Esclava de tus pecados.
Aclaración: Los personajes no me pertenecen. Pero la trama y todo eso si, es mía…pero aclaro que los personajes no!!
Así que los invito a que lean este capitulo y después me dejen sus comentarios.
Capitulo uno
-Una novicia tan hermosa como usted no debería andar sola por estos corredores…y pensándolo bien tampoco debería estar entregada a servicio de Dios… Creo que el que usted este confinada a estas paredes es un sacrilegio…¿no lo cree?
-¡Usted en un irrespetuoso Milord…sépalo!
-Y usted es hermosa…y sigo sosteniendo que es una pena que este confinada a estas paredes…
Ella trato de zafarse del agarre de el, pero le fue imposible, la mano de el le sujetaba fuertemente la muñeca, y a pesar de todo no la lastimaba:
-Usted no sabe lo que es el respeto en la casa del Señor, Milord?
El le sonrió:
-Debería de saber hermana que yo acá soy el señor…que nosotros somos los dioses que ustedes alaban y por los que rezan cada día…No debería olvidarlo- su voz se había tornado un susurro suave y al vez amenazante, pero a la vez tenía impregnado un matiz de sensualidad que le llego hasta lo mas profundo de su ser.
Estremecida le rogó:
-Suélteme, por favor…
El le sonrió y en vez de acceder a su petición la arrastro hacia uno de los confesionarios:
-No…no la soltare porque usted realmente no lo desea, y no va a mentirme yo se que lo que desea es otra cosa… y para que usted vea mi benevolencia yo se lo daré sin nada a cambio.
Ella tembló, tembló por el simple hecho de que aquellas palabras estaban manifestando sus más grandes temores, sus preocupaciones, ella temía por lo que el podía hacerle, pero su temor se debía al placer que el le podría causar:
-¡¡Por favor no se olvide en donde estamos Señor…se lo imploro!!
El abrió la puerta de unos de los confesionarios y entro el arrastrándola a ella consigo.
En el pequeño lugar, el deslizo so mano por la cintura de ella estrechándola fuertemente contra el:
-Dime que no lo soñaste la primera vez que nos vimos… dime que esta misma imagen no se te cruzo una y otra vez por la mente al cerrar los ojos para dormir, dímelo!
Ella tenia los ojos fuertemente cerrados, no quería verlo, no quería caer el la tentación de dar rienda suelta a su deseo mas ferviente, ella debía respetar sus votos, pero el. El la tentaba mucho, el era su manzana, su serpiente.
-Por favor, suélteme- su voz no podía dejar de mostrar el llanto que ya no se preocupaba por esconder.
El la miro, vio sus parpados fuertemente apretados, su pequeña y delicada nariz y su boca, la cual limpia de cualquier artificio lo llamaba desesperadamente. Porque el lo sabia, el la había visto en cada misa, y con cada plegaria que ella murmuraba con aquellos labios, lo llamaba, lo llamaba a que los reclame como propios, que importaba el pecado, que importaba los cánones sociales y religiosos. Ambos se deseaban, se soñaban y necesitaban satisfacerse.
-Lo lamento, pero la deseo demasiado… y usted me desea de la misma manera que yo.- Y sin dudarlo la besó, no titubeo ni lo dudo, la atrajo hacia el y capturo su boca con tal intensidad que parecía que su vida dependía de ello.
Ella quedo pasmada. Y solo su instinto prevaleció.
El la besaba con maestría y experiencia, el sabia lo que hacia a diferencia de ella que nunca antes había besado, pero el era consciente que tenia ese privilegio, y eso no solo lo excitaba aun mas sino que lo gratificaba, el seria su único hombre, y pobre de aquel infeliz que osara a poner sus ojos en ella porque sufriría por ello.
El beso se volvió mas pasional y el comenzó a deslizar sus manos por la espalda de ella, cada segundo que pasaba se sentía como su excitación crecía en su interior.
-¡Me esta volviendo loco sépalo!- le dijo en una pausa que hizo para poder tomar un poco de aire-…Pero la deseo tanto… tanto que…-siguió besándola, una parte de el temía asustarle, ella estaba tensa no solo por los nervios sino también, porque estaba excitada, pero ni siquiera era consiente de ese estado.
Ella no pudo evitar gemir mientras en la besaba, sentía como le faltaba el aire pero al mismo tiempo no quería arriesgarse a perder aquellos labios que la hacían sentir tan viva. Dios perdonara su pecado, pero el la estaba llevando nuevamente a la vida. Sin saber bien, su cuerpo actuó por voluntad propia y ella paso sus brazos alrededor del cuello de él y lo estrecho aun más a ella. A el esa acción le encanto, y en un impulso la alzo del suelo para poder abrazarla mejor.
Ella sonrió en la mitad del beso y el le correspondió la sonrisa:
-Acépteme… dentro de ti, por favor permítame entrar…
Y ella sin saber el significado exacto de esas palabras acepto. Y él alcanzo el cielo con las manos. Sin contenerse, la apretó contra uno de los laterales del confesionario y la obligo a que cruzara sus piernas en sus caderas:
-Rodéeme con sus piernas, por favor, amor…hazlo!
Ella lo hizo, tal vez ignorante de lo que se avecinaba, tal vez cegada por la pasión del momento, pero coopero ante sus pedidos:
-Ahora, déme un instante…Dios!
Ella le imploro:
-Por favor… me muero… yo ...yo...
-Me pasa lo mismo mi amor, tranquila yo la ayudare…solo…solo déme…-como pudo llevo una de sus manos a su pantalón para poder desatárselo-…maldición!!!
-No maldiga!
El le sonrió y la beso:
-Perdón…prometo no hacerlo mas…pero se ha complicado un poco la cuestión...pero ahora…ahora si ángel mío… -levantándola mas y apartando toda la ropa que le estorbaba, la beso profundamente a la par que entraba en ella. Ella ante esa acción gimoteo sin romper el beso y se estrecho aun mas a el.
-Shh… se que le duele, pero ya pasará. Solo un instante mas y…- Y la coherencia dejo de estar presente en la mente de ambos, el empezó a moverse suavemente dentro de ella, y ella enceguecida le correspondió a sus pedidos. Sus instintos la guiaron en tal empresa. Cuando ambos llegaron al clímax, el tuvo que recurrir a toda su fuerza para no desplomarse en el suelo con ella.
Ella estaba consternada, ahora con las nubes de pasión dispersándose en su juicio cayo a la realidad de lo que había hecho:
-Oh! Por dios!! Esto…esto es pecado!
El la miro anonadado y en sus ojos apareció un destello de rabia:
-Hemos hecho el amor…Y ha respondido tan bien a mi llamado…nunca nadie lo había hecho como usted… Ahora me pertenece para siempre!
-Yo soy una novicia…solo le pertenezco a Dios.
-No mi amor…Ahora es mía.
Y para que no volviera a replicar el la besó otra vez, sin embargo, algo rompió su idílico momento:
-Padre, anda por aquí?
-Maldición!!!
Ella se desesperó, una feligrés estaba buscando al padre y si pedía confesarse ella estaría perdida. Bueno ya lo estaba pero tampoco quería que el pagara las consecuencias de los actos de ambos.
-Tranquila, primero salga usted y luego iré yo… diré que me confundí, que estaba confundido.
Ella asintió y como pudo en aquel espacio reducido se acomodo sus hábitos, trataba de contener las lágrimas pero no podía conseguirlo.
El la miro a los ojos y le dijo:
-Si yo me llego a enterar que intento lastimarse a modo de penitencia la castigare aun peor. Esta claro?
Ella trato de reprimir un sollozo:
-Por qué me mortifica tanto?…ya lo consiguió me ha arruinado mi vida…Que mas pretende?
-Que pretendo!?- tuvo que morderse la lengua para no gritar de rabia e impotencia – Pretendo hacerle entender que me pertenece, que es mía! Porque ahora es mía… Y tarde o temprano volverá a serlo.
Ella sintió una rabia grande que le carcomía las entrañas que le brotaba de lo mas bajo de su vientre y que si no lo libera explotaría y ella junto a ese sentimiento, y lo libero. Sin titubear, y tal vez inconscientemente le dio una bofetada.
-No vuelva a decir que soy de su propiedad, porque no lo soy.- Y se marchó.
El se quedo estático. No sabia como reaccionar, solo la vio irse y atino a sonreír.
-Es mía…hermana.-
Y al terminar de arreglar sus ropas, se marcho de la Iglesia, sin que nadie se percatara de su presencia.
Espero que les haya gustado este primer capitulo, muchos besos!
Así que bueno. Me gustaría que me dejaran sus comentarios
Noelia Márquez.
13/09/07
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