Nota inicial aclaratoria: No gano, no pierdo, este fic ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos de ninguna indole. Cada personaje de Dragon Ball pertenece a Akira Toriyama , a excepción de los que yo incluya ajenos a ellos.

Hola lectores, tal vez recordarán este fic de pequeñas viñetas. Hace tiempo lo subí a Fanfiction, pero mi cuenta fue hakeada y todo acabó siendo eliminado del fandom. Ahora lo regreso a ustedes con otro nombre, otro nombre de autor y completamente editado. Bien, espero les guste.


Crónica I.
"Intimidad"

Cuando has pasado tantas veces, como yo, por el proceso de la muerte, poco a poco te das cuenta las necesidades básicas tan características del cuerpo humano tarde o temprano pasan a un plano completamente innecesario. Tras la difícil pelea contra Cell y negarme a la posibilidad de ser revivido, cuando inicié mi preparación tanto física como mental para futuras posibles adversidades, resulta imposible no comenzar a olvidar con cada vez mayor frecuencia dormir, descansar, beber agua y hasta –aunque les resulte difícil de creer–ingerir alimentos. Eso es porque ya no te son útiles en ningún sentido. Aunque conserves tu cuerpo –sólo tratándose de casos especiales–, todavía sigues estando muerto. Desde cierto punto es genial porque pude dedicarme a entrenar sin interrupciones. Sólo necesité centrar toda posible atención en aprender todo cuanto pudiera de aquellos milenarios guerreros, cuyos actos heroicos les precedían.

Pero todo eso acabó justo en el mismo instante en que volví al lugar donde pertenezco gracias al bondadoso sacrificio de Rōkaiō Shin.

Una vez recuperada mi apariencia terrenal dentro del mundo de los vivos, regresaron uno a uno esos padecimientos. Me atacaron tan rápido que me tomó desprevenido en más de un sentido. Lo primero que hizo mella en mi fue la urgencia por recostarme en cualquier parte y dormir durante toda una vida si fuera posible. Luego de un merecido descanso vino esa imperiosa necesidad de alimentarme. Gracias a Shen Long, Milk siempre ha poseído una sazón increíble y en cuanto se presentó la primera oportunidad nos deleitó a todos con sus deliciosos platillos caseros. Mentiría si dijera que no había extrañado todo aquello.

Pero eso no fue nada en comparación a otras necesidades especificas de las cuales me vi afectado.

Pese a la raza a la cual pertenezco –de la que no me siento especialmente orgulloso–, sigo siendo un hombre. Un hombre cuya maravillosa esposa pese a los años continua siendo atractiva y deseable. Ella me ha bendecido ya con dos maravillosos hijos –quienes por cierto intentan monopolizar toda mi atención–, y por Kami que anhelo tanto recuperar el tiempo perdido. Pero no sólo se trata de sexo –aunque si es muy necesario–, sino estar simplemente con Milk.

Juro que como siga así me volveré loco.

Llevaba varios días observándola con sumo detalle. No importaba que clase de actividad estuviera realizando, siempre encontraba algo extremadamente tentador. Desde lavar platos hasta sacudir los muebles del innecesario polvo. Desconozco si Milk piensa exactamente lo mismo que yo, o si bien disimulaba tremendamente bien nada sucedía.

Oh vamos, supongo debe saber cuánto la deseaba después de pasar tantos años sin tenerla entre mis brazos, sentirla contra mi piel y respirar su dulce aliento. La amaba tanto. Y Milk me ama también porque decidió esperar pacientemente mi regreso; esperó cuando bien tuvo infinidad de oportunidades de rehacer su vida con cualquier otro hombre. Y significaba el mundo entero para mí.

Una noche, cuando los niños se retiraron temprano a dormir, decidí poner manos a la obra. A decir verdad necesité muchísima fuerza de voluntad y autocontrol en cuanto la tuve tan vulnerable bajo las palmas de mis manos. No quería lastimarla bajo ningún concepto. Milk al inicio se mostró adorablemente tímida ante mis atenciones, lo cual me gustó. Podrá sonar machista en incontables sentidos, no obstante, continuaba siendo mía y de nadie más.

Gustoso invertí las siguientes horas a cortejarla tal y como ella merecía: de la más tierna de las maneras. Acaricié su suave piel blanca como si fuese delicado cristal, susurré en su oído mil promesas y repetí constantemente que seguía amándola justo igual que el primer día. Resultaba maravilloso darme cuenta nuestros cuerpos aún se acoplaban como dos perfectas piezas de un rompecabezas porque, aunque muchos parezcan dudarlo, ella es mi alma gemela. El amor de mi vida y eso nunca cambiará si puedo evitarlo.

Así, continuamos entregándonos el uno al otro hasta que, inesperadamente, Goten irrumpió en la habitación. Mi hijo menor es un chico increíble, pero muy inoportuno pues nos rogó le permitiéramos dormir con nosotros esa noche. Sobra decir los "ánimos" terminaron enfriándose en sólo dos segundos. Muy bien, puedo teletransportarme cada que quiera a cualquier parte del universo, leer los rápidos movimientos de los adversarios sin dificultades y desafiar inclusive la gravedad, pero ante esto sólo pude contemplar atónito como Milk procedió a vestirse lo más discretamente posible bajo el edredón. ¡Jodida suerte!

Sin otro remedio, busqué alguna posición donde no sintiera los bóxer inconvenientemente ajustados.

Sobra decir fue una noche muy larga.

A partir de ese momento incómodo decidí recurrir a cierta artillería pesada. Bulma ha sido durante toda mi vida una extraordinaria amiga, y siempre, sin importar las circunstancias, estaba dispuesta a brindarme ayuda cuando más lo he necesitado. Pues bien, esta ocasión su brillante intervención sería bien recibida. Fui a visitarla un Domingo por la mañana temprano y supongo casi le provoqué un ataque al corazón por haberme aparecido sin avisar primero en su cocina. Lo digo porque tiró sobre mí una taza con té hirviendo. Después hubo muchos gritos, insultos poco propios de una dama, reclamaciones diversas y amenazas. A estas alturas todos sabemos ya que Bulma tiene un carácter espantoso, y cuando se enfadaba era muy complicado hacerla entrar en razón.

Y Vegueta me juzgaba a mí. ¡Me río en su cara!

Cincuenta maldiciones, veinte regaños y casi treinta minutos después, ambos discutíamos mi "pequeño" problema sentados a la meza. Juro por las siete esferas que jamás me había sentido tan avergonzado. Inclusive casi sudé ante las miradas traviesas cuya indirecta consistía en animarme a entrar más en detalles. Pero no. Sí, puedo ser inocente en muchos sentidos, pero tengo conocimiento sobre esa desmedida curiosidad que todos parecen sentir respecto a mi vida matrimonial. Lástima, ni hoy ni mañana ni nunca planeo divulgar información de ese tipo a nadie.

Pese a ser notoria su decepción, Bulma prometió encargarse del asunto.

Los resultados fueron inmediatos. Esa misma tarde invitó a nuestros amigos a una comida conjunta en su casa. Obviamente si Videl asistía, Gohan se aseguraría de no faltar, y, así mismo, al saber que Trunks estaría presente, Goten querría estar allí también. Un plan infalible. Disponiéndome a matar algunas horas y evitar parecer sospechoso, regresé a casa volando. Cuando estuve de regreso los muchachos ya no estaban.

Y sus kí podía sentirlos convenientemente lejos.

—Ya llegué —anuncié desde el umbral de la puerta mirando en todas direcciones. Milk apareció instantes después limpiando sus manos con un paño de cocina. Aún con todo y delantal puesto, ella se veía preciosa.

—Bienvenido —saludó mirándome extraño por la enorme mancha café adornándome la camisa blanca . ¿Puede saberse qué te sucedió?

—Un pequeño accidente —reí con una boba sonrisa adornándome el rostro. No tiene importancia.

—Mmm… —¿tiene que ser tan perspicaz justo ahora?. Como sea, ve a darte una ducha que la comida ya está lista. Hoy sólo seremos tú y yo. Nuestros hijos salieron a casa de Bulma hace un rato y supongo no volverán sino hasta mañana.

—¡Eso es perfecto! —sin previo aviso atravesé el recibidor rápidamente, y, levantándola del suelo sin mayores esfuerzos, la cargué sobre mi hombro prosiguiendo luego el camino al baño.

—¡¿Qué crees que haces Goku?! ¡Bájame ahora mismo! —gritó al luchar en vano contra mí.

—Tú misma lo dijiste, necesito tomar un baño bastante largo —expliqué sin detenerme, por lo tanto, considero necesario que me ayudes con esa tarea.

Ella emitió un jadeo avergonzado justo cuando azoté la puerta de una patada. Oh sí, planeo compartir suficiente tiempo de calidad con mi esposa, y la verdad me importa muy poco que la cena, olvidada, se terminara enfriando lentamente sobre la estufa.

¡Viva la privacidad!


Gracias por llegar hasta aquí.¡Besos y abrazos!