-Buenas noches, vuelvan mañana-.
La Sra. Lovett despidió al fin a los últimos clientes. Esa noche había habido mucho trajín en la tienda y Toby no había estado para ayudarla. Lo había mandado al mercado a medio día a comprar algunas cosas que le hacía falta aprovechando que el Sr. Todd también necesitaba algunas cremas para la barbería y debía ir.
"No sé para que compra nada si nunca afeita a ningún cliente, es imposible que se le acabe"
-Buenas noches-una voz la sacó de sus pensamientos.
-Lo siento, señor, ya está cerrado-respondió la Sra. Lovett al hombre que acababa de entrar en el local. Llevaba una capa larga de viaje negra, lo único que se alcanzaba a ver. La Sra. Lovett supuso que era un forastero.
-Lo sé, pero acabo de llegar a Londres (eso confirmó toda sospecha) y como es la primera vez que vengo por aquí no conozco a nadie. Me pregunto si le importaría darme una empanada, por favor. No la molestaré, puedo comérmela fuera…
-Esta bien -cedió la Sra. Lovett dirigiendo se al mostrador para coger una empanada. Le daba un poco de pena-¿Va a querer una cerveza?
-Por favor, si no es molestia-.
Dio la espalda al hombre mientras cogía un vaso limpio y le servia la cerveza. Entonces notó como la agarraban por detrás, la empujaban contra la pared y la besaban de forma desagradable y violenta en los labios. Intentó zafarse pero el hombre era fuerte y la tenía bien agarrada. Al fin lo consiguió y sin perder tiempo se dirigió hasta la puerta.
Un golpe bien dado la hizo caer al suelo. Se golpeó contra el horno dándose fuerte en la cabeza y sintiendo como la piel de su hombro ardía bajo el calor del ardiente horno.
El desconocido vio su oportunidad. Se echó sobre ella y empezó a aprovecharse de la indefensa mujer. La Sra. Lovett quiso defenderse de nuevo pero un terrible dolor de cabeza hizo que todo se volviera turbio y girara….
