Había pasado un año y medio desde que Sara, su Sara, habia muerto. Nyssa se sentía cada vez más amargada y con menos ganas de luchar. No había cumplido con la promesa que hizo en la tumba de Sara asegurando que lo último que conseguiría era vengar su muerte y hacer sufrir durante días a la persona que la había matado. Pero por desgracia Malcolm, el nuevo Ra's, tenía un ejército y no podía ni acercarse a él.
Si Oliver no le hubiera dado el anillo del demonio a Malcom Merlyn ella sería ahora la cabeza de La Liga. Pero Oliver Queen había preferido defender al asesino de Sara que hacerle pagar. Nyssa se preguntaba como Sara pudo alguna vez enamorarse de Oliver, y como éste decía que había querido mucho a Sara. Tenia una manera bastante rara de demostrarlo, defendiendo a su asesino.
Mientras pensaba en Sara, Nyssa iba poco a poco vaciando la botella de vodka que había comprado para olvidar las penas. Hoy era el cuarto aniversario de la primera vez que se habían dicho te quiero. La primera vez que se habían besado. La primera vez que habían hecho el amor. La primera vez que Nyssa pensaba que estaba en el cielo.
Por eso, Nyssa había querido venir al mismo hotel de Sidney, a la misma habitación que compartió con Sara. Pero por desgracia, aquí estaba ella, sola. Bebiendo para olvidar sus penas. Al tiempo que iba vaciando esa botella iba pensando: ¿Qué opinaría Sara de ella? ¿La odiaría por no haber vengado su muerte? ¿Por no haber usado el Pozo de Lázaro con ella? ¿Qué diría si supiera que se había casado con Oliver Queen?
De repente, oyó como alguien llamaba a la puerta de su habitación. Mientras Nyssa se llenaba otro vaso de vodka respondió a la llamada en la puerta: "NO HE PEDIDO NADA. ¡FUERA!"
No pasaron ni 10 segundos cuando volvieron a golpear la puerta. Nyssa volvió a responder: "HE DICHO QUE NO QUIERO NADA." Se bebió el vaso de vodka que se había servido previamente. "NO VUELVAS A LLAMAR SINO QUIERES VERME ENFADADA."
Por tercera vez volvieron a llamar a la puerta. Nyssa, bastante enfadada, se levantó de la silla y cogió su daga. Esa daga que Sara le había regalo por su cumpleaños. Era el primer regalo de cumpleaños que Nyssa había recibido en toda su vida. Mientras abría la puerta con la daga en la mano, levantó su mirada y la empuñó al grito de: "¿NO ME HE EXPLICADO CON CLARIDAD? ¿QUÉ QUIERES? ¿MORIR?"
De repente, Nyssa se percató de lo que sus ojos veían. ¿Era producto del alcohol o era realmente ella? No. No podía ser. No podía ser Sara. ¿Cómo era eso posible?
Sara sonrió y bajó delicadamente la daga de Nyssa. "Sé que tengo mucha experiencia en eso de morir, pero créeme, no tengo intención de volverlo a hacer."
Nyssa le acarició el rostro a Sara mientras balbuceaba. "Sara. Mi amor. ¿Eres realmente tú? ¿No eres producto del alcohol?"
Sara se acercó más a Nyssa y dandole un suave beso en los labios le susurró: "Soy yo Nyssa. Soy yo, mi amor. No es el alcohol. Soy yo. Y no te voy a dejar nunca.
Nyssa se abrazó a Sara como si su vida dependiera de ello. No podía creer que Sara hubiera vuelto. Su Sara estaba viva.
"Oye, sé que este momento es muy dulce y bonito, Nyssa, pero ¿podemos entrar dentro de tu habitación?"
Sara no podía dejar de sonreír. Por fin, después de un año pasando calamidades con Rip Hunter, intentado derrotar a Vandal Savage. Por fin había tenido su recompensa. Estaba con Nyssa otra vez.
Durante ese año, Sara estuvo tratando de recordar su pasado. El Pozo de Lázaro la había revivido, pero también le había borrado sus recuerdos y había cambiado algo de su personalidad. Poco a poco fue recuperando sus recuerdos. Sara le dijo a Rip que agradecía que la hubiera resucitado pero que no se podía quedar en el futuro sin Nyssa.
Nyssa dio unos pasos marcha atrás sin soltarse de Sara. Sara le dio un beso en la mejilla. "Nyssa, cariño, no quiero romper la magia pero me estas abrazando tan fuerte que me esta costando respirar."
Nyssa suavemente soltó a Sara sonriendo y mientras lo hacia se dio media vuelta y se acercó suavemente a la mesa donde tenía la botella. "Eres tuu Sara. Solo tú podías bromear con una cosa así en este momento. ¡No sabes lo que te he echado de menos. Prométeme que nunca te volverás a ir. Prométeme que nunca me dejarás. Porque si me dejas, esta vez no podré superarlo."
Sara se acercó lentamente a Nyssa y le abrazó suavemente al tiempo que decía: "Jamás. Jamas te dejaré. Es más, prometo hacerte caso la próxima vez que tengas un presentimiento." Lentamente Sara soltó a Nyssa,y se acercó al mini-bar para coger un vaso. Junto los dos vasos, los llenó con el vodka que quedaba en la botella y le ofreció un vaso a Nyssa. "Por nosotras querida. Para que nada ni nadie pueda separarnos".
Nyssa sonreía. La verdad es que no había dejado de sonreír desde que Sara había aparecido por la puerta. "Por nosotras, querida, y por matar a Malcolm Merlyn."
Sara soltó una carcajada cuando Nyssa perdió el equilibrio y cayó al suelo."¿Demasiado vodka, querida?" Sara le ofreció una mano para ayudar a levantarla. "Cariño, para saber beber, hay que saber mear."
Nyssa aceptó la mano de Sara y se lanzó a sus brazos. "¡Creo que en esto de las borracheras tú tienes más experiencia!"
Sara acarició la cabeza de Nyssa. "Mañana vas a tener una resaca de campeonato."
Nyssa se tocó el estómago. "Si Sara, puede que tengas razón."
Sara se rió. "Ves, no sabes ni lo que es una resaca. La cabeza, querida. La cabeza te dolerá horrores y te dará vueltas."
Nyssa miró muy seria a Sara. "También puedo tener dolor abdominal, sequedad, amnesia y flatulencias."
Sara arqueó su ceja derecha. "¿En serio, Nyssa? ¿Flatulencias? ¿Lo has leído en los libros?
Nyssa puso los brazos en jarra. "No hay nada malo en leer Sara, aunque te parezca mentira. Por cierto, ¿que es eso de arquear la ceja?"
Sara le sacó la lengua a Nyssa. "Querida, tu no eres la única que sabe subir la ceja. Y si no, haberlo patentado."
Nyssa intentó subir una de sus cejas pero fue en botella casi entera que se había bebido había hecho efecto.
Sara se acercó suavemente a Nyssa, que llevaba una pantalón de color negro y una camisa de color azul metalizado, y suavemente le soltó uno de los botones de la camisa. "Vaya, y yo que pensaba que no estabas tan borracha." Sara empezó a hacer pucheros mientras volvía a soltar otro botón de la camisa de Nyssa. "Tenía tantas ganas de que estuviéramos juntas." Sara le guiñó un ojo a Nyssa. "Pensé que no estarías tan..."
Antes de que Sara pudiera terminar la frase Nyssa le dió un beso apasionado al tiempo que la empujó contra la cama. "Nunca estoy tan borracha como para decirte, ¡no!"
Sara sonrió a Nyssa. "Me parece perfecto. Pero la verdad es que no estas en plenas facultades. No quiero que mañana me digas que de no haber estado borracha no te habrías acostado conmigo."
Nyssa, muy sincera, le respondió: "No lo haré. No me arrepentiré. Y ahora cállate. Hemos perdido mucho tiempo.
Nyssa suavemente abrió sus ojos. Todo le daba vueltas. La habitación, el estómago, su cabeza. Sentía como si alguien golpeara su cabeza con un martillo. Notaba su garganta seca. De repente, se giró en la cama para ver a Sara. Pero Sara no estaba. Se levantó de la cama mientras se acercaba al cuarto de baño. Nyssa pensó que Sara estaría allí, pero cuando llegó el cuarto de baño estaba vacío. No había ni rastro de Sara en la habitación. Tampoco estaba la ropa de Sara.
Nyssa se preguntaba si realmente había estado con Sara la noche anterior. Habia bebido tanto y se encontraba tan mal, que ya empezaba a dudar. ¿Había estado la noche anterior con Sara? ¿O había sido una alucinación fruto del alcohol? ¿Se había acostado con otra persona? Porque su ropa estaba tirada en el suelo. Llevaba puesta su ropa interior porque nunca le gustaba dormir desnuda.S iempre pensaba que si tenía que salir por cualquier cosa corriendo, no le apetecía salir en pelota picada enfrentandose a alguien o saliendo huyendo.
Mientras pensaba en eso, le venían a la mente los besos, las caricias, las miradas de amor. Y la promesa. Esa promesa que Sara le hizo diciéndole que jamás la dejaría. Y aquí estaba ella. Sola. Sin Sara y sin rastro de ella.
Rapidamente, Nyssa arrancó las dos lámparas de la mesillas y las estampó contra la televisión de plasma .Cogió las sillas y partió las patas en la mesa central de la habitación. Una de las sillas la tiró contra el espejo, el cual quedó hecho añicos. Después arrancó las cortinas y las tiró al suelo. El colchón lo rajó con su daga al tiempo que le pegaba unas puñaladas. Cuando ya no quedaba nada más para romper en la habitación, Nyssa empezó a darle puñetazos a la pared de la habitación durante varios minutos. No se percató de que sus nudillos estaban sangrando.
De repente, la puerta de la habitación de abrió. Era Sara. Venia con una bandeja de color marrón. En ella llevaba una botella de champán abierta,un plato de verduras con carne de canguro salteada, un plato de fresas y unas trufas de chocolate de varios sabores. Precipitadamente, Sara dejó la bandeja en el suelo y con cara de preocupación en su rostro corrió hacia Nyssa. "¿Estas bien, Nyssa? Dios, ¿qué ha pasado aquí?"
Nyssa, avergonzada, agachó la cabeza mientras balbuceaba. "No estabas. Pensé que nada había pasado o que me habías abandonado. Lo siento, no soy tan fuerte como pensabas. No puedo volver a pasar por lo mismo. Si me dejas, mi vida muere contigo y ya no merece la pena seguir viviendo."
Sara besó los nudillos de Nyssa que estaban ensagrentados y con su mano derecha tocó la barbilla de Nyssa para obligarla a mirarla a los ojos. "Escúchame Nyssa. Por nada de este mundo y de otro, voy a dejarte. Escuchame bien. Nunca."
Nyssa, entre sollozos, le respondió: "Pero, no estabas. ¿A dónde habías ido? Y sin avisarme."
Sara acarició el rostro de Nyssa. "Lo siento ¿vale? Pero es que estabas tan... dormida. Se te veía tan feliz que no quise despertarte. Queria traerte el desayuno. Ese desayuno que hace años me trajiste en nuestra noche. Queria que fuera igual de especial. De hecho, le he pedido a los camareros todo que todo fuera perfecto. Siento haberte asustado, mi amor. No volverá a pasar."Señaló los nudillos de las manos de Nyssa. "Y ahora, vamos a curarte esas heridas."
Nyssa la miró muy seria. "Tienes razón, no volverá a pasar porque no te voy a dejar salir sin mí a ninguna parte. Es mas, te voy a esposar junto a mi por la noches. Así si te vas, te irás conmigo."
Sara la miró con una sonrisa picarona en su rostro. "Esposas, ¿eh? Me gusta."
Nyssa siguió mirándola muy seria al tiempo que negaba con su dedo indice. "No es lo que piensas."
Sara hizo pucheros. "Bueno, todo se andará. De todas formas, creo que debemos curarte primero tus manos y salir corriendo de este hotel para no volver." Sara comenzó a señalar los destrozos de la habitación. "No creo que nos dejen volver después de este destrozo."
"Mientras estemos juntas, Sara, no me importa donde tengamos que ir .Con tal de estar juntas, lo que sea."
