Prologo

Prologo

Kagome hizo una pausa para descansar en la cima de la pequeña montaña de rocas que escalaba.

Después de descubrir que no podría ocupar su cabaña del campamento después de las cuatro en punto, firme en su determinación de no quedarse sin hacer nada, había agarrado su mochila y una manzana, comenzó a andar hacia la colina para una caminata relajante.

Las colinas por encima del campamento estaban salpicadas por afloramientos de piedras y el grupo de rocas en las que estaba paradas se extendían por casi media milla, levantándose en colinas temerarias y cayendo en barrancos dentados. Había sido una subida difícil, pero había valorado el ejercicio después de estar enjaulada en el aire viciado del autobús por tanto tiempo.

Desde allí, no podía negarse que Japón era precioso, la paz se había derramado en ella mientras mas subía por los prados exuberantes y las colinas rocosas, mas profunda se derramaba.

Se recostó en una roca plana y se desperezo absorbiendo el brillo de sol. Su grupo estaba programado para quedarse en el campamento hasta las diez treinta de la siguiente mañana, así que disponía de suficiente tiempo para relajarse y disfrutar de la naturaleza antes de reabordar la excursión en el autobús. Aunque nunca encontraría sus respuestas ahí en las colinas, al menos no había teléfonos timbrando, y sin jóvenes metiendo las narices en sus asuntos.

Sabía que charlaban acerca de ella, los estudiantes hablaban de todo. Sospechaba que hablaban de lo triste, decaída, sola, aburrida que era y/o se encontraba. Ella misma se encontraba esperando con ilusión la inmunidad de un corazón frío. Que alivio sería ya no sentir nada por alguien más, que alivio sería si por primera ves dijera lo que exactamente pensaba para variar.

¿Y que dirías Kagome?

-Estoy destrozada…-masculló suavemente- Diría que estoy destrozada por dentro y que estoy cansada de aparentar que todo esta bien.

¡Como deseaba poder odiarle!

Y precisamente pensó en que la ultima vez que había tratado de hablar con el, había terminado con el corazón destrozado. Tenía que hacerle frente: estaba condenada a no ser correspondida en su amor.

Con los ojos cerrados contra los rayos brillantes, busco a tientas su mochila para alcanzar sus anteojos de sol, pero juzgó mal la distancia e hizo que la mochila cayera de la roca. La oyó ir dando tumbos por varios instantes en medio del rumor de pierdas sueltas, luego un silencio prolongado, y finalmente un golpe sólido. Haciendo a un lado su flequillo, se incorporo para ver donde había caído. Quedó consternada al descubrir que se había desplomado fuera de la roca, y en el fondo de un precipicio estrecho e imponente.

Se movió hacia el borde de la abertura, atisbándola cuidadosamente. Calibrando la profundidad de la rocosa hendidura no más de veinticinco o treinta pies, decidió que era capaz de recuperarlo.

No tenía alternativa; tenía que bajar en pos de eso.

Bajándose por el borde, buscó palpando punto de apoyos para sus pies. Las botas de excursionismo que se había puesto esa mañana tenían las suelas rugosas y prensoras que hacían el descenso un poco más fácil; sin embargo, mientras el pedrusco raspaba sus piernas desnudas, se encontró deseando haberse puesto los jeans en lugar de su par favorito de shorts caqui, su top blanco de encaje era muy cómodo para dar largas caminatas, pero la camisa de mezclilla descolorida que se había atado alrededor de su cintura no dejaba de enredarsele en las piernas, así que hizo una pausa para desatarla y dejarla flotar en el aire hacía abajo, encima de su mochila. Una vez que alcanzará el fondo la doblaría dentro de su bolso antes de trepar de regreso hacía arriba.

Era lento, extenuante, pero la mitad de su vida estaba en ese paquete y ese era discutiblemente la mejor mitad. El cepillo del pelo, la pasta de dientes, hilo dental, las bragas, y muchos otros detalles que necesitaba para su persona en caso de que se perdiera su equipaje oh, admítelo Kagome,ella pensó podrías vivir de esa mochila por semanas.

El sol golpeaba sus hombros mientras descendía, y comenzó a sudar. "Debía imaginarse que el sol tenía que brillar directamente en esa grieta y justamente en ese preciso momento" pensó irritada.

Cerca del fondo, se resbalo e inadvertidamente pateó la mochila, acuñándola firmemente al pie de la estrecha hendidura. Mirando de reojo arriba, hacia el sol, ella mascullo:

-Vamos, me podrías ayudar un poco…-

Deslizándose los últimos pies, colocó un pie en tierra. Allí. Lo había hecho. Había apenas suficiente espacio para dar la vuelta, pero estaba allí.

Bajando su otro pie, Kagome atrapó la camisa y estiró sus dedos hasta la correa de su mochila.

En ese preciso momento la tierra cedió bajo sus pies, tan repentina e inesperadamente que apenas tuvo tiempo de jadear antes de hundirse a través del fondo tambaleante de la hendidura. Cayó por unos aterradores pocos segundos, luego aterrizo con tal fuerza que el impacto la dejó sin aire en los pulmones.

Mientras luchaba por recuperar el aliento, la roca desintegrada y la suciedad llovieron donde se encontraba. Añadiendo ofensa al daño, la mochila cayó a través del hueco después de ella y la aporreo en el hombro antes de caerse rodando en la oscuridad. Finalmente se las ingenio para emitir un suspiro derrotado, escupió pelo y suciedad de su boca, y mentalmente evalúo su situación antes de intentar moverse.

Había caído duro y se sentía magullada de pies a cabeza. Sus manos sangraban por su intento desesperado de agarrarse a algo durante su caída a través de la abertura dentada, pero, felizmente, no se había roto ningún hueso.

Cautelosamente, volvió su cabeza y contemplo hacia arriba el hueco a través del cual había caído. Un rayo terco de sol se filtraba hacia abajo, sobre ella.

No me asustare Pero el hueco estaba a una distancia imposible por encima de su cabeza. Peor aún, no había encontrado a ningún otro excursionista durante su subida. Podría gritar hasta ponerse ronca, pero nunca podrían encontrarla. Deshaciéndose de un temblor nervioso miró con atención en la penumbra. La negrura oscura de una pared surgió amenazadoramente algunas yardas más y podía oír el chorrito débil de agua a lo lejos, obviamente, había desembocado en una caverna subterránea de cierto tipo.

Todo pensamiento ceso abruptamente a medida que caía en cuenta de que frente a ella yacía algo que no era roca o suelo. Atontada por la caída abrupta, naturalmente había asumido que había aterrizado en el piso duro de una caverna.

Tragando, permaneció completamente quieta, tratando de decidir que yacía, sin realmente mirarlo.

Se incorporo lentamente esperando que sus piernas no estuvieran resentidas

por el golpe de la caída, se acerco lentamente a la figura que yacía frente a ella, en la oscuridad de la cueva estiro su mano acercándola al lugar de su atención moviendo un poco más su mano. Cedía lentamente y no se sentía como si fuera una pared. Voy a vomitar pensó se siente como una persona.

¿Había caído en una vieja cripta? Pero, entonces, ¿no tendría que haber huesos? Mientras debatía su siguiente movimiento el sol alcanzo su cenit, y un eje brillante de luz baño el lugar donde se había caído.

Reuniendo todo su coraje, se obligo a si misma a mirar hacia enfrente.

Y grito.

Había un cuerpo atado. Uno que, por lo visto no había perturbado, debía estar muerto.

Cuando logró dejar de gritar, se encontró con que había avanzado hasta estar frente a el, y apoyaba sus palmas en el pecho. No "el" pecho, ella se percato, si no su pecho. La figura inmóvil frente a ella era innegablemente masculina.

Pecaminosamente masculina.

Quitó de un tirón sus manos.

De cualquier forma que el hubiera llegado ahí, si estaba muerto, entonces su fallecimiento había sido muy reciente. Estaba en perfectas condiciones y las manos de Kagome avanzaron a rastras de regreso a su caliente pecho. Tenía el físico esculpido de un jugador de futbol profesional, con hombros anchos, bíceps y pectorales musculosos y abdominales como una tabla de lavar. Sus caderas eran delgadas y poderosas.

Cadenas extrañas lo ataban por encima de su pecho desnudo.

Kagome hizo respiraciones lentas y profundas para aliviar la estrechez repentina en su pecho. Inclinándose cautelosamente hacia adelante, miro fijamente una cara salvajemente bella, las pestañas negras barrían su piel dorada, bajo unas cejas arqueadas y una caída sedosa de pelo negro y largo. Sus labios eran rosados, firmes, sensualmente llenos. Ella los rozo con sus dedos, luego se sintió ligeramente perversa, así que fingió que simplemente lo inspeccionaba para discernir si estaba vivo y lo sacudió, pero él no respondió. Ahuecando su nariz, con su mano se sintió aliviada al percibir un soplo suave de respiración No está muerto, gracias a dios.

Apoyo sus palmas en su pecho, se sintió adicionalmente reconfortada por su latido fuerte, aunque no palpitaba frecuentemente, al menos lo hacia. Debía de estar profundamente inconciente, quizás en un coma, decidió. Pero quien quiera que fuera, no podría ayudarla.

Su mirada se lanzó de regreso arriba por el hueco. Aún si lograra despertarlo y luego ponerse de pie sobre sus hombros, ni aun así alcanzaría el reborde del hueco. El brillo del sol fluyó sobre su cara, burlándose de ella con una libertad que estaba cerca y no obstante tan imposiblemente lejos, tembló otra vez.

-Y bien ¿Qué se supone que debo hacer ahora?...-masculló

Contemplo los diseños de las cadenas que sujetaban al hombre de cerca, preguntándose si alguno de ellos cubría alguna herida. Las cadenas eran extrañas, a diferencia de cualquier cadena que ella alguna vez hubiera visto, se encontraban manchadas con sangre de las heridas de sus muñecas.

Kagome retrocedió unas pocas pulgadas, y un rayo de luz se derramo a través del pecho del hombre. Mientras ella lo estudiaba, una cosa curiosa sucedió: las cadenas comenzaron a brillar y a moverse lentamente ante sus ojos, apretando un poco más el gran cuerpo del hombre. Pero eso no era posible…

Kagome parpadeo a medida que, innegablemente, varías cadenas lo sujetaban con más fuerza. En cuestión de instantes lo tenían fuertemente sujeto.

Perpleja, ella miro hacia arriba, hacia la cara del hombre y aspiró asombrada.

Sus ojos estaban abiertos y él la observaba. Tenía ojos asombrosos, que brillaban intensamente como pedazos de vidrio roto de plata y hielo, ojos somnolientos que tenían un toque de preocupación. El trato de estirar su cuerpo, pero inmediatamente se vio doblado de dolor, mientras se percataba de que algo lo tenía fuertemente atado.

¡Oh dios santo, esta conciente! Y herido también.

Podía imaginarse lo que el pensaba, y apenas lo podría culpar de eso.

-Mira, estaba precisamente a punto de irme de aquí…-balbuceó- No tenía intención de despertarte. Caí a través del hueco y no he podido salir. Daba una larga caminata y accidentalmente mi mochila cayó en una grieta, y cuando fui a rescatarla, la tierra cedió bajo mí y aquí estoy. Y ya que estamos ¿Por qué no te despertó mi caída?...- Y lo más importante, pensó ¿Cuánto tiempo había estado despierto?

La confusión titiló en sus ojos hipnóticos, pero el no dijo nada.

-Usualmente también estoy atontada apenas me despierto…- dijo ella intentando hablar con un tono reconfortante.

-Eres la elegida…-balbuceó el hombre con un hilo de voz, apenas audible.

-¿Qué?...- Kagome lo miraba confundida.

-Tu….has sido…elegida…-el trataba inútilmente de librarse de las cadenas, pero por su estado muy apenas tenía energías para hablar.

-No se de que me hablas, lo único que se es que tengo que sacarte de aquí, no me había percatado de que estabas herido.

Kagome se acercó al lugar donde el yacía prisionero, y sujeto entre sus manos las cadenas, tratando inútilmente de que estas le dejaran libre, tarde se percato que en vez de soltarlo lo aprisionaba más, por lo que rendida quito sus manos de las cadenas.

-No…hay…tiempo para eso……-el hombre tosió fuertemente escupiendo algo de sangre, poniendo más nerviosa aun a la pelinegra.

-Debemos encontrar algo de ayuda…espera aquí, yo tratare de salir de este lugar y traeré ayuda…-Pidió la mujer, mientras inspeccionaba nuevamente el lugar tratando de encontrar una salida. A lo lejos diviso su mochila y se iba a dirigir a ella, cuando nuevamente la voz del hombre la detuvo.

-No…no te vayas….tengo algo urgente que decirte…tu…tu…eres la nueva elegida…al principio pensaras que es una maldición……debido a que aparir de ahora…siempre los llevaras contigo…-murmuraba el hombre, con voz cada ves más fuerte y clara…-Te ruego que te acerques un poco a mi…

Kagome lo miraba entre sorprendida y aterrada, el hombre fuerte y guapo que se encontraba frente a ella, seguro que se había golpeado fuertemente la cabeza para despertarse y hablar primeramente de cosas sin sentido.

-Mira, la verdad no se de que me estas hablando y sinceramente ni me interesa, lo único que debe importar es que yo vaya por ayuda ¿entiendes?- Se iba alejar nuevamente cuando, la ronca voz de el trono como rayo por todo el lugar.

-¡¡Te he dicho que te acerques!!...no me queda mucho tiempo de vida, así que te pido por favor que te acerques…-gritó furiosamente haciendo que la joven se sobresaltara un poco.

-bien…me acercaré-

Y así lo hizo, se acerco a el, colocándosele en frente, antes de que ella pudiera mencionar palabra alguna, el hombre sello los labios de ella con los suyos propios, la pelinegra se sobresalto e intento echarse hacía atrás pero mientras el hombre la continuaba besando, los ojos café chocolate de la joven estaban siendo cubiertos por una sombra de chocolate mas intensa, dejándola en estado hipnótico. El hombre dejo de besarla lentamente, mientras enfocaba sus platinados ojos en la chica que tenía frente a el, su mirada recorría el suave rostro de la mujer y un pequeño rastro de remordimiento cruzo por su mirar, el sabía que la joven era fuerte de voluntad, con un alma generosa y un corazón lleno de amor y bondad, que en esos momentos se encontraba herido.

-Perdóname por hacerte esto, pero no hay nadie mejor que tu, para mi legado…-el comenzó a murmurar palabras en otro idioma, sin dejar de mirarla observo como el cabello rizado de la chica comenzaba a levitar suavemente, las cadenas que lo sujetaban se movían lentamente, e inesperadamente rodearon a la pelinegra atrayéndola al cuerpo del hombre, este al ver sus brazos liberados de las cadenas, sujeto fuertemente el cuerpo inconciente de la joven entre ellos, mientras las cadenas extrañas los envolvían a ambos.

-Es mi deseo, que tu lleves mi legado por toda la eternidad, no importa las veces que renazcas, cada nueva vida me llevara entre su sangre…-y sin más, beso nuevamente a la pelinegra en los labios profundamente.

La oscuridad envolvió completamente a Kagome.

El sonido de los pajarillos cantando, fue lo que despertó a la pelinegra. Abrió lentamente los ojos chocolates, mientras con algo de trabajo enfocaba mejor las cosas, se incorporo con cuidado llevándose una mano a la cabeza, ya que en esos momentos le daba vueltas.

-¿Dónde estoy?-

Sus ojos se abrieron en sorpresa al recordar lo que hace unos momentos ocurrió, antes de que la oscuridad la rodeara. Movía su cabeza en varias direcciones tratando de encontrar al hombre, que estaba consigo en la cueva. Pero se confundió mas al notar que ya no estaba dentro de la caverna, si no que se encontraba ya en el exterior, con un fuerte dolor de cabeza.

-¿Qué fue lo que paso? ¿Cómo es que estoy en la superficie?

Sacudiendo la cabeza, tomando su mochila y su camisa despintada de mezclilla, se incorporo manteniéndose quieta en lo que sus piernas dejaban de temblarle. Una ves que sintió que ya podrían responderle correctamente, siguió su caminar, no sin dejar de pensar en los momentos extraños que le habían sucedido y eso, si es que no se quedo dormida por lo que habrá soñado todo eso.

Y sin prestar atención a ya mas nada, voto por seguir con su camino disfrutando del paisaje que este le ofrecía. Mientras vagaba distraídamente el crujir de una ramita la hizo detenerse y girar su mirada hacia atrás, solo para toparse con unos enormes ojos dorados, que la miraban furiosamente. El gritó se atoro en su blanca garganta y antes de poder hacer nada, la enorme creatura se lanzo contra ella corriendo a toda velocidad.

Kagome siguiendo sus instintos, se alejo corriendo tan rápido como sus piernas largas le permitían. Los árboles atrás de ella, caían pesadamente al ser embestidos por la enorme creatura que iba en pos de ella. En su desesperación por huir, tropezó con una pequeña roca que la lanzo unas cuantas pulgada hacia el frente, golpeándose un poco el rostro y sus hombros.

La creatura continuo corriendo con mayor velocidad contra ella, la pelinegra sin poder hacer mas nada, que esperar la embestida que seguro la lanzaría varios metros lejos de el, pero que sin duda saldría bastante mal parada. Cruzo sus brazos por encima de su rostro, temblando terriblemente al ver que de sus manos expulsaba una ráfaga de fuego en dirección al animal.

El golpe fue directo, más no lo suficiente para hacerle gran daño al animal, que continuo corriendo. Impactándola con fuerza, lanzándola por los aires, mientras Kagome gritaba fuertemente tanto por el dolor recibido, como por el miedo a que nada la salvaría de esta.

Unos delgados pero fuertes brazos, la sostuvieron con fuerza. Kagome con la vista completamente nublada, solo pudo distinguir la silueta de una persona.

-Tranquila, todo esta bien, ya estas a salvo.

-¡Hey! ¿Cómo se encuentra?

-Esta algo herida, perturbada y desorientada, pero seguro que sanara bien.

-Que alegría…-pregunto la segunda silueta, que llego con ellas.

Kagome miraba fijamente ambas siluetas de las chicas sin lograr distinguir, sus facciones, pero por el sonido de su voz supo que se encontraba a salvo.

Las miraba alternativa, y fue lo último que pudo ver de ellas las siluetas, antes de ser envuelta por la oscuridad por segunda vez en el día.

&

-¡Cuidado!...-Grito furiosamente la pelinegra, al ver que el enemigo cambiaba su dirección de ataque.

-¡Ángel Fire! ¿Te encuentras bien? –Pregunto preocupada la chica de peli castaña claro.

-Si, Ángel Air, no te preocupes, ¡Water!, el va hacia ti…-

La pelirroja sonrío divertida, y sin más extendió su mando, lanzando un enorme dragón de agua, lanzando al demonio hacia atrás al mismo camino.

-Ahora chicas-

Las tres chicas, se colocaron en posición de ataque formando un triangulo en el aire, siendo Ángel Fire la primera en atacar.

-Ryu No Hi…-Invoco la pelinegra.

-Ryu Slash…-invoco la pelirroja

-Luz Solar…-invoco la pelicastaña.

Los tres ataques dieron directo al demonio, y el cielo se cubrió por una inmensa luz, para cuando esta ceso, ya no había quedado ningún rastro del ser.

CONTINUARA…………

BUENOS DIAS, SI SE QUE MILAGROTE POR ACA LO SE, PERO BUENO COMO LA MAYORIA DE USTEDES SE PREGUNTARAN SEGURO ES OTRA HISTORIA NUEVA Y NO LA VA A TERMINAR COMO LAS DEMAS, LA VERDAD ES QUE ESTA SI SERA TERMINADA, ACABO DE TERMINAR EL PROLOGO POR LO QUE INMEDIATAMENTE ME PONGO A TRABAJAR EN EL PRIMER CAPITULO.

ESPERO QUE SEA DE SU AGRADO Y COMO VERAN EN EL EPILOGO SE EXPLICA COMO FUE QUE KAGOME OBTUVO SUS PODERES. LAS DOS FIGURAS QUE APARECIERON SON SAKURA Y MAY, EN EL PRIMER CAPITULO SE LES EXPLICARA EL TIPO DE RELACION QUE LAS TRES MANTENIAN Y EL COMO SUS VIDAS ESTABAN DESTINADAS A CONOCERSE.

SINCERAMENTE OJALA ESTA NUEVA HISTORIA SEA DE SU AGRADO, CUIDENSEME MUCHO Y EN CUANTO A LAS OTRAS LES PROMETO QUE EMPEZARE A TRABAJARLAS CUANTO ANTES.

SIN MAS QUE DECIR MAS QUE ESPERANDO SU APOYO.

ATTE.

SU AMIGA Y FIEL SERVIDORA AYAME FIRE.