¡Bueeeeenas! =P ¡Que placer escribirles de nuevo chicas! Admito que esperé hasta ver Thor: The Dark World para publicar finalmente la continuación de El Misterioso Sr. Laufeyson. Quería asegurarme de que lo que había escrito estuviese acorde a lo que ocurre en la película. Mis ganas de serle fiel a Marvel y yo… xD Y que bueno que lo hice (¡Uff!)
¡SPOILERS! Si no han visto la película, es mejor que no lean todavía.
Dos cambios importantes:
Primero: escribiré en primera persona (valga la redundancia), basada en los pensamientos de Lisbeth. Ella y yo hicimos "click" (si vieron "Hotel Transilvania", entenderán de que hablo xD) así que tomé la decisión de escribir de esta forma para expresar mejor las emociones de Lis.
Segundo: ¿Recuerdan que en El Misterioso Sr. Laufeyson transcurren solo tres meses y medio desde la destrucción de NY hasta que Lisbeth despierta de su estado de coma? En realidad, mientras ella se recuperaba, se cumplió el año y es entonces cuando Loki abandonó su poderío en Asgard solo para rescatar a Lis; después continúa la secuencia de la trama. En total, pasó un año. Marvel y yo de nuevo…
Créanme que cuando escribí los capítulos en el cuaderno, tenía una sonrisa estúpida pegada a mis labios. ¡Creo que les encantará más Novilunio que El Misterioso Sr. Laufeyson! Por lo menos a mí me gusta =D Lo sé, estoy "loka"… Quizá El Misterioso Sr. Laufeyson les guste porque es el comienzo oficial de algo inmortal. Pero esta secuela estará cargada de muchas emociones y situaciones bastante fuertes.
Song: El mar… Enserio, suena ridículo, pero sí, me inspiró bastante. Escribí mientras estaba en Margarita (ES DECIR QUE HE ESTADO ESCRIBIENDO DESDE AGOSTO, ¡OK!)
Perdónenme la MEGA introducción. Es que tenía mucho tiempo sin escribirles *_*
¡Espero les guste esta gran continuación!
Día 1
Tenía que mantenerme quieta. Pero no podía, así como no podía hablar. Me sentía incómoda, quería volver a la habitación donde tenían el cuerpo de mi esposo: Loki.
Solo habían pasado horas desde que mi Loki había perecido en mis brazos, y que me había dado cuenta de que estaba embarazada.
Un retorcijón afirmó el hecho.
Acaricié mi vientre y me sorprendí al sentir una hinchazón pequeña pero dura. Hice formas abstractas sobre ella y el pequeño bebito seguía mis movimientos. No pude evitar sonreír. Le gustaba. ¿Cómo no pude sentir el bultito antes?
—Lisbeth, no puedes moverte. Es la quinta vez que te lo digo —dijo un Tony Stark algo estresado, y con razón, ya que no había colaboración alguna de mi parte.
Intenté obedecerle una vez más. Coloqué las manos a los lados y cerré los ojos. El críotubo donde estaba no era muy espacioso precisamente, era como en una película sobre Aliens que vi una vez… ¿Prometeo? Sí, el artefacto era idéntico.
Tony analizaba mi cuerpo porque lucía un embarazo de un mes y medio, casi dos y, aunque no fuera Einstein en matemática y menos una ignorante en el tema de la maternidad (al menos sabía lo básico), estaba muy clara de que en tres días mi embarazo no podía estar tan avanzado.
Recordé la historia de Edward y Bella (esos "vampiros" que parecían diamantes a veces) y temblé. Jamás me llamó mucho la atención la saga, pero a Tyra sí, por eso tuve que tragarme las cuatro películas y sabía lo suficiente de esos vampiros como para aterrarme.
Mi bebé no me lastimaría de esa forma…
¿Cierto?
Claro, mi esposo lucía como alguien normal pero era un gigante de hielo en su interior. Eso implicaba sus genes…
Thor, apenas colocamos a Loki en un lugar seguro, decidió hacer una visita rápida a Asgard para preparar mi llegada y averiguar sobre el embarazo de una gigante de hielo… En este caso, de una humana que esperaba un bebé de un asgardiano por fuera pero Jotun por dentro. ¿Qué mejor que la biblioteca de mi padre? Me dijo Thor antes de partir.
La cosa no estaba fácil para mí en ningún aspecto.
Thor temía por mi futura condición. Se estaba portado como todo un caballero y lo apreciaba de verdad. Aunque su temor me lo contagiaba y me ponía también nerviosa. Además, me quedaban 19 días para recuperar las almas de mi esposo para tenerlo de vuelta, de lo contrario tendría que enterrarlo y no ver sus ojos verdes ni su sonrisa juguetona nunca más.
19 días.
Natasha Romanoff repentinamente dejó de mirarme con hostilidad. No era santa de su devoción pero tampoco quería matarme, o eso creía yo.
19 días.
Clint Barton se sentía algo incómodo a mi lado, aún así, ya no sujetaba su arco constantemente: ya lo dejaba colgado en su espalda.
19 días.
El doctor Bruce Banner me hizo unas preguntas con respecto al momento en el que Loki y yo tuvimos relaciones. No contesté porque no podía hablar y porque definitivamente no quería explicar TODO lo que hicimos. Indicó, aún recalcando que no era ese tipo de doctor, que creía que yo misma estaba bloqueando mi voz, como respuesta al estrés post-traumático que estaba sufriendo.
19 días.
—Lisbeth, estás jadeando. Respira hondo.
Obedecí a medias. Estaba a punto de llorar. Golpeé el vidrio desesperada. ¡Quería salir y el frío me estaba volviendo loca! Sentí una incomodidad en mi vientre, como si se hubiese vuelto más pesado y quisiera atravesarme la espalda. Contuve un gemido y golpeé con más fuerza.
— ¡Lis, cálmate! ¡Ya, puedes salir!
Apenas se abrió el artefacto, lo manipulé para que se apresurara en dejarme en libertad, salí de la habitación trastabillando. Me obligué a mantener un paso constante para no caerme.
No podía hacerlo. No podía perderle a él también… o a ella.
Ese bebito que se movía de vez en cuando para hacerse notar era lo que me aferraba a la cordura y a la vida. De lo contrario, estaría tiesa junto con Loki.
No sabía con exactitud dónde estaba, solo sabía que parecía un hospital. Todo era blanco, idéntico a mi antigua celda en la base aérea de SHIELD.
Me pegué a la pared junto a la puerta de mi habitación al cerrarla y fijé mi mirada en el gemelo del críotubo en el que estuve segundos atrás. Eran iguales solo que ese tenía una especie de agujeros para colocar las piedras Norn una vez estuviesen en mi poder.
Loki.
Me acerqué lentamente a él y controlé los escalofríos que me dieron al ver el inmaculado rostro de mi esposo, sin expresión…
Él no estaba aquí.
Podía ver su cuerpo, tocarlo, besarlo.
Pero él no estaba aquí.
Toqué el vidrio del críotubo y empecé a llorar. Me senté después de un rato y seguí acariciando el vidrio una y otra vez. ¿Qué otra cosa podía hacer? Pudieron pasar segundos, horas, años… pero el dolor seguía latente y cobraba más fuerza en cuanto más le miraba.
La puerta corrediza se abrió de repente pero no volteé para ver quién era.
—Lisbeth, ¿puedo pasar? —la gruesa voz de Thor tampoco me asustó. Aunque me alegré internamente de que estuviera de vuelta tan pronto.
Le miré por encima del hombro y asentí en respuesta. Tomó una silla y se sentó a mi lado, miró a Loki un minuto eterno y finalmente habló.
—Averigüé sobre qué hacer contigo. Lo que viene no será fácil —lo sabía, gracias por habérmelo recordado —. El bebé necesitará estar frío durante su gestación, es cosa de Jotuns. Por eso tendrás que estar en ambientes fríos, beber y comer cosas frías —ya había entendido lo de frío —. Para que el bebé no… ehm… se incomode y se enoje…
Le miré con una ceja alzada y él suspiró sonriendo un poco.
—Es increíble el parecido que tienen —dijo palpando el vidrio y mirando a Loki —. Intentará conseguir un ambiente frío con desesperación y eso puede significarte un gran dolor incluso la muerte.
Intenté no dar un salto. Me aferré a la silla y carraspeé la garganta. Es por eso que todo estaba tan frío…
—También intentará ponerte fría para que se sienta a gusto.
Asentí con un movimiento casi robótico.
—Te preguntarás porqué el bebé es tan activo —ladeé la cabeza —. La gestación de los Jotuns es corta, de una semana, y los bebés se mueven casi desde el primer momento en el que… son engendrados. Es increíble lo rápido que actúa para lo enormemente grandes que son. Aunque creo que tu gestación no será tan rápida porque la de los humanos dura nueve meses. Quizá dure un mes o menos, no se sabe. Eres el primer caso de humana embarazada de gigante de hielo.
Parpadeé atónita. Entonces debía haber una sobrepoblación en Jotünheim. Y no sabía tampoco si sentirme alagada por el hecho de que nadie sabía que me iba a pasar exactamente.
Es decir que tendría más o menos el embarazo de una zarigüeya… Hmmm…
—Menos mal que el cortejo es tan complicado, de lo contrario habrían millones de millones de Jotuns.
¿Me leía la mente o qué?
—Envié a unos soldados a buscar a Amora La Encantadora para que hables con ella… bueno, de seguro encontrarás la forma para contarle lo que ha pasado. Supongo que sabes quién es.
Negué con la cabeza y la recosté del vidrio mientras miraba el rostro de Loki.
—Amora fue, en una época, muy respetada en Asgard. Es una gran hechicera y ayudó mucho a mi padre en momentos de crisis. Pero después nos traicionó y se convirtió no más que en una perversa bruja. Loki nunca quiso nada con ella pero sí de ella —mi mirada le hizo soltar una risotada —. No en ese sentido… creo yo. Asuntos de magia y cosas así, ambos comparten ese gustar. Amora le debe varios favores, o eso tengo entendido. Es por eso que Loki te dijo que fueras con ella para salvarle. Ya todo está listo para partir a Asgard, Lisbeth. Nos vamos cuando así lo desees.
Le miré con tristeza. Él colocó su enorme mano en mi hombro.
—Él vendrá con nosotros. Dejaremos el críotubo en el palacio —miró a Loki de nuevo. Tres sentimientos se reflejaron en su rostro: ira, decepción, tristeza —. Pensé que había muerto… Se deshizo de Allfather, después de la batalla contra Malekith. Él había tomado el trono, se hizo pasar por Odín. Lo dejó para…
Bajé la mirada y un par de lágrimas se resbalaron por mis mejillas.
Dejó el trono, su gran sueño… por mí.
Thor endureció el rostro de repente, como si algo le hubiese molestado enormemente.
—A pesar de que vayas a hacer lo imposible por él… Nada le salvará de lo que se le viene encima por lo que hizo.
Le miré consternada. Articulé ¿Matarle? Su expresión me creó un gran pánico.
Respiré hondo, coloqué mis manos en las enormes de Thor. Me miró con frialdad. Me armé de paciencia para que pudiera articular y gesticular bien lo que tenía que decirle:
Sé que Loki ha cometido actos espantosos. Pero Thor, mi niño merece tener a su padre… Aunque esté encerrado, pero al menos estará vivo. No lo hagas por él si es lo que te retiene de tomar la más sabia decisión, no lo hagas ni siquiera por mí: Hazlo por él.
Coloqué su mano en mi vientre y como si el bebé estuviese al tanto de lo que hablábamos, dio una patadita amistosa. Thor respiró hondo y gruñó entre dientes.
—No estoy seguro de qué hacer aún, Lis. Pero no contarás conmigo en este viaje. Asgard está hecha pedazos y debo arreglar lo que hizo Malekith e intentó hacer Loki en su corta estancia en el trono.
Me sentí un poco mejor ya que sus ojos no estaban tan fríos. Le sonreí a medias.
Después, al recordar lo de que dejará el críotubo de Loki en el palacio, entorné los ojos. ¿No que tenían a Loki encerrado en Asgard mientras yo también lo estaba aunque en SHIELD? ¿No que le odiaban? Ahora que estaba indefenso… ¡NO!
—Lis, estás temblando. Debes relajarte, si te calientas… —contuve un grito al sentir que el bebé dio un movimiento brusco. Estaba debajo de mi costilla. Sentí que me estaba congelando. Palmeé allí para que se regresara a su lugar; Thor colocó su mano junto a la mía y unos segundos después, el bebé dejó de estrujarme los huesos. Volví a respirar —. Creo que será peor de lo que supuse…
Traté de controlar mi respiración y acaricié mi bultito.
No lastimes a mami, pequeño. Un poquito de calor no te hará daño.
—Según los libros, es posible que el bebé nazca azul, así que no te asustes en el momento del parto. Quizá se torne pálido como ustedes o… —Thor hizo una mueca y yo suspiré. Le querré aún si nace verde —. No debes hacer cosas bruscas por al menos tres días, es peligroso, el bebé intenta adaptarse a tu cuerpo. Con el pasar de los días ya no estará tan sensible, aunque no debes descuidarte.
Asentí y acaricié mi costilla. Sentí un ligero toquecito en mi bultito y sonreí un poco.
Sé que no es tu intención herirme, cariño. Te perdono.
—Encontré a Fenrir, o más bien él me encontró a mí. Viene a protegerles.
Asentí ensanchando la sonrisa. ¡Mi lobo fiel! Miré la puerta con ánimo. Thor se rió entre dientes.
—Se quedó en Asgard, Lis. Cuando lleguemos, le avisaré de tu llegada para que le veas. Pero primero, algunos quieren despedirse de ti antes de que te vayas.
Eso me tomó desprevenida. ¿Despedirse? ¿Quiénes?
Natasha Romanoff apareció al abrirse la puerta justo cuando Thor dejó de hablar. Él se levantó, me hizo un gesto amistoso y se marchó. Y yo ansiando que no fuera por mucho tiempo.
Tragué fuerte. No había estado sola con Romanoff desde… la tortura…
—Thor nos contó todo. Lamento tu futuro dolor —alcé una ceja —. También lamento el dolor que te causé. No me había puesto en tu lugar y ahora que lo hago… me duele. Tampoco es que quiera mucho a tu marido, pero espero que críes bien a tu hijo, la herencia es una cosa seria. Eres fuerte, demuéstralo.
La puerta se abrió nuevamente con un Steve Rogers que jadeaba. Tony apareció después.
— ¿Todo bien? —preguntó Steve, mirándome con los ojos desorbitados. Podía querer mucho a su mujer pero desconfiaba de ella cuando se trataba de mí. Le asentí con una sonrisa para que se tranquilizara. Tony no me creyó mucho.
—Te traje esta ropa… asgardiana. Además, te ayudará a estar fría —dijo Romanoff acercándose a mí con vacilación. Asentí para que perdiera el temor.
Así que Thor se dispuso a hablar con ellos primero…
Observé la ropa con cierta admiración. La tela era tan suave, resistente y en efecto fría. Parecía una especie de toga de color negro con enredaderas verdes y decoraciones doradas. Quería tener un poco de Loki, al menos los colores eran algo…
¡Pero sí que tenía! Miré la palma de mi mano y pude observar con una sonrisa mi estrella de nieve tatuada.
—La toga está apta para tu acelerado aumento de peso. No habrá problema con la pancita —sonrió Natasha a medias.
—Gracias —articulé. Por fortuna miraba mi rostro. Asintió como si fuese una reverencia.
—Te deseo la mejor de las suertes. De verdad —sus ojos no lucían tan fríos, a pesar de la baja temperatura. Que horrible, y pensar que era solo el comienzo…
Natasha palmeó mi hombro, observó mi abdomen y salió como un torbellino de la habitación.
—Clint y Bruce lamentan no poder estar aquí. SHIELD les necesita —dijo el Capi dando un paso hacia mí. No me creí mucho eso de que Barton "lamentaba" no poder despedirse de mí, pero Natasha había cambiado su trato conmigo, ¿por qué Clint no? Tony estaba pegado a una esquina, jugando con sus dedos.
Alcé una ceja. ¿Se tomó la molestia de venir solo para enviar excusas…?
—Empero, es menester que le diga que siempre podrá contar con mi ayuda, si regresa a la Tierra alguna vez. Salvó vidas en Londres… y en Nueva York —el Capitán de viejas palabras había vuelto.
Le sonreí con amabilidad. Él era, quizá de todos, el más noble. Steve se agachó frente a mí y me abrazó unos segundos.
—No pierda la fe, Lis —sonrió.
Vaya, la pronta venida de mi bebé puso nostálgicos a todos.
Cuando se fue, la estatua viviente en la que se había convertido Tony se movió finalmente.
— ¿Cómo te sientes?
Di un gran suspiro y sonreí con incredulidad. Bien por mi bebé que de vez en cuando me daba pataditas, mal porque mi bebé me necesitaba fría, mal porque mi esposo estaba tieso como una paleta de helado de manzana verde. Mal porque si fallaba, mi bebé no tendría a su padre… ni a su madre…
—Finalmente vas a sentirte como una verdadera Laufeyson: fría —en vez de molestarme, sus palabras me hirieron… extrañamente. Ya estaba empezando a sufrir los cambios de humor… —. Lo-lo siento, Lisbeth es que… aún no puedo creer que te hayas hecho mujer de ese psicópata.
Volví a suspirar y miré mis manos.
—Hice esto para ti, es… un brazalete que te servirá de contacto con cualquier vengador, aún si estás en Asgard… creo; es la primera generación —no pude evitar soltar unas risitas mudas —. No estás sola.
Le miré con lágrimas en los ojos. Claro que no lo estaba… mi bebé estaba muy presente. Los ojos de Tony brillaban de una forma extraña. Él se acercó a mí dando fuertes pisadas, se agachó y me abrazó.
Rompí a llorar en su pecho.
Tenía tiempo sin sentir sus fuertes brazos rodearme con verdadera dulzura, sin rencor. Me pareció escuchar que Tony respingó pero no quise demostrarle que había notado su momento de debilidad.
—Que horrible es odiar y amar a alguien —dijo apretando los dientes. Me alejé para mirarle a la cara, pero la bajé al sentirme mal al ver su torturada expresión —. No a ti. A tu bebé —le miré de nuevo, pero sorprendida —. Le odio porque es egoísta, te hace daño y porque es fruto de él, y le amo porque es tuyo, es parte de ti. Solo espero que no mueras por ese feto y él viva —dijo señalando el críotubo y mirando mi vientre —. Porque no responderé, Lisbeth, así tu fantasma me aceche eternamente.
Le miré aterrada. ¿Cómo podía querer matar a mi niño? Claro que si la situación se complicaba daría mi vida para que el bebé viviese, pero con Loki, de lo contrario sacaría fuerzas de donde sea para sobrevivir y cuidarle.
—No estás sola —repitió después de carraspear la garganta. Me deshice del abrazo, aunque Tony me besó en la frente con dulzura —. Solo no te mueras, ¿sí?
Asentí mordiéndome el labio. Él acarició mi rostro con desespero. Le sonreí un poco aunque en el fondo quería darle un bofetón. Sus ojos brillaron más. Me colocó el brazalete de metal con los colores característicos de su traje y casi se fundió a mi brazo.
—Es sencillo de usar: tocas este botón azul, nombras al vengador que quieras y podrás comunicarte. Si necesitas ayuda, oprime el botón negro con rojo y te llevará a la Tierra, a un lugar seguro. El brazalete me enviará una señal e iré por ti. Es a prueba de agua, por cierto.
Asentí por enésima vez y riéndome entre dientes. Sentía la cabeza como las muñequitas hawaianas que no dejan de mover su faldita.
—Saldré un rato para que te vistas. Thor y yo estaremos esperándote.
Me levanté y acaricié la ropa que me dio Natasha. Tony besó mi coronilla y salió.
Me acerqué a un enorme espejo en la habitación y me desvestí. Me observé casi desnuda con lágrimas en los ojos. Miré mi bultito con una sonrisa y le acaricié.
Te voy a cuidar mucho. Ya te quiero. ¿Puedes hablarme? ¿Puedes entender lo que pienso? Tu padre puede… podía… bueno, ehm… no sé si eres niño o niña. De todas formas te quiero.
Me sentí tan helada de repente que ni pude respirar por varios segundos. Cuando exhalé, observé sorprendida el humito blanco, típico en invierno. Pero estábamos en medio otoño… o casi en invierno de hecho.
Me coloqué el vestido y me sentí fría al instante. Empecé a temblar pero respiré hondo. Tenía que acostumbrarme o mi bebé me "pondría fría" por las malas.
El bebito tenía el carácter de su padre.
Miré el críotubo de cristal y sonreí a medias. El vestido me quedaba gigante de mangas, quizá era la idea, pero se ceñía a mi figura. Aún no sobresalía el bultito.
Ya lo harás. Pensé sonriendo un poco.
Quise salir para avisar a Thor y a Tony (con señas al menos) que estaba lista para partir a la "ciudad de los dioses", como dijo mi esposo en una ocasión, pero ellos ya estaban allí y entendieron mi gesto.
Ambos sonrieron al verme. Es que no me quedaba tan mal… parecía un kimono. Entraron en la habitación y se regresaron con el críotubo flotante de Loki. Suspiré y avancé con lentitud para poder acariciar el cristal.
¡Cómo quería que se despertara, rompiera el cristal y me besara!
Pero necesitaba sus almas para ello. Y las iba a encontrar, reviviría y le suplicaría que me hiciera suya…
OK. No me esperaba eso… Sí, sí quería hacer el amor con él, quería que gimiera como la última vez, que me besara por todas partes. Ser suya y él mío.
Tensé las manos al recordar esas sensaciones tan vivas.
¿Era normal el sentirme urgida por… eso?
— ¿Estás bien? —inquirió Thor al ver mi repentino cambio. Asentí sonriendo aunque de seguro Tony notó mi rubor porque puso los ojos en blanco.
Ahí si no me congelaba el bebé, ¿eh? Le gustaba ese "calorcillo especial". Sí cariño, así me hacía sentir tu padre cada vez que me tocaba.
Lo siguiente que hicimos, fue dirigirnos a una especie de sótano en donde se encontraba grabado en el suelo un símbolo celta o algo parecido. Thor se situó en el medio y me indicó con la mano que le acompañara. El críotubo me seguía con cada paso que daba. Una vez junto al grandote rubio, Tony se despidió con la mano y luego se cruzó los brazos a la altura del pecho.
—Lisbeth, recuerda —dijo de repente Tony con una expresión fría —… lo que te dije antes, lo cumpliré.
Empecé a temblar y el bebé se retorció dentro de mí. ¿Tenía miedo? ¿Quién no?
El techo comenzó a abrirse y pude ver que era de noche cuando la luna nos iluminó un poco.
— ¡Heimdall abre el Bifrost! —exclamó Thor con fuerza. La inscripción celta comenzó a brillar y me aferré al brazo de Thor por instinto. Éste se rió entre dientes —. No temas, Lisbeth. Todo estará bien si te sujetas bien… —obedecí su condición sin pensarlo dos veces.
Con el otro brazo acerqué más el críotubo a mí y solo miré el reflejo del rostro de Loki mientras la intensa luz se cernía sobre nosotros. Mi bebé comenzó a incomodarse por el calor y apreté el brazo de Thor por el dolor.
— ¿Qué pasa?
Sentía que en una de las patadas iba a atravesarme, lo juro.
Pero entonces comenzamos a movernos muy rápido y arriba, ¡arriba! Thor me cubrió con su cuerpo y solté un grito mudo cuando el bebé se colocó debajo de mi costilla de nuevo.
¡Le encantaba estar ahí por lo visto!
Ya no era solo una simple luz. Era como si estuviésemos volando dentro de un arcoíris de múltiples colores. Cientos y cientos de colores nos rodeaban y me parecía ver estrellas y otros planetas. Quizá el dolor me estaba haciendo ver cosas extrañas…
Segundos después, el movimiento desapareció y la luz multicolor también. Caí al suelo pero Thor inmediatamente se agachó y me ayudó a levantarme.
Estábamos en una esfera dorada enorme. Un hombre alto con un casco extraño (y dorado), sostenía una especie de espada (dorada… ¿Qué no sabían que habían otros colores?). También se encontraban tres hombres y una mujer. Todos con armaduras.
—Lady Sif. Mis queridos guerreros —Thor se inclinó ante los cuatro. Lo imité a medias ya que estaba asimilando el dolor.
Saludé con la mano lentamente. Esa vez, el bebé sí que me lastimó.
—Debe estar cansada por el viaje y abrumada por el notable cambio —dijo Thor ladeando la cabeza —. Recuerden que ella está en condiciones más delicadas.
Asentí lentamente. Miré a la mujer de expresión felina y a sus compañeros. Me miraban con odio. ¿Cómo podían odiarme? Apenas sabían de mi existencia y me odiaban. ¿Por qué…? Ah, claro. Porque era le versión femenina de Loki.
Recordé entonces la historia de Loki y un sueño borroso en el que cuatro niños (incluido un muy pequeño Thor) bastante parecidos a esos guerreros, amedrentaban a mi joven marido. Tensé la mandíbula y di un paso hacia el críotubo.
La mujer de rostro felino dio un paso hacia mí. No pudo dar otro ya que Thor se interpuso entre nosotras en menos de un segundo.
— ¡Thor! —gruñó la mujer, con el tono de voz que supuse que tendría: frío y fiero.
— ¡Sif! —Exclamó él a la vez —. Lo prometiste…
La guerrera me miró torturada y luego soltó un gruñido fuerte.
—Jamás pensé que el parecido sería tan obvio. ¡Es él! ¿No lo ves? ¡Te sigue engañando, Thor!
—Veo muy bien, Lady Sif. Veo a una mujer que ha perdido a su esposo y espera un hijo de él. Loki está allí —dijo señalando el críotubo con un movimiento de su cabeza —. Velo tu misma si así deseas. Y recuerda que no permitiré que lastimes a Lis. ¿Está claro?
Esas palabras fueron suficientes por el momento para callar a Sif con respecto a mí, pero con Loki...
Dio un salto, esquivando a Thor pero enfrentándose conmigo y sacando una enorme espada que se extendió como una lanza. Me coloqué frente al críotubo, me encorvé y le gruñí. Mi telequinesis había vuelto. Logré detenerle creando una onda invisible de poder. Thor la sujetó por el brazo y me miró preocupado.
El bebé no me incomodó. Sabía bien el porqué de mi cambio repentino de temperatura. Seguía cada movimiento de la guerrera quien había dejado de verme para observar a Thor con desprecio. Se zafó de Thor, le hizo una seña a sus guerreros y se marcharon con prisa, no antes de dedicarme una mirada despectiva cada uno.
—No se repetirá de nuevo, Lis —prometió Thor. Le miré con las cejas alzadas.
A partir de entonces tendría que dormir con un ojo abierto…
Me acaricié el vientre y sentí una patadita amistosa, ya que no me dolió en absoluto.
Unos soldados nos trajeron unos caballos y cabalgamos por un puente de arcoíris muy resistente. Mientras avanzábamos por allí, observé impresionada lo hermoso que era Asgard. Mi sueño había sido perfecto. El mar, las montañas en el fondo, el enorme palacio en forma triangular. Ya comprendía el empeño de mi esposo por ser el rey de ese maravilloso lugar.
Pasamos por unas callejuelas antes de entrar oficialmente al palacio, y fue algo incómodo. Los ciudadanos me miraban sorprendidos y con odio por instantes. Creo que me confundían con Loki ya que al pasar los segundos, su expresión cambiaba al de curiosidad y algo de repulsión… Bueno…
Bajamos de los caballos al llegar a una especie de establo. Caminamos por largos pasillos dorados y luego Thor me dirigió hasta una habitación en la que me recibieron unas mujeres con rostro inexpresivo. Tragué fuerte. Bonita bienvenida.
Pero, ¿qué esperaba? ¿Fuegos artificiales y otras cosas pomposas? Era la esposa del ex príncipe de Asgard, el que todos odiaban. Tenía que acostumbrarme y ellos tenían que acostumbrarse a mí.
Me indicaron que me acostara en una roca enorme y rectangular. Al mi piel hacer contacto con la roca lisa, ésta se iluminó. Sonreí. Jamás pensé que Asgard fuese tan avanzada, mucho menos viendo con anterioridad el estilo de vestir de Loki y Thor. Al acostarme, un holograma hecho con una especie de escarcha dorada imitó mi cuerpo.
Ahora sí que estaba impresionada.
Thor se cruzó los brazos a la altura del pecho con preocupación. El holograma comenzó a detallar más la estructura de mi cuerpo. Inhalé y exhalé. La figura imitó por completo mi movimiento. Alcé la mano, intentando tocar mi holograma y la mujer que aparentaba ser la jefa me manoteó. Fruncí el ceño y ésta suspiró poniendo los ojos en blanco.
—Es igual que la otra… Solo espero que no nos ataque con energía también…
Thor le fulminó con la mirada, aunque bufó con una sonrisa nostálgica. Él, al ver mi expresión confusa, me aclaró.
—Jane Foster fue tratada aquí hace unos meses.
Jane Foster… ¡Oh…!
Asentí y fijé mi mirada en el holograma de nuevo. En mi área abdominal, había un bulto oscuro.
—Él bebé no puede ser visto. La placenta es muy gruesa.
Ahora era yo la que sonreía con nostalgia. Acaricié mi bultito; en el holograma se marcaron mis dedos. Entonces: una manito chocó contra mis dedos. Lo vi y lo sentí.
Contuve el aliento. Ese fue el último sonido que se escuchó en la habitación. Mi respiración estaba muda como mi garganta. Moví el dedo y la manito siguió el calorcillo proveniente de mi extremidad.
Si Loki me había tornado más sensible, el bebé me había quebrado por completo.
Tragué fuerte para bajar ese incómodo nudo en la garganta.
Te quiero.
No me importó que no me pudiera escuchar, que nadie pudiera hacerlo. Ese momento era solo entre mi bebé y yo… Y también de Loki si estuviese allí…
Quité la mano enseguida y uno de los hologramas comenzó a titilar.
—La actividad cerebral y los latidos del corazón han aumentado —anunció la jefa de las mujeres y éstas comenzaron a mover hologramas por doquier, con preocupación.
Traté de controlarme pero ya había sido demasiado tarde. Acostada, el dolor me hizo curvarme hacia afuera, apoyando codos y cabeza de la roca. Me costaba respirar por el frío en mi garganta, pulmones, en todas partes.
Thor sujetó mi cabeza cerca de la nuca y trató de sentarme. Pero el dolor no me lo permitió.
— ¡No! ¡Le romperá la columna vertebral! —exclamó una de las mujeres.
Thor me soltó en seguida. Maldije en mi fuero interno por el dolor adicional que me causó el choque de mi cabeza contra la roca. El bebé estaba empeñado en atravesarme la piel. Intenté calmar mi llanto, acaricié mi vientre lo más tierno que la situación me permitía hacer. Luego sentí como si el bebé estuviese de pie y apoyándose de mi columna.
Los hologramas me parecía manchas doradas y un pitido incesante me martillaba la cabeza. Entonces, sentí que mi abdomen se congeló y el bebé se inmutó dentro de mí. Caí de seco en la roca y lo siguiente que vi fue el rostro consternado de Thor.
— ¡Lisbeth!
Poco a poco recobré el aire y traté de buscar a mi salvadora, pero todas las mujeres observaban a la puerta. Se había ido.
Palmeé preocupada mi vientre en busca de alguna señal de vida de mi bebé. Un toquecito fue lo que recibí. Volví a respirar con tranquilidad.
Después de un rato, intenté explicarles que quería dormir haciendo gestos con las manos. Thor me sostuvo del brazo todo el trayecto hasta mi nueva habitación.
Me dieron ganas de llorar a medio camino. Respiraba pausadamente para controlar el llanto que se me estaba acumulando en garganta, nariz y ojos. No me fijé demasiado en los detalles del castillo, solo que brillaba demasiado. El pasillo era interminable.
Thor me explicó dónde se hallaban las cosas que necesitaría aunque después me aclaró que para lo que sea, las dos sirvientas que nos recibieron en la gran habitación, me servirían.
Mi expresión, después del pequeño sermón, fue suficiente para que, tanto Thor como las sirvientas, entendieran que quería estar sola.
—Te veré luego, Lis —prometió Thor acariciando mi brazo un instante y besando mi coronilla.
Una vez cerrada la puerta, el llanto se liberó de su prisión y caí de rodillas al suelo. Al parecer, el bebé me permitía respirar "con tranquilidad" mientras lloraba, a pesar de que 10.00 que mi temperatura había aumentado.
Aún cuando tenía a Thor de aliado, que me extrañaba ya que era la mujer del asesino de su padre (y también del chico que una vez fue su hermano)… Yo solo quería a Loki a mi lado. Que me acunara en sus brazos y acariciara mi brazo, que me cantara una nana asgardiana como hizo hacía mucho tiempo atrás.
No recuerdo bien en qué momento me acosté en la cama para seguir llorando. Solo sé que en una ocasión en la que al parecer mis lagrimales estaban esforzándose por "sacar más agua del pozo", me dormí.
Nieve. Árboles desnudos, arropados de copos blancos. Calidez. Un pecho pálido y lampiño. Par de esmeraldas por ojos. El beso de unos labios rojos y finos.
Loki. Mi esposo. Mío.
¡Bueno chicas! Intentaré actualizar cada semana. El colegio me quiere matar, y las clases de guitarra, y el propedeutico, y el curso de inglés... y aaaaaaayyy!
Como dije al principio, menos mal que esperé a TTDW porque iba a cometer unas burradas xD
¡Hey, SashaRashaD! ¡Besos y abrazos para ti también! =P =D Y fue un placer responderte =D
¡Y para todas ustedes también, chicas! Sus reviews me alentaron para continuar esta historia y pondré lo mejor de mi para que sea un éxito =D
Quizá les pareció un poquito lento este capítulo, pero más adelante los caps se pondrán más intensos =D
¡Y... Espero les haya gustado! =D Déjenmelo saber, no sean malucas xD
