In artículo mortis.

Caucásico e imponentemente abstracto que él ya se ha cansado de leerlo, sabe que a su oído le susurra versos, hipnóticos para muchos, patéticos a su sentido. Su hermano mayor tiene toda clase de carencia que en sí, sólo eso es lo único que lo une a él; su amarga risa resuena entre el pétreo marmoleo blanco, fría y monocorde, tan impersonal que hace temblar un poco al otro.

Sus ojos finos lo recorren de pies a cabeza, él muerde sus labios y pugna un siseo venenoso, aberrante y poco locuaz según las circunstancias. A pesar de todo un resquicio de bondad viene a su mente, entre recuerdos rosas de una tierna infancia, o lo más tierna que puede ser tratándose de quien es. Algún día le pediría perdón a quien fue una de las dos razones que tiene para vivir.

–¿Qué harás ahora?, ¿pondrás al mundo a tus pies?, ¿controlaras cada deseo? –Le preguntó.

¿Qué haría él?, él que es el dueño del mundo, él que es todo bondad, la ironía de sus pensamientos lo divierte, el príncipe oscuro se lleva la diestra y tapa su boca, el príncipe blanco entiende el gesto. ¿Qué no haría él? aquella era la verdadera cuestión, ¿es qué ahora era su hermano quien temía?

–Obedecerás a Zero.

Los ojos azules se tiñeron en el rojo característico del geass, la sonrisa divertida en los labios de Schneizel murió. ¿Qué deseaba?

Lelouch Vi Britannia era el emperador del mundo, él sería el asesino, el malo, el único pecador. Feliz, se sentía feliz, disfrutaba la vista de su hermano bajo su merced, del mundo en general. Porque el emperador era malo, rencoroso, mal hermano como lo llego a insinuar Nunnally. Tan horrendo que destruiría al mundo.

–Te cuento un secreto –susurro al oído del otro príncipe.

Estaba siendo egoísta, le estaba contando a uno de los causantes de su desgracia la verdad, ¿qué era la verdad? Sólo un vil espejo más, quizás.

–¿Te diviertes? –volvió a inquirir su hermano–. Eres un hombre idiota Lelouch, te has ganado mi respeto.

–¿Siempre hablas con mentiras? –dijo con sarcasmo–. Lo sé.

–Deseo verte hundido en rojo hermano.

Sin embargo ¿no toda su familia estaba podrida?, no en su misma hermana latía esa dependencia desesperada al odio. Sus ojos se volvieron a encontrar, Schneizel siempre supo quien era Lelouch, después de todo comparten algo de sangre.

¿No era Zero el redentor?, entonces que viva el emperador hasta el día de su muerte.