Hey, aquí Darkely. Mientras Dave (O David, como quieran llamarlo) anda haciendo esas traducciones G!p y obscenas que a ustedes tanto le gusta, yo voy a dejar esta pequeña y linda traducción por aquí, porque yo soy muy cursi siempre y si han leído mis historias entonces ya deberían saberlo. Son tres capítulos y estaré publicando los otros dos entre hoy o mañana.

PD: Ya saben que yo traduzco las cosas lindas y él las pervertidas hahaha.

Historia original: /s/10051756/1/Let-Me-Love-You (Vayan y me hacen el favor de al menos dejarle un fav a esta increíble escritora)

Glee y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Fox. La historia le pertenece a kath0410, esta es una traducción autorizada.


Rachel Berry respiró profundamente mientras miraba su reflejo en el espejo. Ella era Rachel Barbra Berry y ella iba a arrasar en su audición e iba a dejar a Carmen Tibideaux sin aliento después de su presentación. Ella nació para estar en Broadway, y entrar en NYADA era sólo el primer paso.

En pocas palabras, ella había nacido para ser una estrella.

"Parece que alguien está lista para salir."

Una voz ronca trajo Rachel de sus pensamientos y ella volteó para poder ver a su instigador. Una sonrisa se extendió por sus labios cuando vio a Quinn Fabray de pie junto a la puerta. Ellas eran buenas amigas ahora y estaban abiertas la una a la otra acerca de todo.

Siempre que Rachel necesitaba a alguien, Quinn estaba allí con los brazos bien abiertos.

"Tengo mucha confianza. He estado cantando Don't Rain On My Parade desde que era pequeña, así que estoy segura de que voy a dejar Carmen Tibideaux impresionada" dijo Rachel, mostrando su brillante sonrisa.

"Oh, estoy segura de que vas a volar su cabeza" dijo Quinn de acuerdo mientras caminaba hacia la morena. "Vuélvela loca, Rach."

"Gracias, Quinn" Rachel respondió sonriendo.

Quinn asintió con la cabeza y sonrió.

"Ve y consíguelo, Rachel Berry."

Rachel sonrió y asintió con la cabeza, luego salió al escenario. Lo único que estaba dentro de su mente en aquel entonces era que no iba a decepcionar a Quinn.


Quinn sonrió para sí misma mientras se acomodaba en el asiento junto a Kurt. Estaba segura de que Rachel haría su mejor presentación y entraría en NYADA. Y estaba feliz de poder ver el momento especial de la morena. Era un paso más cerca de cumplir sus sueños y Quinn se aseguraría de estar allí para la morena en cada paso del camino.

"Rachel Berry," Carmen llamó y Quinn observó en silencio mientras Rachel caminó hacia el centro del escenario.

Quinn respiró profundo cuando Rachel se puso de pie en el escenario. La diva todavía se veía tan bella y hermosa como siempre, emanando confianza a cada paso que daba. Ella de verdad pertenecía al escenario, nacida para actuar y convertirse en una estrella, sólo como Quinn sabía que ella quería ser.

"Hola, soy Rachel Berry y voy cantar Don't Rain On My Parade." Rachel se presentó, sonriendo ampliamente. Ella se volvió hacia la banda detrás de ella y asintió con la cabeza una sola vez.

El ritmo de la canción comenzó a sonar y Rachel comenzó a cantar.

"Don't tell me not to live, just sit and putter. Life's candy, and the sun's a ball of butter. Don't bring around a cloud to rain on my parade!"

Quinn sonrió y movió sus pies al ritmo de la canción cuando la voz de Rachel llenó el auditorio. Fueron tan sólo las primeras líneas pero Quinn podía sentir que la morena ya lo había conseguido.

"Don't tell me not to fly, I've simply got to. If someone takes a spill, it's me and not y-"

Rachel se detuvo de repente y sus manos se fueron a su boca. Quinn sintió como el color abandonó su rostro mientras observaba.

"Oh, Dios mío," oyó susurrar Kurt en estado de shock.

No, eso no puede estar pasando, pensó Quinn tratando de mantener la calma.

"Lo siento. Lo siento mucho. Si pudiera volver a intentarlo una vez más", dijo Rachel a toda prisa y se dio la vuelta frente a la banda. Los miembros de la banda asintieron y comenzaron a tocar de nuevo.

"Don't tell me not to live, just sit and putter. Life's candy, and the sun-"

Rachel se detuvo de nuevo y Quinn sintió que su corazón golpeó fuertemente contra su pecho. Sentía como todo su mundo se caía a pedazos y su pecho se apretó con fuerza. Sus manos se apoderaron de los apoyabrazos de la silla con fuerza y su respiración comenzó a ser inestable.

¡No! ¡No! ¡Eso no tenía que sucederle a ella! ¡Oh, Dios mío, no! Quinn gritó en su mente una y otra vez.

"Lo siento mucho, me sé esta canción hasta al revés" Rachel explicó desesperadamente. Luego respiró hondo y Quinn observaba en aprensión. "Está bien, si pudiera dejarme empezar una vez más."

"No." Carmen habló con firmeza. Quinn contuvo el aliento, su corazón ya empezando a romperse por la diva en el escenario.

"¿Disculpe?" Rachel dijo con voz temblorosa mientras daba un paso hacia adelante.

"Se te dan ocho tiempos y te di dieciséis" Carmen interrumpió antes de la diva pudiera decir algo más. "¿Sabes lo que pasa cuando se te olvida la letra en Broadway? Le dan el trabajo a un suplente."

"No" Quinn susurró a sí misma con incredulidad. Rachel tenía una mirada rota y desesperada en su rostro, lo que hizo que el corazón de la rubia se rompiera aun más.

"Lo siento, pero esta audición ha terminado" declaró Carmen rotundamente mientras recogía sus papeles.

"No, por favor, por favor, solo dame una oportunidad más", Rachel rogó desesperadamente, sus palabras no fueron escuchadas cuando Carmen se puso de pie y se alejó. "Por favor por favor..."

Quinn sacudió la cabeza rápidamente, tratando de envolver su cabeza en torno a lo que acaba de suceder. Rachel acababa de ahogarse, dos veces, y sus sueños ya estaban empezando a hundirse. Ella comenzó a rezar para que todo fuera sólo un sueño, una cruel pesadilla, pero los sollozos estrangulados de la morena le dijo lo contrario.

Ella de un salto se puso en pie y rápidamente siguió Carmen fuera del auditorio.

"¡Espere!" gritó desesperadamente y Carmen se detuvo, volviéndose hacia ella.

"¿Sí?" Preguntó Carmen, un poco impaciente.

"Sólo, por favor, sólo dele Rachel otra oportunidad" Quinn le rogó, los ojos muy abiertos con lágrimas. Ella no era el tipo que mendigaba, pero los sueños de Rachel estaban primero. Rachel no pertenecía aquí, de eso estaba segura. Por eso tomó todas las medidas necesarias para que la morena pudiera cumplir sus sueños.

"Lo siento, pero no puedo. Ella olvidó la letra y eso no es algo para tomarse a la ligera" Carmen respondió secamente.

"¡Rachel no pertenece aquí! Ella pertenece a New York, para ser una estrella. ¡Si alguien merece salir de aquí, es ella!" Quinn le rogó, juntando las manos de manera desesperada. "¡Ella es lo mejor de lo mejor!"

Carmen suspiró y sacudió la cabeza. "Lo siento, pero la decisión es definitiva. Ahora, si has terminado, tengo otros asuntos que atender."

Quinn cayó de rodillas mientras Carmen se alejó, sintiendo como el mundo se desmorona junto con las ambiciones de Rachel. Ella no podía creer que eso estaba sucediendo. Rachel tenía que salir de aquí y por eso Quinn hizo todo lo posible para asegurarse de que nada se interpusiera en el camino de la morena.

Y ahora, no había nada. Quinn se secó las lágrimas y se levantó. Tenía que ser fuerte, no sólo por ella, sino por Rachel. Rápidamente corrió hacia el auditorio y encontró a Rachel de rodillas en el suelo, con el cuerpo enrollado y sollozos escapando de sus labios.

Fue una escena muy desgarradora para Quinn. Ver a la morena que ha amado durante tanto tiempo, llorando tan fuerte sólo podía romper su propio corazón en pedazos. Ella caminó hacia el escenario y se arrodilló detrás de la morena, envolviendo sus brazos alrededor de la chica que lloraba fuertemente delante de ella.

"Por favor, déjame en paz, Quinn," dijo Rachel entre sollozos estrangulado.

Justo cuando Quinn pensó que su corazón no podía romperse en más pedazos, solo pasó. Ella sabía que Rachel no quería hacerle daño con sus palabras; que ella sólo necesitaba su espacio. En el fondo, ella realmente no quería irse, pero también sabía que lo mejor era dejar la morena sola. Sabía que, incluso mientras Rachel Berry podría parecer fuerte delante de los demás, todavía había un lado vulnerable a ella.

"Está bien..." dijo Quinn, con la voz ligeramente quebrada. "Sólo... llámame o escríbeme si me necesitas, ¿de acuerdo?"

Rachel hizo una breve inclinación de cabeza, los sollozos aun sin detenerse. Quinn apretó su abrazo alrededor de la morena una vez más antes de liberarla y se levantó. La morena llamaría cuando estuviera lista, y Quinn decidió esperar hasta ese momento.

Quinn lentamente se alejó del escenario y salió de la sala. Se sintió rota por la morena, pero ella sabía que el dolor que sentía nunca se compararía al que sentía la diva. Después de todo, fue Rachel quien pasó por eso y no ella. Pero aún así, el amor que sentía por la diva intensificó sus sentimientos de dolor.

Deseó poder hacer que Rachel se sintiera mejor, pero sabía que no era posible en ese momento. La paciencia nunca había sido uno de sus puntos fuertes, pero cuando se trataba de Rachel, ella podía esperar; para siempre, si tenía que hacerlo.

Salió de la escuela y se dirigió hacia su coche. Abrió la puerta del conductor y distraídamente se deslizó dentro. Encendió el motor y comenzó a conducir a casa.


Rachel nunca se había sentido tan rota por algo en toda su vida antes; hasta ahora. Ella se ahogó en su audición para NYADA, y no sólo una vez, sino dos veces. Sintió que las cosas se salieron de control, que no quedaba nada para ella. Sus sueños se habían hecho añicos en aquel momento, y lo peor era que se ahogó con la misma canción que ha cantado durante casi toda su vida.

Ella no podía creer que todo había terminado. Se sentía tan decepcionada de sí misma y era tan doloroso. Toda la experiencia fue dolorosa; viendo todo lo que construyó para llegar lejos caer solo porque olvidó la letra de una canción.

Sollozó más fuerte, incapaz de contener los sentimientos de angustia dentro de ella. Ahora, sin NYADA, sus sueños habían terminado. Ella decepcionó a todos; Mr. Shue, Kurt, Carmen, sus papás y especialmente a Quinn.

Quinn, quien finalmente se convirtió en su mejor amiga, la apoyó en todo lo que hizo. Quinn, la bella y asombrosa rubia, que siempre le animó a perseguir sus sueños. La única persona, aparte de sus padres, que estaba con ella para todo.

Se sentía avergonzada de sí misma; ¿cómo iba a dejar que todo lo importante para ella se fuera abajo por un error como ese? Ella había estado actuando durante tanto tiempo, que ya era natural sobre el escenario. Entonces ¿por qué? ¿Por qué tenía que suceder ahora? De todos los tiempos, justo cuando ya estaba tomando un gran paso para estar en Nueva York y en un escenario de Broadway.

Y ahora, no había nada. En un abrir y cerrar de ojos todo había desaparecido. Ella ha sido, y siempre será, simplemente la vieja Rachel Barbra Berry.

Lentamente se levantó del escenario y se marchó como en trance. Ella había alejado a Quinn, pero sabía que la rubia entendía. Ellas eran las mejores amigas, sí, pero ambas entendían cuando una de ellas necesita un espacio a solas por un tiempo.

Y Rachel se alegró de que Quinn la entendiera.

Lentamente sus sollozos se calmaron, ella huyó del auditorio y salió de la escuela. Se metió en su coche y comenzó a conducir de regreso a casa. Ella esperaba que sus padres no estuvieran todavía en casa para cuando llegara, no quería ver la mirada de decepción en sus caras cuando ella explicara lo que sucedió.

Por desgracia, sus plegarias no fueron escuchadas porque cuando ella entró en su casa, sus padres estaban sentados en el sofá, esperando por ella. Sus labios temblaban violentamente y antes de que sus padres pudieran preguntarle qué le pasaba, ella corrió a su habitación y cerró la puerta.

Se arrojó sobre la cama y finalmente comenzó a sollozar de nuevo. Su cuerpo se acumuló con violencia y un sinfín de lágrimas cayeron por su rostro. Ella no sabía si iba a ser capaz de dejar de llorar, todo era demasiado doloroso para ella.

Y así, ella lloró y lloró, incapaz de dormir durante toda la noche.


Quinn suspiró cansadamente mientras caminaba por los pasillos de McKinley. Apenas había podido dormir porque estaba demasiado preocupada por Rachel. Le había enviado un mensaje pero no consiguió respuesta. Incluso el teléfono de la morena estaba apagado, o estuvo llorando toda la noche y por eso no contestó el mensaje de Quinn.

La imagen de una Rachel llorando hizo un nudo de dolor en el corazón de Quinn. Ella juró que haría cualquier cosa para no ver esas lágrimas de nuevo. Sobre todo porque ella fue la causante de ellas un par de veces antes.

Recorrió con la mirada a través de los pasillos en busca de Rachel. Encontró a la morena frente a su casillero, tomando sus libros. Tenía el pelo ligeramente despeinado y parecía que no había comido, por lo que las cejas de Quinn se alzaron en preocupación.

Se acercó a la morena y colocó una mano sobre su hombro derecho.

"Rach ..." dijo Quinn en voz baja y la morena se dio la vuelta para mirarla.

"Quinn..." Rachel graznó.

El estado de Rachel hizo que el pecho de Quinn se apretara con fuerza. Los ojos de la morena inyectados en sangre, párpados rojos e hinchados. Había una mirada agotada en sus ojos, lo que confirma que no había conseguido dormir en absoluto. Eso rompió el corazón de Quinn.

"¿Has comido?" Quinn preguntó preocupada.

"Sí, lo hice" Rachel respondió, su mirada se lanzó hacia abajo.

Quinn negó con la cabeza. Esto no había pasado, para nada. Sabía cuando Rachel estaba mintiendo después de ver todas sus expresiones faciales durante la secundaria. Ella abrió su mochila y sacó una manzana.

"Aquí" dijo ella ofreciéndole la manzana a la morena.

Rachel abrió la boca para protestar, pero Quinn detuvo presionando un dedo a sus labios. Ella rogó en silencio y la morena suspiró y tomó la manzana, dándole una pequeña mordida.

"¿Me acompañas a clase?" Raquel susurró, sus ojos color chocolate vacilando ligeramente.

"Sí, por supuesto" Quinn respondió en voz baja.

Rachel asintió con la cabeza y apretó sus libros contra el pecho. Quinn caminó con la morena a su salón de clases, dándole un suave apretón en su hombro cuando llegaron.

"Te veré en el almuerzo, ¿de acuerdo?" Dijo Quinn. Rachel asintió en confirmación y Quinn apretó sus manos antes de caminar a su propia clase.


Quinn saltó de su asiento tan pronto como sonó la campana y el profesor los despidió. Puso sus libros en el bolso y se lo colgó en el hombro. Salió del salón de clases y se dirigió al salón de Rachel.

Encontró la morena de pie fuera de la puerta, colocándose a tientas la correa de su bolso. Quinn habría encontrado el gesto adorable y entrañable si hubiera sido en cualquier otra circunstancia, pero en ese momento su corazón acababa de doler.

Caminó hacia la morena y suavemente tocó su hombro para anunciar su presencia. La morena miró hacia arriba y le dio una sonrisa tentativa antes de caer rápidamente en una expresión sombría. Quinn se mordió el labio, resistiendo la tentación de tomar la mano de la morena, o, Dios no lo quiera, besarla.

"Vamos," Quinn murmuró suavemente, caminando al lado de la morena a la cafetería. Rachel y Quinn decidieron sentarse juntas y la morena esperó que Quinn tuviera su comida.

Quinn puso amistosamente una bandeja llena de comida vegana frente a Rachel antes de sacar su propio almuerzo de su bolso. Una pequeña sonrisa adornaba sus labios mientras Rachel tomaba provisionalmente unos pocos bocados y después comenzó a comer correctamente. Quinn comió su propia comida, viendo de reojo a Rachel comer.

Terminaron de comer y Rachel le dio a Quinn una pequeña sonrisa de agradecimiento. Quinn le devolvió la sonrisa, aunque sabía que la sonrisa de la morena aún no era genuina. Sus ojos no brillaban como siempre lo hacían cuando sonreía y todavía había que expresión cansada en su cara. Quinn lo sabría; ella siempre veía la forma en que Rachel sonreía.

Y Quinn moría internamente cuando Rachel no lo hacía.

Quinn agradeció que tuviera todas sus clases por la tarde con Rachel. De esa manera, se preocuparía menos por la morena.

Después de terminar su almuerzo, Quinn y Rachel caminaron a sus casilleros en silencio. Se llevaron los libros que necesitaban para el resto de la tarde y se dirigieron a su salón de clases tan pronto como sonó la campana.

Quinn pasó el resto de la tarde mirando a Rachel a escondidas. La morena parecía aún prestar atención, aunque un poco distraída. Las horas pasaron, hasta que llegó el momento de volver a casa.

Quinn se puso de pie y Rachel agarró su muñeca. Ella se dio la vuelta, mirando con preocupación a la morena.

"¿Ocurre algo malo, Rachel?" Quinn preguntó con preocupación.

"¿Puedes dormir en mi casa esta noche?" Raquel susurró. "Te necesito, Quinn..."

El corazón de Quinn se rompió ante la vulnerabilidad de Rachel. Ya había pasado un día, pero la morena estaba todavía completamente rota. Quinn no la culpaba, por supuesto. Rachel tenía todo el derecho a estar triste.

Rachel necesitaba sentir que era amada y que tenía que amarse a sí misma de nuevo.

"Por supuesto, Rach. Sólo voy a mi casa a buscar algo de ropa, ¿de acuerdo?" Quinn dijo en voz baja.

Rachel asintió con la cabeza, todavía sin sonreír. Quinn frunció el ceño cuando la morena se alejó. Necesitaba que la morena supiera que ella estaba allí para amarla. Y sólo podía rezar para que la morena sintiera lo mismo por ella.


Quinn condujo a su casa y abrió la puerta con su llave. Encontró a su madre sentada en la sala de estar viendo la televisión.

"Oh, hola, querida," Judy la recibió con una sonrisa mientras se levantaba del sofá. "¿Cómo estuvo tu día?"

"No tan bien", Quinn suspiró con tristeza. "Rachel todavía está... decaída"

"Oh, Quinnie", dijo Judy tristemente.

"Odio verla de esa manera, mamá. No se suponía que sería de esa manera", dijo Quinn abatida. "Yo sólo... Yo la quiero tanto..."

Judy sonrió con tristeza mientras abrazaba a su hija. Quinn la abrazó de regreso, agradecida de que finalmente tuviera una buena relación con su madre. Al principio, tenía miedo a decirle a Judy acerca de sus sentimientos por Rachel, con miedo a que pudiera ser echada de nuevo.

Pero no lo hizo. Judy sonrió suavemente, diciendo que ella lo sabía desde hace bastante tiempo. Quinn, por supuesto, se conmocionó por sus palabras. Resultó que Judy se dio cuenta de la expresión que tenía Quinn cuando hablaba de la morena, o la forma en que estaba tan empeñada en arreglar sus errores.

Judy había sido compresiva a pesar de todo y Quinn estaba feliz por eso.

"Bueno, lo mejor que podrías hacer es estar ahí para ella, cariño. Y estoy segura de que cuando las palabras no son suficientes, sólo puedes cantar para ella" dijo Judy suavemente.

La idea golpeó Quinn como un rayo. Por supuesto, una canción era perfecta para Rachel. Ella estaba segura de poder encontrar algo dentro de su amplia colección de música en su iPod.

"Gracias, mamá" Quinn sonrió mientras se alejaba. "Estaré durmiendo esta noche en casa de Rachel, ¿está bien?"

"Por supuesto, Quinn," Judy asintió.

"Gracias" dijo Quinn de nuevo, subió las escaleras y fue a su habitación. Tomó un bolso y puso un pijama azul, un vestido de flores blanco, un par de sandalias blancas y artículos de higiene dentro. Una vez hecho esto, cerró la puerta del dormitorio detrás de ella y se dirigió escaleras abajo.

Judy estaba sentado en el sofá y Quinn se despidió antes de salir.

Se metió en su coche y se dirigió a la residencia de los Berry. Mientras conducía, escuchaba las canciones de su iPod que estaba conectado en el altavoz. Una canción optimista comenzó a sonar, pero con letra significativa. Quinn sonrió mientras escuchaba; era la canción perfecta para cantarle a Rachel. Todo lo que necesitaba era bajar la canción en acústico y reducir una poco la velocidad.

Llegó a casa de Rachel y aparcó el coche delante del portal. Cogió su bolso de lona del asiento del pasajero antes de salirse del coche y cerrarlo con llave. Caminó hasta el porche y tocó el timbre.

Después de un par de tonos, la puerta se abrió revelando a Hiram.

"Hola, Quinn." Hiram saludó con una sonrisa. "Rachel está en el piso de arriba esperando por ti."

"Gracias, Hiram" Quinn sonrió. "¿Cómo está ella?"

La expresión de Hiram se convirtió en una triste y abatida, estrujando el corazón de Quinn.

"Ella todavía está llorando..." dijo Hiram con una expresión desconsolada. "Cuida de ella, ¿de acuerdo? La cena está en la mesa. Voy a recoger a Leroy pero probablemente no volveremos hasta más tarde."

"Está bien" dijo Quinn en voz baja, abrazando el padre de Rachel.

"Tengan cuidado. Llámame si ustedes necesitan algo, ¿de acuerdo?" Hiram dijo mientras se apartaba.

"Está bien. Gracias," Quinn sonrió cortésmente e Hiram se fue.

Suspirando, Quinn tomó camino hacia las escaleras y se dirigió a la puerta con una estrella dorada pegada a ella. Llamó a la puerta y oyó una débil y estrangulado "Adelante" Ella giró el pomo y abrió la puerta.

Rachel estaba acostado en la cama, con la cara enterrada en la almohada. Sollozos débiles resonaron por toda la habitación, haciendo que el corazón de Quinn se rompiera de nuevo.

Cerró la puerta detrás de ella y dejó caer su bolsa de lona en el suelo antes de caminar hacia la cama y se sentó junto a la morena que estaba tendida sobre su estómago. Pasó las manos por los suaves rizos marrones de una manera calmante y sintió el cambio de la morena debajo de su toque.

"Quinn..." Rachel graznó, con la voz ronca.

"Shh, está bien", dijo Quinn suavemente. "Estoy aquí..."

Rachel asintió con la cabeza sobre la almohada y Quinn frotó círculos suaves alrededor de su espalda. La morena parecía haberse calmado un poco, aunque las lágrimas todavía corrían en silencio por su rostro.

"¿Tienes hambre?" Preguntó Quinn, todavía frotando la espalda de la morena.

"Un poco..." Rachel admitió.

Quinn asintió. "Tu papá dejó la cena en la mesa. ¿Por qué no vamos a comer, entonces puedes dormir después?"

"Está bien..." Rachel asintió con la cabeza y se sentó.

Quinn se deslizó fuera de la cama y Rachel la siguió. Bajaron las escaleras y fueron al comedor. Dos platos ya estaban sobre la mesa, con un gran plato de lasaña vegetariana en el medio. Las dos chicas se sentaron una frente a la otra y Quinn permitió que Rachel comenzara.

Comieron en silencio y Quinn se alegró de que Rachel estuviera comiendo correctamente. Lo último que necesitaba en ese momento era que la morena se enfermara, o se desmayara a causa del hambre, seguramente eso causaría que se preocupara aún más.

Después de comer, Rachel envolvió la lasaña que queda en papel de aluminio y la colocó dentro de la nevera. Quinn, por su parte, lavó los platos y Rachel los secó y los colocó en el armario después.

Caminaron de vuelta a la habitación de Rachel y Quinn pidió permiso para ir a la cama. Rachel asintió con la cabeza y Quinn entró al baño con su ropa y cepillo de dientes en la mano. Se lavó la cara con agua fría y se despojó de sus ropas. Entonces se colocó su pijama y se cepilló los dientes.

Cuando terminó, dobló su ropa y salió del baño. Rachel estaba sentada en la cama con una expresión en blanco en su rostro. Quinn exhaló suavemente y colocó la ropa en el interior de su bolso.

Después se sentó junto a la morena que suspiró con cansancio. Ella inmediatamente abrazó a la morena, manteniéndola cerca.

"¿Lista para ir a dormir?" Quinn murmuró en voz baja.

"Sí..." Rachel respondió con voz ronca.

Quinn asintió resistiendo el impulso de darle un beso a un lado de su cabeza. Se tumbaron junto a la otra y Quinn se sorprendió cuando Rachel se acurrucó más cerca de ella.

"¿Quinn?" Rachel le preguntó en voz baja.

"¿Sí, Rachel?"

"¿Puedes abrazarme?"

Quinn asintió con la cabeza y le dio una pequeña sonrisa. "Claro."

Quinn se abrazó a la morena, sintiendo los brazos de ésta envolverse a su alrededor. Sintió a la morena acariciar su cuello con la nariz y ella inhaló profundamente, tomando el aroma a fresas de Rachel.

"Buenas noches, Rache..." dijo Quinn en voz baja.

"Buenas noches, Quinn" susurró Rachel, antes de caer en un sueño profundo.


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