Disclaimer: Todo el universo de Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es una pequeña locura de mi mente
Summary: Todo era un poco extraño. Bella Swan en el baño de un hotel de Port Angeles a punto de perder su virginidad con un desconocido. Fruncí el ceño. ¿Cómo diablos había terminado aquí?
Death of the Innocent Girl
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Me miré en el espejo.
Mis mejillas estaban más sonrojadas que de costumbre, pero no me sorprendía, no en realidad. De pronto escuché como alguien más entraba en la habitación contigua y mi respiración se aceleró.
¡Estaba aquí!
Busqué frenéticamente mi antifaz azul, que combinaba perfectamente con mi blusa del mismo tono, la cual Alice me había hecho usar, no discutí, no después de que me apoyara en mi descabellada idea.
Volví a mirar mi reflejo, ahora sólo era visible una parte de mi rosto y supe que era poco probable que él me reconociera si nos reencontrábamos en un futuro. Mis ojos estaban más grandes de lo normal, en ellos podía ver el nerviosismo y la excitación.
Aunque todo era un poco extraño.
Bella Swan en el baño de un hotel de Port Angeles a punto de perder su virginidad con un desconocido. Fruncí el ceño. ¿Cómo diablos había terminado aquí?
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FlashBack
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Buscó mis labios de nuevo y le permití profundizar el beso, sus manos viajaron de mi rostro a mis caderas, pero no me opuse, una de mis manos dejó su cuero cabelludo y se dirigió a su pecho.
Lo acaricié con timidez, pero Jake comenzó a colar su mano por el dobladillo de mi blusa, subiendo con rapidez hasta deternerse en mi seno, al que acarició y apretó. Mis pezones se endurecieron como respuesta, eso lo motivó a hacer a un lado mi sostén para acariciarlo sin ninguna barrera, mi respiración se volvió errática y me maldije internamente por el poco dominio que tenía con mi cuerpo. Quería alejarme de él, pero toda resistencia se disipó cuando apretó y masajeó mi pezón.
Jadeé y sus labios abandonaron mi boca para descender por mi cuello, mis manos se colaron por su playera y acaricié sus músculos, mientras él besaba y mordía, me estremecí cuando se separó de mí, miré sus ojos, los cuales estaban más oscuros de lo normal.
Iba a abrir la boca para decir algo cuando me interrumpió.
–Escuché a alguien entrar, probablemente es Alice –dijo con la voz ronca.
Justo cuando terminó de hablar la puerta de mi habitación se abrió y mi mejor amiga apareció con una sonrisa pícara, la cual se convirtió en una mueca de repulsión cuando vio que no estaba sola.
A pesar de todo evité poner los ojos en blanco. Ni siquiera disimulaba su antipatía por Jacob. Él carraspeó antes de ponerse de pie, ocultando discretamente el frente de su pantalón.
Me sonrojé furiosamente al saber la razón.
–Debo irme, te veo luego, Bella –se inclinó para darme un beso casto antes de caminar hacia la salida de la habitación que compartía con Alice–. Fue un gusto verte –se despidió de ella cuando llegó a su lado, pero la enana se limitó a arrugarle la nariz.
–El sentimiento no es mutuo –respondió con sencillez, luego le sonrió de forma malvada-. Espero que tu mano sea un buen reemplazo.
Jacob y yo nos sonrojamos profundamente ante sus palabras, él balbuceó algo en respuesta antes de huir y dejarme sola. La fulminé con la mirada, pero Alice me miró con interés.
–¿Por fin? –preguntó, curiosa, le gruñí en respuesta y, sorprendida, la escuché suspirar aliviada–. Gracias a Dios. Lo lamento, Bells, sé que es tu vida, pero no creo que sea una buena idea perder tu virginidad con él a pesar de que es tu novio.
Bufé, aunque en el fondo sabía que tenía razón, una parte de mí, muy grande, la apoyaba ardientemente, el problema eran mis hormonas, las cuales estaban en pleno apogeo y se alborotaban con un simple beso profundo, temía que si continuaba así terminaría acostándome con Jake. Aunque no quisiera por completo, pues había escuchado muchos casos en los que algunos novios terminaban una relación luego de varios revolcones, también estaba la probabilidad de que divulgara el hecho de que me había desvirgado, aumentaría su ego a límites inimaginables y cosas parecidas. Sabía que mis razones eran absurdas, pero también estaba el que no me gustara y yo quería tener un orgasmo jodidamente espectacular cuando tuviera sexo por primera vez, y no estaba muy segura de que Jacob me complaciera como era debido.
Enterré mi rostro entre mis manos, tendría que buscar una solución.
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Fin FlashBack
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Y ahí estaba yo, iba a ponerle el cuerno a mi novio con alguien a quien nunca había visto. Pero era lo único que se me había ocurrido para solucionar mi problema, deseaba deshacerme de la niña inocente, aunque cobarde como era, no me atrevía a hacerlo con alguien conocido.
Escuché unos golpes en la puerta y carraspeé.
–Salgo en un momento –logré decir con una voz que podría catalogarse como normal.
No escuché su respuesta, volví a mirarme en el espejo, tratando de calmar los latidos de mi corazón, para lograrlo pensé en Tanya y en el enorme favor que le había pedido.
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FlashBack
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Mis pasos eran rápidos y más torpes de lo normal por los nervios que me dominaban, cuando divisé a Tanya traté de mantener mi rostro relajado.
–Tanya –saludé cuando estuve a su lado.
Ella me miró sorprendida.
–Bella, no esperaba verte de nuevo por aquí –me frunció el ceño y los labios–. Creí que ya había contestado todas tus preguntas, no puedo tener una sesión ahora, debiste de...
–Estoy aquí por otro motivo –la interrumpí, nerviosa.
Ella me arqueó una ceja perfectamente depilada y delineada. Usaba un vestido ajustado con unas zapatillas que hacían que sus piernas se vieran más perfectas de lo que ya eran. Tanya era una increíble chica, inteligente y amable, aunque cuando estaba de mal humor se comportaba como una verdadera arpía, la había conocido gracias a un trabajo de la universidad puesto que era una prostituta.
–¿De qué se trata? –preguntó, curiosa.
Miré mis converse con interés.
–Yo... humm... necesito un favor.
Después de mucho pensar había decidido que Tanya sería la persona perfecta que podría presentarme a quien me satisficiera completamente.
–¿Podríamos hablar en donde siempre lo hacíamos? –pregunté con timidez.
Ella suspiró.
–Maldita seas, Swan, espero que sea algo bueno porque me haz picado.
A pesar de todo no pude evitar sonreír. Sí, había elegido bien.
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Fin FlashBack
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Por fin me atreví a salir del baño, tratando de aparentar normalidad. Cuando miré hacia arriba mi respiración se atoró en mi garganta.
Frente a mí se encontraba un Adonis, su rostro quedaba parcialmente oculto por el antifaz que yo le había insistido a Tanya que le hiciera usar, en parte porque me encantaba la idea de no saber nada más que el nombre del sujeto que me desvirgara. A la tenue luz de la lámpara de la mesita de noche noté que sus ojos eran de un hermoso color verde, los reflejos mostraban que su cabello era de un tono broncíneo, deliciosamente despeinado, sus labios estaban perfectamente delineados, del relleno necesario y, debajo de su camisa se apreciaban unos músculos definidos sin llegar a ser exagerados. Su pantalón se adhería a los lugares necesarios, intenté no mirar a su entrepierna, aunque podría deducir que estaba bien proporcionado.
De pronto el nerviosismo había sido sustituido por una necesidad de tenerlo dentro de mí.
Ahora.
Volví mi mirada hacia su rostro.
Él esbozó una sonrisa torcida que me provocó un temblor delicioso.
–¿Es necesario el antifaz? –preguntó con voz divertida, ¿acaso este hombre tenía un defecto? Su voz era perfecta, aterciopelada.
–Sí –susurré.
–¿Cómo te llamas?
Le dediqué una sonrisa tímida.
–Creí que Tanya te lo había dicho.
Se encogió de hombros.
–Me gustaría escucharlo de tus labios.
–Bella.
Se adelantó un paso, tomando mi mano derecha con suavidad, mantuvo contacto con mis ojos todo el tiempo mientras depositaba un beso suave en el dorso de ella. Sentí como esa simple caricia mandaba escalofríos por todo mi cuerpo, concentrándose de forma dolorosa y placentera en un sitio en particular.
–Mi nombre es Edward.
–Edward –repetí.
–Sé que estamos aquí para resolver tu... hum...
–Problema –completé, sonrojándome al ser consciente de que el magnífico hombre que estaba todavía sosteniendo mi mano sería el primero en estar dentro de mí.
Eso era tener una suerte de miedo.
–Exacto. Debo admitir que al principio no estaba muy convencido al respecto, pero ahora –sus ojos brillaron con picardía–; me atrevería a decir que será un verdadero placer ayudarte.
Sonreí como una idiota sin que lo pudiera evitar.
–Gracias –murmuré, iba a añadir algo más, pero las palabras murieron cuando sentí su rostro muy cerca del mío. Todo lo que veía eran sus ojos y a una diminuta Bella reflejada en sus pupilas.
–Prometo que te gustará –susurró antes de capturar mis labios con los suyos en un beso inocente.
Automáticamente cerré mis ojos, absorbiendo todas las sensaciones que invadían mi cuerpo ante esa caricia, pero de pronto necesité más, y, como si leyera mi mente, acarició mis labios con su, oh, magnífica lengua, mandando escalofríos por todo mi cuerpo, los cuales aumentaron cuando su lengua se encontró con la mía en una lucha deliciosa.
Me separé de él cuando el aliento comenzó a faltarme, pero continuó con los besos en todo mi cuello, se dirigió a mi oreja, soplando con suavidad, antes de morder y chupar mi lóbulo, lancé un quejido como si fuera un animal moribundo y sentí su risa.
–Eres muy receptiva -susurró con picardía–. Me encanta eso.
Gemí en respuesta y volvió a atacarme sin piedad con esa lengua tan maravillosa que tenía, de pronto mi pervertida mente pensó en los usos que tendría esa lengua en otra parte de mi anatomía y el calor de la habitación aumentó repentinamente. Sentí como me empujaba ligeramente para que me sentara en la cama y obedecí sin pensarlo, mis manos, que por fin cobraron vida, se dirigieron a su cabello, enredándose y jalando, gruñó contra mis labios y esbocé una sonrisa diminuta, que desapareció cuando sus manos se colaron en mi blusa y acariciaron con suavidad mi estómago.
Volví a gemir y mis manos dejaron su cabello para dirigirse a los botones de su camisa, él se separó para ayudarme, con una sonrisa en los labios, me estremecí cuando noté que sus ojos estaban oscuros por el deseo, cuando volvió a acercarse tenía el torso desnudo, lo acaricié sin timidez, sintiendo cada músculo y vello que tenía, deleitándome con la suavidad de su piel. Sus manos volvían a estar debajo de mi blusa, explorando y acariciando, sus dedos dejaban un camino de fuego, el cual iba hacia el norte, me removí para separarme, sus ojos tenían una pregunta silenciosa, sacudí la cabeza antes de sacarme la blusa en un movimiento rápido, me sonrojé cuando lo encontré mirando mis pechos, los cuales estaban cubiertos por un sostén blanco con encaje. "Ideal para una virgen" había dicho Alice cuando me lo dio.
Volvió a mirarme, con fuego en su mirada, antes de que me apretara de nuevo contra él, sus labios demandantes sobre los míos, chupó con fuerza mi labio inferior para después morderlo con fuerza, gemí, una sensación deliciosa se había instalado en mi vientre bajo, esperaba algo para estallar con fuerza.
Me ayudó a recostarme y, sin previo aviso, mi sostén desapareció, pero todo se volvió un torbellino cuando sus dedos juguetearon con mi pezón, jadeé con fuerza, sus dedos eran mágicos, mi corazón latía furiosamente en mi pecho, estaba segura que él lo oía, su sonrisa aumentó de tamaño cuando unió de nuevo sus labios con los míos, sus dedos seguían tocando y pellizcando mi pezón.
Gemí y levanté mis caderas, queriendo más, inmediatamente su boca descendió a mi otro pecho, grité, sorprendida de como mi cuerpo respondía ante sus expertas caricias, su mano bajo por mi cintura, delineando cada forma, mis manos se alzaron, buscando algo para aferrarme, sujeté sus hombros, apretando al mismo tiempo que lamía y trazaba círculos alrededor de mi pezón. Y, de pronto, encontró mi parte más íntima, presionando ligeramente. Solté un quejido.
Él alzó la mirada para sonreírme.
–Estás muy húmeda –se acercó a mi oído para mordisquear nuevamente mi lóbulo-. Eres tan suave.
Mis caderas se alzaron, encontrándose con las suyas, me ahogué con mi propia saliva cuando sentí su erección. No me había equivocado, Edward estaba bien dotado, su miembro prometía hacerme ver estrellas. No, no, no. Me restregué contra él, sintiéndolo completamente y suspiré. Eso me haría ver todo el Universo.
–¿Estamos ansiosos? –por toda respuesta me apreté más a él– Me alegro, porque me muero por estar dentro de ti.
–Entonces hazlo –farfullé, desesperada y húmeda.
–Primero debo hacer algo más.
Iba a protestar, pero me callé abruptamente cuando desabrochó el botón de mi pantalón, su mano se coló dentro, acariciándome encima de la tela de mis bragas, las cuales se humedecieron más, gimoteé cuando hizo a un lado el pedazo de tela, tocándome de forma directa.
Miles de sensaciones me dominaron, cuando sus maravillosos dedos juguetearon con mi clítoris, no supe cómo, pero al momento siguiente mis pantalones junto con mis bragas desaparecieron y la cabeza de Edward estaba entre mis piernas.
–¿Qué…? ¡Oh…! ¡Ed-Edward! ¡Ah! –su lengua se movía rítmicamente, chupando y mordiendo, grité más fuerte cuando sus dedos se sumaron a la tarea de darme placer. Aferré su cabello con ambas manos, acercándolo más a mi intimidad, sopló suavemente antes de follarme con la lengua de forma salvaje.
Hubo un momento en el que sentí como me elevaba, para después caer abruptamente y romperme en mil pedazos, gritando su nombre como una posesa.
–Bienvenida a tu primer orgasmo provocado por sexo oral –abrí los ojos, encontrándome con su mirada negra. Le sonreí perezosamente.
–Gracias –susurré.
–Ahora –se posicionó sobre mí, fue entonces cuando noté que estaba desnudo, me sonrojé furiosamente cuando lo sentí contra mi muslo, mi centro palpitó, ansioso por sentirlo dentro de mí–; es tiempo de acabar definitivamente con la chica inocente –me sonrió–. Al menos en la cama, ¿tomas la píldora o necesitamos condón?
Sonreí.
–La tomo por mi período.
Mi sonrisa se ensanchó cuando sus labios capturaron de nuevo los míos, ansioso, supe que al día siguiente los tendría hinchados, pero no podía importarme menos cuando su punta jugueteó con mi entrada, se introdujo lentamente, me tensé, esperando sentir el dolor, cuando llegó mordí con más fuerza sus labios, gimoteando suavemente. Carajo, dolía más de lo que había esperado.
–¿Estás bien? –preguntó, preocupado.
Asentí unos momentos después, cuando el dolor fue sustituido por una sensación de inmenso placer.
–Muévete –susurré, levantando mis caderas para que se adentrara más en mí.
–Será un verdadero placer –gruñó antes de cumplir mi mandato, cada estocada era lenta y profunda, pero quería más.
–Ah… ah… más… más rápido… Edward.
Inmediatamente me obedeció, alzándome para que entrara más profundo en mí, eché la cabeza hacia atrás, gritando sin parar, mientras volvía a sentir como volvía a volar.
Mi segundo orgasmo fue demoledor, chillé nuevamente su nombre, él susurró el mío cuando se vino, el sentirlo llenándome fue sumamente excitante. Se derrumbó sobre mí, jadeando. Mi corazón cantaba fuerte en mi pecho, estaba completamente satisfecha.
Momentos después alzó el rostro, el antifaz estaba algo chueco, se lo arreglé antes de sonreírle.
–Creo que estoy lista para matar definitivamente a la niña inocente.
Él me sonrió antes de volver a unir sus labios con los míos en un beso que no parecía tener fin.
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Me desperté con un leve dolor en mi entrepierna, pero no era de sorprender después de la ronda de sexo que había gozado. Esbocé una enorme sonrisa cuando miré a mi lado y lo encontré dormido, todavía con el antifaz puesto, mis dedos picaban por quitárselo y descubrir cómo era su rostro en realidad, pero no, no sería justo.
Suspiré y salí de la cama, escaneando la habitación para encontrar mi ropa, la cual estaba desperdigada por todas partes. Me vestí con rapidez, tratando de no hacer ruido, pues no quería despertar a Edward, deposité el antifaz azul en la mesita de noche junto con una nota que escribí con rapidez, besé suavemente sus labios para después escabullirme de la habitación con una sonrisa satisfecha y enorme en mi cara.
Esperaba volver a encontrarme con Edward en un futuro, aunque era probable que nunca lo fuera a volver a ver y eso me entristecía un poco, aunque siempre iba a tener un lindo y placentero recuerdo de ese hombre encantador que me había ayudado con mi pequeño problema.
¡Hola!
Mil y un gracias por leer esta pequeña locura que tenía varios días (o semanas) rondando en mi extraña cabeza, me encanta leer sobre este par, y, bueno, estoy un poco nerviosa porque es mi primer lemon (ufff... lo hice), así que no tengo idea de cómo me quedó
Espero que les haya gustado (aunque sea un poco)
¡Un enorme beso!
Arya Bromsson
