El partido Shohoku versus Kainan está a punto de empezar. Los equipos entran al campo y yo, Haruko Akagi, deseo suerte a mi hermano y a los demás integrantes del equipo del Shohoku. Voy a volver a las gradas cuando algo llama mi atención en el otro lado de la cancha. Un jugador del Kainan está practicando triples. Su técnica es perfecta. Sus movimientos, su posición, su cadencia… Todo impecable. No es la primera vez que me fijo en él. Soichiro Jin. Me quedo remoloneando en el banquillo del Shohoku mientras los jugadores calientan y, al ver como se retiran para recibir las últimas instrucciones de su entrenador, me armo de valor.

– Disculpa –empiezo, acercándome a él.

– ¿Eh? –hay un murmuro de incredulidad generalizado.

– Yo… Eh… –miro directamente a Jin a los ojos y respiro hondo– ¿Me firmarías un autógrafo?

– ¿Yo? –exclama sorprendido. Vaya, no se lo esperaba… La verdad es que yo tampoco– Sí, claro.

Sonríe dulcemente y me extiende su mano. Le entrego papel y boli y su voz me envuelve cuando me pregunta mi nombre.

– ¿Cómo te llamas?

– Haruko –le contesto–. ¿Es la primera vez que firmas un autógrafo?

– Ja, ja, ja, ja –su risa se lleva gran parte de mis nervios–. Sí, así es.

– ¿Podrías poner…? –me atrevo a preguntar:

Para Haruko,

La primera chica que reunió el valor para pedirme un autógrafo, ganándose el primero de muchos.

Con cariño,

Soichiro Jin

– Listo –me dice devolviéndomelo–. ¿Cómo sabes que habrá más?

– Eres increíble –le contesto–. Es imposible que no haya más.

– Gra-gracias… –tartamudea sonrojándose.

– ¡Chicos, venid todos! –es la voz de su entrenador.

– Ah, disculpa, yo…

– Tranquilo, ya me marcho –le sonrío.

– Por cierto Haruko, bonito nombre –me pongo roja como un tomate–. ¿Hay un apellido que vaya detrás de eso?

– Yo… No creo que… –agacho mi cabeza cuando oigo un grito a mis espaldas.

– ¡Haruko! –exclama Sakuragi– ¡Te has equivocado, esos son los del Kainan!

– ¿Eres del Shohoku? –me pregunta Jin, con los ojos como platos.

– Ehem… –carraspeo– Sí.

– Vaya… –susurra él.

– Harukooooo –lloriquea Sakuragi.

Noto la palma de una mano posarse sobre mi cabeza y oigo la voz de mi hermano a mis espaldas.

– Lo siento Jin, espero que mi hermana no te haya molestado.

– ¿Tu hermana? –dice con un hilo de voz.

– Jin, ¿todo bien? –este es el líder del Kainan, Shinichi Maki.

– Sí, bien –contesta, mirándome confundido.

– Me voy a las gradas –estoy huyendo, lo sé, pero la situación es cada vez más rara–. ¡Suerte!

Nuestro pequeño grupo se disuelve. Mi corazón está a punto de estallar. Antes pensaba que Jin era mono, pero ahora que lo he visto de cerca puedo decir que es realmente atractivo. Voy a animar al Shohoku con todas mis fuerzas, pero a la vez espero con ansias ver como se luce cierto jugador del equipo rival.

Por otro lado, en el banquillo del Shohoku, el número 11 observa la escena atentamente mientras un molesto pensamiento le ronda la mente.

– ¿Por qué a él? –piensa Kaede Rukawa– ¿Siempre está gritando y molestando en el gimnasio y ahora le pide un autógrafo a él?

El imperturbable chico frunce ligeramente el ceño con molestia, hecho que nadie parece notar y que él prefiere ignorar.