Renuncia de derechos: Los personajes y argumento de Akame ga Kill son propiedad de su respectivo autor, yo solo los tomo para poder crear esta historia con el único fin de entretener.

El asesino de la creación

Capítulo 1

—Buenos días, mi amor —saluda cierta jovencita, con una cálida sonrisa.

—Buenos días, linda —le responde él, con la misma expresión en su rostro, acercándose hasta aquella linda carita y besarle en la frente con cariño.

—Mooooo! Yo también quiero un besito, amorcito —reclama otra chica por detrás de él, abrazándolo con fuerza, clamando por aquel acto de amor.

—Bueno, bueno, está bien, ya mismo te lo doy —responde el muchacho, dándose la vuelta y así otorgándole aquello que ella ansiaba.

—G-Gracias, Tatsumi, e-eres tan lindo —comentó ella después de recibir ese gesto.

—T-Tatsumi, amor mío, por favor no te olvides de mí —reclamó la primera chica, abrazándolo por detrás.

—Tranquila Saryn, no me olvidaré de ninguna de ustedes, ni de ti y tampoco de ti, Nina, después de todo son lo más importante en mi vida —dijo el castaño al respecto, logrando que las dos muchachitas se sonrojen en extremo. Luego, la mirada de Tatsumi se torna más despierta de repente —A propósito, ¿dónde están las demás? —pregunta luego, levemente alarmado.

—Kala y Mira fueron a cazar y pescar, no te preocupes mi amorcito, no tuvieron absolutamente ningún problema, yo estuve al pendiente de ellas en todo momento desde que salieron —responde Saryn, la chica de larga cabellera rosada.

—Yo también estuve pendiente de ellas, no quisiera que les pasara algo malo, a pesar de que todas nosotras sabemos cuidarnos muy bien solas y mucho mejor en grupo, siempre estoy cuidando de todos al igual que Sara —comenta Nina, aquella muchachita de corta cabellera blanca.

Tatsumi entonces sonríe ante lo que escucha de boca de sus dos noviecitas, por lo que procede a acariciar sus cabellos con gentileza, logrando que, otra vez, las dos se sonrojaran ante su contacto.

—Realmente me alegro de que estén a mi lado, Saryn, Nina, también agradezco que Kala y Mira estén conmigo, no sé qué sería de mí si nunca las hubiera conocido, si nunca… hubiera deseado su compañía y su amor… —

Al ir soltando más y más palabras en aquella confesión, tanto Saryn como Nina observan con tristeza a su novio de corta cabellera castaña, quien parecía que estaba a punto de quebrarse por alguna razón. Por ello, de manera automática, las dos chicas abrazan con fuerza al joven para que no se largue a sollozar.

—No llores, mi amor, ya todo eso es parte del pasado, debemos centrarnos en este maravilloso presente. Sabes bien que los dos propósitos más importantes en nuestra existencia son cuidarte y amarte para siempre, y por supuesto que vivir para poder seguir haciéndolo —comenta Saryn, con un tono de voz que evocaba la calma, queriendo apaciguar la atormentada alma de su novio mientras ella lo acariciaba con su rostro y sus cabellos por debajo del mentón.

—Todo de nosotras te pertenece, amorcito, por eso y más estaremos a tu lado hasta que dejemos de respirar —comenta Nina.

—Gracias… Muchas gracias a ambas, por soportar tanto junto a mí y permanecer conmigo, las amo mucho —expresó el castaño, besando a las dos lindas chicas, quienes mantienen sus mejillas ruborizadas junto a sus grandes sonrisas. Después de eso, transcurren cerca de un par de minutos hasta que ambas muchachitas se muestran sorprendidas.

—¡Presiento que están cerca! ¡Kala y Mira están volviendo! ¡Y creo que traen cosas grandes con ellas! —exclama Sara, muy feliz, irguiéndose al igual que los otros dos presentes.

—¡Eso es genial, Saryn! ¡Preparémonos entonces, así salimos a recibirlas y ayudarlas en lo que sea que estén trayendo! ¡Vamos, amorcito! —responde Nina al comentario de la joven de larga cabellera rosada, incitando además a Tatsumi a que se levantara y así vestirse y salir al encuentro de las otras dos chicas que faltaban en escena.

El joven asiente ante la petición de la chica de corta cabellera blanca para después levantarse del catre. Ambas muchachas lo siguen en su accionar, vistiéndose junto a él y luego saliendo de la habitación para bajar las escaleras. Un detalle curioso, y a la vez sorprendente, era que toda la casa en la que estaban asentados los tórtolos estaba construida enteramente con madera.

Volviendo con los tres jóvenes, Nina fue más rápida que Tatsumi y Saryn, llegando ella primera a la puerta principal, abriéndola y divisando a pocos metros a dos figuras femeninas y juveniles aproximarse a su ubicación.

—¡Kala! ¡Mira! —exclama la chica, corriendo a su encuentro con alegría. Frente a ella se encontraban una jovencita de cabello largo rubio y ojos azules, y otra joven de cabello negro y ojos rojos. Ambas eran Kala y Mira, respectivamente.

—¡Hola Nina! —responden al unísono las dos, correspondiendo al abrazo efectuado por la albina de ojos verdes. Las recién llegadas habían dejado en el suelo unas grandes bolsas que contenían, al parecer, una enorme cantidad de carne roja y blanca.

Después de terminar con la muestra de afecto hacia Nina, ambas repararon en la presencia de cierto muchacho apuesto de corta cabellera marrón, quien causó que se sonrojaran y se emocionaran en gran medida.

—¡Tatsumi-kuuuuuun! —exclamaron Kala y Mira al mismo tiempo de nuevo, mostrándose con rostros embobados y claramente enamoradas, saltando encima del castaño y tirándolo al suelo. Ambas empezaron a acariciar sus rostros con el de él, además de darle besos por doquier, clamando ahora por el amor del susodicho.

—Ya ya, tranquilas, si salieron tan solo por unas horas —decía el muchacho de manera graciosa, tratando de calmarlas mientras acariciaba sus cabezas.

—P-Pudieron haber sido un par de horas… pero realmente te extrañamos un montón, mi amor —expresó la rubia, algo apenada.

—S-Sí, tu ausencia se ha notado mucho, cariño. Por favor, ve con nosotras la próxima vez que salgamos a cazar, ¿de acuerdo? —comenta la azabache, efectuando su petición con unos ojitos de cachorro a los cuales era imposible resistirse.

—Oh bueno, está bien, iré con ustedes la próxima vez. Mejor, iremos todos, ¿les parece bien? Así ninguna se sentirá sola y podremos divertirnos todos juntos —responde a la vez que pregunta el muchacho, logrando el asentimiento de parte de todas las chicas presentes por tan buena idea.

Después de eso, Tatsumi junto a Saryn y Nina ayudaron a Kala y Mira a llevar los víveres dentro del hogar, así podrían ocuparse mejor de ellos. Era un montón enorme de carne, y el castaño alabó los esfuerzos de sus dos noviecitas recién llegadas, a lo que ellas responden, ruborizadas, que no fue nada.

Todos se pusieron manos a la obra para preparar el gran banquete de mediodía. Nina y Mira se avocaron a la tarea de preparar toda la mesa junto con las ensaladas; en cambio Saryn, Kala y Tatsumi estaban cortando y cocinando la carne.

—Cielos… bueno, parece que voy a pedirles unas clases extras para poder aprender a filetear y sazonar bien, ya que ustedes lo hacen de maravilla y yo me quedo muy atrás —expresó Tatsumi, rascándose la nuca, avergonzado, mientras observaba la gran maestría que tenían la pelirrosa y la rubia en la cocina.

—Claro que sí, mi amor, con gusto te ayudaremos las veces que tú quieras, ¿no es cierto, Saryn? —comenta y pregunta Kala, con una sonrisa comprensiva, dirigiéndose a su querida amiga.

—Exacto, Kala, así será, no tengas miedo en pedirnos ayuda de nuevo, cariño —responde la pelirrosa de ojos ámbar, sonriéndole a ambos.

Tatsumi se rio con algo de vergüenza, agradeciéndoles también a las dos chicas por haber aceptado, luego se fija en el trabajo de la albina y la azabache.

—¡Vaya, la mesa ha quedado realmente bien! Se los agradezco mucho, Nina, Mira, tienen unas manos perfectas para todo esto —expresa y elogia a las dos muchachas, quienes no pueden evitar sonrojarse en extremo por el cumplido que les lanzó el castaño.

—¡G-G-Gra-Gracias, a-amor! —responden ambas al unísono, con sus rostros enrojecidos y jugando con sus dedos nerviosas, sin saber hacia dónde mirar.

Minutos después, la comida estuvo lista, ¡y de verdad todo se veía exquisito! Más la forma en la que todo estaba preparado lo hacía ver aún mejor.

Los cinco se sentaron en la mesa, y después de dar gracias se avocaron a llenar sus estómagos de manera calmada, aunque… había una personita en específico que parecía observar a los demás en su trabajo mientras se mostraba inquieta. Tatsumi se percató de esto, así que decidió preguntar.

—Saryn, ¿qué sucede? Te noto algo tensa, ¿la comida no está buena? —pregunta el castaño, incomodando un poco más a la susodicha jovencita de larga cabellera rosada y ojos ámbar.

—¡N-No, Tatsumi, no es eso! ¡D-De verdad! ¡T-Todo está muy rico, delicioso, exquisito! P-Pero… —responde la chica, soltando un suspiro pesado mientras se mostraba más apenada —N-No quiero que piensen que estoy siendo apresurada o algo por el estilo, pero… n-no puedo evitar pensar en el tiempo —dijo luego.

—¿En qué sentido, Saryn? Explícate, por favor —pregunta Mira, confundida al igual que las demás chicas, pero parecía ser que Tatsumi sospechaba de hacia donde quería llegar la pelirosa con ese comentario.

—E-Es que… cada minuto que pasa me preocupa más el que no estemos haciendo algo por las personas inocente que sabemos que están sufriendo. N-No digo que esto es tiempo perdido, adoro estar con ustedes, todo esto es muy lindo, y mucho más con la compañía de Tatsumi a nuestro lado… aun así, pensar que podríamos estar ya en nuestro destino, combatiendo a la corrupción que hay en este mundo, salvando muchas vidas inocentes y devolviéndoles la paz que se merecen es algo que me inquieta mucho —responde y explica Saryn.

Nadie dijo nada, y menos podían continuar con la comida. Ciertamente la pelirosa había interrumpido un buen momento… pero había verdad en sus palabras, ellos ya pasaron varios días escondidos en ese lugar, disfrutando agradables momentos de privacidad cuando, en el exterior, el mundo cada vez perecía más y más a manos de enemigos crueles y despiadados, y gente inocente pagaba por sus acciones.

Tatsumi dejó con calma los cubiertos en la mesa, procediendo luego a limpiarse las manos mientras era observado por los rostros levemente sorprendidos de sus chicas.

—Saryn tiene toda la razón razón, hemos estado varios días aquí, en esta linda y acogedora cabaña, escondidos en la espesura de este bosque, ocultos y ajenos a todo lo que ocurría en el exterior… y ciertamente ya hemos abusado del tiempo que teníamos disponible para disfrutar de todo esto antes de llegar a la capital. No se sientan mal, estos días fueron maravillosos para mí y seguro que también para ustedes, pero deberemos de regresar a nuestra misión, la misión para la que todos fuimos preparados. No podemos postergarlo más, no debemos —.

Con aquel gran comentario hecho de manera muy seria por Tatsumi, las demás chicas lo entendieron, pero aun se seguían sintiendo incómodas por la abrupta interrupción hecha por la chica de cabello rosado, lo cual no hace más que hacerla sentir más mal.

—L-Lo siento, chicas, yo… n-no quería hacerlo, de verdad… he intentado ocultar lo más que pude esto que quería decir, pero… creo que ya era más que suficiente, y lo dije y en el momento menos indicado —expresó Saryn, terriblemente apenada por su accionar.

—No tienes nada de qué disculparte, Saryn, ya pasó, lo que sucedió ya sucedió y así se queda, además sólo este almuerzo quedará aplazado. Comeremos rápido y lo que sobre lo guardaremos para después, ¿de acuerdo? —dijo el castaño, a lo que todas las presentes asintieron con la cabeza, ellas seguían sintiéndose un poco mal pero, a fin de cuentas, era algo que debían aceptar, después ya tendrían tiempo de sobra para un almuerzo tranquilo y feliz, sin sobresaltos de ningún tipo.

Así lo hicieron, todos terminaron lo que tenían en sus platos con prontitud, luego limpiaron todo y se dedicaron a vestirse y empacar las cosas que necesiten para el resto del viaje.

—Amor, ¿qué haremos con la cabaña? —pregunta Kala a su novio.

—Háganla desaparecer, es mejor que no dejemos ningún rastro de nuestra existencia, al menos de momento. Recuerda que nadie en el mundo nos conoce, somos prácticamente fantasmas, y eso debe seguir así hasta que se dé lo contrario —responde Tatsumi, bajando algunas cosas de la habitación de arriba.

—Entendido, entonces le diré a las demás que no dejen nada de valor personal aquí —comentó la rubia, empezando a bajar.

—Bien, partiremos en unos cuantos minutos más, apresurémonos —dijo el castaño antes de que la chica se vaya, a lo cual ella asiente y se retira.

Pasado el tiempo límite, todos ya estaban listos. Cada uno llevaba una mochila algo grande con sus pertenencias, colocadas cada una en sus espaldas. Los cinco salen de la cabaña, y tras caminar un par de metros se dan la vuelta para contemplar la edificación, aquella en la que han descansado por toda una semana y en la cual pasaron buenos ratos.

—Con su permiso, yo lo haré —expresa Mira, dando un paso al frente.

—Adelante —le responde Tatsumi, observándola.

Mira levanta su brazo derecho, con su mano apuntando a la cabaña. Medio segundo después la edificación comienza a deformarse, como si estuviera siendo engullida por una especie de agujero de gusano, para finalmente desaparecer sin dejar rastro alguno. Acto seguido, del suelo empezaron a emerger muchas plantas, las cuales varias de ellas crecían y crecían hasta transformarse en árboles que cubrieron por completo la zona, sin dejar ni una huella de lo que hubo antes.

—Perfecto, vámonos —ordena Tatsumi, siendo seguido por su harem —Bueno, a ver, nuestro cronograma sería el siguiente: llegar cuanto antes a la capital y ver cuán mal está el panorama, también deberemos de recabar allí todo tipo de información acerca de ese grupo de asesinos llamado Night Raid para luego establecer contacto con ellos… Pero antes de eso deberíamos de conocer su ubicación real, espiarlos para ver como es su comportamiento en realidad, así actuaremos acorde a las circunstancias —explicaba mientras caminaba.

—Trataremos de hacer lo máximo posible antes de que, inevitablemente, nos topemos con esa horrible mujer… —comenta Saryn repentinamente, llamando la atención de los demás.

—Creo que sé de quién hablas, Saryn… ¿Esdese? —pregunta Kala.

—Ella misma —le responde la pelirosa.

—Esa tal Esdese… si bien es un demonio con todas las letras no es ni siquiera un rival destacable para nosotras —expresó Mira con seriedad, haciendo alarde de su poder.

—Sé bien que ella no es rival para ninguna de ustedes, Mira… pero por favor, no quisiera que se hagan ese tipo de comentarios altaneros o egocéntricos, no me gustaría que fomentemos la subestimación de nuestros enemigos —pidió el castaño.

—L-Lo lamento, mi amor, no era mi intención, de veras —se disculpa Mira, apenada.

—Tranquila, te perdono. Trata de no hacerlo la próxima vez, ¿de acuerdo? —le dice el castaño, acariciándole la cabeza con cariño a una sonrojada Mira, quien asiente con la cabeza de una manera muy tierna, luego de eso voltea para ver a la albina —¿Cuáles son tus pronósticos con respecto a todo esto, Nina? —pregunta el castaño a la susodicha.

—Los mismos de antes y los que presienten las demás, cariñito… nuestro destino está estrechamente relacionado con Night Raid, con el imperio en la capital, la corrupción y esa fea mujer que tiene absoluto control sobre el hielo. Es menester que actuemos, si no lo hacemos… mucha gente buena perecerá, y yo no quiero permitirlo —declara Nina, frustrada y muy preocupada.

—Entonces apresuremos el paso. Esa tal Esdese está a casi seiscientos quilómetros de nuestra ubicación, y lo que está haciendo en estos momentos es muy reprobable… Desearía poder pararle el carro de una vez por todas, pero no podemos, no ahora. Más temprano que tarde nos la encontraremos en nuestro camino… —decía Saryn.

—Y allí decidiremos bien el siguiente paso que daremos —interrumpe Tatsumi, algo serio.

—Amor, hablando con total sinceridad y respeto… me gustaría poder asesinarlos a todos sin piedad por lo que están haciendo. Así, de una sola vez, sin dar explicaciones, sin rodeos, sin muchos preparativos… —expresó Mira, claramente fastidiada por la impunidad que tenían los malos.

Tatsumi observa al suelo por unos segundos después de haber escuchado esa contundente y sincera declaración de Mira, después la observa con una sonrisa comprensiva en su rostro, acariciándole la mejilla además, y repitiendo el gesto con las demás chicas.

—Posiblemente lo termines haciendo, Mira, también todas ustedes chicas… En todo caso ya les dije, estudiaremos nuestros pasos a seguir una vez lleguemos a la capital y logremos instalarnos por allí, ¿sí? —pide el castaño, y todas le responden que sí al unísono.

Así, los cinco jóvenes siguen su camino hacia la tan famosa capital del imperio, un último momento de tranquilidad que tendrán.

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—¿¡Q-Qué demonios…?! ¿¡U-Un dragón de tierra?! —

—¡I-Imposible! ¡No he oído antes que salieran en caminos como éstos! —

—¡GRRRROOOOOOAAAAAAARR! —

—¡Aaaaaaaaaaahhh! —

Aquellos dos hombres, quienes tenían pintas de comerciantes, salieron despavoridos al ver a la monstruosa criatura frente a ellos, la cual había emergido del suelo sin previo aviso, interrumpiendo su viaje. Su carreta quedó completamente destruida por un pisotón de la bestia, tratando de asesinarlos a ambos, pero por suerte lograron escapar, aunque dicho monstruo era muy grande y abarcaba mucho espacio, además de ser rápido. Con sus enormes pinzas como zarpas, la peligrosa bestia estaba muy cerca de atrapar y acabar con la vida de aquellos dos desafortunados hombres, pero…

—¡Aléjate de ellos! —grita cierta rubia de ojos azules, apareciendo en escena repentinamente, como si estuviera volando hacia la bestia, propinándole un puñetazo en la cabeza tan fuerte que le termina destrozando el caparazón además de mandarlo a volar lejos.

En su carrera, por detrás de la bestia se hace ver la figura de una pelinegra de ojos rojos, quien con una katana en alto rebana de manera limpia la cabeza del monstruo. Por si fuera poco, y lejos del conocimiento de los estupefactos hombres comerciantes, una albina de ojos verdes extiende sus manos y causa que el cuerpo de la bestia se quemara como si fuera consumido por unas poderosas brasas.

—¡Wo-Wooooooww! —exclamó uno de ellos, muy asombrado.

—¡E-Eso fue increíble! —dijo el otro.

—¡M-Muchas gracias, señoritas! —agradecieron los dos al mismo tiempo, inclinándose levemente ante ellas.

—No fue nada, ¿se encuentran bien? —pregunta Kala, limpiándose las manos. Detrás de ella se acercan Mira y Nina, y pocos metros más lejos venían Saryn y Tatsumi.

—¡S-Sí, estamos bien, gracias por su preocupación! —responde uno de los hombres, sin dejar de estar nervioso.

—Es bueno escucharlo —declara Nina, con una sonrisa.

—Estos monstruos sí que son como alimañas, no hay una manera efectiva de acabar con todo ellos… pero hacemos lo que podemos —expresa Mira de manera calmada aunque algo inexpresiva.

—Sí, así es, hay muchos monstruos así en todo el país, aunque es muy raro que salgan en estos caminos… p-por eso, nuevamente, les agradecemos que nos hayan salvado la vida. Nuestro carro quedó destruido y el caballo ha huido, supongo que tendremos que arreglárnosla como podamos, pero menos mal que la capital está bastante cerca —agradeció nuevamente uno de los hombres.

—Estoy seguro que podrán encontrar la manera de solucionar sus problemas allí, nosotros también vamos hacia la capital —expresa Tatsumi una vez que llegó con ellos, sorprendiendo a ambos comerciantes.

—Oh, así que están todos juntos —comenta uno de los hombres —¿Y qué andan buscando en la capital? —pregunta luego.

—Bueno, digamos que solo necesitamos arreglar unos asuntos y partir nuevamente, esperamos poder hacerlo —responde el castaño.

—Oh, ¿es así? Bien, espero que ustedes también tengan suerte allí, aunque… nosotros les recomendaríamos que tengan mucho cuidado, la capital puede parecer alegre… pero allí hay muchos otros monstruos también —dice uno de los hombres.

—¿En qué sentido? ¿Monstruos como los que acaban de derrotar mis chicas? —pregunta Tatsumi, sorprendiendo nuevamente a los comerciantes, pero ellos luego entendieron que se trataban de sus novias. Algo raro… pero decidieron seguir explicándole al muchacho y a las demás jovencitas.

—No, son las personas, sus corazones son monstruos, la capital está llena de tipos así —responden ellos.

—¿Sí? Les agradecemos el aviso, nos cuidaremos, estén seguros de ello —les contesta Tatsumi.

Después de eso se despiden de ellos, no sin antes ofrecerles ayuda para recoger sus cosas, a lo cual los dos comerciantes rechazaron con respeto diciendo que podían y nuevamente les agradecían por todo. Tatsumi y su harem siguieron su camino a paso más presuroso. En media hora lograron llegaron a la entrada de la famosa capital, era una enorme entrada por la cual pasaban muchas personas de varios lados, quien sabe si es por negocios o por otros motivos, lo cierto es que el lugar era muy concurrido.

—Oh cielos, la capital es tan hermosa… es una lástima que esté manchada por la corrupción que no se deja ver a simple vista —comenta Saryn, de manera soñadora pero a la vez triste.

—Es un alivio que seamos las únicas personas de aquí que podamos detectar a simple vista lo que ocurre en estas calles. Ya estoy viendo a muchos que tienen pensamientos sucios, me agradaría bastante hacer una "limpieza" —dice Mira, susurrando lo último y haciendo énfasis en la palabra "limpieza".

—Recuerden que vinimos a este lugar para una "inspección y recopilación de información", actuemos de manera tranquila y discreta —dice Tatsumi, claramente prohibiéndole a su novia de cabello azabache de hacer cualquier otra cosa que no sean las que él dijo, pero luego él le acaricia la cabeza —Descuida, después podrás hacer esa limpieza sin problemas —le susurra luego a la chica.

—B-Bueno, e-está bien, m-mi amor —asiente ella, nerviosa y cambiando totalmente su mirada amenazadora por una adorable sonrisa junto con sus mejillas tintadas de un leve rojo.

Había bastante gente en las calles, y por eso mismo los cinco jóvenes caminaban bien juntos, por si pasaba algo los obligara a separarse.

—"Como bien dijo Mira, aquí hay mucha gente perversa y también gente inocente a merced de ellos, ricos y pobres, sanos y enfermos, una clarísima distinción entre ambos lados, que lamentable…" —pensaba Kala, observando hacia todos lados, registrando más movimientos.

—"Me gustaría poder ayudarlos, aunque sea a una sola persona, así me sentiría mejor" —pensó Nina, angustiada.

—"Entiendo como te sientes, Nina… pero Tatsumi-kun tiene razón, no podemos ir de buenas a primeras ayudando desmedidamente a las pobres almas de este lugar, llamaríamos poderosamente la atención" —responde Saryn al pensamiento hecho por la albina, la cual no dijo nada más, sólo se mostraba más entristecida.

Tatsumi no era ajeno a la conversación que estaba teniendo las chicas entre sí, por ello decidió hablar también.

—"Bueno, esto no puede evitarse, así que… Nina, ve y ayuda a aquel pobre hombre tirado en la calle. Compra algo de comida y dásela, es lo que más necesita en estos momentos" —pide el castaño.

La albina se puso feliz de manera inmediata, y luego de asentir enérgicamente, se dirige con rapidez a uno de los puestos de comida rápida en las cercanías. La chica compra un par de bollos de arroz y luego se los lleva al indigente, quien estaba durmiendo. Nina lo despierta y le dice que le obsequia comida, y el hombre se puso muy feliz además de agradecerle muchas veces a la albina, la cual solo respondía que no era nada y que disfrutara mucho de ese regalo. Al final ella regresó dando saltitos de alegría.

Aquella escena no pasó desapercibida para cierta rubia de ojos castaños y grandes atributos, quien ha estado observando a aquel grupo desde hace un rato. Le pareció raro el como actuaban aquellos cinco personajes, además de parecer mantenerse juntos, y por si fuera poco ese gesto de amabilidad que pocas veces ella veía en esos lares terminó de convencerla acerca de la procedencia.

—Campesinos de buen corazón, ni más ni menos, quizás y hasta sean bastante ingenuos. Si es el caso creo que no les molestará que les "pida prestado" algo de dinero, creo que ya sé cómo, sólo debo encontrar el momento adecuado —susurra la rubia mientras le daba un sorbo a su cerveza.

Volviendo con Tatsumi y su harem, el muchacho veía como Nina regresaba campante y sonante por haber hecho su buena acción del día.

—¿Y? ¿Qué tal te ha ido? —pregunta el castaño con una sonrisa, sabiendo lo que pasó pero igual preguntándolo.

—¡Muy bien! Ahora ya me siento mejor —responde la aludida, dándose la vuelta para ver cómo aquel pobre hombre comía. Por lo menos ya hizo feliz a alguien en aquella ciudad.

—Amor, no quisiera incomodarte, pero… —susurra Mira repentinamente, obteniendo la atención tanto de Tatsumi como de las demás chicas.

—Dime, Mira, ¿qué sucede? —pregunta el aludido, tratando de disimular su conversación.

—Tenemos cierta personita bastante… interesada en nosotros. Está detrás de ti, a varios metros lejos, sentada y bebiendo alcohol. Trató de disimular dicho interés, pero bueno, ya sabes que puedo notarlo. Seguramente las demás también lo sintieron —responde la pelinegra.

—Sí, así es, justo estaba por decírselo, gracias Mira —expresa Saryn. Las demás asintieron, comunicando así que también lo experimentaron.

—Así que ya tenemos una fan por aquí, hmmmm… ¿no pudieron averiguar, más o menos, qué es lo que está buscando? —pregunta nuevamente el castaño, con seriedad en su voz.

—Pues, a juzgar por su aura y sus expresiones, yo diría que piensa que somos gente distraída, quizás está buscando alguna forma para timarnos, sacarnos el dinero que llevamos —contesta la pelirosa, llevándose dos dedos a su mentón para pensar detenidamente.

—Y eso no es todo, Saryn… El aura de esa chica no es normal, tiene algo que la hace tener un gran poder, además de tener sus manos manchadas de sangre. No lo digo de manera literal, pero… —comenta Kala.

—Que es una asesina —finaliza Tatsumi, a lo que todas responden que sí nuevamente con un asentimiento —¿Podrá ser integrante de ese grupo de asesinos llamado Night Raid? —pregunta por tercera vez consecutiva.

—Es posible. No detecto en ella la malicia propia de un asesino, que solo busca sangre porque sí… bueno, sin contar que parece que quiere tendernos algún tipo de trampa, pero más allá de eso no parece ser una mala persona —responde Kala, mirando hacia el cielo, con un rostro pensativo.

—De todas maneras hay que tener cuidado, me disgustan mucho ese tipo de personas, ya sean ladrones o asesinos —expresa Nina, intranquila.

—No te preocupes, tendremos mucho cuidado —le anima Saryn, dándole palmaditas en la espalda para animarla.

Después de eso, los cinco siguieron caminando entre la multitud, alejándose ya del foco principal que era la gran zona comercial, una de varias que estaban distribuidas por la capital.

Ninguna de las chicas perdió de vista a la extraña rubia que los estaba acechando, por un momento pensaron que los dejaría en paz pero no sucedió así, en cambio la seguidora se les acerca, claramente insinuando querer prestar su ayuda.

—¡Hola! ¿Están perdidos? —pregunta la chica de corto cabello rubio y ropas algo reveladoras.

De inmediato todos se voltean a verla, las cuatro chicas intentaban verse amigables pero escondían un rostro de desagrado hacia aquella nueva presencia. Tatsumi, por supuesto, sentía esto, así que decidió tomar la delantera y entablar conversación con la recién llegada, simplemente para aparentar un nivel aceptable de sociabilidad.

—¿Parecemos perdidos? —interrogó el castaño, mostrando una sonrisa confundida.

—Pues la verdad es que sí. Bueno, no sería extraño teniendo en cuenta que son extranjeros, no deben de conocer mucho la ciudad, ¿verdad? —responde y cuestiona la rubia de grandes atributos.

—Ah, parece que tienes buen ojo al intuir que somos extranjeros… —comenta Saryn en un tono burlesco y simpático… en cierta medida.

—Vivir mucho tiempo en la ciudad tiene sus ventajas, por ejemplo, desarrollar esta habilidad para distinguir a quienes vienen de afuera y quienes ya están asentados aquí desde hace un tiempo —expresó la rubia —¿No necesitan ayuda? Puedo guiarlos, darles un agradable tour por las calles de la capital, soy muy buena para eso —ofrece luego.

—No, muchas gracias, estamos bien así —Kala rechaza la oferta de manera inmediata, pero con respeto.

—Te lo agradecemos, pero podemos guiarnos bien por nuestra cuenta —dice Saryn, deseando por dentro que aquella rubia se marchara de una vez por todas. Con cada palabra que salía de su boca más se notaba sus intenciones de querer embaucarlos.

—¿Están seguros? No es molestia si requieren de mi ayuda, de verdad —insiste la rubia.

—Muy seguros, señorita. No queremos sonar descorteses, realmente apreciamos sus buenas intenciones, pero podemos valernos por nosotros mismos, además sólo hemos venido a ver un par de cosas y después volveremos a nuestras tierras —le contesta Tatsumi, mirándola fijamente y de manera decidida.

—Oh bueno, si ustedes lo dicen... Lamento haberlos molestado, espero que tengan suerte buscando lo que sea que anden buscando en la capital. ¡Hasta luego, amigos! —expresó aquella chica de corta cabellera rubia y grandes atributos, tratando de sonar alegre, pero en el fondo se sentía frustrada por no llevar a cabo ese "pequeño" cometido, despidiéndose al final.

Los cinco jóvenes se la quedaron mirando hasta que se perdió entre la multitud.

—¿Y ahora qué hacemos, amorcito? —pregunta Kala al castaño.

—Seguiremos explorando la ciudad… pero no la pierdan de vista, probablemente y quiera seguirnos. Si es así, entonces nos encargaremos de perderla y veremos qué hace luego. Si se va definitivamente pues… seremos nosotros quienes le sigamos el rastro —responde Tatsumi.

—Entendido —respondan todas las chicas al unísono.

Así, el quinteto siguió su camino aparentemente como si nada, y resultó ser cierto… aquella mujer de cabello rubio comenzó a seguirlos, a una buena distancia. Tatsumi y su harem decidieron entonces llevar a cabo el primer plan, que era perder a esa seguidora. Con rapidez y disimulo la fueron sorteando entre las numerosas calles de la ciudad, hasta que sucedió lo que tenía que suceder…

—"¿¡P-Pero qué carajos…?! ¿¡A dónde se fueron?!" —se cuestiona mentalmente la rubia al doblar en una esquina… y toparse con la impactante realidad de que les ha perdido el rastro a los cinco jóvenes con los que antes se ha encontrado, no podía percibir por ningún lado la presencia de aquellos muchachos, por lo que sus sospechas no hicieron más que crecer —Bueno, al parecer tengo algo interesante de qué informar en el cuartel cuando vuelva —dijo en voz baja, sin dejar de mirar a todos lados para ver si podía vislumbrar alguna pista del camino que tomaron los extranjeros —"Esto sin lugar a dudas no puede ser normal, la distancia que había entre ellos y yo, la velocidad a la que caminaban, como está dispuesta esta zona… era totalmente imposible que escaparan a mi vista y aun así lo hicieron, ya no puedo sentir sus presencias…" —dedujo ella, con el ceño fruncido.

—Gracias, Mira —agradece el castaño a la pelinegra.

—D-De nada, mi amor —responde la aludida, nerviosa y jugando con sus dedos.

Tatsumi y su cuarteto de chicas se encontraba en el tejado de un edificio cercano a la ubicación de la rubia que los estaba acechando. Todos estaban dispuestos de manera que aquella rubia que los estaba buscando los divisara de inmediato… pero increíblemente parecían ser totalmente invisibles para ella.

—¿Se retirará? —pregunta Nina, confundida, observando como aquella mujer se mostraba reacia a dejar de seguir sus huellas.

—Seguramente. Si es así voy a necesitar que la sigan a donde sea que vaya —responde Tatsumi.

—Yo me encargaré de eso, amorcito —se ofrece Saryn —Ella claramente ha dicho que tendrá algo de qué informar cuando regrese al cuartel —dice luego.

—Sí, cada vez me convence más acerca del hecho de que pertenece al grupo de asesinos Night Raid —comenta Kala.

—Si resulta ser así, ¿qué haremos, querido? —pregunta Mira.

—Mmmmmm… primero los espiaremos, averiguaremos qué es lo que traman, y… posiblemente nos unamos a ellos —contesta nuevamente el castaño, soltando una corta y débil risa —Creo que ya sé cómo lo haremos… —dice luego, observando al igual que sus chicas como aquella mujer de corta cabellera rubia se marchaba luego de obtener resultados negativos con su búsqueda —Hora de poner en marcha el segundo plan —ordena luego, y las integrantes de su harem asienten al unísono.

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—¿Estás segura de lo que me estás contando, Leone? —pregunta Najenda, cruzada de brazos, sentada en aquel "trono" de la sala de reuniones de Night Raid.

—Claro que sí, jefa, yo… sentí que algo raro había con esos cinco chicos. Claro, primero pensé que hubiera sido divertido gastarles una broma, pero se mostraron reacios a aceptar mi "ayuda", así que, tras despedirme de ellos, decidí seguirles el rastro… pero desaparecieron como por arte de magia al doblar en una esquina —responde y explica la rubia.

—Hummmm… a veces eres un poco descuidada, Leone, por eso me está costando levemente poder creerte —expresó la jefa, aquella mujer de corto cabello blanco, con una mirada reprobatoria.

—¡P-Pero si es verdad, jefa! Algo raro había con ellos, esas chicas y el muchacho… no sé muy bien qué podría ser pero sé que es algo insólito, algo muy extraño, y me gustaría descubrir qué es —comenta la rubia muy segura.

—Déjame pensarlo —dice Najenda —Si decido que ese tema es lo bastante serio como para que amerite una investigación pues te concederé el derecho para que lo averigües, ya sea junto con Mein, Akame, Bulat o Raba, pero ahora tenemos asuntos más importantes que atender —.

—¿Es otro encargo de asesinato? —pregunta Raba, ganándose un golpe en la cabeza de parte de Leone.

—Pues claro, tontito, ¿qué más va a ser? Somos asesinos después de todo, nuestro trabajo principal y más importante es el de encargarnos de la escoria de la capital —le recuerda la rubia mientras era maldecida por el muchacho de corto cabello verde, quien se sobaba su parte afectada por el golpe.

—Llevarán a cabo esta misión en la noche, su objetivo es una adinerada familia que se apellida Langborn. Nuestros reportes indican que los tres miembros del círculo familiar atraen a personas desafortunadas a su morada, para luego dejarlos inconscientes y, al final, torturarlos de muchas maneras una vez están despiertos, se nos ha indicado además que su lugar para llevar a cabo tales actos está ubicado en un amplio galpón en la parte trasera de su mansión. Toda la zona está custodiada por un buen número de guardias, si estorban en la misión pueden eliminarlos, pero que sea lo más rápido posible. Su objetivo primordial es encargarse de la familia Langborn —explica y ordena la general Najenda a los demás integrantes de Night Raid.

—Entendido —responden Akame, Leone, Raba, Schere, Mein y Bulat al mismo tiempo.

—Así que esta mujer sí resultó ser miembro de este grupo de asesinos… —comenta Nina, bastante sorprendida.

—Hicimos bien en seguir su rastro —comenta Kala, cruzada de brazos y con una sonrisa.

—Sí, y también hicimos bien en entrar en este lugar, su cuartel, a tal punto de estar aquí, con ellos, en la misma habitación. Es gracioso cuando no se dan cuenta de nada —dijo Mira, con un tono burlesco.

—Sí, gracias a todas ustedes pudimos descubrir el lugar de asentamiento de nuestros objetivos y lo que están planeando —expresa Tatsumi, dedicándole una sonrisa cálida a cada una de sus chicas, logrando sacarles un gran sonrojo en sus rostros.

—N-No hay de qué, a-amorcito —responden ahora todas ellas al unísono.

Parecía totalmente difícil de creer… pero realmente el castaño y su cuarteto de chicas estaban parados justo al lado de todos los integrantes de Night Raid, y los asesinos no se daban cuenta, estaban utilizando la misma táctica extraña de antes, lo cual indicaba que era obra de Mira, como ya sucedió anteriormente.

—Bien, entonces ya hemos descubierto que la mujer que intentó abordarnos se llama Leone y pertenece a Night Raid, un grupo de asesinos dedicado a "limpiar" la escoria de la capital. Su cuartel de operaciones se ubica a varios kilómetros de dicho lugar, bastante bien resguardado… pero no para nosotros. Y hoy mismo, por la noche, llevarán a cabo una misión, lo cual nos viene bastante bien —

—¿Cómo, mi amor? ¿En qué sentido? —pregunta Saryn, ciertamente desconcertada.

—Fácil: averiguamos la dirección de esa tal familia apellidada Langborn, les hacemos una visita, nos encargamos del trabajo y nos ganamos la confianza de Night Raid —responde el muchacho.

—Eso me parece perfecto, me encantaría hacer justicia por mano propia y lo antes posible —expresó Mira, claramente enfadada por lo que había escuchado.

—Dijeron que torturaban personas. Si vamos allí no quiero ni imaginarme el escenario con el que me encontraré… —comenta Kala, ciertamente preocupada por lo que fuera a ver en esa mansión.

—No te preocupes, Kala, si eso sucede estoy seguro de que podrás manejarlo porque creo en ti, creo en todas ustedes, y porque también me tendrán a su lado en todo momento. Nos hemos estado preparando para esto y mucho más durante largo tiempo, así que comenzaremos este viaje esta noche misma, y nada ni nadie nos detendrá —expresó el castaño, causando que sus cuatro chicas lo miraran de manera soñadora por lanzar tal inspirador comentario, y al final todas asienten enérgicamente.

Ahora solo restaba esperar, el verdadero espectáculo comenzaría por la noche…

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—Ya está empezando a haber movimiento en el cuartel de Night Raid, será mejor que salgamos en un par de minutos, amorcito —avisa Saryn a Tatsumi, quien se estaba preparando.

—Muy bien, Saryn —responde afirmativamente el castaño —¿Ya les avisaste a las demás? —pregunta luego.

—Sí, ya están avisadas y preparadas, solo faltas tú, amor —le contesta la pelirosa mientras intentaba abrazarlo del cuello.

—¡He-Hey! ¡N-No te nos adelantes, Saryn! —reclama Nina, apareciendo de repente en la sala.

—Menos mal que podemos percibir este tipo de cosas cuando le suceden a nuestro cariñito —comenta Kala, cruzada de brazos y mostrando un rostro de repruebo ante el actuar de Saryn, para luego irse corriendo y abrazar a Tatsumi —Y-Yo también necesito un poco de tu amor, querido —dice luego, sonrojada y acurrucándose junto a él.

—¡Y-Yo también! —exclamó Nina, pegándose también al muchacho.

—N-No se olviden de mí… —aparece repentinamente Mira, sumándose al abrazo grupal amoroso.

—Eh chicas… por favor, tenemos que ocuparnos de la misión primero, se nos hará tarde. Les prometo que, cuando volvamos, les daré a cada una de ustedes lo que tanto necesitan de mí —expresa Tatsumi, con un rostro serio a la vez que bastante sugerente, mirando fijamente a los ojos de todas sus amadas, quienes se ponen muy nerviosas y se ruborizan a tal extremo de parecer tomates.

—¡S-Sí, a-amorcito! —contestan todas ellas al mismo tiempo.

Después de eso, los cinco salen con rapidez de una muy bien elaborada cabaña, similar a la primera que tuvieron, toda hecha de madera y ubicada a pocos kilómetros de los cuarteles de Night Raid. Era increíble que los asesinos no captaran su locación, pero así fue, lo que les permitió obrar con completa discreción y tranquilidad.

—¿Cómo van los de Night Raid? —pregunta el castaño, corriendo velozmente, a la par con sus chicas.

—Todavía no hay movimientos significativos, creo que no saldrán hasta en unos cuantos minutos —responde Kala.

—Tiempo más que suficiente para acabar con esos objetivos —comenta Mira con seriedad y sin dejar de mirar hacia delante.

Tatsumi se hallaba pensativo mientras corría, algo parecía que no lo tenía conforme pese a lo que estaba sucediendo, y todas sus chicas lo notaron pero decidieron no preguntarle nada.

En cuestión de un par de minutos llegaron a la mansión de los Langborn, y lo primero que notaron fue el evidente número del personal de guardia, el cual era amplio, tal y como lo habían anunciado antes. Los cinco se escondieron en una pequeña arboleda en la zona trasera, y a varios metros de su ubicación estaba el galpón en donde se dijo que estaban las personas torturadas por la familia.

—Presiento mucha peste, muerte y enfermedad provenientes de allí —dijo Nina, muy incómoda, mientras señalaba el susodicho galpón.

—Yo también lo siento, Nina… es allí en donde mencionaron los de Night Raid que estas personas torturaban a muchos inocentes. Bien, con esto ya es más que suficiente, asesinaré a esos desgraciados ya mismo —dice Mira, con furia en sus ojos, desenvainando una katana oscura y de la cual emanaba una leve neblina del mismo color.

En un abrir y cerrar de ojos la chica de cabello negro desaparece de donde estaba para luego reaparecer por detrás de cada uno de los guardias, asesinándolos con una terrible puñalada por la espalda. Si uno lograba ver cómo era asesinado un compañero, inmediatamente era terminado por la pelinegra antes de siquiera poder gritar. Y así, en un par de minutos, la seguridad de la mansión fue reducida a cero.

—Bueno… Mira ya se ha encargado de los guardias, ahora les toca a ustedes, Saryn, Kala y Nina —

—Entendido, amorcito —responden las tres al mismo tiempo, dirigiéndose hacia la mansión y adentrándose sigilosamente por las ventanas.

—Mi amor, yo también quiero ir con ellas, quiero… terminar con la basura que hay aquí —expresó Mira, apretando con fuerza la empuñadura de su katana oscura, mirando al suelo con una dura expresión de ira, bastante atemorizante a decir verdad.

Tatsumi la observa por un momento con una mirada seria, luego cambia su expresión, mostrándose con una pequeña sonrisa comprensiva, finalmente él se acerca hasta la chica de cabello negro para abrazarla.

—Has hecho un muy buen trabajo aquí, Mira, ahora deja que las demás hagan lo suyo y terminen esto, además necesito compañía por si vienen los asesinos de Night Raid, ¿te gustaría quedarte conmigo para cuidarme las espaldas? —le explica y pregunta el castaño, con su seria y varonil mirada además de una amorosa voz que tranquilizó a la pelinegra, además de dejarla derrotada.

—¡S-Sí, c-claro que sí, m-mi amor! —le responde ella, viéndose ahora toda sonrojada y nerviosa, completamente diferente a como estuvo antes.

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—¿Q-Quién… e-eres tú? —preguntó, con notorio terror, la señora Langborn, la mujer de la mansión, hacia una figura femenina parcialmente tapada por las sombras de los pasillos y la cual yacía frente a ella. Los ojos de la misteriosa chica eran brillantes en la oscuridad, además de verse muy intimidantes.

A la luz de la luna se dejaba ver el filo de la hoja de una espada que parecía una katana, pero su diseño era errático y extravagante. Aun así, no por eso dejaba de ser un arma, la cual era apuntada en alto hacia la señora Langborn, una mujer algo mayor, de buen cuerpo y un largo y lacio cabello rubio.

—Soy quien te va a castigar por los horrores que has cometido —dijo la chica frente a ella mientras le dedicaba una mirada llena de un profundo rencor a la vez que tristeza y decepción —Pudiste haber sido una buena persona, pero decidiste dejarte llevar por el pecado y secuestrar, torturar y asesinar a muchos inocentes. Hoy será el día en que recibas tu merecido por todo eso —.

La joven misteriosa dio un paso al frente, revelando al completo su figura: un largo y levemente ondulado cabello rosado, una penetrante mirada ámbar, una figura esbelta ataviada en una remera de mangas cortas blanco con una corta calza negra y unos zapatos de tacones bajos.

—¡P-Por favor espera! ¡T-Te equivocas, y-y no haría nada de eso! ¡Te lo juro! —exclamaba la mujer, tratando de librarse de la sentencia de muerte y queriendo dar un paso hacia atrás, pero no pudo retroceder más de su ubicación debido a que sintió una punzada en la espalda.

—No te quieras escapar, si lo haces te clavarás directamente una espada, como bien pudiste sentirlo —expresó la chica de cabellera rosada, y la señora Langborn no hizo más que palidecer y ponerse más nerviosa —Y no me quieras mentir, tu esencia está impregnada en el sufrimiento de tus víctimas, tu castigo es inevitable. Adiós —.

La señora Langborn sintió aquel leve corte de esa fría y tenebrosa hoja a la altura de su pecho, y más temprano que tarde empezó a experimentar bastante frío, a tal punto de tiritar. Sus piernas flaquearon y no pudo evitar caerse al suelo. El frío que sentía fue en aumento, y por si fuera poco, ahora empezó a sentir un calor que la quemaba por dentro. Tosía y tosía, sus pulmones parecían estar fallando, empezó a tener terribles jaquecas y sus ojos comenzaron a arder para, consecuentemente, tener una vista más y más borrosa con el paso de los segundos.

—La hoja de esta espada esta imbuida en un letal e incurable veneno capaz de cosas inenarrables, destinada únicamente al sufrimiento de mis enemigos, de aquellos que deban recibir un castigo por el terrible mal que han cometido —le decía la joven pelirosada a la mujer moribunda en el suelo, el dolor la sofocaba, pero por más que parezca increíble, aún podía entender las palabras de la chica —Por eso no te he asesinado directamente, este escarmiento es el más apropiado para ti —.

Saryn había dejado de hablar para solo observar a la mujer, la susodicha ya no podía ver, su mirada se oscureció por completo; su cuerpo dejó de tener erráticos espasmos, dejó de sentir ese extremo dolor… porque ya había muerto. Sus órganos funcionaron de manera tan mal que terminaron colapsando.

Saryn cerró los ojos, y con una expresión de tristeza bajó la cabeza un momento, para finalmente retirarse, desapareciendo entre las sombras.

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—¡G-Ggggg! ¿¡Q-Qué… q-quién… e-eres…?! —

El Sr Langborn estaba siendo levantado del cuello con mucha facilidad por cierta joven de largo y ondulado cabello rubio, quien lo observaba fijamente y de manera muy amenazadora con sus brillantes ojos azules. El hombre intentaba forcejear, pero claramente no podía zafarse de su agarre ya que el mismo parecía mermar todas sus fuerzas por la falta de aire que estaba sufriendo.

—Soy tu verdugo, vine para castigarte por todo el mal que has cometido —responde la chica con mucha frialdad, apretando aun más su agarre con sus guanteletes de batalla cubiertos de fuego.

—¿¡M-Mal…?! ¡T-Te equivocas, y-yo…! —trató de excusarse el señor Langborn, sin éxito alguno.

—No quieras mentirme. Se nota a leguas en ti que estás tan podrido hasta la médula como tu esposa e hija, tus manos están manchadas con la sangre de muchos inocentes. Su sufrimiento, su miedo, su desesperación… todo eso está impregnado en tu ser, y no puedo permitir que quedes impune ante tal acto de lesa humanidad, no se puede. Tu castigo es inevitable —dijo la rubia con total seriedad.

—¡GGG-GGGGAAAAAAAAAG! —aquel hombre gritó de dolor repentinamente al sentir la intensa presión en su cuello.

—Tu sentencia ya fue declarada: morir estrangulado bajo una creciente, inmensa y abrasadora presión. Puedo hacer que estos guanteletes emitan una temperatura tan alta, similar a la de un volcán en erupción. Es una fea forma de morir, ¿verdad? Pero no se compara al sufrimiento que han pasado esas personas en tus manos y en los de tu esposa e hija, tan o más culpables que tú —expresó la rubia.

—¡N-NNNNO-OO! ¡M-MI… MI HIJA… MI ESPOSA…! —gritó el hombre, pero no podía decir más ya que estaba siendo estrangulado con más fuerza.

—No te preocupes, estoy muy segura de que ellas también recibirán su merecido castigo —dijo la rubia al respecto.

Con ello, el hombre comprendió la gravedad de todos sus actos, pero lamentablemente ya era tarde para arrepentirse… ni siquiera podía pensar en arrepentirse, no le era permitido, después de todo el sufrimiento que causó.

Aquel guantelete de fuego en la mano derecha de la chica comenzó a arder con una intensidad única, quemando y destruyendo la garganta de aquel hombre, lo que terminó matándolo casi al instante.

Después de presenciar esa lamentable escena, de la cual ella fue culpable, la rubia silenciosamente, perdiéndose entre las sombras.

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—¡G-Gggggiiiii…! —gemía desesperadamente cierta joven de corto y ondulado cabello rubio, tratando de moverse, sin mucho éxito, y viéndose completamente aprisionada por un sinnúmero de cadenas que surgían del suelo y la tenían maniatada por los brazos, los hombros, la cintura, las piernas y el cuello —¿¡Q-Quién eres t-tú?! ¡P-Por favor ayúdame, n-no sé… no sé qué está pasando! —suplicó la joven al ver a una extraña chica de corto cabello blanco, parada frente a ella y la cual no hacía nada, sólo estaba allí, observándola fijamente y con una triste expresión de reprobación.

—Lo siento, pero no puedo ayudarte… porque yo soy quien te ha impuesto este castigo —responde la aludida, revelando lo que realmente ocurría, que era ella quien llevó a cabo ese extraño suceso.

—¿Q-Qué…? —pregunta la rubia, tartamudeando, sin poder creerlo.

—Puedo percibir la sangre que mancha tus manos, la sangre de muchos inocentes a los cuales les has arrebatado la vida… y no sabes la amargura que siento cada vez que lo recuerdo, me siento terriblemente triste tanto por ellos como por ti. Sabiendo que pudiste tomar un camino diferente, que pudiste optar por ayudarlos a salir de la pobreza utilizando tus recursos… pero decidiste aprovecharte de tu posición social para causar tales atrocidades. Lo lamento mucho, pero… no puedo dejarte con vida, no después de lo que hiciste, debes pagar por tus crímenes —expresó la albina, mirando directamente a la chica de cabello rubio con un rostro verdaderamente afligido.

—¡N-Noo… P-Por favor noo… n-no lo hagas, t-te… te lo suplicoooo! —rogó nuevamente la pecadora, con lágrimas en sus ojos, tratando de salvarse al intentar apelar a los sentimientos de su ejecutora.

Pero de nada le serviría…

—Lo lamento, ya no hay salvación posible para ti, debo castigarte sí o sí. Adios —responde la joven de cabello blanco, cerrando los ojos y moviendo sus manos levemente.

—¡N-Nnnoooo…! —gritó la rubia en desesperación.

Acto seguido, las cadenas empezaron a llenarse de espinas de metal por toda su estructura, lentamente subiendo hasta el cuerpo de la acusada, una vez que llegaron hasta ella empezaron a clavarse con fuerza, generando un inmenso dolor y provocando terribles heridas en su cuerpo. Ella quiso gritar, pero dichas cadenas le apretaron aun más en la zona de su cuello. Aquellas espinas se clavaron firmemente en sus piernas, brazos y estómago, y se dirigían pausadamente hacia la garganta de la víctima.

La joven albina observaba, con gran pesar, los últimos momentos de vida de la pecadora. No le gustaba para nada el quitar una vida… pero debía hacerlo, debía castigarla por los repudiables actos que cometió en contra de muchas vidas inocentes.

Finalmente las espinas de metal se clavaron profundo en la garganta de la rubia, la cual lloró por el dolor para después agonizar por unos instantes debido al ahogo, a la falta de aire, y por último, terminar muriendo. Las cadenas, inmediatamente, la soltaron, y su cuerpo cayó con pesadez al suelo, como si fuera un saco de papas.

La muchacha de corto cabello blanco bajó la cabeza, era claro que no se sintió bien, pero era algo que debía hacer, era lo necesario para poder salvar a mucho más.

Sin nada más que decir o hacer, ella opta por retirarse, dejando allí el cuerpo sin vida de aquella joven rubia.

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—¡! —Mira se había levantado rápidamente, ligeramente exaltada y mirando hacia el horizonte, más precisamente hacia las afueras de la capital, en aquel inmenso bosque.

—¿Qué pasó, Mira? —pregunta Tatsumi, obviamente habiéndose dado cuenta de lo que sucedió.

—Siento las presencias de los asesinos de Night Raid aproximándose hacia nuestra posición rápidamente, amor —responde inmediatamente la aludida, sin quitar la vista de sus objetivos.

—Perfecto, ¿y como van las demás? —pregunta nuevamente el castaño.

—¡Hola! —saluda repentina y enérgicamente Saryn —Disculpen si me equivoco, pero… ¿estaban hablando de nosotras? —interroga luego.

—Sí, justo le pregunté a Mira sobre su estado, Saryn, me alegra que ya estén aquí —le responde el muchacho.

—A-Amorcito, ¿ya notaron a los…? —iba a preguntar Nina.

—¿… Asesinos de Night Raid? Sí, Mira me ha avisado de ellos hace un momento, Nina —

—Se acercan velozmente —comenta Kala, poniéndose al corriente de la situación.

—Es de esperarse, son asesinos muy bien entrenados después de todo… —dice Tatsumi al respecto, pero es interrumpido abruptamente por Kala.

—Un momento… —avisa la rubia, manteniendo expectantes a los demás —Se han detenido —dice luego.

—Sintieron nuestras presencias —expone la azabache.

—Igual no supone ningún problema para nosotros —comentó el joven de corto y salvaje cabello castaño, escondiendo una pequeña sonrisa orgullosa —Quédense todas juntas y expectantes, es muy probable que tengamos que dar pelea, y si hay que hablar yo lo haré, ¿de acuerdo? —

—¡Entendido, cariño! —exclaman las cuatro chicas al unísono, poniéndose en pose defensiva.

—Cuidado —avisa Akame, seriamente y como si fuera un susurro, el cual fue perfectamente oído por sus demás compañeros.

—¿Eh? ¿Cómo que cuidado? ¿A qué te refieres con eso, Akame? —preguntaba Raba, claramente alarmado.

—Estoy sintiendo varias presencias, al parecer en la misma ubicación de nuestros objetivos —responde la azabache.

—Ahora que lo mencionas, Akame… yo también puedo sentirlos —menciona Leone, transformada ya en una leona gracias a su teigu, utilizando sus sentidos desarrollados —Aunque claro, no puedo decir con certeza quienes son, lo que sí puedo percibir con claridad es que son cinco —.

—¿Puede que sean otros asesinos? —pregunta Bulat, tomándose el mentón con su mano derecha, en una pose seria y pensativa.

—Es posible —responde Leone, con la misma expresión.

—Entonces voy a ver quienes rayos son, voy a utilizar la mira de Pumpkin para descubrir de antemano, aunque sea, sus apariencias. ¡Raba, ayúdame con esto! —dice Mein, gritándole al muchacho de corta cabellera verde para que la asista.

—Bien bien, ahí voy —responde el aludido con un tono cansado, moviendo sus hilos para generar una suerte de suelo entre las copas de los árboles. La pelirosa entonces utiliza aquello para subir y mantenerse en el aire sin problemas, en donde saca su teigu en modo francotirador.

—Tengan cuidado, no se caigan —dice Schere, con una sonrisa inocente, como si fuera ajena a todo lo que ocurría.

—Veo que son cinco personas, como dijo Leone, son todos jóvenes, un chico y cuatro chicas, él en el medio… ¡¿Qué carajos?! ¡Me están saludando! —revela la chica de cabello rosa, alejando su vista de la mira, mostrándose estupefacta.

—¿Te están saludando? —pregunta la chica de lentes, viéndose extrañada.

—Entonces saben que estamos aquí… —expuso Raba, con una gota de sudor surcando su nuca.

—Será mejor que estemos alertas, vigílalos mientras tanto, Mein —aconseja Bulat, recibiendo un asentimiento de parte de la aludida.

—¿Cinco? ¿Un chico y cuatro chicas? —se pregunta Leone, con el ceño fruncido y mirando al suelo, tal parecía que cierto pensamiento surcaba su mente —Mein dime brevemente, ¿cómo luce cada uno? —pide luego, sospechando de algo en particular.

—A ver… El muchacho tiene cabello corto de color castaño, con un estilo desordenado, ojos verdes y un cuerpo delgado y alto, con respecto a las cuatro chicas una tiene cabello rosado y ojos ámbar, otra es rubia y de ojos azules, la tercera es albina y tiene ojos verdes, y la última es… ¿Qué mierda…? Es extrañamente parecida… a Akame, sólo que ella tiene el cabello largo y ligeramente ondulado, es la única diferencia que hay —revela Mein, sin dejar de observar por la dichosa mira de su arma.

En ese entonces Leone se muestra estupefacta, aturdida, parecía ser que ha descubierto algo impresionante…

—Esto no puede ser posible… —musitó la rubia, negándose a creerlo, dando un salto con fuerza y llegando hasta donde estaba Mein, donde le pidió prestada la teigu a su compañera de cabello rosado para observar mejor en la lejanía. Al principio la susodicha se negó a otorgarle el arma, pero la insistencia de Leone pudo más con ella, así que accedió.

—… —Leone se mostró más perturbada después de echar un vistazo, no pudo asimilar bien lo que notó en la ubicación objetivo donde debían llegar.

Inmediatamente después de devolver el arma a su propietaria, Leone se bajó rápidamente y empezó a correr para llegar a la mansión, dejando confundidos a sus compañeros.

—¡Hey Leone, ¿dónde vas? Espera! —gritó Raba, empezando a perseguirla.

—¡Vuelvan acá, ¿qué hacen?! ¡Debíamos permanecer a la espera! —grita Mein, recriminándolos mientras se suma a la persecución, siendo seguida por Bulat, Akame y Schere.

En cuestión de varios segundos llegaron al lugar, y los seis asesinos se subieron al muro, en donde pudieron permanecer de pie. Entonces allí todos pueden observar, con más claridad, a los otros cinco extraños jóvenes, de pie sobre el galpón en el patio trasero. Todos se observaban entre sí fijamente, sin siquiera pestañear.

—Hola Leone —saluda repentinamente el castaño, levantando una mano, como si fuera una señal de amistad, como si la aludida fuera una amiga suya de toda la vida.

—Ustedes… —dice la rubia, con su ceño fruncido —Debí haberlo sospechado desde un principio, desde aquel momento en que desaparecieron de mi vista en la ciudad, parecían extranjeros perdidos… pero al final resultaron ser personas muy diferentes, ahora puedo verlo con más claridad —expresó luego —Puede que suene decepcionada… pero la verdad me esperaba un desenlace así —.

—Un momento, Leone… ¿entonces estos son los tipos de los que hablaste en el cuartel? —pregunta Raba, incrédulo.

—Sí, son ellos —responde mecánicamente la rubia.

—Oh cielos, el destino parece ser algo imprudente —comenta Schere.

—Bueno, ya los hemos visto, sabemos cómo lucen, ahora sólo resta saber dos cosas, ¿Quiénes son realmente y qué están haciendo aquí? —pregunta Bulat, vistiendo ya su armadura de Incursio, con los brazos cruzados. Lo que él había comentado ciertamente llevaba razón, ¿Quiénes eran esos cinco jóvenes y qué hacían en la mansión de los objetivos que tenían planeado asesinar?

—No sólo eso… ¿cómo es que saben mi nombre? —pregunta al aire, observándolos de una manera acusadora.

—¿Quieres que revelemos nuestros nombres para que así no te sientas tan mal, Leone? Bien, si eso es lo que quieres pues por mí y por mis chicas no habrá ningún problema —dice el castaño, con una sonrisa que era pacífica, pero la rubia lo tomó como una especie de provocación, más acompañada con aquel comentario —Me llamo Tatsumi, y ellas son mis novias Saryn, Kala, Mira y Nina, es un gusto poder conocer a los asesinos de Night Raid en persona y poder hablar de frente con ellos. Permítanme decirles que no somos sus enemigos, hemos venido aquí para aniquilar a los objetivos que ustedes tenían planeado asesinar, como una muestra no solo de caridad sino también de amistad —explica luego, dándose a conocer tanto él como a sus chicas, y Raba maldijo internamente la terrible suerte que tenía ese tipo con las mujeres.

—¿… Qué? ¿Cómo carajos sabían que somos asesinos de Night Raid y que vendríamos aquí para llevar a cabo una misión? —pregunta Mein, ganando bastante desconfianza con lo que dijo Tatsumi, así como los demás cinco asesinos a su lado.

—Ciertamente es algo muy sospechoso, por lo que no lo podremos tomar a la ligera —expresa Bulat.

—¿Dicen que hicieron esto como una muestra de caridad y amistad? —pregunta Akame, viendo los cuerpos de los guardias muertos en el césped, luego de eso observa a Leone —¿Tú que opinas, Leone? —le pregunta a la aludida, ya que ella fue la que estuvo en contacto antes con los desconocidos.

La rubia no contesta, sólo sigue mirando fijamente a los cinco jóvenes frente a ella.

—Si me lo preguntan a mí diré que yo no confío en ellos —comenta Mein, sacando a Pumpkin y cargándola, mirándolos con una mueca de desagrado.

—Concuerdo con Mein, saben mucho de nosotros, inclusive pueden saber donde está el escondite de nuestro cuartel, no podemos permitir que se vayan de aquí —dice Schere, sosteniendo con firmeza a Extase, su teigu tipo tijeras enormes.

—Si ese es el caso entonces no nos queda otra que obligarlos a que nos acompañen, y si se resisten pues reducirlos… o asesinarlos si se requiere —comentó Bulat, armándose también con la lanza de Incursio.

Tatsumi observa como cinco de los seis frente a ellos se preparan para atacarlos, tal parece que no les agradó lo que hicieron, pero eso no le importó al chico de cabellera castaña, ya había previsto que eso podría ocurrir.

—Entiendes que, a pesar de lo que me has dicho, Tatsumi, ¿no podemos confiar en ustedes? Lo que yo pienso del por qué estén aquí es que o quieren perjudicarnos o están aquí para intentar lastimarnos, y sea cual sea el caso me molesta por igual —

—Saben mucho, no podemos obviar precauciones con ustedes —dice Akame, desenvainando a Murasame.

—Es entendible —comenta Tatsumi, encogiéndose de hombros para luego soltar un suspiro —Sabía que esto podía pasar y aun así traté de hacerles entender que somos amigos, que no queremos dañarlos de ninguna forma… pero parece que no fui lo suficientemente convincente. Así que bueno, si debemos luchar contra ustedes para que lo entiendan pues que así sea —

—Entonces, ¿no queda más remedio, amorcito? ¿Tenemos que pelear contra ellos sí o sí? —pregunta Saryn a su chico con normalidad.

—Lamentablemente sí, Saryn, así parece ser —le responde Tatsumi.

—Qué lástima, esperaba que fuera todo por las buenas… pero ni modo, si mi cariñito lo dice pues entonces pelearé —comenta Kala, con una sonrisa amigable mientras se tronaba los nudillos.

—Entonces parece ser que tienen ganas de llevar adelante este enfrentamiento… pues bien, hagámoslo —dice Leone, haciendo lo mismo que Kala, tronándose los nudillos y mirándola directamente a los ojos.

—Yo pido tener un mano a mano con Akame, será interesante pelear contra ella —dice Mira, desenvainando su katana, la cual expulsaba un extraño humo negro de su hoja.

—Estoy segura que Leone piensa lo mismo que yo… una prueba de fuerza nos vendría bien a ambas —comenta Kala, sacando una pequeña media sonrisa a la aludida.

—Yo iré a por Schere, creo que su teigu Extase serán un buen reto para mí —dice Saryn, también sacando a relucir su katana de dorado filo.

—Yo me encargaré de darles apoyo a todos —expresa Nina con una pequeña sonrisa.

—"Sólo asegúrense de no matarlos, déjenlos fuera de combate de la manera más pasiva que puedan, ¿de acuerdo?" —pide en su mente el castaño, cosa que todas sus chicas escuchan y asienten al mismo tiempo —"Bien, ¡al ataque!" —ordena luego.

En ese momento sucedió algo increíble y que tomó totalmente desprevenidos a los asesinos de Night Raid… Saryn había reaparecido, en tan solo un instante, frente a Mein, a tan solo escasos centímetros, blandiendo su katana como si fuera a rebanarla en dos. El tiempo parecía ir muy lento, la hoja del arma de la pelirosa acercándose peligrosamente a la chica de coletas, Leone dándose cuenta progresivamente y tratando de moverse para contraatacar a la enemiga y detener ese fatal golpe, Bulat también se percató de ello y fue cambiando de lugar su lanza para golpear a la enemiga; Akame, por su parte, también estaba por ser asediada por su contrincante, así que no tendría más opción que dedicarse a ella únicamente.

El tiempo vuelve a la normalidad y el caos no se hizo esperar… El estridente sonido del metal chocando se escucha en el aire por las katanas de Akame y Mira enfrentadas…

—Lo siento, Akame, pero me veo en la necesidad de probar tu fortaleza como la temible asesina de Murasame —al decir eso, Mira nota como Akame afila la mirada, como sorprendida por saber esa información —No te preocupes, sé todo acerca de Murasame y tu destreza con ella, será una batalla interesante para ambas —.

Por otra parte, la lanza de Bulat fue revoleada en el aire sin siquiera tocar a Saryn, quien da unas impresionantes volteretas para esquivarlo aunque sin haber podido hacerle nada a Mein; Leone quiso golpear a Saryn pero fue embestida repentinamente por Kala con una increíble fuerza y velocidad.

—¡Que no se te olvide que yo soy tu contrincante ahora, Leone! —exclama Kala, llevándose por delante a la rubia.

—¡Aguanta Leone! —grita Raba, corriendo a ayudar a su compañera.

Schere, aprovechando que había visto una apertura en la guardia de Srayn mientras ella estaba en el aire, da un salto y extiende las hojas de Extase, lista para destajar.

—Lo siento —dice ella, con su típica inexpresión, a punto de realizar un asesinato.

Saryn se da cuenta tarde su presencia, Schere cerró las fauces de Extase con rapidez, rebanando en dos el cuerpo de Saryn, quien quiso atacar a Mein. Su sangre y entrañas salieron despedidas por doquier… pero entonces la pelirrosa de gafas nota que su enemiga emite una sonrisa triunfante, una sonrisa que la dejó terriblemente confundida. Fue en ese momento que el cuerpo partido en dos de Saryn explotó en una ignominiosa nube de humo verde, la cual cayó directamente sobre Schere. La chica de gafas inmediatamente cae al suelo, empezando a toser copiosamente y luego vomitar.

—¡Schereeee! —grita Mein desesperada, corriendo a asistirla, viendo como su amiga se desplomaba en el suelo. Ella rápidamente la toma en sus brazos y descubre que su piel estaba pálida, su mirada perdida y su cuerpo tiritando.

Lejos de ellas dos y Bulat, Saryn aterriza con gracia en el suelo, sorprendentemente sin ningún rasguño, esta vez sin mostrar ninguna emoción, blandiendo aquella katana de filo dorado, la cual empezó a emitir un fuerte brillo blanco en toda su hoja.

—¡Tú… maldita hija de perra! —grita Mein, tomando a Pumpkin y apuntando a Saryn con ella —¡Vas a pagar por lo que le hiciste a Schere, sea lo que sea que le hayas hecho! —dice luego, cargando su ataque para finalmente disparar directamente a la pelirrosa.

Saryn no se movió en ningún momento, el poderoso disparo de la teigu Pumpkin se dirigió velozmente, pero increíblemente ella levanta su katana, y en un movimiento casi imperceptible desvía, sin mucho esfuerzo, el ataque de Mein, causando que esa bala se perdiera en algún lugar del firmamento.

—¡¿Pero qué mierda!? —exclama la chica de coletas, levantándose y efectuando otro poderoso disparo, pero pasó lo mismo que el anterior, fue desviado en un abrir y cerrar de ojos. Mein, agobiada por la rabia y la desesperación, cambia el modo de disparo de Pumpkin para vaciar su cargador en sucesivos y rápidos disparos. Increíblemente aquello pareció haber funcionado, sus ataques dañaron gravemente a Saryn, quien ahora caía estrepitosamente al suelo.

Volviendo con Mira y Akame, ambas asesinas estaban luchando con fervor, ninguna quería dar abasto y se percibía con la fuerza con la que chocaban ambas mortíferas katanas.

—Debo admitir, querida Akame, que tu instinto de lucha y asesinato son envidiables, se nota la frialdad con la que efectúas cada ataque, y creo que nadie podrá igualdad el nivel con el calculas cada movimiento, tanto tuyo como el de tu oponente —expresaba Mira, al parecer fascinada con el estilo de Akame… pero sin que la asesina de Murasame pudiera preverlo, Mira desaparece de su vista y termina reapareciendo a sus espaldas, efectuando un golpe en el costado izquierdo del pecho de Akame, desestabilizándola —Pero he de avisarte que yo soy un oponente al cual jamás te has enfrentado —dice luego.

Akame luce incrédula por unos segundos al ser atacada sin que ella lo haya previsto, pero después ejecuta un espadazo en abanico al frente, aunque no logra herir a Mira ya que velozmente da una voltereta en el suelo y se incorpora al instante, al igual que Akame.

Con Leone y Kala, ambas chicas cayeron al suelo, e inmediatamente Leone le pega una patada al estómago a su atacante, sacándosela de encima y mandándola hacia atrás. Leone se incorpora rápidamente solo para ver que Kala estaba en las mismas que ella, sin mostrar signo alguno de debilidad.

—Me tomaste por sorpresa, debo decir que… no me gustan mucho ese tipo de sorpresas —expresó la chica leona, azotando entre sí sus nudillos, como metiendo miedo en la joven frente a ella.

—Oh, ¿no te gustan las sorpresas? Es una lástima, porque tengo preparadas muchas para ti —expresa Kala, demostrando una sonrisa decidida mientras hacía aparecer unos guanteletes de fuego en ambas manos, haciéndolos chocar entre sí como para prepararse para la pelea.

En ese momento Raba aparece sorpresivamente por detrás de Kala, y utilizando su teigu Cross Tail, lanza un montón de hilos de acero encima de la rubia, amarrándola y aprisionándola completamente.

—Oh cielos, me han atrapado —comenta Kala muy tranquilamente y con una sonrisa, sin poder moverse.

—¡Ahora Leone! —grita Raba.

—¡No necesito que me lo digas! —le responde la aludida, lanzándose directamente a Kala con sus puños en alto, lista para destrozarle la cara a esa chica que llevó a cabo aquel atrevimiento.

Pero entonces sucede algo impresionante: Kala se inclina hacia delante, y utilizando una titánica fuerza hace volar a Raba, lo revolea y lo lanza contra Leone, la cual no puede hacerse a un lado y termina siendo embestida por el muchacho de cabello verde. Ambos salen despedidos y chocan contra un árbol, siendo observados por Kala quien ahora rompe sus ataduras con mucha facilidad.

Varios metros lejos, Mein había descubierto que la Saryn a la cual había ametrallado no era más que otro clon tóxico que se deshizo al instante, y que la Saryn verdadera reapareció por segunda vez enfrente suyo, utilizando su arma de dorado filo y ejecutando varios tajos que terminaron despedazando por completo a Pumpkin. Enseguida, la atacante de largo y ondulado cabello rosado presiente la lanza de Incursio aproximándose hacia ella, habiendo sido lanzada con una anormal potencia por Bulat. Saryn sonríe y desenvaina otra vez su katana, y bajo la incrédula mirada de los usuarios de Pumpkin e Incursio, la chica hace aparecer tres copias exactamente iguales de su propia katana, las cuales se mueven como hojas en el viento, destruyendo por completo el arma que intentaba dañarla antes de que siquiera pudiera tocarla.

Un segundo después Kala aparece por detrás de Bulat, y ejecutando una maniobra de combate totalmente imposible y nunca antes vista, ella toma del torso al hombre para después azotarlo contra el suelo, generando un enorme cráter por la inconmensurable fuerza que utilizó, dejándolo así fuera de combate.

Por último, Mira se había lanzado contra Akame de frente, una maniobra ciertamente tonta para un asesino experimentado como lo era la integrante de Night Raid. Mira estaba por dar un golpe directo al cuello de Akame, ella lo prevee y decide ejecutar un tajo bajo, pero entonces sucede otra cosa que la deja totalmente descolocada… la katana de Mira, imbuida ahora en una especie de energía oscura, es movida con una velocidad inhumana, cortando en dos fácilmente la Murasame, luego Mira le da una patada directamente a las manos de Akame, como para que suelte el mango y lo que restaba de su katana para dejarla totalmente desarmada, y finalmente la atacante, utilizando su propia arma como centro de gravedad, se apoya en ella y se impulsa, dando un giro de ciento ochenta grados y barriendo el suelo, logrando que Akame caiga.

Con aquello hecho la asesina de Murasame quedó expuesta y desarmada, a merced de Mira quien ahora tenía su katana frente a ella para impedir que haga una tontería. Mein también se había quedado sin su teigu, e indefensa y sin tener a otro compañero que le pueda asistir, solo le quedó ir al lado de Schere y rezar para que ella se ponga bien. Bulat fue derrotado en un instante por la aplastante y descomunal fuerza de Kala, quien hizo añicos su armadura aparentemente indestructible. Schere se había desmayado, estaba en muy mal estado por el humo tóxico que le había esparcido Saryn en todo el rostro. Raba también quedó fuera de combate en pocos segundos, y la única que quedaba era Leone, la cual se levantó tambaleante y se dirigió hacia Kala con la intención de querer golpearla como sea. La susodicha Kala la observa, y esquivando su menguante ataque ella le propina un fuerte gancho al estómago que termina quitándole el aire a Leone, dejándola inconsciente.

—Bueno, parece que ya todo ha terminado —expresa Tatsumi, cruzado de brazos y soltando un pesado suspiro —Aunque se han excedido un poco, chicas, la idea no era que los abrumaran tan de repente… en fin, no importa, lo hecho, hecho está —dice luego en un tono alto para que sus chicas lo oyeran, y por ello Saryn, Kala y Mira se sintieron un poco mal por lo que hicieron.

—Es un alivio que no haya habido inconvenientes mayores que demandaran más esfuerzos de mi parte. Pero, aun así, no puedo… evitar sentirme un poco inútil —comenta Nina, agachando levemente su cabeza.

De repente Tatsumi se le acerca y le da un fuerte abrazo que la sorprende en un primer momento, pero luego decide dejarse llevar, acurrucándose en los cálidos brazos de su chico.

—No te digas esas cosas, Nina, tú eres tan importante como las demás, todas ustedes son mis preciadas chicas, mis amores incondicionales y las mujeres más fuertes del mundo. Me mantuviste a salvo en todo momento y también a Kala, a Mira y a Saryn, así que no eres una inútil y no lo serás jamás —le dice el castaño, consolándola.

—G-Gracias, mi amorcito —responde la albina, sonrojada mientras el muchacho le besaba la frente con cariño.

Después de darle esa pequeña muestra de afecto a una de sus novias, Tatsumi se vuelve hacia las demás con una sonrisa pacífica.

—Ya estuvo bueno, ayuden a nuestros camaradas de Night Raid a recuperarse, fue suficiente desmadre por hoy —ordena luego, levantando su brazo derecho en una señal amistosa.

Mira entonces pasa de tener una fría y amenazante expresión a una tranquila y sonriente, hasta también amistosa, guardando su espada y extendiendo su mano a Akame, quien no entendió para nada aquel gesto de amabilidad repentina.

—Me disculpo si he sido algo ruda contigo, Akame, esa fue una pelea muy buena, debo reconocer que eres una asesina digna de portar esa terrible katana capaz de matar de un solo golpe. Por favor, permíteme que te ayude a reincorporarte —expresa la chica de cabello negro, como si fuera una persona totalmente distinta a la cual la asesina de Night Raid enfrentó momentos atrás. Akame titubea por unos cuantos segundos, hasta que decide aceptar su asistencia.

—¿Q-Qué estás haciendo? ¡Aléjate de ella! —grita Mein, ordenándole a Saryn que dejara a Schere, la aludida no le hizo caso y tomó a la chica de gafas entre sus manos para ver mejor el estado en el que se encontraba.

—No te preocupes, la toxina que usé en ella no le va a hacer más mal que unos simples mareos y vómitos —explica Saryn mientras examinaba a la pobre joven enferma.

—¡E-Está palida, y tiene temblores! ¿¡Cómo carajos es eso de que no me preocupe?! ¡Y encima que me lo diga la persona que puso a Schere en ese estado y que destruyó a Pumpkin! —reclamaba Mein, pero Saryn no le hacía caso y eso la hacía enojar más. Por su parte, la chica de Tatsumi llama con señas a Nina para que la asista, y la albina va de inmediato a su ubicación.

—Cúrala, Nina, por favor —pide Saryn.

—Con gusto. Permíteme —le responde la aludida, pidiendo un poco de espacio.

Mein no entendía lo que estaba sucediendo, no tuvo más opción que alejarse un poco ya que Nina, por alguna extraña razón, le inspiró más confianza. La chica de corto cabello blanco toma entonces, con mucha delicadeza, el cuerpo de Schere, y tan solo en unos segundos ella recupera su tono de piel normal, aparte de que dejó de tener espasmos y su respiración se regularizó.

—Ya está mejor —avisa Nina con una sonrisa, levantándose.

—¿¡Schere?! ¡Schere! —exclamó Mein, feliz de tener de vuelta a su amiga, quien lucía desorientada.

—Me disculpo por hacerles pasar un mal rato, no tenía la intención de que acabara todo así —

Mein no dijo nada más, por un lado quería seguir recriminándole a aquella joven de largo y ondulado cabello rosado, pero su estupefacción y confusión acerca de lo que pasó pudieron más con ella, además de que lo más importante ahora era que su querida amiga estaba bien.

—Chicas, voy a necesitar una mano con este saco de papas, por favor —dice Kala repentinamente, quien sostenía a una inconsciente Leone. Nina va entonces a su encuentro, le coloca ambas manos en su cabeza, y segundos después, la leona de cabello rubio se recupera. Kala entonces la deja con cuidado en el suelo y va con Bulat, con la ayuda de Nina lograron que él también se recuperara. Después de eso van a por Raba, para poder también asistirlo.

—¿Están todos bien? —pregunta Tatsumi al aire, claramente dirigiéndose a los integrantes de Night Raid, quienes solo lo miraron tanto a él como a sus chicas con diversas expresiones que iban desde el desconcierto hasta la recriminación —Tomaré eso como un sí… Escuchen, sé que les habrá parecido imposible lo que les acaba de suceder, el que unos extraños los hayan derrotado a ustedes, miembros de Night Raid, de una manera abrumadora y en pocos segundos para que después los mismos les ayuden a reponerse, yo ya les había anticipado que nosotros no somos sus enemigos, queremos aliarnos con ustedes en su lucha por querer acabar con la corrupción de la capital, por eso es que acabamos con estas personas por ustedes, creíamos que sería una prueba de fidelidad para poder entablar una relación de amistad… pero creo que este pequeño enfrentamiento era algo inevitable después de todo. Lo que importa es que ahora todos están bien, los hemos ayudado, nos hemos disculpado por lo sucedido y queremos estrechar lazos, ¿creen que eso sea posible? —pregunta él al final, queriendo saber la respuesta de Night Raid.

Los seis asesinos se miran mutuamente, atónitos y con sentimientos encontrados, por lo que no podían responderle de manera inmediata al castaño, tres de las cuatro chicas que fueron enemigos anteriormente los dejaron reducidos en pocos minutos, pero luego prestaron su ayuda, y sin volver a mencionar que se hicieron cargo de su misión, así que… ¿era conveniente el siquiera considerar que aquellos extraños se unieran a las filas de Night Raid? Ninguno podía decidirse por una respuesta clara.

—Percibo que aun tienen dudas, eso es comprensible, todavía quedan muchas interrogantes que necesitan ser respondidas acerca de lo que ha sucedido aquí y ahora, acerca de quienes somos nosotros realmente, y tengan por seguro que les diré absolutamente todo si es que deciden aceptar que nos unamos a ustedes… pero como veo que todavía no tienen siquiera una respuesta clara, permítanme llevar a cabo un último capricho que tenía pensado hacer antes de venir aquí. Observen, por favor —pide Tatsumi, dándose la vuelta. Enseguida sus cuatro chicas se ubican dos a cada lado suyo.

Los asesinos de Night Raid pueden observar entonces otra de las tantas cosas sorprendentes que estaban viendo en ese día tan raro: Tatsumi había extendido su mano derecha, y en el suelo del jardín una especie de círculo brillante se hace presente. Dentro de dicho círculo empezó a acumularse una especie de masa blanca brillante, la cual fue tomando forma humana progresivamente, hasta asimilarse muy bien a la de un humano de apariencia femenina. Cuando el espectáculo terminó, todos a excepción de Tatsumi y sus chicas notan, atónitos, a una bella joven esbelta y de voluptuoso cuerpo ataviado en ropas eclesiásticas, con una corta cabellera ondulada de color rojizo que se movía con la brisa, exhibiendo una sonrisa jovial y despidiendo un aura extremadamente pacífica.

Al abrir los ojos, percatarse de dónde se encontraba y descubrir a quien tenía al frente su sonrisa no hizo más que crecer hasta transformarse en una de desbordante felicidad.

—¡T-Tatsuuumiiiiiii! —grita ella, completamente ruborizada, emocionada y sin caber en sí de la alegría, abalanzándose sobre el castaño y apresándolo no sólo entre sus brazos sino también entre sus pechos, empezando a besarlo con mucha desesperación en sus mejillas, frente y especialmente labios, causando que las otras cuatro chicas se pusieran muy celosas —¡O-Ooohh mi amor, mi cariñito Tatsumi, al fin tengo la dicha de verte de nuevo! ¡N-No sabes cuanto te he extrañado! Pensé que nunca más iba a volver a verte, p-pensé… pensé que tú no querías volver a verme —dice luego, observando con lágrimas en sus finas mejillas al joven que estaba debajo de ella.

Tatsumi entonces levanta su mano derecha para acariciar el rostro de la chica con suavidad, secando además dichas lágrimas.

—No digas esas cosas, Valeria, yo jamás me olvidaría de ti ni mucho menos te podría dejar de lado. No podría sacarme de mi cabeza ni por un instante tu hermosa sonrisa, tus caricias, tus besos, tu entusiasmo y tu gran amor por mí. Lamentablemente tuve que pensar en solo cuatro personas para emprender el viaje hasta aquí conmigo… pero ya te he despertado, y pienso tenerte así, a mi lado, para siempre —expresó el joven de corto y desarreglado cabello castaño, mirando fijamente a la chica que apareció hace un par de minutos.

—¿D-De verdad? ¡E-Estoy muy feliz, muchas gracias, mi amor! —exclama la pelirroja llamada Valeria, emocionada y besando con ternura al castaño, nuevamente con el rostro empapado en lágrimas —U-Uuummm… c-cariñito, ¿n-no es mucha molestia si… s-si te pido luego un momento de intimidad contigo? T-Te he extrañado muchísimo, e-es como si hubiera pasado una eternidad sin tus cálidas caricias —pide luego, toda sonrojada y nerviosa por estar pidiéndole algo así a su novio.

—Por supuesto que sí, Valeria, todo el tiempo que quieras y también para las demás, no es ninguna molestia si se trata de ustedes —responde el castaño con aquella sonrisa que embelesó a la joven de cabello rojizo.

Después de aquellas lindas palabras de Tatsumi, Valeria se acurruca a su lado para abrazarlo como si estuviera necesitada de amor, y el muchacho corresponde al abrazo de su noviecita, aunque momentos después él se percata tanto de las miradas tristes y celosas de sus cuatro chicas como de las miradas estupefactas de los integrantes de Night Raid.

—E-Ejem, bueno Valeria, es hora de que nos pongamos en marcha, hay mucho que hacer y poco tiempo —

—Sí, mi amorcito —responde inmediatamente la pelirroja, levantándose a la par que él, aferrándose a su brazo derecho.

Saryn, Nina, Kala y Mira miraban impotentes aquella escenita, y solo se limitaron a seguirlos en silencio, pero seguramente después cada una tendría su tan ansiado momento de intimidad con el chico. Por su parte, Akame, Leone, Mein, Schere, Bulat y Raba, si bien se mostraban pasmados, se mantenían expectantes ante lo próximo que pudiera presenciar de parte de Tatsumi y sus asombrosas chicas. Ellos se alejaron un par de metros, dirigiéndose hasta el galpón de atrás de la mansión, y entonces allí el castaño le mostró aquel terrible y cruento panorama a Valeria.

—O-Oh p-por todos los cielos… —musitó la joven, llevándose las manos a la cara, totalmente horrorizada por ver los incontables cuerpos sin vida de varias personas, agolpados en ese asqueroso lugar, con muchos signos de haber sido asesinados bajo un sufrimiento inenarrable. Sin poder evitarlo, Valeria comienza a sollozar en silencio —¿Q-Quién… quién pudo haber cometido tales actos inhumanos? ¿Q-Quién pudo haberle hecho tanto mal a estas pobres e inocentes personas? —preguntaba al aire la pelirroja, y se notaba que ella ahora también estaba sintiéndose muy amargada por ese lamentable suceso.

Al ver aquella dolorosa reacción, Schere no pudo evitar acompañar en el sentimiento a la pelirroja, obviamente no lo iba a demostrar tan fácilmente, aunque igual eso no le impediría acercarse para ver mejor lo que pasaba entre Tatsumi y sus chicas. Mein quiso detenerla, pero algo en su interior le aconsejó que la acompañara, y así lo hizo. Los demás no entendieron en un primer momento lo que querían hacer las dos chicas antes mencionadas, pero también tuvieron que resolver seguirlas al final.

—No te preocupes, los culpables de todo esto ya recibieron su castigo como debe ser —comenta Tatsumi, mirando consternado a su chica.

—No sé si eso me hará sentir mejor o peor… —expresó Valeria, aun con dolor en sus palabras, para luego sentir como el castaño la abraza con fuerza, rodeando toda su cintura con sus brazos para tratar de calmarla, además de darle pequeños y tiernos besos en el cuello y sus mejillas, logrando así que ella se ruborice levemente y suelte unas pequeñas risas —G-Gracias, mi amor, tú sí que me haces sentir bien —le dice luego, mirándolo fijamente a los ojos de aquel muchacho que le sacó una sonrisa después de la tragedia.

Luego de haber hecho eso, Tatsumi se acerca a ella y parece susurrarle algo al oído a la pelirroja, algo que ciertamente la deja boquiabierta para finalmente hacer que se muestre emocionada.

—¡T-Tienes razón, cariño! ¿¡Cómo pude no haber pensado antes en eso?! ¡Te lo agradezco muchísimo! ¡Te amo, eres el mejor! —exclamaba la chica de cabello rojizo, saltando de alegría y besando fugazmente pero con mucho amor a su chico, para luego pararse en la puerta de aquel galpón, frente a ese panorama de homicidios sin escrúpulos y tortura sin límites, extendiendo sus brazos hacia delante y cerrando sus ojos —Lamento muchísimo que estas personas inocentes hayan perecido de una manera tan atroz, por ello desearé fervientemente una segunda oportunidad, un segundo respiro para todos en compensación por el enorme daño que han sufrido —susurra luego, poniendo ambas manos en su pecho, como si Valeria estuviera sosteniendo algo allí. Sorprendentemente, en donde tenía sus manos, algo comenzó a brillar intensamente, y finalmente la pelirroja extiende sus brazos y libera sus manos, soltando una especie de orbe que emitía dicha luz blanca intensa y la cual termina colmando cada rincón de esa caseta.

—¿¡P-Pero qué está pasando?! —exclama Mein, al fin diciendo algo después de todo lo que sucedió, ya queriendo saber qué era lo que ocurría, que qué rayos fue lo que hizo la tal Valeria allí y porque se encegueció con ese extraño fulgor, el cual también le quitó la visión temporalmente a sus compañeros.

Pasó cerca de un minuto, inclusive mucho menos tiempo, y aquella luminscencia dejó de alumbrar abruptamente. Cuando eso ocurrió, los miembros de Night Raid se tallaron los ojos, y cuando pudieron recobrar la vista se dieron cuenta de algo totalmente imposible…

—¿P-Pero… qué…? —pregunta Raba, tartamudeando de la impresión.

—¿Q-Qué… carajos…? —se pregunta Mein.

—Esto… no puede estar pasando… —comenta Leone, estupefacta al igual que Akame, Bulat y Schere.

Frente a ellos, dentro del galpón, donde antes yacían un montón de cuerpos sin vida, ahora estaban un montón de personas vivas, las cuales empezaban a despertar, y presas de la confusión y luego del miedo, el enorme bullicio en aquel lugar no se hizo esperar.

—¡Tranquilos, no se preocupen! ¡Somos de Night Raid y hemos venido a rescatarlos! —exclama Tatsumi hacia aquel enorme grupo de gente, pero eso desafortunadamente no los calmó mucho.

—¡Por favor desátenme! —gritaban varios en la parte baja, quienes estaban atados en mesas o sillas.

—¡Ayúdenme a bajar de aquí, se los suplico! —gritaban otros que estaban colgados de las manos.

—¡Sáquennos de aquí, por favooooor! —gritaban más, quienes estaban encerrados en pequeñas celdas y les restringían enormemente el movimiento.

—¿¡Qué demonios está pasando aquí?! ¿¡Qué es lo que has hecho?! ¡Contesta! —Leone exige saber con un tono de voz enojado, encarando al castaño.

—¡Ya te dije que las respuestas las daremos luego, ahora hay que ir rápidamente a la mansión en busca de mantas, hay muchos aquí que no tienen ropa y van a pasar frío! —le responde Tatsumi de forma inmediata —¡Vengan Kala y Saryn, acompáñenme! ¡Nina, Mira, Valeria, ustedes se quedarán aquí y los asistirán!—ordena luego, y las aludidas acatan rápidamente —Nos vendría muy bien su ayuda, esto es de vital importancia, ahora tenemos a un montón de gente con vida, debemos protegerlos. Después hablaremos bien de todo, lo juro —le dice luego el muchacho a la rubia, con su mirada enfrentando a la de ella. Leone no le quita la vista por unos cuantos segundos, y entonces comprende que él tenía razón y que, de momento, era preciso dejar de lado la rivalidad y las preguntas sin respuestas para ayudar a los necesitados con los que ahora tenían obligaciones.

Leone se da la vuelta y mira a Akame, quien le asiente y es seguida por los demás para buscar mantas y prendas que pudieran servirle a las víctimas.

Continuará…