N/A Este es un fanfic hecho con la mera intencion de pasar un buen rato paralelo al otro que publico Constelacion tacto a tacto, que al contrario es mucho mas dificil de leer segun opiniones de los mismos lectores por el lenguaje y la forma discursiva, algunos de los personajes de esta historia han sido sustraidos de la constelacion, sin embargo, mi intencion, si tu nunca has echado un ojito a la constelacion, es que no te sientas ajeno, por eso hay aqui algunas explicaciones que para los que si hayan leido la constelacion les pareceran obvias o salidas de la nada. La razon de no integrar esta ocurrencia a la constelacion es que los estilos no se prestan, ni creo que hicieran buena combinación. Espero que lo disfruten.
LA TÍA POLA.
Para empezar la tía Pola era una veracruzana de hueso colorado con todo lo que aquello incluía: hablaba hasta por los codos, cocinaba de maravilla, bailaba al son que le tocaran, reía sin parar –casi por cualquier cosa- y era bastante querendona, prueba irrefutable de ello eran sus dieciocho hijos, los cuales, todos, gracias a Dios, vivían y para mayor alegría aún habían llegado con ella a la mansión Briefs invadiendo cada una de las habitaciones, dejando libres las únicas dos que sabían tenían propietario, o sea, la del matrimonio Briefs y la de Bulma.
Ignorantes, pues de que había un nuevo huésped, que mas que huésped era también dueño de la casa. Sacaron las pertenencias de cierto príncipe al pasillo e introdujeron las propias a la ya mencionada morada ante la mirada atónita de del Dr. Briefs, Bunny, Mamá Lorenza, institutriz legendaria de la peliazul, y Pita, ama de llaves de la mansión y queridísima hermana de la inesperada visitante que observaban estupefactos a los chiquillos correr de un lado al otro, echando voladitos para ganarse la cama mas esponjosita y las sabanas mas suavecitas (claro, eran propiedad de un saiya exigente). Las camisas y los pantalones volaban en todas direcciones, el acabose fue la armadura de Vegeta lanzada con tal potencia que hizo añicos uno de los floreros mas queridos.
-¿Por qué no van a la alberca?- sugirió un muy nervioso Dr. Briefs.
Entonces los pequeños angelitos salieron hechos la mocha, chillando de contentos y despojándose de sus vestimentas rumbo a la piscina.
Dejando a Bunny, la tía Pola, Mamá Lorenza y Pita mirándose los unos a los otros sin decir ni hacer nada. El Dr. Briefs le pedía con los ojos a su esposa que pensara en una forma rápida, elocuente y amable para recuperar la habitación principesca y reducir en todo lo posible la masiva visita, Mamá Lorenza veía horrorizada el desastre luego clavaba los ojos en Pita solicitándole silenciosamente que interrogara a su hermana para descifrar el motivo de su presencia, lo que con ella pretendía y cuanto tiempo llevaría, Pita a su vez, observaba a la tía Pola, no pudiendo evitar pensar en el inminente funeral, en el que habría un cajón grande y dieciocho más, cada uno mas pequeño que el anterior, que se suscitaría apenas viera el príncipe lo sucedido con su ropa.
La tía Pola por su cuenta miraba sonriente a todos pensando en su cabeza que definitivamente aquella era una casa muy grande para que vivieran solo tres personas y dos sirvientas, había llegado el momento de traer felicidad a esa familia, sus hijos sin embargo deberían de aprender a sacar las cosas ajenas en orden y no dejar patas pa'rriba lo que no es suyo.
Bunny, mordiéndose las uñas, pensaba desesperada ¿Qué hacer? Si sus cuentas no le fallaban, en la propiedad solo habían entrado diecisiete chamacos, es decir faltaba uno, el eterno enamorado de Bulma.
-Y…- Bunny se aclaro nerviosa la garganta- y… ¿y Cornelio? ¿No vino? – pregunto mientras se agachaba para comenzar a doblar la ropa del saiya que sufriría un infarto.
-siiiii- contesto toda sonrisa la tía Pola, orgullosa de su primogénito- si vino, fue a comprarles unas flores a Bulmita, es que yo siempre les he dicho a mis hijos que es de mala educación llegar a una casa con las manos vacías.
-y también sin ser invitados- interrumpió Pita a su hermana.
- Ah, pues ¿yo cómo iba a saber?, si una pudiera ver el futuro, les hubiera hablado para decirles que nos recogieran en la central de camiones y no tener que pagar taxi, de allá hasta acá, son bien encajosos nos cobro $150, dizque por que somos muchos y lo iban a multar si lo veían subiendo a tanto- argumento en su defensa la jarocha.
-¡Nomás eso nos faltaba!- Exclamo Mamá Lorenza
- Ya ni la amuelas Polancia, tus crías necesitan que los educas, mira nomás como dejaron la ropa del joven Vegeta, pero ya ni te preocupes por dársela, que en cuanto llegue más va a tardar en empezar a ponerlos en filita india que nosotros en comenzar el novenario- vaticinaba Pita tratando de acomodar por pares las botas y los zapatos del saiya.
-Del joven Quién- inquirió la invasora.
-De Vegeta, no te dije, el otro día, que te hable por teléfono que estaba viviendo con nosotros un muchacho, si serás taruga- le recriminaba
-Ah, ah, si, si, ya me acorde, uno que es príncipe y qué y qué dices que esta muy guapote, ¡ah que ganas de conocerlo!- gritaba la tía Pola entusiasmada como adolescente en ascuas de entrar a un concierto de rock- Mi pobre Cornelio se va a sentir morir cuando sepa que Bulmita ya se casó- se lamentaba teatralmente la veracruzana haciendo uso de todo su talento histriónico.
Todos los demás guardaron silencio sin desmentir la deducción que acababa de hacer la jarocha por si sola.
-si, si esta recién casada y ve nada mas como dejaron tus escuincles la ropa de su marido, que no sabes que la tenia aquí por que no cabe en el cuarto de la niña- valiente entre las valientes, Ahí estaba la incondicional Mamá Lorenza, sacándole jugo a la situación, tratando de hacer mas creíble la mentira y deshaciéndose de una vez por todas el problema que suponía a Cornelio detrás de Bulma, un Vegeta celoso y por producto de semejante multiplicación un cadáver irreconocible.
"no hay mal que por bien no venga" pensó el Dr. Briefs al imaginarse a su hija y a su huésped fingiendo ser un matrimonio ya que al no haber mas habitaciones disponibles tendrían que compartir la misma y eso sin duda era un empujón importantísimo a la relación que él quería se consumara lo mas pronto posible, ya todos los científicos de su edad tenia nietecitos de los cuales hablar cuando se agotaba el tema de discusión y él sin embargo solo poseía un gato negro tan viejo como matusalén y una hija y un prospecto maravilloso de yerno que no se decidían por nada. Sonrió ampliamente.
-Bienvenida tía Pola, deja tú que los muchachos se pongan de acuerdo, ni que fuera tanto lío lo de la ropa- sentencio Bunny al ver el recoveco de malicia que se asomaba por los ojitos de su esposo y pensar en todas las ventajas que traería montar semejante teatro.
