«Title: Crack Couples Collection
«Fandom: South Park
«Pairing/Characters: Todos (?
«Warning: Como el nombre de la 'historia' lo dice: Sólo parejas crack se verán aquí. No Style, no Bunny, no Creek, joder, nada de cannon pues. Sólo crack. Juntar todos con todos, you got the idea~
«Nota de la Autora:
La mayoría serán one-shots o drabbles. Las tramas variarán un poco.


#1: Craig+Pip = Crip


Tomando el bus

Ahí está otra vez temprano. Son las seis con veinticinco de la mañana, se muere de sueño y sus ojos poco a poco se van cerrando. Es entonces cuando escucha que alguien entra en el autobús, sus ojos celestes se abren de golpe y allí lo ve. Aprieta los labios, en un intento de que la estúpida sonrisa no se le dibuje. Su corazón palpita demasiado rápido, amenazando con salir de su pecho y el sueño repentinamente se ha ido.

Sí, sí, él está ahí, caminando con pereza y la expresión neutral tan característica en su rostro. Se sienta en uno de los asientos de en frente, pero aún así lo puede ver, a pesar de que está casi en los últimos asientos, además, no hay nadie más en el autobús que ellos dos. Deja salir inconscientemente un pequeño suspiro, que al percatarse de aquello se lleva una de sus manos a la boca, ruborizándose.

El muchacho, de cabellos negros, voltea hacia él. Puede jurar que en ese instante su corazón dio un vuelco, oh Dios, ¿lo estaría viendo a él?

Claro que sí, idiota, ¡eres el único aparte de él que está en este camión!

Ignora esa molesta voz de su conciencia y traga saliva, nervioso ante la mirada jodidamente penetrante del chico.

—Ah, hola Pip —lo saluda. Espera, ¿lo está saludando?

Pip sólo le contesta con una sonrisa nerviosa. El pelinegro fija su mirada de nuevo hacia al frente.

Tiene un lindo perfil.

Ah, sí que sí. Normalmente, cuando entraba al camión lo veía haciendo diferentes gestos, esta vez sólo mantenía una mirada inexpresiva. A veces lo veía tallándose un ojo, bostezando, con el ceño fruncido. Ah, y su risa, le encantaba su risa burlona, que sólo tenía la dicha de oír cuando uno de sus amigos decía alguna cosa aparentemente graciosa, aunque era raro verle sonreír, y ni hablar de reír.

Aquél chico era, según había escuchado por medio de otras personas y también observado por él mismo, el más antipático de la clase. Sí, al principio no le agradaba. Para nada. Pero las cosas cambiaron el día en que decidió levantarse más temprano y poder agarrar el autobús, fue cuando lo vio en los primeros asientos, nunca lo había visto tan de cerca y extrañamente por eso llamó su atención, lo observó mejor.

Él era ahora algo así como su amor platónico. Los dos eran tan diferentes en cuanto al carácter. Él muy apenas y recordaba su apellido. En fin, tan inalcanzable.

Tan lejano.

Distante.

Pip no pudo evitar sentirse un poco triste al tener esos pensamientos pesimistas. Sin embargo, era verdad, aquél chico nunca se le acercaría, a menos que sea totalmente necesario. A él nadie le agradaba a excepción de Clyde, Token y Tweek, porque obvio, eran sus amigos. Los demás le importaban una mierda, incluyendo a Pip Pirrup. Y esto el rubio lo sabía.

Y eso le calaba tanto.

Pero, también era su propia culpa el no intentar entablar una amistad con él. Es que había visto cómo numerosas veces el chico mandaba al carajo a cualquier ser humano que tratase de hablar con él. O sencillamente antes de que Fulanito abriera la boca para decirle algo, se le adelantaba con un seco "Largo". Él era asocial por naturaleza. Y Pip no. Éste siempre se comportaba amable aunque le vieran la cara de idiota. Esa era una de las tantas diferencias que entre ellos dos había.

El rubio suspiró de nuevo recargando la frente en el asiento de adelante.

Craig Tucker solía ser alguien cerrado, alguien tendría que esforzarse mucho y no cometer ningún error para así ganarse su confianza, o mínimo, agradarle un poco.

Tan sólo se conformaría con mirarle. Ah, odiaba ser tan cobarde en esas cosas.

Pip ni siquiera se dio cuenta cuando el autobús comenzaba a llenarse. Él estaba pensando en Craig, su amor platónico. Quien, no tenía ni una bendita idea de que el chico que se encontraba en el penúltimo asiento, estaba ahogándose en sus ilusiones de que al menos, le dijera algo más que un cortante: "Ah, hola, Philip".