Era una noche oscura, silenciosa, la luna iluminaba la ciudad cubriéndola con una luz blanca casi transparente, era una noche como ninguna otra. Saya se encontraba descansando en su habitación. Tantos pensamientos venían a su mente ¿Por qué yo? ¿Por qué no alguien mas? ¿Por qué no puedo ser humana? ¿Qué hago aquí? tantas preguntas y ninguna respuesta pero así había sido toda su vida una vida llena de preguntas sin respuesta alguna...

–Debo dejar de pensar estas cosas- dijo Saya mientras se levantaba de su cama, salió de su habitación y se aseguro que todos estuvieran dormidos, lentamente abrió la puerta para que nadie escuchara y salió del departamento sin tener rumbo fijo. Saya empezó a caminar por las calles solitarias de la ciudad donde la única compañía que tenía era su sombra, su fiel acompañante de siempre. Saya camino y camino quien sabe por cuánto tiempo, se encontraba inmersa en sus pensamientos, atrapada en un mar de ideas que parecían nunca acabar. Mientras caminaba se encontró perdida en el parque, solo se veían los árboles que se movían con el viento de la fría noche, al encontrarse allí Saya se dio cuenta que no estaba sola una sombra pareció asomarse por detrás de un árbol

-¿Quién está allí?- Pregunto Saya con un poco de temor, para su sorpresa la sombra que había visto era la de Solomon, Saya quedo perpleja y no sabía que decir.

–Nunca imagine encontrarte aquí- dijo Saya a Solomon, quien la miraba constantemente sin alejar la mirada de ella

–Yo si sabia que estarías aquí… después de todo tus pensamientos son muy parecidos a los míos- dijo Solomon mientras se acercaba lentamente hacia Saya

–Deberíamos volver a casa

-¿Por qué? ¿Acaso no quieres estar junto a mí?

–No, no es eso

-¿Entonces?

–Es que cuando estoy junto a ti me siento diferente, de una manera que nadie me ha hecho sentir

-¿Ni siquiera Haji?

–Si… ni Haji me ha hecho sentir esto…

Al oír estas palabras Solomon tomo la mano de Saya y lentamente se acercó a ella quedando a pocos centímetros de sus labios.

– ¿Sabes? Desde el primer momento en que te vi supe que eras la mujer por la que tanto tiempo espere, la mujer que cambiaría mi mundo, la que me haría sentir vivo por primera vez en mi vida, tú eres mi musa, mi ángel.

Saya al escuchar las palabras de Solomon se perdió por un momento olvidando todo en lo que había estado pensando antes de encontrarse con el

– ¿Cómo puedes saber que soy yo? Después de todo tu estas con Diva... tú eres su caballero, deberías de odiarme... dijo Saya mientras bajaba la mirada

– ¿Odiarte? Como podría odiar a la creatura más bella y hermosa que mis ojos han visto ¿que no lo ves? Que no te das cuenta de que tú eres la única que me importa, la única a la que en verdad yo… Solomon se detuvo por un instante mientras analizaba las palabras que estaban a punto de salir de sus labios

– ¿Por qué no terminas de decirlo? ¿Yo soy la única a la que tu…? Saya se encontraba confundida pues no sabía lo que Solomon quería decirle

– ¡ERES LA UNICA A LA QUE YO HE AMADO! Le grito Solomon mientras atraía a Saya hacia su pecho y la abrazaba fuertemente

–Te amo siempre lo he hecho, desde el instante en que te vi, sé que jamás te lo dije pero es que tu siempre estabas con Haji peleando juntos contra Diva y yo solo observaba esperando que algún día fijaras tus ojos en mí, en el ser que daría su vida porque tu fueras feliz

–N-N-No… No se que decir jamás pensé que me dirías esto, no puede ser que sientas esto por mi ¿Por qué yo? ¿Por qué no Diva? Como puede ser que alguien me ame si después de todo no soy perfecta nunca lo he sido ni lo seré...

–Pues para mi tu eres perfecta, cada parte, cada célula de tu cuerpo, todo en ti es perfecto, amo cada parte de tu ser quiero poder siempre estar a tu lado para cuidarte quiero demostrarte que hay mas cosas en esta vida que solo pelear y odiar… Quiero mostrarte que puedes ser feliz

– ¿Feliz? Hace tanto tiempo que no se lo que es felicidad, pero contigo, cuando estoy cerca de ti siento algo parecido a lo que llaman felicidad

–Saya yo siento lo mismo cuando estoy cerca de ti porque tu eres mi felicidad tu eres mi vida mi mundo entero la llama que me mantiene vivo

–Solomon, yo… creo que estoy… enamorada de ti

– ¿Es enserio? ¿O solo lo dices para hacerme sentir bien?

–No, no lo se… estoy confundida… Al oír esto Solomon se dio la vuelta y dijo

–Piénsalo y cuando estés segura de tus sentimientos avísame y yo vendré a ti. Solomon comenzó a caminar pero de repente Saya tomo su brazo y lo abrazo por detrás

– Espera no te vayas por favor no me dejes

–Saya debo irme tengo que dejarte sola para que aclares tus pensamientos

–No, no hay nada que aclarar finalmente me di cuenta de algo Solomon yo….

–Dime Saya...

–Yo también te amo Solomon

– ¿Tú me amas?

–Si, te amo y me alegra poder decírtelo ya que es la primera vez que siento algo más aparte del odio… Ahora siento amor y este amor lo siento por ti. Solomon se dio la vuelta y abrazo a Saya con todas sus fuerzas

–No sabes cuanto tiempo espere para escucharte decir eso, ahora me siento el ser más feliz del mundo ahora que te tengo junto a mí. Solomon vio a Saya a los ojos mientras Saya lo veía a él, lentamente sus rostros se acercaron al del otro, los labios de Saya rosaban los labios de Solomon, podían sentir la respiración del otro, y finalmente los dos se fundieron en un apasionado beso. Ambos se besaron lentamente saboreando los labios del otro sintiendo el exquisito aroma del otro, se besaban como si nunca antes hubieran besado a alguien, era la primera vez que estaban tan cerca el uno del otro... Solomon tocaba con sus manos a Saya sintiendo su cuerpo que para el era perfecto. Se besaron durante mucho tiempo unidos en un momento eterno un momento por el cual los dos habían esperado tanto tiempo… después separaron sus labios y se vieron fijamente era como si sus ojos dijeran todo lo que las palabras no podían expresar

–Eres hermosa, Saya- dijo Solomon mientras acariciaba su rostro

–Solomon gracias por esta gran noche pero ahora debo irme-

-¿Irte? ¿Por qué?

–Pronto amanecerá y los demás se darán cuenta que no estoy en casa

–Ya veo, debes volver con los demás… y con Haji…

–Si, debo volver pero...

– ¿Pero qué Saya?

- Saya se recostó sobre el hombro de Solomon y al levantar la mirada lo beso nuevamente

–No olvides que te amo Solomon

–No, no lo olvidare Saya… y Saya se alejo mientras su figura desaparecía con la llegada del amanecer.

–Luchare por ti Saya, juntos venceremos a Diva y prometo viajar por el mundo juntos por toda la eternidad hasta que este corazón deje de palpitar.