Ya nada es como antes
Marzo 1976
Dos meses habían pasado desde que había empezado la nueva etapa del curso.
Y desde entonces todo, absolutamente todo, había cambiado.
Tras la muerte de sus padres, James había dejado de ser el mismo y Lily, por su parte, poco a poco se había dado cuent de que él ya apenas la perseguía, incluso había tenido la sensación de que la ignoraba; sensación que Lily confirmó cuando en febrero, los rumores de que James estaba saliendo con una chica se verificaron. La afortunada era Chlòe Dugès, una alumna de Ravenclaw.
Cada vez que Lily los veía juntos, besuqueándose por los pasillos, el corazón se le partía en dos. No sabía por qué, pero echaba de menos que James le prestara atención y de que, de alguna forma, volviera a ser el de antes. Sabía que parte de su comportamiento era por la reciente pérdida de sus padres, pero anhelaba con ganas que todo aquello cambiase tarde o temprano.
Y no era algo lógico en ella, pero aunque la costase admitirlo, se estaba dando cuenta que estaba empezando a sentir algo por él.
James se encontraba dando un paseo junto a Chlòe. Aunque en un principio James sabía que nadie podría ocupar el hueco que ocupaba Lily en su corazón, lo cierto es que aquella chica era, por el momento, la chica más 'especial' con la que había estado. No le importaba solo ganar popularidad por estar con él, si no que podía hablar de temas interesantes con ella y a decir verdad, parecía enamorada realmente de él.
En cuanto la acompañó a su clase de Encantamientos, ambos se despidieron con un beso. James estaba a punto de encaminarse hacia la sala común cuando por el rabillo del ojo, alcanzó a ver una melena pelirroja. Mirando hacia el pasillo vio a Lily, que transportaba una montaña de libros uno encima de otro y parecía que le costaba sostenerlos sobre sí misma al caminar.
James se acercó a ella y cogió unos cuantos libros para sorpresa de ella.
— Eh, cuidado.
Lily le miró atónita.
— ...Gracias — Fue todo lo que dijo mientras bajaba la mirada.
— ¿Dónde vas con tantos libros?
— A la biblioteca, a devolverlos.
— Está bien, te ayudaré a llevarlos — Se ofreció.
— No es necesario que...
— Tranquila — Sonrió — No me cuesta nada.
Lily le miró confundida. Hacía meses que ni la miraba ni la prestaba atención. Y ahora de repente, le prestaba su ayuda e incluso le dedicaba una sonrisa.
Se iba a volver loca.
Todo el camino hacia la biblioteca se produjo un silencio realmente incómodo. James no se atrevió a decir nada. Tan solo la miraba extrañado. Algo le pasaba. Podía verlo en su cara. Pero lamentablemente, no se atrevió a preguntarlo.
Una vez estuvieron en la biblioteca, Lily cogió los libros a James sin apenas mirarle.
— Gracias por la ayuda — Agradeció mientras se alejaba de él para empezar a colocar los libros sobre las estanterías.
Jamesse la quedó mirando unos segundos mientras colocaba los libros, apoyado en el muro con las manos metidas en los bolsillos.
¿Que sería lo que le podría pasar?
Estaba sumido en sus pensamientos cuando Sirius, que andaba por allí cumpliendo sus castigos rutinarios, le llamó. Enseguida James bajó de las nubes y se dirigió corriendo hacia su amigo.
Lily miró de reojo como James corría hacia Sirius y negó con la cabeza. Mientras colocaba los libros, unas chicas de cuarto curso conversaban sin parar, en un tono bastante alto, molestándola.
Lily no pudo evitar, en algún que otro momento, escuchar la conversación.
— ¿Te has enterado? Mañana es el cumpleaños de Potter.
— ¿Potter? ¿James Potter? — Se sorprendió la otra muchacha.
— Me lo ha dicho mi hermana. Dice que será la bomba. Es una lástima que no podamos ir.
