Detrás de la cortina

Una vez más se presentaba despierta y atenta a su clase de Pociones. Después de haber mostrado su cara de desagrado con sus compañeros por asistir a dicha clase, se sentó donde siempre solía hacerlo: en primera fila. Para seguir manteniendo su postura fiel a la de sus dos inseparables amigos, debía mostrar desagrado a la relación que tenia la clase de Pociones si ésta era dada por el detestado profesor Severus Snape.

Lo que sus dos grandes amigos no sabían, es que después de sentarse en primera fila, su expresión cambiaba por completo; y el gesto de desagrado se transformaba particularmente cuando dicho profesor aparecía en la sala. Se sentía bien cuando le veía. Sus hormonas empezaron a traicionarla el día menos pensado y con la persona más inesperada: Snape. La imagen de él protegiéndolos y sobretodo a ella, no le pasó inadvertida. Fue el día en que Pettigrew logró escapar y Lupin se transformó intentando agredirles. Él se puso delante aún incluso sin su varita, hubiese dado todo para...protegerlos. Aunque solo lo hiciera como profesor para con sus alumnos, esa imagen le gustó.

Al sentir el contacto de su cuerpo, algo dentro de ella se ruborizó, y fue a partir de entonces cuando le empezó a ver con unos ojos, más allá de la mera alumna. Sintió curiosidad por él.

Ahora había descubierto que en realidad, él era el príncipe Mestizo y su pasado la alarmaron al principio; pero sabia que en él podía confiar; al igual que Dumbledore lo hacía. Sabía que su muerte fue una petición, y Snape tuvo el valor necesario para terminar todo. Detrás de su arrogancia, detrás de la frialdad; había una persona extraordinaria y a la cual se moría por conocer. Y sin embargo, le encantaba oír el timbre de su voz en los momentos más temerarios. Le escandalizaba pensar en eso, pero su voz la hacia temblar en cualquier situación. Lo que no sabía era cuánto los temblores la ruborizaban y si seria capaz de disimularlo.

Lord Voldemort había sido derrocado hacía casi 2 meses y entonces muchas cosas salieron a la luz. Muchas de ellas, relacionas con Snape. Todos sabían ahora por qué mató a Dumbledore y que siempre había sido uno de los suyos. Todo lo que había ayudado siendo agente doble y todo lo que había arriesgado. Pero solo unos pocos sabían que el motivo de que hiciera todo eso, fue por su profundo amor y lealtad hacia Lily Evans. Ahora era como un héroe, aunque su fama siguiese siendo la de siempre: El abominable murciélago de las mazmorras.

Qué era lo abominable? Se preguntaba. Seguramente, sus mordaces comentarios y su poca contemplación con los demás. Sin duda, si de algo carecía Severus Snape, era de falsa modestia. Pero su inteligencia la abrumaba hasta el día de hoy.

Hermione había llegado a su último año en el colegio de magia y hechicería y sabia que debía de aprovecharlo al máximo. Nunca más volvería a poder hacer las cosas que ahora podía hacer si tenia el valor necesario.

Había disimulado durante mucho tiempo, creyendo enamorarse de Ron a medida que él se distanciaba para pasar más tiempo con Lavender. Lo superó a los 3 días. Sabía entonces, que solo era el amor que siente una hermana al separarse de un hermano. Eso era Ron, como Harry. Y cada vez veía más cerca y más dañina, la posibilidad de que su corazón solo se acelerase al ver a su profesor de pociones. Estaba realmente loca, se decía por las noches antes de cerrar los ojos e imaginar a Snape y su capa ondeante.

Pero su profundo temor, lo que no la abandonaba día y noche, era el hecho de que posiblemente Snape aún era incapaz de amar a otra persona...

Al comenzar la clase el profesor explicó como se debía hacer la poción que desarrollarían como siempre lo hacia: con su voz seca, pero a la vez sensual, hizo volver a la tierra a Hermione. Él mantenía su penetrante mirada oscura a veces indescifrable. Ella sabia que debajo de todo lo que aparentaba ser, su profesor tenia un alma digna de admirar y por muchas criticas que recibiese, ella lo tenia en un pedestal. Al fin y al cabo este último año después de la guerra había cambiado muchas cosas.

Cuando el profesor se sentó en la silla tras su escritorio, los alumnos fueron atravesando la sala en busca de los ingredientes necesarios para la poción. Sin embargo Hermione se quedó unos instantes mirando los movimientos de su profesor. Hasta que su mirada fue capturada por la suya, entonces se levantó rápidamente y agachando la cabeza entre sus rizos castaños, fue en busca de lo que todos buscaban.

La clase pasó rápido, como siempre; su clase le sabia a poco. Neville aún tenia los mismos problemas de siempre en pociones, por ello Snape siempre pasaba la vista de manera altiva por el brebaje que había preparado. Harry y Ron aprobaban por pena muchas veces, aunque en ese último curso no estaban en su mejor momento por así decirlo. Snape desaprobó también su poción.

Al llegar a la de Hermione, levantó la ceja como de costumbre y miró detenidamente el caldero.

- Señorita Granger...Esto no debería adquirir un color más fuerte?

- Profesor, he seguido las instrucciones al pie de la letra...yo...no..-la interrumpió-.

- Déjelo Granger, a veces se debe poseer un don para hacer las cosas bien...no solo seguir las instrucciones del libro.

Y dejándola con la boca abierta pasó a observar los 2 últimos calderos.

Siempre le hacia lo mismo, se podría decir que ya estaba acostumbrada, pero no. Cada vez que menospreciaba algo que para ella era importante hacer bien para obtener su agrado, él seguía comportándose como siempre. Creía que después de todo lo pasado, el hombre conseguiría relajarse un poco y ser menos mordaz, pero no era así. Tampoco esperaba ser la predilecta de la clase, solo sentirse bien con el profesor que impartía la asignatura. Sentirse bien...

Al finalizar la clase y ser todos evaluados, Hermione se dirigió un momento a sus amigos.

- Chicos, creo que voy a consultarle una cosa al profesor sobre mi poción, no me esperéis...

- Estas segura Herm? -dijo Ron- Deja a Snape, es un imposible.

- Si Hermione, seguro que tu poción esta bien y solo te ha dicho eso para regodearse.

- No Harry, quiero saber porque está mal. Quiero una razón. Es nuestro último curso, si no me revelo ahora...cuando lo haré? -sonrió-.

Sus amigos le hicieron una sonrisa cómplice y la despidieron.

Snape recogía sus cosas cuando vio que Hermione permanecía dentro del aula.

- Qué hace todavía aquí Granger?

- Quiero que me diga porque mi poción no era correcta señor.

- Ya le dije, ese color no era el adecuado. Azul marino no es igual a negro.

-Y que razón puede haber para que haya salido azul oscuro?

- Que no sabe hacer bien su poción. -pasó por al lado de Hermione para irse-.

- Profesor! -este se giró-.

- Qué quiere ahora?

Se quedó sin palabras, después de mucho tiempo, se quedó sin palabras. No sabia qué responder. Era evidente que sus intentos siempre eran frustrados por él. Era inútil conseguir una buena respuesta por su parte.

- Nada...

Y dicho esto, Snape se fue removiendo consigo su gran capa negra, no sin antes haber levantado una ceja durante unos segundos.

Hermione, derrotada una vez más, decidió ir a la biblioteca por si podía encontrar ahí la solución a su error.

Pasaron 2 horas en la biblioteca de intentos fallidos. Su cabeza se caía encima del libro cuando una mano se posó en su hombro. Ella, sobresaltada se giró y vio la cara de Harry.

- Me has asustado.

- Cuanto tiempo llevas aquí metida? Estábamos preocupados. Dejarte a solas con Snape no es sano...y viendo que no volvías a la sala común, todavía nos preocupamos más...-sonrió-.

- Tranquilo Harry, con Snape solo he estado 2 minutos. O menos...-dijo pensativa-.

- Si, me lo imagino, su apretada agenda seguro que se interpuso entre los dos, no?

Hermione no dijo nada y volvió su mirada al libro.

- Ginny te esta buscando también.

- Ah si? Que quiere?

-No lo sé, supongo que hablar contigo de algo. Vas a tardar mucho más?

-No, en media hora estaré abajo. Acabo con esto y...

- Vale, valeeeee te veo luego empollona.

Hermione se desperezó sigilosamente y terminó de leer su libro sin haber encontrado una solución. Al devolver el libro a su sitio se dio cuenta de que estaba sola y no le gustó nada. Volvió a su sitio corriendo a por sus cosas para irse, cuando vio un pequeño trozo de pergamino encima de su libro de pociones. Lo abrió y leyó:

" Solo una mujer enamorada puede hacer que la poción se torne azul marino".

- Pues claro! -dijo sin darse cuenta al terminar de leerlo-.

Miró a su alrededor y no vio al responsable de esa nota. Terminó de recoger y bajó hasta la sala común donde la esperaba Ginny.

- Ya era hora!

- Lo siento me he entretenido...

- Tu y los libros...no se como puedes aguantar tanto tiempo en una biblioteca.

Hermione sonrió y se sentó a su lado en el sofá.

-Donde están los otros?

- Ron se ha ido con Harry a buscar no se qué revista...

- Ah...y tu querías verme no?

- Si. Herm, tienes que decirme que te pasa.

- A mi? Que me pasa?

-Si, no te hagas la loca. Esta noche te he oído hablar mientras soñabas.

Hermione se quedó parada.

- Ah si? No sabia que hablara en sueños...

- Pues esta vez sí. Y si no tengo mal oído, soñabas con un profesor.

- Que? Pues...la verdad, no recuerdo ese sueño. -se quería morir en ese momento-.

- Créeme, no me lo invento.

- Esta bien Ginny, esta bien. Solo que no sé que importancia tiene un sueño y unas palabras...solo es un sueño. No me pasa nada.

- Estas segura?

Hermione se lo pensó un momento y dijo que si con la cabeza. Intentando no pensar en nada para evitar sonrojarse.

En realidad mentía, pero no quería que nadie supiese que sus sentimientos por Snape no eran los normales entre alumna-profesor, y menos su mejor amiga. Y menos siendo Snape. Snape.

Seguro que la tomaría por loca y no la comprendería. Debía vivir con ese secreto, al menos un tiempo más.

Era la hora de acostarse y aún no dejaba de pensar en la nota que había encontrado. Quien podría ser el dueño? Estaba sola en la biblioteca...y debía ser alguien más listo que ella en pociones...seria fácil de averiguar si hubiese alguien más listo que ella en pociones. Pero no lo había. O eso o...no. No podía ser. Snape no era el autor de esa nota. Alguien tan amargo como él no daría su brazo a torcer nunca. No le dio una explicación en su momento, porque iba a darle la respuesta de ese modo unas horas más tarde? No tenia sentido...a menos que se hubiese arrepentido. Cosa difícil.

Con esos pensamientos se quedó dormida.

Entró en su despacho, era de noche. Buscaba desesperadamente su agenda. Abrió todos los cajones del escritorio hasta dar con el libro, abrió las hojas y sus ojos se abrieron más. Oyó una puerta abriéndose y seguidamente un portazo. Ya era demasiado tarde. Una vela había entrado en el despacho. Detrás de ella se veía el rostro que la sostenía.

-Yo...lo siento, solo quería comprobar...

- No sabe que esta feo entrar en un sitio privado?- se acercó a ella-.

- Profesor...yo...

- Cállese Granger, entrometida sabelotodo. Estoy harto de que se comporte como una niña tonta!

- No soy una niña!

- Oh claro, ahora tiene 18 años. Salga de aquí!

- Usted lo hizo! Porque no me lo dijo desde un principio!

Snape se colocó delante de ella dejando la vela en una silla cercana. La miró de cerca y ella sintió un escalofrió recorriéndole la columna vertebral. Estaban tan cerca...

- Yo hice que? Señorita Granger...?

Sus labios estaban cada vez más cerca de ella, intimidándola, su voz, vibraba dentro de ella.

- La...la...la...era su...su...

- Ahora la niña no sabe hablar tampoco?

H: Deje de decir eso! Usted es... -y no pudo seguir con la frase ya que las manos de Snape la habían aprisionado entre él y el escritorio. Una de sus manos se aferró a su cintura y la otra encima del escritorio aprisionándola contra éste. Sus caras estaban solo a milímetros de distancia. Ambos oían la respiración del otro.

- Yo soy...qué?

Hermione no podía seguir hablando. Así que mirando los labios de su profesor, los besó con fuerza y desesperación. Las manos de él apretaron todavía más en la cintura de su alumna, atrayéndola hacia su pelvis. Quemándose con ese contacto.

- Profesor...-decía ella entre beso y beso- Profesor...

- Hermione...- respondía él- Hermione...Hermione...

- Hermione...Hermione...Hermione! Despierta! - Ginny zarandeaba a Hermione de un lado a otro con cuidado para que nadie más de la habitación se despertase-.

TBC...

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