte – dijo besando un poco más arriba de sus glúteos, donde la piel se hundía en dos redondeles por la forma de su cadera – Esas hendiduras – dijo lamiéndolas – son extremadamente sexies…

Las manos del pelinegro acariciaban los costados de las caderas del más alto. Eren se sentía ansioso, casi como si fuera su primera vez… bueno, en cierta manera lo era, con otro hombre, con Levi, sus caricias eran fuertes, y eso le gustaba, no saber qué vendría luego, con que otra cosa lo sorprendería, sentía que los nervios lo dominaban, contaminaban sus sistema, pero también sabía que aceptaría lo que fuera. Levi se recostó apenas sobre el cuerpo de Eren y comenzó a besar de nuevo su nuca, cuello, pero con mayor fuerza, Eren estaba complacido, hacía tanto tiempo que nadie se dedicaba a darle placer de esa manera… de hecho no recordaba que nadie lo hubiera hecho, que sentía que todo su cuerpo vibraba. Se giró porque quería besarlo de nuevo, necesitaba probar su boca, embriagarse del sabor de Levi. También quería que el otro disfrutara. Después de besarlo un buen rato descendió por su mandíbula hasta su pecho, se detuvo en esos pezones rozados y erectos y se entretuvo un buen rato, Levi tensaba la mandíbula y sus ojos… ¡Sus ojos! Esa mirada que era sólo de él, completamente oscurecida y lacerante, parecía como si lo devorara con esas gemas azules, color del mar embravecido.

-: Siempre me mirabas, ¿verdad? – quería corroborarlo, necesitaba una confirmación de su parte.

-: Sí… así es… mis ojos no podían dejar de seguirte…

Eren besó sus párpados con lentitud, no le importaba que fuera cursi, quería decirle con su cuerpo que él lo sabía, que a pesar de todo había sido consciente de eso. Levi lo recostó sobre la mullida superficie y se posicionó entre sus piernas, llevó dos de sus dedos a la boca de Eren para que los mojara apropiadamente y mezclándolo con su propia saliva empezó a tocarlo abajo. Lo besaba con lentitud para que se relajara. Eran dos adultos, pero la situación, tantos años reprimiendo deseos, los volvían dos inexpertos que estaban creando su propio camino, un camino nuevo y reluciente.

El ojiverde se removió inquieto, pero tratando de colaborar de la mejor manera posible. Levi se tomó su tiempo, y gracias a eso al cabo de un buen rato lo tuvo gimiendo entrecortadamente, su vientre lleno de gotitas de sudor, como si el rocío nocturno hubiera anidado en él. Cuando logró llegar hasta su henchida próstata, Eren se arqueó deliciosamente, su boca estaba más acuosa que nunca y los besos más húmedos y apetecibles. Levi embadurnó su falo que estaba ya goteando indecentemente, y enfiló su hombría contra el cuerpo caliente y ya preparado.

A pesar de todo la lubricación no era la adecuada, pero por nada del mundo romperían el encanto del momento para ir a buscar otro tipo de ayuda extra. Por lo que Levi empujó con algo de dificultad. Dolía, pero no era para morirse, Eren se crispaba por momentos, entonces Levi aminoraba la marcha, para luego arremeter de nuevo.

-: Sos-sotente de mí… - le dijo el hombre colocando uno de los largos y bronceados brazos alrededor de su cuello. Eren subió una de sus hermosas piernas sobre la cadera de Levi y finalmente luego de mucho insistir, al fin lo pudo albergar por completo.

El más alto apoyó su frente transpirada sobre el pecho de Levi y pudo jurar que los fuertes latidos de su amigo se trasladaban a su propio corazón. Era algo inexplicable, como si una conexión profunda e invisible se formara entre ambos. Jamás se había sentido tan unido a alguien, y sin querer un par de lágrimas se deslizaron de sus ojos esmeraldas.

-: ¿Tanto te duele? – le preguntó Levi preocupado, pero el más joven lo miró sonriente.

-: No, es que… estoy feliz… dame más, Levi, más…

Sus cuerpos se estaban conociendo, estaban creando un lenguaje único, y cada descubrimiento era más sorprendente y agradable. La incomodidad seguía allí, pero mayor era el placer que se expandía como el cálido viento primaveral sobre las estepas florecidas. Levi lo sentía ajustarse completamente a él, apretarlo deliciosamente, era tan caliente que parecía que en cualquier momento sus cuerpos se iban a fundir en uno solo, aunque ya lo estuvieran haciendo.

Cuando sintió que se deslizaba mucho mejor, profundizó las embestidas, sentándose sobre sus piernas y elevando la cadera de Eren para tener mejor acceso, el castaño puso sus tobillos sobre los hombros del más bajo y cada vez que se hundía en él un escalofrío le recorría la espina dorsal. Sus gemidos se volvieron gritos cortos y continuos, Levi tomó su falo con una mano sin dejar de embestirlo y comenzó a masturbarlo rítmicamente. Eren nunca había experimentado tal nivel de placer, ahora entendía lo que Marco le decía con tanta alegría, realmente era excitante y plácido. Empezó a sentir los espasmos recorrerle el bajo vientre y supo que pronto alcanzaría su máximo esplendor.

-: Levi… ah…. Ha… Levi… me… vengo… aaah… aaahh…

Levi quería mucho más, no quería salir de ese lugar, pero también entendía que debía ser gentil con Eren, había sido demasiado, debía estar completamente feliz, aunque le supiera a poco. Con suerte podrían repetirlo, de hecho quería hacerlo de nuevo de inmediato, pero debía refrenar sus instintos. Se empujó un par de veces más y justo después de sentir la esencia cálida y espesa mojar su mano, se derramó por completo dentro del castaño. Eren pudo ver la erótica cara de Levi en primer plano y le pareció una de las cosas más hermosas que podría haber visto.

Se quedaron acoplados un buen rato, esperando que sus pulsaciones y sus respiraciones volvieran poco a poco a la normalidad. Era casi… irreal…

Eren tomó con ambas manos el rostro de Levi, lo besó con pasión y sobre los labios encendidos y mojados le susurró las palabras que querían salir de él desde hacía tiempo…

-: Levi… Aishiteru…

By Luna de Acero… con el corazón en llamas…