No puedo escribir tanto por problemas en mi muñeca :( pero aunque sean capítulos cortos trataré de ser contante, estoy trabajando en muchas actualizaciones de fics pasados a la vez. Pero Ahorita me centraré en este y otro de YOI igual.

Espero les guste.

Pareja: Victuuri. Viktor x Yuuri.

Género: AU. Drama. ¿Tragedia? Medieval.


Witch Hunt

Primero el cielo coloreaba el pueblo de anaranjado después empezó a tornarse gris para terminar en negro.

El sudor nerviosos empezaba a confundirse con las lágrimas y se estaba quedando sin voz de tanto gritar.

No lo estaba juzgando Dios. Lo juzgaban el pueblo y le traicionaba el amor.

—¡Viktor! — gritó un hombre con una voz suave y cantora mientras que a los pasos que daba hacía sonar su pesada armadura.

El nombrado, se volteó mientras le sonreía sutilmente y guardaba su espada recién limpiada. —¡Christophe! ¿qué sucede?

— Michele quiere verte en la capilla. —dijo mientras le guiñaba el ojo. — Ahora que eres parte de la guardia tienes que saber todo acerca de esas cosas, las brujas pueden ser terribles depredadoras. —dijo dramatizando sus últimas palabras. —¿Te asusta un poco la idea?

— He luchado ante otras cruzadas, no pueden ser tan malas las brujas como el mismo ser humano. —dijo con calma a la vez que se pasaba una mano por su pelo. —Iré de inmediato.

Viktor quién recién llegaba a un pequeño pueblo, trataba de despejarse mirando el camino apedreado. Esos recuerdos entre los ruidos que causaban las espadas los cambiaría por gritos. Pero aún así merecía un descanso de la guerra.

Al llegar a la capilla se hincó y persinó con respeto y al entrar empezó a buscar la cara que necesitaba ver. Una vez que reconoció su cabeza se acercó con calma sin interrumpir los rezos ajenos. Se hincó a lado de su compañero mientras esperaba a que este mismo terminase de rezar.

—Nunca olvides dar tus plegarias, son necesarias. — dijo el joven castaño mientras terminaba de personarse y mirar al frente donde se encontraban las figuras grandes y ornamentadas.

—Escuché que casi pierdes a tu hermana ante una bruja.

Su compañero frunció el ceño. Odia recordar aquel día.

—Lo siento.—se disculpó de inmediato Viktor.

Ambos se quedaron en silencio escuchando las música gregoriana y vocales en latín que hacían eco en el lugar. Michele inhaló un poco y le pasó unos apuntes al otro. — Ahí vienen unas especificaciones de como reconocerlas. —pronunció con un poco de molestia. — Es un pueblo pequeño, deberías hablar con Yakov, él también puede asesorarte ya que es veterano.

Viktor repasó las notas con cuidado después las guardó ara sonreírle un poco al otro y que este se calmara.— De acuerdo.— finalizó para pararse y despedirse y continuar con sus deberes. Se hincó y dio después media vuelta para salir. Usualmente todo era igual, un tono lúgubre y serie pero a la vez angelical, las personas con la mirada caída rezando. Pero su mirada se centró en una persona que no había visto al entrar pero se notaba más nerviosa, con miedo. Se acercó al joven de cabello negro que temblaba y apretaba con fuerza entre sus manos una cruz.

—¿Estás bien? —preguntó con delicadeza para no asustarlo más.

El joven pegó un pequeño brinco.

Respiró un poco hondo y se limpió un poco sus ojos llorosos para después mirar unos cuantos segundos los ojos azules del más alto. Lo repasó y dio un paso par atrás.

Viktor preocupado se acercó despacio al otro sin pensar en que podría incomodar su espacio personal.— ¿Estás bien? —repitió una vez más. Si el chico estaba afectado por algo suceso de brujas debía saberlo aunque había algo más que le llamaba la atención. —Vamos a casa.—le dijo con una sonrisa, se notaba que el otro estaba bajo mucha presión.

El más bajo puso una mirada triste. Respiró hondo y tartamudeo un poco para al final decirle— Yo no tengo ya hogar.—pronunció tristemente.

Viktor supuso lo peor. —Puedes venir conmigo.—Sugirió.

—Yuri, me llamo Yuri.—dijo el chico acercándose con un poco de miedo. Sabía que si daba un paso en falso podría esa decisión acabar con su vida o lo poco que tenía de ella.

Viktor puso una hermosa sonrisa que conmovió a Yuri hasta ponerlo colorado de las mejillas, para al final arrastrarlo.

Michel a la distancia solo suspiraba. ¿Qué estaba haciendo? Solo Dios podía saberlo.

Y desde la otra distancia un joven veía a los otros dos partir pensando en aquél chico que había llegado directo a llorar a sus pies en silencio para confesarles sus pecados. Pero él no podía decir nada, su boca tenía que estar sellada. Lo único que podía hacer por él era también rezar por su vida.

— Yuri… yo probablemente estaré fuera mucho rato, pero trataré de buscarte un hogar permanente.

—No debería molestarse. —contestó apenado de las molestias.

—Para nada, siento que esta tarea podría relajarme de todo esto de la cacería de brujas.

Yuri se quedó en silencio.

—P-Pero no te preocupes, yo y los demás te protegernos a ti y al pueblo de ellas….—decía para después quedarse callado y llevar su vista al frente mientras veía como a los lejos quemaban cuerpos infestados por la peste. Se quedó un momento observando para dirigir su rostro serio al del más bajo. —Necesitamos acabar con las brujas antes que siga esto.

Yuri solamente observaba las flamas quedar los cuerpos mientras llevaba una de sus manos a su crucifijo y lo apretaba fuertemente.

Quién diría que su destinaba a ser igual de abrasador.