— ¿No? —Pregunto con tristeza Bridgette, cabizbaja. Luego de que Félix la rechazara nuevamente.

— No.

— ¿Por qué no? —Alzando la cabeza, sonriendo por la curiosidad. Entretanto se mecía sobre sus propios pies, teniendo sus manos detrás de la espalda.

— Porque no quiero salir contigo y no querré.

— Te adelantas al futuro, quizás algo te haga cambiar de parecer y quieras salir conmigo.

— No va a suceder.

Félix la miraba sin inmutarse.

— Al menos duda —Replico.

— No lo hare, estoy seguro —Se cruzó de brazos. Ella con un mohín, añadió: Siempre dices que no.

Al segundo, se aclaró la garganta y pregunto con una radiante sonrisa: ¿No crees que es hora de un cambio?

— No.

Ella realizo un puchero.

— Deberías ser más positivo.

— No.

— No es bueno ser tan negativo —Le dijo— Aunque siempre me rechaces... —Empezó— Vas a ser mío —Sin apartar sus ojos de los de él.

— Ni lo sueñes —Ella rió.

— Eso depende de mí.

Félix bufo.

— Nunca seré tuyo.

Con eso dicho se dio media vuelta, pero antes de que sus pies comenzaran a caminar. Bridgette le dio una palmada en la espalda que lo estremeció mientras ella le dijo: No estés tan seguro.

— Lo estoy.

Al decir eso se marchó de allí sin decir ni una palabra de despedida mientras Bridgette esbozaba una gran sonrisa de autosatisfacción al ver la espalda de Félix. Pues, claro después de todo le había pegado un papel en ese sector que decía: PROPIEDAD DE BRIDGETTE.

— Te dije que serias mío —Al rato musito.

Entretanto iba encaminándose hacia su casa, teniendo pintada en su cara una gran sonrisa porque Félix era de ella hasta que descubra el papel en su espalda.

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— ¡Ya deja de reírte!

Plagg calló, solo un segundo. Luego volvió a carcajearse más fuerte. Él repitió su queja/orden.

— Ahora ni siquiera dejas a los demás ser feliz —Repuso— Sí que eres un negativo de la vida —Félix frunció el ceño y bufo.

— Eso es porque te reís de mí.

— ¿Cómo sabes que me rió de vos?

— Me estas apuntando y no dejas de mirarme —Lo miró con una expresión que decía: "Es obvio"

— ¿Y cómo no quieres que lo haga?—Justificándose de que era imposible no hacerlo— Si recién me entero de que tienes dueña.

— ¡¿De qué carajo hablas?! —Cuestionó irritado sin comprender— ¡Ya dímelo! —Espetó al ver que no parecía que iba a hablar.

— Tu espalda —Solo dijo y mordió un pedazo de queso.

Él se llevó la mano en ese lugar y pudo sentir el pedazo de papel que arranco. Al tenerlo en sus manos, lo leyó para luego arrugarlo. Teniendo una vena en su frente, furioso.

— Esa tonta —Masculló, al poco tiempo Plagg volvió a reír.

— ¿Ahora de que te reís? —Preguntó mirando de forma fulminante.

— De ti —El alzo una ceja, desconcertado— Porque no negaste que esa chiquilla fuera tu dueña —Explicó mientras levemente las mejillas de Félix se coloreaban, quien comenzó a hacer trizas el papel.

— ¡No debería haber duda de eso! —Exclamó excusándose. Y Plagg seguía riéndose de él, teniendo la intención de hacerlo por un laaaargo tiempo.