Primer Capítulo
Un desadaptado llamado Naruto Uzumaki.
Observaba las gotas estrellándose contra la ventana, resbalando cristalinas por la transparente superficie.
El cielo se veía gris, opaco y tormentoso.
A él le gustaba ver la lluvia caer, le relajaba; llevaba su mente a tiempos pasados…
"Hm. Ahora que recuerdo… también llovía aquel día…"
Su mente se transportó a un evento pasado, sus ojos perdiéndose en el cielo opaco, y frente a él… una imagen, un solo y apreciado recuerdo de hace 6 meses, apareció tan vivido en su mente.
Corría por la plaza en dirección a la universidad. Tenía tan sólo 5 minutos, cinco asquerosos minutos para llegar a su próxima clase.
Otro retraso y de seguro le reprobaban. Era irónico, perder una materia por llegar tarde.
"Aggh" Resopló, el fastidio apoderándose de su sistema mientras se detenía a tomar el aliento frente a las enormes puertas de entrada a la Universidad de Tokio.
-"Y pensar que me faltan 3 pisos…"- Murmuró, atravesando las puertas apresuradamente.
La prestigiosa Universidad de Tokio, Japón. Donde sólo los mejores profesores enseñaban y los mejores estudiantes asistían. Una universidad de élite, un templo de la educación donde sólo los mejores bachilleres, los más ricos o los más poderosos, tenían el honor de asistir.
Corrió con mayor fuerza, mirando una y otra vez su reloj. A lo lejos, podía ver el salón de clases.
-"Siete y diez de la mañana. Sólo un poco más, sólo un poco más…"-Musitó, resoplando agitado.
En el interior del salón de clases, un hombre alto y de cabello canoso sorbía calmadamente una taza de café, mirando su reloj y luego a su concurrida clase.
Ahí, en ese salón, se encontraba lo mejor de lo mejor…
- Siete y diez de la mañana. Bueno chicos, creo que es hora de comen…-
- ¡Cuidado!- Gritó uno de los jóvenes universitarios sentado en el asiento de enfrente.
Demasiado tarde. Naruto Uzumaki había hecho acto de presencia, atravesando la puerta como un huracán amarillo y naranja, tropezando contra el profesor y derramando sobre el pantalón de éste las últimas gotas de su preciado café.
Si, lo mejor de lo mejor… excepto ese muchacho.
- ¡Uzumaki Naruto!- Rugió el profesor, tratando de limpiar su costoso pantalón manchado.
- Gomen, gomen.- Repitió incansablemente el adorable muchacho rubio, sus grandes lentes de pasta negra resbalándose continuamente sobre el puente de su nariz mientras hacía repetidas reverencias frente al furioso profesor. El salón de clases había estallado en risas ante el espectáculo.
- Es la octava vez que llega tarde, Sr. Uzumaki. Una vez más y créame, le veré repitiendo el curso conmigo el próximo semestre.- Le reprimió el profesor, apuntándole acusadoramente con el dedo.
- ¡Pero si no es mi culpa, profesor! ¡Lo que pasa es que los viernes el bus no pasa! ¡Es culpa de los malditos del Sindicato de Buses! ¡Cúlpelos a ellos!- Respondió el jovencito, su voz alzada, sus brazos agitándose como locos.
- ¿Sindicato de Buses?- Repitió el profesor, masajeando su sien con su mano derecha. La clase prorrumpió en risas aún más fuertes.
Naruto Uzumaki no era un mal estudiante, el profesor lo sabía. Pero aparte de eso…
- Mire Uzumaki, por hoy se lo dejaré pasar. La próxima vez que llegue aunque sea un minuto tarde, le repruebo la materia por tardanza. ¿Entendido?- Tras decir esto, el profesor se disculpó con la clase y salió a tratar de limpiar su manchado pantalón.
"El chico no es malo. Sus notas son muy buenas. Pero sus tardanzas tiran por el piso sus logros. Además… siempre tan distraído, siempre quedándose dormido en clases, lo poco que encaja con los otros chicos y chicas…" Pensó el profesor mientras se dirigía hacia el lavabo.
Por su parte, Naruto asintió en silencio y se escabulló entre los asientos de la clase. Mientras lo hacía, su cabeza permanecía baja. No miraba a su alrededor. No quería ver cómo sus compañeros se burlaban de él, o hablaban en susurros acerca de él. Aún así, era imposible para él no escuchar los comentarios negativos que lanzaban sobre él a sus espaldas. A veces pensaba que sus compañeros deseaban que les escuchase…
- Ahí va ese chico, con esa pinta que tiene…
- Es tan raro. ¡Y sus gafas son tan enormes y anticuadas!...-
- Seguro se las robó al abuelo…-
Aún cuando les escuchaba, decidía ignorarles. No se sentía ofendido, él sabía que era raro… él sabía que sus gafas no eran de moda. ¿Pero qué más daba?
- ¿No le da vergüenza? Siempre llegando tarde…-
- Sólo sabe molestar. Molestar y causar problemas…-
- No sé por qué el sensei sigue permitiéndole entrar. Es más ¿cómo fue posible que le aceptasen en esta Universidad?-
Bueno, Naruto admitía que sí, llegaba tarde. ¡Pero no era su culpa! Vivía lejos de la Universidad y los buses conspiraban contra él para no salir cuando más los necesitaba. Definitivamente el mundo conspiraba en su contra. ¡Pero a Naruto Uzumaki no le ganaba nadie!
¡Ni siquiera el jodido Sindicato de Buses! Desde mañana comenzaría a utilizar el metro aunque no le sobrase un peso para comer.
Se sentó en una silla vacía ubicada junto a una de las ventanas traseras. Al hacerlo, notó las miradas burlonas de un grupo de chicas que le miraban y se reían sin disimulo.
- Mira cómo se viste…-
- Que fachas...-
Naruto arrugó la frente.
¿Cómo me visto?
Era cierto que sus tenis blancos no eran de marca, pero eran comodísimos. Además, ¿Quién demonios se fijaba en los zapatos? A Naruto le parecía tonto que alguien estuviese con la mirada en los zapatos del otro sólo para ver qué marca eran, o si eran o no buenos.
Además, sus vaqueros, aunque era cierto que se veían desgastados, le quedaban bastante bien. Y su camisa naranja era de lo más mona… algo grande para su delgado cuerpo, pero de lo más normal.
- ¡Sí! Parece un pobretón. Con esa ropa que a leguas se ve que es usada…-
¿Usada, decían? Viejas locas. Eso sí que no. Era pobre, eso no lo iba a negar, pero Naruto Uzumaki jamás recibía cosas por compasión. Sus ropas parecían usadas y más grandes de lo normal, pero eso era por que las había conseguido en promoción.
Ropa a 70% de descuento. Eso era algo que simple y sencillamente debía ser comprado.
- Debería darle trabajo en una de las compañías de mi padre. Aunque sea de sirviente. A ver si así se puede comprar al menos una camisa decente.
Risas. Todos se reían de él.
Naruto suspiró con frustración, dejando caer la cabeza sobre su escritorio.
"Malditos bastardos ricos. Si no fuese porque estoy en la cuerda floja y podrían expulsarme en cualquier momento ya les hubiese dicho dos o tres verdades"
Al fin y al cabo, él era un becado. Un pobre chico becado que debía sobrevivir a duras penas en una Universidad que, aunque excelente a la hora de dar materias, se hallaba llena de gente odiosa.
Una vez el profesor volvió, la clase siguió su lento curso por un espacio de dos horas. Naruto estuvo observando por la ventana todo ese tiempo, y, una vez la conferencia terminó, esperó a que todos los otros estudiantes y el profesor saliesen del salón para tomar su mochila y partir solo y en silencio.
Era viernes, así que ya no tenía más clases a las qué asistir. Podría volver a su casita, comer algo de la alacena y luego dormir al menos una o dos horas para así estar descansado cuando se fuese a trabajar.
Pero al ver la lluvia torrencial que caía en el exterior, supo que no podría seguir ese plan. No había traído sombrilla y no podía darse el lujo de irse corriendo bajo la lluvia, mojarse y enfermarse por ello. Las medicinas eran muy caras, las visitas a los doctores también y él no tenía un plan de salud que le ayudase a sufragar esos gastos.
Como vio su primer plan frustrado, Naruto decidió irse a la biblioteca y adelantar los deberes que tenía pendientes. Así, tendría una mayor oportunidad de descansar en el fin de semana y no se agotaría más de lo que ya estaba.
Para Naruto, la biblioteca era su refugio. El lugar que más le gustaba de toda esa enorme Universidad. La enorme cantidad de libros, el aroma que se desprendía de cada hoja, el ambiente silencioso y al mismo tiempo cálido, la suave luz que brotaba de las pequeñas lamparitas en las grandes mesas de lectura, el cielo que se vislumbraba a través de los enormes ventanales, los cuales ofrecían un ambiente natural y abierto al lugar.
Pero más allá de todas esas características, lo que más Naruto adoraba era el hecho de que la biblioteca era un lugar que, la mayor parte del tiempo, se hallaba vacio. Era muy raro ver a un niño o niña rico buscando información de un libro. El dinero les abría las puertas al internet, o a los trabajos hechos por otros.
- Malditos ricos. Si tan sólo pudiese golpear la linda cara de uno de ellos… aunque fuese una vez…-
Pero la vida era injusta. Si él, un simple becado, se atrevía a mirar mal a alguno de esos niños ricos, la administración se encargaría de quitarle la beca y sacarlo a patadas.
"Pero aún así… yo sería tan feliz si tuviese la oportunidad de vengarme de alguno de esos riquitos…"
A su mente acudió la súbita imagen de uno de los chicos que constantemente le molestaba, tirado en el suelo ante él, de rodillas pidiéndole perdón con su cuerpo bañado en pintura rosada y un letrero en la frente que decía: "Soy un perdedor".
Trató de taparse la boca con una de sus manos, pero aún así la carcajada brotó de sus labios. Sus ojos se aguaron, una de sus manos sosteniendo sus lentes para que no se le cayesen, su risa brotando descontrolada por toda la antes silenciosa biblioteca.
Tan inmerso en su creativa imaginación y en sus risas se hallaba, que no notó la figura del joven de cabellos azabache que se había alzado de una de las mullidas butacas y se había recostado sobre uno de los estantes de la librería, observándole evaluadoramente.
- Oye tú, dobe. Deberías bajar la voz, estás perturbándome.- Musitó de golpe, cerrando el grueso libro que tenía entre sus manos.
La desconocida voz sacó a Naruto de sus delirantes ensoñaciones. Sus azules ojos se enfocaron en la figura del alto joven de cabellos azabaches y ojos de noche.
Le reconoció al instante: Sasuke Uchiha.
El idolatrado Sasuke Uchiha. El chico más codiciado de toda la Universidad. Perseguido por mujeres y hombres. El promedio más alto. Un atleta prodigioso, un artista invaluable. Hijo y futuro heredero de alguna corporación multimillonaria, que de seguro se podría decir que eran los dueños de todo el maldito Tokio.
En pocas palabras, un ser perfecto. Un ser intocable.
Naruto parpadeó varias veces, tomado por sorpresa. Sus grandes ojos azules se ensancharon más de la cuenta, enfocándose nerviosamente sobre el libro que el Uchiha leía.
Elizabeth Bathory
Naruto arrugó el ceño levemente. Conocía ese libro… Elizabeth Bathory, la condesa que fue inmortalizada por sus sangrientos asesinatos de cientos de jóvenes vírgenes.
- Curioso. Nunca pensé que un niño rico como tú estuviese interesado en ese tipo de historias…- Musitó Naruto inconscientemente.
Al instante se llevó una mano a la boca, comprendiendo lo que había acabado de decir. Sasuke por su parte tan sólo enarcó una ceja, sus ojos brillando con destellos de curiosa diversión.
"Mierda… la he cagado."
- Lo que lea o deje de leer no debería importarle a un dobe como tú. Cómo veo que este ya no es un lugar tranquilo, me retiro.- Musitó el Uchiha, colocando el libro cuidadosamente en el estante apropiado y caminando hacia Naruto.
Éste permaneció rígido como una estatua, observando como el misterioso joven se detenía justo a su lado, sus ojos impenetrables mirándole de reojo; brillantes con algún tipo de expresión que Naruto no era capaz de interpretar.
- Deberías dejar de reírte sin razón alguna en un lugar público. Con ello sólo afirmas la locura que tu apariencia deja entrever.- Musitó, su voz de barítono entrando clara por los oídos de Naruto; una sonrisa prepotente en sus finos labios.
Tras decir esto, siguió su camino; el sonido de sus costosos zapatos como único sonido en el lugar.
Naruto permaneció atontado por algunos segundos.
¿Acaso… ¿Acaso…
¿Acaso Sasuke Uchiha le había dicho loco y tonto en la cara?
Toda la rabia, la tristeza y el enojo que se había acumulado a lo largo de ese día terminaron por explotar dentro de él. Sin pensarlo, se giró; sus mejillas enrojecidas por la furia; sus azules ojos resplandecientes de cólera.
- ¡¿Quién demonios te crees, maldito teme bastardo?- Le gritó, olvidando completamente que se hallaba en un lugar público y que estaba insultando al hombre más poderoso de todo Tokio.- ¡¿Te crees lo mejor con esa actitud de sabelotodo, no? ¿Por mí te puedes meter tu dinero y tu prepotencia por el…?
Pero Naruto no pudo terminar su sarta de insultos, ya que la figura de Sasuke Uchiha se detuvo ante la salida de la biblioteca y comenzó a girarse lentamente hacia él…
… sus ojos negros resplandeciendo como llamas de carbón incandescente.
Y al ver aquellos ojos y aquel rostro de alabastro contorsionado en aquella aterrorizante expresión, Naruto Uzumaki supo que sus días estaban contados.
- ¿Dijiste algo, dobe?-
"Mierda Naruto… acabas de cagarla a lo grande."
NOTAS FINALES
Espero que les haya gustado la historia, poco a poco la historia se ira desenvolviendo, y nuestros queridos protagonistas, se acercaran mucho mas..
Gracias a todos por leer, y comentar, y en especial muchas gracias a bluephoenix669, quien muy amablemente me ayudó a editar el capitulo, logrando una bonita armonía en todo el texto, y las descripciones muy bien detalladas.
Las dos hemos trabajado muy arduamente para que el capitulo sea de vuestro agrado, sin mas que decir,nos leeremos en el próximo cap.
