Disclaimer: Los personajes no me pertenecen son de Cassandra Clare.


Nada hace una habitación más vacía que querer que alguien se encuentre en ella.

-Autor desconocido.


|Te extraño.|


Magnus se levantó agitado en medio de la noche, el reloj marcaba las 5:00 am y las sábanas se quedaban pegadas a su piel morena, rastros de luz empezaban a iluminar el oscuro cielo de Roma. Lentamente cerró los ojos.

¿Sabes, Alexander? He vuelto a tener ese sueño-pesadilla, ya sabes aquella en dónde te ibas a casar con una tal Lidya Branwell, lo curioso es que yo sí conocí a Lidya, era buena chica. Realmente no sé porque relacioné a gente de diferente época, en fin te lo contaré de nuevo.

Tú llevabas un precioso saco color champagne, realzaba el color de tu piel, un moño esponjoso de color negro y pantalones del mismo color. Te veías hermoso, como siempre.

Lidya, oh Lidya se veía espectacular portaba un vestido largo corte trumpet strapless que marcaba levemente sus clavícula y dejaba descubiertas sus runas, era de color champagne, de la parte superior tenía pedrería en tonos dorados, plata y bronce, de la parte baja venía bordadas más runas las recuerdo perfectamente: Felicidad, amor, esperanza, bienestar… Llevaba un ramo de rosas rojo, una pulsera dorada en la mano derecha y tenía la más bonita sonrisa que no recuerdo haberle visto nunca.

Todos estaban ahí, Clary; vestida de azul, Jace a tu lado; vestido de negro, Izzy; con una magnífico vestido largo de color oro, Maryse y Robert sonriendo orgullosos; claro a ella sí la aprobaron, ¡Hasta Shelby estaba presente!

Ella entraba y se paraba a tu lado, un hermano silencioso empezaba a decir toda esa mierda sobre las familias la unión y blablabla, tedioso, juro que podía dormirme en mi propio sueño. El punto es que cuando ella estaba a punto de poner la runa aparecí yo. Pero era obvio garbancito, es mi sueño debo de ser yo la principal atención. Usaba ese día un traje negro, pero brilloso, eso sí. Una camisa negra con botones platas abrochados hasta la garganta, como si fuese de luto para los mundanos, sí, de luto pero fabuloso.

Caminaba por el centro del salón ante la mirada de todos, como siempre. Maryse se paró y me dijo algo así como "¿Qué estás haciendo aquí, brujo?", como si nunca me hubiese visto salir de tu cuarto a mitad de la noche, en fin retomemos. Yo le respondía algo como "Esto es entre Garban.. Digo, Alexander y yo, Maryse, no te metas", parecía gata de barrio, ¿Puedes creerlo? Bueno, me volteabas a ver y veía en tus ojos miedo e inseguridad, rompías mi mirada y Lidya llamó tu atención, tenían una leve plática sobre lo que hacías por tu felicidad y por la de los demás. Ella te apoyó a pesar de que la ibas a dejar plantada, esa mujer se va a ir al cielo. Pedías disculpas y bajaste del pequeño escenario, Maryse te detenía a la mitad para pedir justificaciones y tu la enfrentaste, ¡LA ENFRENTASTE POR MI! Te paraste frente a mi y me besaste ante todos, como si estuviéramos en una telenovela mexicana. Era jodidamente hermoso.

Y ahora, he despertado.

Lágrimas corrían por el rostro del brujo. Imágenes rondaban por su memoría al recordar la primera vez que le había contado el sueño a su nefilim. Alexander había sonreído y lo había abrazado por la espalda, depositando un beso en su cuello y le había susurrado un "Sabes que siempre he sido tuyo."

Te extraño. Creía que sería fácil, cuando creo que estoy a punto de lograrlo vuelvo a recordar el olor de tu cabello, el sabor de tus besos, la suavidad de tu piel, el color de tus ojos, el sonido de tu risa, el tacto de tus manos.

Te extraño como nunca creí extrañar a alguien, mucho menos a un cazador de sombras.

Te extraño como se extraña las noches sin estrellas. Te extraño y me dueles. Me dueles en el alma. Me dueles cada mañana al despertar y ver que ya no estás a mi lado.

Te extraño.

Y te amo.


Chins up. Smiles on.