RE.
Allen sabe que es fácil pensar que al pintar la pared de negro olvidaría completamente de aquello que oculta, también es consciente que es más difícil hacerlo; porque cierta parte de él no quiere olvidar.
Entonces el joven exorcista piensa y continúa meditando todas sus opciones, apuesta sus cartas altas, y evita caer en aquel vacío. Él también es humano, le aterra saberse sólo en aquella laguna existencial que era su psiquis.
–¡Moyashi-chan~!
Pero entonces llega Lavi y lo rescata, de sus miedos, del temor de caer y continuar cayendo mientras algo de él sale y destruye. Su amigo se convierte en aquél príncipe de ropas blancas que Mana le contaba de niño.
El catorceavo le sigue sonriendo a través del espejo. Pero ya Allen se ha dado la media vuelta y corresponde al llamado de Lavi.
Ahí es cuando Lavi entiende y calla, podrían intentar pintar la pared de un azul cielo y perderse en el horizonte. Quizás.
:3 ¿comentarios?
