Bueno, con esta historia doy comienzo al nuevo pasatiempo que he escogido.

Mis agradecimientos a Deathbybunny por dejarme llevar este trabajo a todo el fandom de habla hispana.

Declaimer: MSLN pertenece a sus respectivos autores, The Hangover a Deathbybunny.


Una puerta se cerró. El ruido se propago por la habitación provocando que cierta rubia que estaba tumbada en el suelo, de cara, despertara.

"Ugh… Dónde estoy?"

Ojos borgoñas pestañearon rápidamente intentando enfocarse en algo, lo que fuera, del cuarto. Su cuerpo, sin embargo, se había ido de paseo con sus sentidos. Su cabeza palpitaba haciendo que todo el cuarto girara. Su garganta estaba mas seca de lo que recordaba y por alguna extraña razón, la espalda le dolía. Fate Testarossa Harlaown sintió la repentina necesidad de vomitar. Corriendo sin mirar por el pasillo, se dirigió hasta lo que esperaba fuera el baño. Abriendo la puerta, a penas alcanzó el lavamanos antes de vomitar todo lo que traía dentro. Pudo seguir eliminando turbulentos y coloridos líquidos cuando un gruñido llevó las funciones de su cuerpo al más alto nivel de alerta. Fate se aferró al lavamanos mientras se volvía lentamente a la fuente del ruido. Ahí, sentado en la tina se encontraba un tigre. Un muy real, anaranjado y rallado tigre estaba recostado en la tina como si fuese de los mas normal en… donde fuera que Fate se encontrara.

La rubia reacciono como cualquier persona normal lo haría. Rápidamente huyó del baño y azotó la puerta con toda la fuerza que tenia. No que hiciera mucha diferencia si el tigre decidía tirarla abajo. Solo esperaba que encontrara su posición en la tina lo suficientemente cómoda como para moverse. Fate se alejo de la puerta y fue a buscar alguna pista sobre donde estaba. Antes de llegar a lo que esperaba fuese el living, se detuvo y comenzó a mirar a su alrededor. Para ponerlo simple, estaba devastado.

Los muebles estaban volcados y desparramados; botellas, latas de cerveza y licor estaban esparcidas por el cuarto. Algunas incluso estaban apiladas en varias formas de pirámides. Parecía como si un tornado hubiese arrasado el lugar. Fate froto su cabeza. La jaqueca estaba volviendo. ¿Por qué no podía recordar nada sobre la noche anterior?

"Qué rayos paso?"

"Ugh…."

Una murmurante castaña pronto apareció detrás de un sillón. Su azules ojos escanearon el cuarto antes de fijarse en Fate. Ver a la otra chica le trajo ciertos recuerdos.

"Oh, claro! Estamos en las Vegas por la despedida de soltera de Signum!"

"Qué paso?" Preguntó mareada, la castaña.

"Cierto, Hayate vino con nosotras."

Hayate Yagami era la hermana de la prometida de Signum. Shamal insistió en que llevaran a su hermana al viaje. Hayate era una chica excéntrica por decir menos. Y aunque ya tenían las reservaciones listas, Signum quería hacer feliz a su prometida, así que fueron forzadas a llevar a la chica con ellas. La castaña resulto ser alguien bastante genial y con muchas cosas en común. Fate suspiró. Deseaba poder tener una respuesta a su pregunta, pero tenia problemas para recordar las cosas.

"No tengo idea. No puedo recordar nada sobre la noche de ayer. ¿Qué tal tú?"

"No mucho. Recuerdo haber ido al tejado por un trago. Todo es algo confuso luego de eso."

Fate camino hasta la enorme ventana y miro la ciudad. Algunos recuerdos comenzaron a regresar. Recordaba haber llegado el día anterior. Ella, Signum, Hayate y Teana…

"Ah! Dónde esta Tea?"

"Ow… mi cabeza…"

Como respondiendo su pregunta, una pelirroja apareció tambaleándose desde una habitación del cuarto de hotel.

"Ahí esta!" Dijo Hayate algo fuerte. Las tres chicas hicieron una mueca. Entendió que gritar probablemente no le haría nada de bien a sus resacas.

"Guarda silencio, quieres?" Gruño Tea.

"Ugh, necesito usar el baño." Hayate se levanto, se dirigía a su destino cuando Fate la tomo del brazo y la detuvo.

"No quieres entrar ahí."

"Por qué?"

"Hay un tigre en el baño."

"Cómo dices?"

"Lo sé. No lo creería si no lo hubiese visto por mi misma."

"P-pero cómo llego uno hasta ahí?" Pregunto Tea sin creerlo. ¿Que fue lo que habían hecho la noche anterior?

"Tengo que ver esto." Hayate fue seguida por Tea. Su curiosidad pudo más. No era que no le creyeran a la rubia, pero hay cosas que simplemente tienes que ver por ti misma. Ambas asomaron sus cabezas en el baño y fueron recibidas por un rugiente tigre. La puerta fue rápidamente cerrada antes que decidiera que ambas lucían lo suficientemente buenas como para comérselas.

"Me creen ahora?"

"Seh, pero aun me pregunto como llego ahí dentro." Tea movía su cabeza sin creerlo.

"Alguna ve a Signum?" Pregunto Fate.

"Probablemente este durmiendo en alguno de los cuartos." Respondió Hayate casualmente. "Quiero decir, por como luce este lugar, debimos tener una noche salvaje"

"Puede que tengas razón. Voy a despertarla ahora. Tenemos que irnos pronto."

Hayate asintió y miro a su alrededor por algo que comer. Para su suerte, parecía que habían ordenado pizza la noche anterior. La abrió y observo que estaba algo aplastada pero aun comestible.

"Eww, cómo puedes comer eso?"

"Hey, aun esta en la caja. No pasa nada~"

"Igual no la comería. Parece como si alguien hubiese pisado la caja muchas veces."

La castaña estaba a punto de responder cuando Fate apareció, repentinamente, delante de ellas.

"Signum no esta aquí!"

"Qué? Imposible. Tiene que estar aquí por algún lugar." Dijo Hayate despreocupada.

"Acabo de revisar cada cuarto y no esta aquí!"

Tea se levanto y puso sus manos sobre los hombros de la asustada rubia.

"Respira Fate, estoy segura que esta por aquí. Llamémosla a su teléfono y veamos donde se metió."

Fate respiró profundo y asintió. Sacó su teléfono y marco el número de su mejor amiga. Para su sorpresa, escucharon el tono de Signum sonar en algún lugar del cuarto. Las tres buscaron por el lugar, lanzando cojines y otras cosas fuera de su camino. Finalmente, Tea encontró el teléfono y lo apago.

"Bien, y hasta aquí llegamos con el brillante plan" gruño Fate. "Chicas, qué tal si algo malo le paso? Ni siquiera podemos recordar lo que hicimos la noche pasada!"

"No entremos en pánico." Salto Tea. "Deberíamos bajar a desayunar. Tal vez ya este abajo? Quiero decir, ella siempre ha sido una madrugadora. De seguro se despertó antes que nosotras y decidió ir por algo para comer."

"Seh!" Agregó Hayate. "De seguro perdió su teléfono anoche y no se molesto en encontrarlo. Bajemos y desayunemos con la futura señora Yagami!"

"No sabia que fuese a tomar el apellido de Shamal." Comentó Fate.

Las tres chicas estaban a punto de salir del cuarto discutiendo sobre la noticia de la decisión de Signum de tomar el apellido de su prometida cuando un llanto llamo su atención. Deteniendo sus pasos, solo pudieron verse a la cara confundidas. Debían estar oyendo cosas. ¿Por que tendría de haber un bebe en su cuarto de hotel donde claramente tuvieron una salvaje fiesta? Otra vez lloraron. Alarmadas, siguieron el sonido hasta un closet cercano. Hayate se acerco y lentamente abrió la puerta. Ahí estaba un bebe sentado llorando. Las tres se miraron como preguntándose que rayos hacia en el closet de su destrozado cuarto.

Fate se acerco y meció al asustado bulto en sus brazos. El llanto se calmó. Heterocromáticos ojos observaron a Fate y murmuro feliz a la rubia.

"Buen trabajo, Fate!" Hayate golpeó su espalda.

La rubia siseo adolorida. Se había olvidado del dolor de espalda hasta ese momento.

"Oww, Hayate!"

"Lo siento! No sabia que te habías lastimado"

"Ni yo. Tan solo bajemos y desayunemos."

Asintieron en acuerdo, las chicas más su nueva adición se encaminaron hasta el elevador. Oportunamente, encontraron una cangurera. Como parecía que el bebe quería mucho a Fate, obtuvo el honor de cargarla. A Fate no le molestaba ya que el bebe parecía estar disfrutándolo. Aun era un misterio el como termino con ellas, pero decidieron preocuparse de una cosa a la vez. Su principal preocupación era encontrar a Signum. Solo esperaban que estuviese bien. Con la forma en la que estaban constantemente sorprendiéndose con lo que se encontraban en el cuarto, comenzaban a preocuparse un poco por la pelirosa. Estaban seguras que Shamal las mataría si volvían a casa sin su prometida.