Nota: Primer Playlist que realizo
Track 1: Aquí estoy yo - Luis Fonsi
Aquí estoy yo para hacerte
Reír una vez más
Confía en mí, deja tus miedos atrás
Y ya verás
¿Cuándo fue la última vez que reía sin culpa? ¿Cuándo entrego una verdadera sonrisa a su familia? ¿Un caso en alguna ocasión abrazo a alguien sin motivo oculto? ¿En qué momento él recordó que era el hermano mayor de todos?
Eran las preguntas que Emma se hizo un diario mientras observaba un rayo a lo lejos con los menores del grupo a su alrededor regañándolo.
¿Qué hiciste esta vez?
Bueno, Ray volvió a arriesgar su vida al escalar un solo árbol para recolectar la fruta. Nadie se dio cuenta de que se había escondido entre las etiquetas para devorarlo. Sí no fuera por el grito de Jemami. Sí no fuera por la flecha de Emma. Rayó el muerto de la forma más tonta cuando arriesgado su vida más heroicamente.
–¿Que tanto me observas? -preguntó el chico de cabellera negra entregando la fruta encontrada-
–Solo que has cambiado -comentó antes de morder para ocultar su risilla.
Él solo dejó una cruzada de brazos.
Es natural, es el proceso de crecer.
–No ese tipo de cambio –respondiendo mirando la fruta entre sus dedos–. Ya no estás aislado, demuestras más tu afecto a los otros, los niños no solo te respetan también te admiran y están dispuestos a protegerte.
Aquello provocó un leve sonrojo en su compañero.
–Fue gracias a ti -respondió tranquilo- tú me abriste los ojos. ¿Qué es lo que realmente he visto? ¿Por qué? Cuando me escapamos de la cuenta de ello.
Ella lo observaba. Le encantaba ver ese brillo en los ojos de Ray. Nunca pensó verlos. Era como una noche con estrellas brillosas.
Aquí estoy yo con un beso
Quemándome los labios
Es para ti, puede tu vida cambiar
Déjame entrar
–Gracias Emma -sonrió acercando su frente contra la de ella. Con una gran sonrisa mientras acariciaba su cabello.
Emma sintió como su corazón bombeaba tan fuerte como la vez que Ray intento incendiarse a sí mismo. Incluso el calor que sentía era como el de las llamas de esa noche. Sin embargo, no sintió miedo o preocupación de no llegar a tiempo para salvarle.
Ahora sabe que estará siempre para salvarle.
Y ese calor en su interior era porque Ray era su gasolina para motivarla a andar.
Con su mano, sostuvo la camisa de Ray. Arrugo la tela entre sus dedos, cerró los ojos. No quería apartarse de esa fogata.
–Abrázame por favor -murmuro claramente para que él no pregunte-.
Él acepto sin cuestionar motivos. Solo la abrazo para acurrucarla en su pecho. Ella lo miraba por encima de su cabeza. Él tenía los ojos negros pero sentía los esmeraldas en su ser. Emma admiraba cara rasgo del rostro de Ray.
Quería memorizar su rostro sereno. Un rostro tranquilo, libre de la carga que trae ser un espía. No quiere decir que ya no haya más carga para él pero ahora es por la situación actual en la que se encuentra.
Ella libera su agarre pero no pide ser liberada del abrazo.
Alza su mano frente el rostro de Ray, quien seguía con los ojos cerrados.
Ella delinea con sus dedos las líneas de los ojos. Ray tiene pestañas, no son curveadas como las de Norman pero son largas. Se ven maltratadas, consecuencia del aceite que se arrojó encima.
La nariz tiene una buena curva, pasa ambos dedos índices sobre ella. Como si de un gato se tratase jugando con el polvo en el viento. Él empieza arrugar la nariz, a ella le causa risa. Ray estornuda, abre los ojos mostrando molestia. Emma hace una breve mueca con la boca, una sonrisa nerviosa. Comienza a alejar su mano pero él la atrapa colocándola sobre su mejilla, la libera al mismo tiempo que cierra los ojos.
–Salud… -La de cabellos naranja dice antes de continuar su labor interrumpida por un estornudo.
Su mano sigue su recorrido ahora toca la oreja en la que hizo un breve corte para quitar el rastreador. Él perdió un trozo de oreja y ella la oreja completa. Un precio justo por este momento.
Regresa su mano a la mejilla y posa su otra mano en la mejilla libre. Juega con ellas, amasando cada mejilla. Nuevamente ve como arruga la nariz haciendo que se detenga. Regresa su otra mano sobre su cintura. Ahora se da cuenta, sigue entre los brazos de Ray. Su cintura está atrapada. Ella, con la mano libre también recorre el brazo de Ray.
Tiene doce años.
El primero del grupo en llegar a esta edad.
Le gusta sentirse rodeada por él.
No quiere perder esa sensación. No quiere despertar y darse cuenta que él tan poco está.
Sus dedos se detienen en los labios.
Son delgados, prácticamente una línea. Aún no agrietados por falta de agua. La sensación de sentirlos entre sus dedos es tan extraña, le quema.
Se pregunta, ¿a qué sabrán? ¿Sí tocarlos le quemaba como será al probarlos?
Ella inclinó la cabeza acercándose lentamente a ellos.
–¡Lo va a besar! -La voz de Thoma se escucha.
Un "sh" largo con eco resuena en el lugar.
Emma se gira hacia el ruido. Ray abre los ojos observándola primero luego dirigiendo sus ojos a donde ella veía.
Ambos encontraron a su familia observándolos escondidos detrás de los árboles y arbustos.
–¡Arruinaste el momento! -Jemima se quejó golpeando a la tierra.
–¡¿Por qué no aguantaste tu gritó como todos?! -Ahora la pequeña Alice le jalaba la boca.
Ray y Emma parpadean. Miran a su familia. Se ven uno al otro, se dan cuenta en que situación están. Sus rostros se cubren de un rojo intenso. Se apartan manteniendo distancia entre ellos.
–¡A dormir! ¡Mañana tenemos que buscar a Minerva! -Ray ordeno con su voz más fuerte que tenía para hacerse escuchar.- Tu también Emma, duerme –con su mano hecho puño tapo sus labios posando sus ojos en la oscuridad- tomaré el primer turno.
Emma solo afirmó con la cabeza mirando al piso mientras sobaba su brazo de la vergüenza.
–Don, tu tomarás el siguiente turno -mencionó Gilda caminado detrás de Emma cuando está se fue a dormir.
Le pido al sol
Que una estrella azul
Viaje hasta a ti y te enamore en su luz
–¿Entonces Emma que ocurrió? -la de cabellos verde se acomodó sus lentes para iniciar su interrogatorio.
–¡Ustedes estaban acurrucados! -Alice señaló a la "sospechosa"- ¡Apunto de besarse!
–Tranquila -La rubia se acercó acariciando la cabeza de Alice- demos espacio a Emma para que respire para responder.
–Solo estábamos hablando -Comenzó a jugar con sus hileras naranjas que tenía por cabello- y me deje llevar por el momento.
–¡¿Entonces sí te gusta?! ¡¿Se besaran?! ¡¿Serán novios?! -Gritaron las tres chicas interesadas por la respuesta.
Emma estaba nerviosa. Ponía sus palmas frente a ellas para tranquilizarlas. Tenía los ojos abiertos con una sonrisa forzadas.
–No… solo fue el momento… -repitió defendiéndose- No creo que vuelva a pasar. -Agachó su cabeza dejando caer sus manos- Ray es nuestro hermano, somos familia.
Las chicas no se convencieron pero tan poco iban a molestarla. Además con todo lo que ha pasado en estas horas pueden que confundan sentimientos. Mientras los hombres intentaron interrogar a Ray pero él realmente ignoraba que Emma intentaba besarlo. Simplemente recordaba sus manos acariciando su rostro.
Al día siguiente Emma despertaba tras tomar el tercer turno. El primer rayo del sol, advertía el inicio de retomar el camino. Ray apareció sentado a su lado con una bebida para ella.
–Buenos días, dormilona -le dio un suave golpe con la taza-. Te has quedado dormida tomando el turno –bebió el té caliente que traía consigo- tuve que venir a apoyarte –un pequeño bostezo se le escapo.
–Pasaste mala noche por mi culpa -ella repite el bostezo-. Lo siento.
–¿Por qué? -Levanta la ceja- Es lo mínimo que debo hacer ya que tú junto los demás, incluso junto a Norman hicieron esto posible. Gracias –sonrió viendo a Emma.
Emma sintió sus mejillas estar tibias y nuevamente su corazón latió por un simple acto de Ray. Miró al chico un momento.
–Estoy feliz que estés aquí -sostuvo su mano con nervios-. No nos dejes en el camino, por favor.
–Lo mismo digo -apretó el agarre mirando a la joven.
En ese momento supo que no era el té o el rayo de sol la que comenzaba a calentarle el corazón.
Aquí estoy yo
Abriéndote mi corazón
Llenando tu falta de amor
Cerrándole el paso al dolor
No temas yo te cuidaré, solo acéptame
Recuerda cuando eran niños.
Niños que creían en un mundo de fantasía.
Niños que dormían pensando que van a ser adoptados al día siguiente, cuando envidiaban a los que se iban pero resultaba que ellos los envidiaban por tener un día más de vida.
Ve a Ray ahora a lo lejos con los menores rodeándole. Llorando porque intento arriesgar nuevamente su vida por ellos. Los demonios que los cuidan ahora, Sung-juu y Música, los observan sonriéndose mutuamente.
Sus recuerdos continúan con Ray y los menores. Nunca vio que sea apegado a ningún niño como lo fue Don con Conny, Norman con Sherry o ella con Phil. Ray cuidaba a todos por igual pero ningún niño lo buscaba, o se le acercaba a jugar. Todos jugaban a su alrededor pero nadie con él.
Él siempre se mostraba frío y distante. Escondido bajo la sombra del árbol y detrás de un libro como escudo. Luego de enterarse que él era un traidor, que sabía la realidad, que tuvo que sacrificar a sus hermanos para experimentar con los rastreadores.
Emma mira sus manos con una pequeña quemada producto de apagar un cerillo entre ellas, ella estaba pensando en el momento que Ray se confesó como traidor. Emma estaba molesta, le apretó la mano para lastimarlo apropósito jurándole que no vuelva a hacerlo. La sensación de ese instante es diferente a las actuales cuando él la sostiene.
Todo es diferente.
Los niños no dejan caminar a Ray cuando se cuelgan de su cintura, Jemima no tiene fuerzas suficientes pero intenta cargarlo como él lo hace con ella. Quiere ayudarle a andar al notarlo cansarlo. Anna revisa con atención su oreja lastimada, ella se toca su cabello ahora corto con una sonrisa sabiendo que tomó la mejor decisión.
Sus ojos verdes brillan cada que Ray se disculpa con Anna por la pérdida de su hermoso y cuidado cabello. Le ayuda a peinarlo mencionando que era él quien le hizo sus primeras trenzas.
Emma se pregunta ¿Qué siente Ray ahora? ¿Qué paso por su mente para intentar suicidarse? ¿Cómo se ha sentido en todo este tiempo?
Ella una vez le preguntó a él. No tuvo respuesta. Comprendió que era un tema delicado que no quería tocar y prefería olvidar.
–¡Ray! -Lo llamó- ¿Practicamos juntos? –preguntó con una gran sonrisa.
Ella no tuvo el valor de disculparse en ese momento. Ella era tan egoísta en ese instante. No pensó en el dolor de Ray, un dolor más allá del físico. Emma solo lo aumento.
Aquí estoy para darte
Mi fuerza y mi aliento
Y ayudarte a pintar mariposas en la oscuridad
Serán de verdad
Ambos tomaron los arcos y flechas. Ray sabía usarlos era de aprender de forma empírico. Así lo hizo cuando escaparon sin practicar como cruzar la cuerda. Ellos estaban solos, como Emma esperaba.
–¿Y bien? ¿De qué quieres hablar? -Preguntó el mayor lanzando otra flecha al centro- No necesitas practicar cuando eres mejor que yo.
–No soy mejor que tu -respondió bajando el arco-. Nadie es mejor que el otro.
–Bueno, Norman lo era -agregó tomando las flechas del blanco-. La única vez que pensé que lo derrote terminó ganándome anticipando mi plan.
–Norman tan poco era el mejor -mencionó recordando a su amigo caído en la batalla-. Sí lo hubiera sido, él estaría con nosotros ahora.
Hubo un silencio incómodo. No era el minuto de silencio que se le da a los muertos para respetar su memoria. Era un silencio que molestaba por pensamiento "que hubiera pasado sí…"
–¿Duele verdad? -Preguntó ella arrugando su blusa que estaba a la altura de su pecho-
–Claro que duele, era nuestro mejor amigo -respondió.
–No, no solo Norman -corrigió- Todo lo que has vivido. -Él abrió los ojos ante ello- Durante seis años de tu vida soportando toda la carga tu solo –unas lágrimas se escapaban de sus ojos-. Viendo como todos estábamos felices despidiéndonos pero tú tenías que fingir una sonrisa –estiro su mano para acariciar la mejilla ajena- Tus mejillas deben estar adoloridas por fingir, tus ojos se ven así por las lágrimas retenidas.
–Emma… -murmuró su nombre agachando la mirada.
–Sé que no quieres hablar del tema prefieres dejar todo en el pasado -ella extendió sus brazos- puedes descarte ahora. ¡Nadie te va a juzgar por ello!
Emma se tiró a Ray para abrazarlo ya que él se quedó congelado ante sus palabras. No tuvo necesidad de contar cuando las lágrimas brotaron entre ambos. Todos escucharon el eco del llanto por los pasillos. Corrieron a abrazar a Ray, al cual nunca lo habían visto así.
Ray que era tan frío comenzó a derretirse entre los brazos de su familia.
Lloró como nunca había llorado.
Todas las lágrimas retenidas desde hace más de seis años. Brotaban como sí de una cascara se tratase. Cascada que bañaba a todos los presentes.
Sung-juu y Música suspiraron por la escena. Ellos se acercaron a cubrirlos con la manta puesto que ellos se quedaron dormidos. El cansancio les venció. Sung-juu preparó el fuego de la hoguera mientras Música los arropaba.
Ambos miraron el rostro de cada niño. Se detuvieron en el rostro de Ray. Se veía tranquilo, en paz.
Quiero ser yo el que despierte en ti
Un nuevo sentimiento
Y te enseñe a creer
A entregarte otra vez sin medir, los abrazos que des
Emma se decidió al despertar y contemplar el rostro sereno de Ray, tras desahogarse. Ella se prometió nunca más dejarle llorar, ni encerrarse, ni dejar que haga locuras que se dañe así mismo.
Lo que ella no sabía era que Ray se hizo la misma promesa. Cuando abandonó la granja dejó a su viejo "yo" atrás para volverse una persona diferente por su familia. Y todo era gracias a ella.
Emma ya estaba cambiando a Ray desde antes que ellos se dieran cuenta. Pero eso no iba a detenerla para que limpiara esas impurezas, costure aquellas cicatrices de su corazón. No lo iba a dejar como nuevo pero sí a repararlo.
Le pido a Dios
Un toque de inspiración
Para decir lo que tú esperas oír de mí
Ha pasado un par de meses desde el escape. Llegaron al buque pero no encontraron a Minerva. Siguieron las otras pistas, se encontraron con un pueblo de cacería. Finalmente Emma encontró la muerte ahí.
Bueno no murió.
Pero estuvo a punto de estarlo.
Quedo mal herida, inconsciente por otro mes.
Mientras Ray…
Ray estaba a su lado. No pudo hacer nada para salvar de ser capturada y no pudo hacer nada antes que Lewis la atraviese. Quería regresar con ella, pero también tenía que llevarse a los heridos en la caravana para el buque.
Realmente no confiaba en Yuugo, quien intentó asesinarlos desde el principio pero era el único que podía ayudarla.
Ray aceptó. No quería pero quería que Emma viviera.
Cuando llego semanas después por el ritmo de su caravana, lo primero que hizo fue correr a la habitación donde ella yacía. Empujo a todos los que se ponían entre su camino. No se disculpó ni con Gilda que apartó para sostener la mano de Emma.
Nadie se molestó por esas acciones.
Al contrario.
Al verle ahí, su familia se sintió tranquila.
Gilda desconfiaba que Ray estuviera vivo. No creía en Yuugo cuando le dijo que él estaba viniendo con otro grupo.
Pero ahí estaba él. Llamando a Emma para que despierte. Y lo hizo como un cuento de hadas, puesto que ella despertó a los pocos minutos sonriéndole a él.
Solo a él.
Todos abandonaron la habitación dejando a los dos mayores de Grace Field ahí. Ray solo se quedó a cuidar a Emma. Le daba su comida junto con medicamentos.
–Ray cuando estuve a punto de morir vi a Norman y a mamá -mencionó mientras él le servía la sopa-. Ellos dijeron que no era mi tiempo, que no me rinda.
–Me alegro que Norman siga cuidándote aún después de muerto -agregó.
–Sabes, también he pensado que no fueron ellos dos los que me motivaron a regresar -Él la observó cruzándose de brazos- tú lo hiciste.
Ella le mostró su sonrisa más brillosa. Él se sorprendió así como se sonrojo.
–¿Qué estás diciendo? -cuestionó algo nervioso.
–Te quiero Ray -Ella brinco a sus brazos tirando la comida a su paso-
–¡Tonta hay que racionar comida y tú la tiras! -La regaño mientras correspondía el abrazo- también te quiero.
Emma se confesó pero no imaginó que Ray no entendiera ese "te quiero" por parte de ella. Tal vez debió usar "te amo".
Aquí estoy yo
Abriéndote mi corazón
Llenando tu falta de amor
Cerrándole el paso al dolor
No temas yo te cuidaré, solo acéptame
El tiempo seguía pasando ahora buscando otra conexión que William Minerva dejó tras su muerte: el Dragón Cuvitidala. Era obvio que ellos dos iban a irse juntos, se llevaron a Gilda, Don, Violet y a Zack. Pasaron más
–Te das cuenta que ahora cumples doce años -Ray se sentó a lado de Emma mientras descansaban de su caminata- Felicidades.
Ella la observo en silencio le miro directo a los ojos con el rostro sereno que siempre lo caracteriza.
–Había olvidado que hoy lo era -sonrió agarrando su mechón con unas pequeñas bandas elásticas para llevarlo detrás de su oreja pero no había nada ahí que lo sostenga- oh… también olvide esto.
–Lo siento -Ray mencionó acariciando aquella parte faltante- Fue mi culpa.
–Tú también olvidaste tu cumpleaños al escapar -agregó ella sosteniendo la mano sobre su herida, no quería apartarla.- Fueron los niños que lo recordaron. No me importa estar así.
–Emma… -intentó decirle alguna frase para contra atacar o defenderse.
–Es un precio justo por estar así contigo -agregó besando la muñeca de Ray-. Tuve miedo de no llegar a tiempo, que el incendió te consuma y te perdiera. -El chico abrió los ojos ante cada palabra y acción que su compañera hizo.- Temía lograr escapar pero sin ti. Ya perdí a Norman pero no quería perderte a ti –ella lo abrazo llorando- Así que mi regalo de cumpleaños eres tú entre mis brazos.
Antes que el moreno pudiera responderle sintió sus labios bajo presión. Con los ojos aún abiertos encontró a Emma estirándose un poco para besarlo. Ella seguía sosteniéndose de su cuello mientras que él tomaba su cintura para corresponder con más profundidad.
Se alejaron unos centímetros, lo suficiente para que sus ojos se encuentren, se analicen uno al otro. Sí bien, Norman se comunicaba con Emma a través de los gestos, Ray podía hacerlo solo con la mirada. Se leían mutuamente.
Nuevamente, la sostuvo de su mentón. Ladeó su cabeza para acercar sus labios. Ninguno pensaba en hablar solo querían repetir la acción anterior.
–Esto… nosotros… -una voz nerviosa los interrumpió haciendo que ambos vean a Don- queríamos felicitarte -El moreno se rasgaba la cabeza- pero creo que mejor felicitamos a ambos.
Emma y Ray se vieron rodeados por los otros chicos. Violet se veía sonrojada con las manos a la altura del pecho con una sonrisa de orgullo para ellos. Gilda lloraba de alegría, su sonrisa iba a juego con sus manos juntas mientras repetía "que alegría". Zack, el otro chico de piel morena, tenía su pulgar arriba.
Ambos líderes del grupo se sonrojaron. Deshaciendo el abrazo en el que estaban. Don se colgó del cuello de Ray, le revolvió el cabello con una sonrisa divertida. Gilda abrazo a Emma, estaba contenta por ambos.
Nuevamente los ojos verdes buscaron a los negros, que al encontrarse se rieron.
Dame tus alas
Las voy a curar
Y de mi mano
Te invito a volar
Era obvio, que los siguientes días demostrarían que no era simplemente una amistad que los unía. Ninguno decía palabras para molestarles, al contrario. Eran palabras de apoyo. Ray y Emma decidieron simplemente llevar la relación en la búsqueda para ver su propio avance. Incluso hicieron prometer a su escuadrón de búsqueda mantener el secreto de su relación.
Al menos cuando estén en el buque. Ya que no querían decirles a los chicos puesto que no sabían cómo reaccionarían ante eso.
Sin embargo, Don no pudo mantenerse callado…
–¡Son novios! ¡Emma y Ray son pareja! -Gritaba por los pasillos.
Pronto la nueva pareja se vio rodeada de su familia que celebraba por ello. Eso les sorprendió. Sobre todo cuando Yuugo apareció revolviendo el cabello a su "Antena" y a su "Ciclope soñoliento" con orgullo.
–¡Más te vale cuidarla! ¡Nada de propasarte! ¡No quiero más niños por aquí! -Yuugo les advirtió jalando sus mejillas.
–¿Mamá gallina no quiere ser abuelo? -Lucas intervino burlándose.
Una discusión entre ellos empezó mientras los menores se reían. La pareja se sentía avergonzada. Pronto, se apartaron aprovechando que se distrajeron. Se fueron a la habitación secreta donde podían hablar solos por un momento. Ya que luego no tendrán oportunidad como esta.
–¿Qué se cree ese señor diciendo eso? -Ray se quejó con un leve sonrojo.- No somos idiotas para saber que un bebé no puede ser criado en este ambiente -se revolvió su cabello.
–Entonces para ti ¿no es mala idea que seamos padres? -preguntó Emma pegándose a la pared del cuarto-
–Tenemos que ser padres algún día -respondió mirando el teléfono en el fondo de la habitación.-
–¿Podremos ser padres? -nuevamente cuestionó pero ahora mirando al techo.
–Hay que sobrevivir para eso, darles a nuestros hijos no solo el amor que no nos dieron, también un mejor mundo donde ellos sean libres. -Aclaro.
–Nuestros hijos… -la de cabellos naranja, repitió bajo.
Mientras decía aquello recordó a Isabella, que siendo su madre biológica nunca lo trato con un amor desigual al de sus hermanos. Incluso lo trato como su perro para que le sirva de espía entre los niños. Ella no lo pensó en encerrarlo para romperle la pierna a Emma, solo se preocupó por él cuando el incendió se propago. Según las palabras de Emma, su madre solo estaba preocupada por salvar el cerebro de Ray.
–¿Nunca te has preguntando como son nuestros padres biológicos? ¿Por qué nos dieron a luz en un mundo de tinieblas? -Ella negó con la cabeza-. Una vez se lo pregunte a mi madre –Los ojos verdes se descubrieron al hacer abiertos más de lo que estaba-. Isabella, solo me dijo: "para sobrevivir". Para que ella sobreviva.
Emma se puso frente a él. Tomó sus manos pero ella no podía pronunciar palabra alguna ante la revelación.
–Ahora soy el que sobrevivió y posiblemente ella está muerta -con lágrimas a los ojos-. No sé sí mamá, alguna vez me amo realmente como su hijo pero quiero creer que lo hizo y su frase fue para darme un motivo en la vida.
–Ray -Ella lo abrazó sobando su espalda-. Nuestros hijos no tendrán ese futuro, ni tú, ni yo, ni nadie más. Te lo prometo. –Limpió sus lágrimas con sus manos-
Nuevamente se abrazaron pero ahora con un beso profundo. Un mundo que asegure un mundo mejor para ambos, para su familia y futuras generaciones.
Aquí estoy yo (Aquí estoy yo)
Abriéndote mi corazón (Ay, mi corazón)
Llenando tu falta de amor
Cerrándole el paso al dolor
No temas yo te cuidaré
Siempre te amaré
