PREDESTINACIÓN
Nota: Esta historia se basa en el videojuego, perteneciendo ya sea los personajes como lugares y demás a SquareEnix.
Nota aclaratoria: La letra cursiva enmarca los Flasbacks.
CAPITULO I
- Resignación -
Agazapado en sus propias piernas, se hallaba sentado apoyándose en una fría y gruesa pared metálica. Su frente se hallaba humedecida por un sudor gélido. Deslizándose rápidamente, algunas gotitas brotaban y discurrían, acariciando así sus mejillas aún enardecidas que poco después caían a un pavimento de mármol negruzco. La noche, tras aquella pequeña habitación en la que se encontraba, permanecía tranquila y ausente. Ni siquiera el murmullo de cualquier ente vivo cercano lograba llegar hasta sus oídos.
- Paz… - intentó asegurarse mientras respiraba con gran dificultad debido al cansancio que sentía tras huir hasta aquel lugar –. Ya era hora…
En cierto modo, así parecía ser. Sin embargo, estaba nervioso, confundido ante el torrente de recuerdos que renacía y se agrandaba por momentos. En su memoria resonaba esa misteriosa voz… Elevó su mirada, como si lograra ver más allá de aquellos muros, hacia el firmamento. Y sin poder evitarlo, se sumergió en sí mismo…
***
- Sabes muy bien que no eres como los otros chicos –le aseguraba mientras no dejaba de mirarlo fijamente–. Eres infinitamente mejor. Y es que… dudo mucho que con doce años un simple crío pueda vencer a treinta guardias en menos de cuatro minutos…"
Hubo un profundo silencio, mientras la conexión de sus miradas persistía. La expresión que lograba atisbar de aquel hombre exaltaba todas esas pretensiones que anhelaba alcanzar gracias a él. Se refería a su poder, sin duda… Deseaba acabar con la vida de aquel hombre que conocía desde que tenía razón de ser. ¡Cuánto disfrutaría si lograra que su rostro fuese el último que llegara a observar de esa manera tan intensa! Podría decirle que se callara, que dejara de hablar sobre algo que de por sí sabía. Aún así... prefirió seguir escuchándolo.
- Debes darte cuenta de que las cosas que harás de aquí en adelante son más serias. Ya no será un simple entrenamiento…
Recordaba cómo aquel desgarbado cuerpo se alejaba de él, llegando a unas mesas repletas de materiales científicos: recipientes, objetos electrónicos, probetas llenas de extraños componentes… Escogió de entre todos aquellos estrafalarios utensilios una jeringuilla y una tira elástica de goma. Tras esto, retomó sus pasos y asió uno de los brazos de él con ahínco y dureza. Observó cómo el hombre de cabellos revueltos y oscuros rodeaba su brazo con la tira de goma y la apretó fuertemente. Le obligó a estirarlo y, al instante, comenzó a palpar con el objetivo de encontrar alguna vena que sobresaliese.
- Me imagino que cuando te refieres a cosas más serias tiene que ver con algún encargo de ShinRa – le espetó mientras sentía el líquido entrar en su cuerpo.
De pronto oyó una sonora carcajada brotar del científico a su vez que quitaba con extremo cuidado la jeringuilla de su brazo. Se sentía mareado. Solía sentirse así cada vez que le inyectaba día tras día aquel maldito líquido diáfano, sin saber con certeza lo que podría llegar a ser su composición. Quizás, era mejor no saberlo sino que simplemente, lo aceptaba como cualquier otra actividad rutinaria; parte de su entrenamiento.
- Sephiroth… creo que ya estás capacitado para eso – se hizo una pausa breve –; has dejado de ser un niño. De aquí en adelante aprenderás a sacarle utilidad a todo aquello por lo que has sido instruido hasta día de hoy.
No hacía ni dos semanas que había cumplido los doce años y ya pertenecía a SOLDIER, la mejor élite de ataque que poseía Shin-Ra Inc. Todo un "honor", diría cualquier persona. Sin embargo… no le gustaba formar parte de un patético grupo de hombres que eran dirigidos como simples marionetas por una empresa que cada vez ansiaba apoderarse de cada trocito de tierra del planeta. Un monopolio de escala mundial, sin duda. Y eran ellos, los que eran enviados a trabajos sucios, ganando una miseria a fin de cuentas. Como le decía Hojo, ese maldito científico desquiciado, él valía para mucho más. "Él" no era un niño cualquiera…
***
Sin saber muy bien a dónde ir, salió de aquella habitación húmeda y silenciosa. Tras llegar al umbral observó el ambiente del pasillo. Ni un alma. Eso le tranquilizó pues no quería toparse con nadie. Transcurrieron varios minutos hasta que llegó al hall del edificio. En esta zona, presenció a varios guardias ejerciendo su turno de noche. Al notar aquellos su presencia en el lugar, realizaron el saludo y lo miraron con gran sobresalto y admiración.
- Buenas noches, joven Sephiroth. No sabíamos que se encontraba en este puesto de guardia. ¿Le podemos ayudar en algo? – le preguntó uno de ellos con gran cortesía.
- No necesito ayuda – agradeció con una sonrisa –, gracias.
Sin decir nada más, marchó hacia la salida. Tras abrir la puerta metálica, caminó sin pararse ni un sólo momento por entre los suburbios de la zona. Los suburbios del sector 2, unos de los más pobres y miserables de Midgar. Tras su travesía entre inmundicia y suciedad, contemplaba el ambiente que lo rodeaba y que, a su vez, lo embriagaba por completo. Niños de su edad correteaban descalzos, jugaban y gritaban, que a pesar de su extrema situación vivían felices y despreocupados. Sin embargo… él no había tenido oportunidad de todo lo que aquellos disfrutaban. ¿Acaso hubiese preferido estar en el lugar de aquellos niños? Prefirió no responderse. Finalmente, terminó en una estación de tren en la que permaneció estático durante unos instantes hasta que decidió entrar sin antes enseñar el carnet identificativo a un guardia que custodiaba la entrada. Sentose en uno de los asientos y esperó pacientemente a que el transporte iniciara el trayecto.
