Conviviendo con el enemigo...

Esta es la primera vez que publico una historia, así que, traten de ser clementes en sus opiniones. No soy tan buena escritora, pero al menos lo intento, y si no les gusta mi historia, no la lean pero no dejen mensajes ofensivos. Por otro lado si se aceptan criticas constructivas.

Bueno, no tengo nada mas que decir. ¡Espero que les guste!


Prologo.

-"Corre, corre, que no nos atrapen, sigue corriendo, no te detengas, corre"-.

Sus piernas estaban cansadas, pero no podía parar, sentía que iba a desmayarse, pero no, los Mortífagos estaban demasiado cerca. A su lado, un chico pelirrojo y de ojos azules la arrastraba de la mano y la impulsaba a seguir a delante.

-"Ya casi llegamos. ¡Puedes hacerlo!"-

Pero no podía, no aguantaba más. Las rodillas le fallaron y su cuerpo se hubiera desplomado en el suelo si su compañero no la hubiese sujetado.

-"No puedo, no llegaré al traslador, ya no puedo mas."-

-"Hermione, tienes que poder. Vamos. Levántate. ¡Hay que seguir! Están cerca, puedo oírlos."-

-"No. Tienes que seguir sin mi…"-

-"¡¿QUÉ?! Claro que no, de ninguna manera pienso dejarte aquí sola."-

-"Ron, escucha: es la única forma. Vete, no tiene sentido que te atrapen a ti también…"-

-"¡BASTA! No me iré sin ti. Ahora, vamos…"-

Apenas alcanzó a pasarle el brazo por la cintura y las voces de los mortífagos se hicieron más evidentes.

-"No pueden estar lejos. ¡Búsquenlos!"-

-"Aquí. Son ellos…"-

-"Atrápenlos, que no escapen…"-

Varios rayos provenientes de diferentes varitas les pasaron rozando, pero casi llegaban al traslador. Solo unos árboles más, ya comenzaban a vislumbrarse las casas… Sí, ahí estaba, el cesto de basura que habían dejado, tan solo unos metros… Pero entonces una luz ámbar le dio en la espalda y la chica cayó precipitadamente al sobre el húmedo césped. Su amigo intentó levantarla, pero el hechizo la había dejado anclada al piso.

-"Vete, no hay tiempo…"-

-"¡NO!"-

Notó que todo se todo su alrededor se desvanecía, miró al pelirrojo y no tubo la menor duda de que se quedaría a su lado aunque lo capturen en el proceso. Con sus últimas fuerzas levantó la varita, apuntándolo.

-"Ron, lo siento tanto. Te amo. Depulso"-

Antes de que todo se volviera negro, observó como su novio salía despedido por los aires e impactaba contra el gran cilindro metálico. Se produjo un gran estruendo, y enseguida, él y el cesto, desaparecieron. "Ya está", se repitió tranquilamente para si misma, "Ya está".

Y entonces se desmayó.


Gracias por leer. Dejen comentarios, por favor.