Se supone que el tiempo tiene que ayudar, hacer que las cosas se pasen y que la mente humana hace que los peores momentos de nuestras vidas se queden en una nube que no nos deja recordar. Se supone. Lo que daría por que esto fuera así con mis recuerdos también.
El hecho de que el dolor siguiera ahí hacia que no pudiera ser posible siquiera el sobrevivir.
Era tan difícil el poder comer o el volver a sentir algo que con cada intento el corazón me dolía tanto que incluso las lagrimas no ayudaban a que disminuyera. Ese agujero que no tenia fondo intentaba acabar conmigo y lo estaba logrando.
A veces recuerdo sus ojos en aquel momento en el que el mundo entero se derrumbo para mí.
Al parecer todo lo que toco lo jodo, lo derramo.
Soy tal vez la culpable de que no haya sido lo suficientemente buena para el. En normal, una simple chica no es nada comparada con su perfección imposible de alcanzar.
El intentar olvidarle era como intentar dejar de respirar; imposiblemente imposible.
O como intentar parar al Sol para que no saliera.
Tal vez ese era mi destino, la supervivencia en el mundo del dolor y de las pesadillas, pesadillas en las que él era el actor principal, en las que me perseguía y me arrancaba de nuevo el corazón del pecho diciéndome todas las noches ``adiós´´.
Y es que los meses no hacían efecto, no lograban que el olvido se llevara el hecho de que sí había existido, todo, que se hubiera ido, de que se había llevado todo con él. Pero algo bueno había en esto, el saber que el dolor ayudaba a saber que él había sido verdad, que realmente había existido y que no había sido producto de mi imaginación.
