Hola a todos. Aquí les dejo está nueva historia.
Partió siendo una precuela de "Un asunto delicado de tratar" y está inspirado en el capítulo 72 de DBS. Pero ahora lo he continuado.
Como siempre aclarar que los personajes no me pertenecen y que está hecho con amor y sin más fin que la entretención.
Contiene Lemon así que atención los más jóvenes, están advertidos.
Disfruten.
La Salsa Secreta de la Abuela.
Vegeta entrenaba en el planeta del dios destructor Bills, intentando vanamente golpear a Wiss. El ejercicio consistía en que el saiyajin debía tocarlo cinco veces, pero ya llevaba más de dos días continuos intentándolo y con suerte había conseguido alcanzarlo dos.
-Jo, Jo, Jo… - se burlaba Wiss - Seré considerado con usted y contaré esos roces como toques, jo, jo, jo
-Deje… de compadecerse de mí, … Wiss… - respondió cansado y sudado, intentando recuperar el aire - No lo necesito.
- ¿Está seguro? Porque al paso que vamos, tardará una eternidad en completar este ejercicio…
- ¡Tsk!… - hizo molestó, volteando su rostro
- Entonces… ¿Qué decide?
-De acuerdo, aceptaré esa nueva regla – respondió de mala gana.
-Ay, Vegeta… sigue siendo el mismo orgulloso de siempre … Además, continúa pensando mucho sus movimientos. De esta forma jamás podrá quedar al nivel de Gokú, lo que significa que no podré entrenarlo adecuadamente…
Vegeta sintió un tic en su ojo izquierdo.
-Si ya terminó de burlarse… ¿podemos continuar?
-Absolutamente, Vegeta… - respondió el ángel con una sonrisa.
Nuevamente comenzaron a moverse de un lado a otro. Vegeta ponía todo de su parte para conseguir su objetivo, poniendo atención a los movimientos de aquel extraño ser.
Otro par de horas y ya estaba sintiendo que el cansancio estaba haciendo mella en él.
"Maldita sea… Tiene razón, esto definitivamente me llevará una eternidad… Debo pensar muy bien en una estrategia para logar tocarlo esas tres veces que faltan… ¡Demonios! Es muy veloz y no poder sentir su presencia no me ayuda en nada…"
Wiss, lo vio pasar de largo y detenerse de espaldas a él. Se sonrió levemente, mientras le decía con calma
-Ánimo, solo faltan tres veces…
El saiyajin sentía su cuerpo completamente bañado en sudor y sus piernas estaban ya casi entumecidas.
"Demonios… No encuentro la maldita forma de alcanzarlo… Debe haber alguna manera de salir de este ejercicio sin sentido…"
Se le vino a la mente una idea.
-Un filete de primera – murmuró, llegando a una solución a su problema.
"Sí, comida… no podrá negarse a cambiar esas tres veces por un delicioso filete"
- ¿Qué le parece un filete de primera? – preguntó Vegeta en voz alta
-¿Qué dice? – preguntó algo confundido, su maestro
Vegeta comenzó a hacer uso de sus dotes actorales, para poder llevar a cabo su plan.
-Le cambiaré esas tres veces por un filete de primera.
Wiss entrecerró sus ojos y le respondió
-Con que de eso se trata… Lo siento, pero ya he probado filete varias veces. No podrá tentarme a menos que sea un manjar que no haya experimentado.
Vegeta golpeó el suelo con su puño, en señal de derrota
-Maldición… "Tiene razón… debo hacerlo parecer lo suficientemente sabroso, para que no pueda negarse…" -Maldita sea… - exclamó, poniéndose de pie. Pero en ese momento una idea lo golpeo cómo un rayo "¡Ya lo tengo!" entonces agregó - En ese caso… ¡Será uno bañado en la salsa secreta de la abuela!
Ahora si obtuvo toda la atención de Wiss
- ¡La salsa secreta de la abuela! – repitió Wiss, casi inconscientemente.
- ¡Así es! Si me perdona esas tres veces ¡Le daré un Filete bañado completamente en la salsa secreta de la abuela! – exclamó con vehemencia
Wiss se sonrojó de solo pensar en aquella exquisitez, volteó a mirar hacia el horizonte y sonrió
-Suena totalmente apetitoso – dijo con emoción
Mientras tanto Vegeta celebraba, de espaldas a Wiss, con la voz lo más bajita posible
-¡Bien! No puedo creer que haya funcionado…
-Está bien, Vegeta… lo interrumpió, volteando a verlo - Iremos de inmediato a la Tierra para poder probar esa delicia
La oreja de Bills se movió al escuchar las palabras "Tierra y delicia" en la misma frase
- ¡Wiss! – dijo, apareciendo entre ellos - ¿Cómo es eso de que irán a la Tierra?
Vegeta comenzó a preocuparse. Él no se esperaba que quisieran ir inmediatamente a comer, contaba con tener un par de horas por lo menos para poder elaborar el resto del plan.
-Señor Bills, lo que ocurre es que Vegeta me ha invitado a comer Filete bañado con la salsa secreta de la abuela
- ¡Oh! – exclamó el dios, volteando a ver al saiyajin y preguntándole con suspicacia - ¿Es eso cierto, Vegeta?
-Eh… Sí, señor Bills, así es… - asintió, educadamente el aludido.
- ¿No estarás mintiendo? – preguntó acercándose peligrosamente a Vegeta y mirándolo de arriba abajo.
-Claro que no, señor… - respondió, poniéndose muy derecho y con algo de nervios.
- ¿Y se puede saber por qué no me has invitado a mí también, mmm?
-Oh, yo…. Este… - se trató de excusar Vegeta - lo creí durmiendo…
Bills tomó aire y soltó molesto
-ESO NO IMPORTA… SI SE TRATA DE COMIDA DELICIOSA MIS SIESTAS PUEDEN ESPERAR
Vegeta se había agachado y cubierto sus oídos, ante el ruidoso grito del dios.
-¡Vamos inmediatamente a la Tierra, Wiss!... Ya se me está haciendo agua la boca de solo imaginarme aquel manjar…
-¡Por supuesto, señor Bills!
El dios se acomodó tras la espalda de su asistente, mientras Vegeta aun los miraba asustado "Mierda… Ahora sí que no podré zafarme de ésta…"
- ¡¿Qué demonios estás esperando Vegeta?! – ordenó Bills
Vegeta pestañeó y trastabilló un poco, apresurándose en unirse al grupo
-Si, por supuesto… lo siento.
Wiss puso su bastón en el suelo, pero en vez de despegar, comentó.
-Oh, disculpen… pero debo avisarle a Bulma que vamos en camino… Sería de muy mala educación llegar sin avisar - comentó, alejándose de ellos.
Bills y Vegeta perdieron un poco el balance al mismo tiempo. Sin embargo, Bills se recompuso y miró Vegeta de soslayo
- Aún no terminas tus ejercicios ¿verdad?
Vegeta quedó de piedra en su sitio.
-No… lo terminaré después de que comamos.
-Hmmm… Está bien. Un descanso te vendría bien… Te vez algo tenso.
-Eh, no, señor… Es solo que tengo hambre…
-Oh, yo también muero de hambre… Maldición ¡Como se tarda este Wiss! Se pega a su báculo como una cotorra… ¡Wiss!
Su asistente volvió corriendo
-No son necesarios los gritos, señor Bills… Los llevaré enseguida.
Los tres emprendieron rumbo hacia la Tierra. Pero cuál fue su sorpresa al llegar y sentir dos presencias enfrentándose. Decidieron ir a ver de qué se trataba.
Llegaron a un lugar cercano a una costa, donde efectivamente estaban luchando. Pero su sorpresa fue mayor al ver que eran Gokú y Hit, quienes peleaban a muerte.
Se quedaron observando un momento, hasta que Bills se aburrió y aprovechando un comentario de Gokú, decidió intervenir.
-Nunca me dejare vencer tan fácil – le espetó Gokú a su adversario
-Pues conmigo lo hiciste – dijo, con voz firme Bills
El saiyajin de cabellos alborotados se giró de inmediato hacia dónde provenía la voz. Vio a las tres figuras observándolo desde lo alto de un acantilado
- ¿Bills, Wiss y Vegeta? – pregunto Gokú – ¿A que vinieron?
-Vinimos a observar – respondió el dios - ¿Algún problema?
- ¿A observar?
-Sí, Gokú – aclaró también Wiss, que enseguida agregó, indicando hacia otro risco con su báculo - Y parece que alguien se nos adelantó…
Efectivamente, en aquel lugar, estaban Champa y su asistente Vados, haciendo exactamente lo mismo.
- ¿Champa y Vados? – preguntó Gokú a los visitantes- ¿Hace cuánto tiempo que están allí?
Los aludidos solo se encogieron de hombros.
-Terminen de una vez con su pelea – apuró Bills - Tengo prisa.
-Pero si fue usted el que la interrumpió… - dijo Gokú, algo confundido.
-Mmm – hizo Bills, mirándolo molesto.
Luego de eso volvieron a enfrascarse en su batalla. Gokú con un Kame-Hame-Ha logró revertir una de las técnicas de Hit, creando una gran explosión.
Vegeta no les sacaba los ojos de encima "Hmn… logró atravesar la trampa de Hit…eso no me lo esperaba… Maldito Kakaroto… ¿Por qué no me pidió a mí que lucháramos?"
Finalmente, ambos peleadores cayeron rendidos.
Todos se aproximaron a los luchadores. Vegeta fue el primero en hablar, increpando a Gokú
-Tsk… Al parecer te diviertes luchando más con Hit que conmigo…- le reclamó
-Te equivocas… - respondió el de pelos necios, enderezándose - él quería matarme.
- ¿Quería matarte, dices? – Vegeta lo miró sorprendido
-Si… - respondió Gokú, sentado aun en el suelo.
El saiyajin mayor se giró hacia Hit y lo interrogó
-Tú, responde ¿Quién te contrató para asesinar a Kakaroto?
El sujeto lo miró a los ojos y le respondió con calma
-No puedo dar el nombre de mi contacto
-No será que te lo encargo Vegeta… – Bills intervino, con suspicacia
- ¡No digas estupideces! – se volteó furioso el príncipe.
El dios entrecerró sus ojos y lo amenazó
-Vuelve a decir esa impertinencia y te destruyo…
Vegeta inmediatamente se lanzó al suelo disculpándose por su ofensa al dios
-Lo lamento, señor… fue un acto-reflejo…
Wiss decidió calmar los ánimos, diciendo
-Vegeta, me sorprende que tú no lo hayas comprendido.
- ¿Eh? – hizo mirando confundido a Wiss. Sin embargo, le tomó solo una fracción de segundo comprenderlo.
El saiyajin miró a su ami-rival. Éste simplemente le sonrió de manera culpable.
-Demonios, Kakaroto… ¿Fuiste tú quien se lo pidió?
-Sí, me descubriste, je, je.
Finalmente resultó que todo había sido idea de Gokú y Wiss, como parte de su entrenamiento.
Una vez aclarado el misterio, los del sexto universo se marcharon y entonces hizo su aparición Milk, Piccoro y Gohan, que agobiaron a Gokú con preguntas.
Wiss golpeó suavemente en el hombro a Vegeta con su bastón, llamando su atención.
- No lo habrá olvidado ¿verdad, Vegeta?
El príncipe no alcanzó a responder y Bills exclamó
- ¡Quiero ese filete cubierto de salsa de la abuela ahora!
Vegeta entró en pánico. "Maldición, me olvidé por completo del asunto"
Con lo de la pelea se le había olvidado pensar en cómo solucionar lo de la salsa de la abuela. Así que trató de ganar tiempo preguntando
- P-Por supuesto que no lo he olvidado… Era la salsa de la abuela, ¿no? "Mierda ahora sí que seré hombre muerto… ¿qué haré?"
-En marcha, señores… Bulma nos debe estar esperando – dijo Wiss, apurando el asunto.
En menos de cinco minutos estuvieron en la Corporación Capsula
- ¡Hola! – saludo Bulma, saliendo a recibirlos - ¡Que gusto me da tenerlos de vuelta aquí!
Vegeta frunció. "No diría eso si supiera que en breve se quedará viuda"
-Buenas noches, Bulma… Su esposo nos invitó a cenar algo delicioso…
-¿Ah, sí?...- preguntó mirando a Vegeta y luego a los demás invitándolos a entrar– entonces pasen y pónganse cómodos. Enseguida los atendemos.
Bills y Wiss, aceptaron de muy buena gana. Se instalaron en el comedor de la propiedad y allí se quedaron, a la espera del filete, mientras eran atendidos por el equipo de Pilaf.
Bulma se dirigió a la cocina y Vegeta la siguió. Cuando la puerta se cerró tras ellos, Vegeta comenzó a revisar las alacenas y los muebles, buscando cualquier cosa que le pudiera servir para cumplir con su autoimpuesta misión.
- ¿? – lo miró extrañada su señora - ¿Y tú? Es que ¿ni siquiera vas a saludarme?
-No es momento para eso… - respondió sin siquiera voltearse a verla.
-Y ¿qué se supone que buscas? – preguntó ella, viéndolo ir de un lugar a otro
Vegeta en ese momento paro en secó. No tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo.
Aun con las manos en las manillas de un mueble, suspiró y le respondió
-Bulma… me van a asesinar
- ¡QUÉ! – exclamó la mujer - ¿Pero ¿quién? Sé que tienes muchos enemigos, pero…
- ¡Cállate Bulma! – se exaltó - Obviamente que Bills…
-¡Maldición! ¡No me digas que es obvio cuando no lo es!… ¿y por qué querría asesinarte?
Volteó a ver a su mujer y le respondió
-Les prometí un filete cubierto con una salsa que no existe… Soy hombre muerto.
- ¿Y por qué hiciste eso, Vegeta?
-Eso ya no tiene importancia… Si no les tengo en menos de una hora un pedazo de carne bañado en salsa secreta de la abuela, estoy seguro de que me eliminará…
Bulma cerró sus ojos un momento, y se cruzó de brazos. Luego preguntó
- ¿Dijiste la salsa secreta de la abuela?
- ¿Qué acaso no me oíste?
-Claro que te oí… ¡Oh! -terminó exclamando y saliendo de la cocina.
Vegeta se quedó mirando por donde había salido y luego de sacudir su cabeza, la siguió.
Bulma se dirigió a la sala, donde tenía su ordenador. Se sentó frente a este y tecleó algo, enseguida exclamó
- ¡Aquí está! ¡Sabía que se me hacía familiar ese nombre!
Vegeta se acercó por detrás de ella y pudo ver un anuncio de televisión, bastante colorido y con una música muy pegajosa, donde promocionaban una lata que contenía la dichosa salsa de la abuela
-¿? ¿Qué mierda es eso?
-Ja, ja, ja… -rio con autosuficiencia, cruzándose de brazos y volteando a verlo – debiste guardarlo en tu subconsciente…de tu periodo de retiro…
Vegeta frunció. Se sintió un poco tonto, pero aliviado.
-Te dije que no mencionaríamos eso otra vez, Bulma…. – gruñó, para luego preguntar - Pero ¿Tenemos de esas cosas aquí?
Bulma frunció
-No lo creo… Además, es un comercial bastante antiguo… - comentó comenzando a teclear otra vez - Voy a revisar si alguna tienda lo vende aún.
Vegeta se cruzó de brazos y esperó junto a su esposa, atento a la pantalla.
Luego de un par de minutos.
-Qué mal… aquí dice que dejó de fabricarse hace dos años…
- ¿Qué?
-Pero no te preocupes… descargué la receta… Ahora debemos conseguir los ingredientes…
- ¡Demonios! ¡No hay tiempo para eso!…
Ambos se quedaron meditando un momento.
- ¡Tu madre! – exclamó Vegeta, haciendo brincar a Bulma
Bulma lo miró furiosa
-¿Y la tuya, grosero?
-No eso, ella… ¿Dónde diablos está cuando se la necesita?
-¿Qué tiene que ver ella en todo esto?
-Ella es la mejor cocinera que conozco… Estoy seguro que podrá ayudar en algo…
-Pues no está… anda de vacaciones en el caribe con mi padre.
Vegeta la miró un segundo y al siguiente ya no estaba.
-¿?... – se quedó mirando algo despeinada Bulma, por la velocidad de su esposo - Acaso…
Wiss entró a la sala
-Bulma… ¿Ya se fue?
-Sí… está desesperado como dijiste…
-Jo, jo, jo…. Esto es tan jocoso… Su esposo es tan predecible…
-Sí, ja, ja, ja… - rio Bulma
...
Mientras tanto en el Caribe
-Querido, necesito más zenis…
-Aquí están amor… - le respondió el profesor a su esposa, pasándole varios billetes.
Bunny se levantó de su silla y con todo descaro dejó varios billetes en el taparrabo de un muchacho y luego le cerró el ojo, a lo que el chico le sonrió
- ¿Aun estás de acuerdo querido?
-Si… un trío cada cinco años es algo razonable querida…
En eso estaban los señores Briefs cuando Vegeta apareció frente a ellos.
-Hola, Vegeta… - lo saludó el señor Briefs - ¿cambiaste de opinión?
El saiyajin frunció y los miró molesto. Recordando la oferta de sus suegros antes de irse a aquella isla para experimentar.
-No… a su hija le basta y le sobra conmigo… Necesito llevarme a la señora…
Ambos lo miraron sorprendidos
-Está bien, querido… pero no sabía que tenías esas mañas… - respondió Bunny
-¡NO MALENTIENDA LA COSAS, SEÑORA!… Necesito que cocine algo urgente…
Los Briefs sonrieron y Bunny le dijo a su esposo
-Voy y vuelvo, querido… Trata de convencer al de las plumas verdes… - termino guiñándole un ojo a su esposo.
Vegeta frunció, algo incómodo, aunque de reojo miro al escenario. Inmediatamente tomó a su suegra por la cintura y la llevó de vuelta la Corporación, mientras el profesor se despedía con su mano llena de billetes.
Cuando volvió dejó a Bunny en la cocina y le dijo
-Necesito que prepare una salsa especial para filetes…
- ¡OH!, ¿así que de eso se trataba?
-Sí, debe preparar una salsa que supere a todas las que ha preparado antes.
-Mmmm… pero necesitaré los ingredientes
-¿Qué? ¿Pero si la he visto cocinar siempre con solo lo que había aquí?
…
Bulma y Wiss reían tras la puerta.
-Está tan desesperado, jo, jo, jo…
-Si… eso le servirá de lección…
…
De vuelta en la cocina.
Vegeta llevó sus dedos al puente nasal y luego le preguntó a Bunny
- ¿Qué necesita?
-Algunas especias y parece que no quedan nabos…
-¿Especias?
-Si… necesitaré tomillo, puerros y cebollines…
Vegeta puso cara de espanto.
-¿ce-cebollines?
-Sí, pero si te apresuras estoy segura de que encontrarás en el mercado…
Vegeta salió disparado.
-Bulma, querida… Podrías ayudarme aquí, en vez de estar espiando a tu esposo. Tráeme el especiero…
Wiss y Bulma se miraron sorprendidos.
…
Mientras, Vegeta descendía en la entrada de un supermercado y con carrito en mano se dirigió a conseguir lo necesario. Él en su vida había ido de compras y tener que hacerlo ahora no le hacía ninguna gracia, ni siquiera porque estaba su pellejo en juego.
Apenas entró se encontró con un dependiente de la tienda, joven y sonriente, que para peor, lo saludo.
-Bienvenido, señor.
-Argg…
- ¿Le puedo ayudar, señor?
Vegeta frunció profundo. El tono del joven era destemplado, con notas disonantes. Se tragó el orgullo y preguntó
- ¿Dónde diablos encuentro especias y verduras?
-Oh, este… en el pasillo diez… - le respondió.
Vegeta fue al pasillo mencionado y echó todo lo que necesitaba en el carro, agradeciendo que las cosas estuvieran con carteles indicando sus nombres. Luego con prisa se dirigió a una de las cajas.
Pero se le olvidó llevar algún medio de pago…
-Con que cancela señor – le preguntó la cajera, que era una señora algo maciza, de lentes y de cabello rizado corto.
- ¿Hum?... Cárguelo a la Corporación Capsula – se le ocurrió decir.
-Lo lamento, pero no puedo hacer eso… ¿Cómo cancela, entonces?
La vena en la sien de Vegeta comenzó a crecer.
-Maldita sea. No me salga con esas estupideces en este momento. Soy el esposo de la dueña.
-Pues, aunque fuese Míster Satán, no lo puedo dejar ir sin cancelar las compras… Ahora dígame, señor ¿Cómo cancela?
Esa cotorra lo estaba sacando de sus casillas. Sentía que no iba a poder contenerse por más tiempo. Respiró hondo y la miró de manera asesina, mientras le decía entre dientes
-Mire, señora… Necesito llevarme estos estúpidos vegetales y si no accede le prometo que tendremos problemas.
La tipa ni se inmutó y más encima las personas detrás de él comenzaron a reclamar. Para empeorar las cosas la señora le dijo, con cara de pocos amigos
-No me asustara con esa cara señor… solo dígame de una vez ¿Cómo cancela?
Ahora sí que el saiyajin no soportó más. Apretó sus puños, sintió un tic en su ojo y lo demás es historia antigua.
-AHHHHHHH – Gritó expulsando su ki y cerrando sus ojos.
Hubo caras de pánico, carros volando, gente volando y en general muchas cosas volando. Sin embargo, se escuchó
-Muy bonito… pero debe cancelar su compra.
Vegeta miró a la mujer con odio
-Mira, miserable excusa de humana… Si no me dejas llevar esto, te juro que no vivirás para ver otro amanecer…
- ¡SEGURIDAD!- gritó la cajera
El saiyajin puso cara de horror y como pudo agarró entre sus brazos algunos vegetales del carro y salió volando.
Iba levitando sobre la ciudad, mientras mascullaba enojado
-Maldita sea… Ahora soy un vil ladrón de verduras… ¿Qué tan más bajo podría caer por culpa de ese dios de pacotilla?
Llegó a la Corporación y se encontró a todo el mundo comiendo. Wiss y Bills cortaban y llevaban trozos de lo que parecía ser un filete con salsa a sus bocas y comentaban lo deliciosos que era aquel platillo.
Bunny estaba sonriente, mientras Bulma se acercó al saiyajin, para explicarle, ya que lo veía bastante descompuesto
- ¿Q-Que diablos pasó aquí? – preguntó dejando caer las cosas que traía entre sus brazos.
-Ay, Vegeta – le dijo sonriente – Lo que ocurre es que mamá al ver que tardabas tanto preparó su propia salsa secreta y tus invitados lo están disfrutando… Así que ya no morirás.
- ¿Fui a un ridículo mercado por nada? – preguntó bastante confundido
-Lo lamento… - le dijo Bulma, aguantando la risa - Y no te vayas a enojar, pero Wiss me había contado lo que había ocurrido con tu entrenamiento y solo nos confabulamos para hacerte rabiar un poco para que no vuelvas a intentar hacer trampa…
-Eso es justamente lo que pasó, Vegeta – agregó Wiss – Pero no está de más decir que el filete está bastante sabroso, por lo que lo acepto a cambio de las veces que me debes... Felicitaciones, señora Bunny, usted cocina como los ángeles…
Vegeta miró a los ojos a su mujer. Esta vez pensó que realmente se había pasado de la raya, pero saber que su vida estaba fuera de peligro lo hizo alegrarse. Aunque por fuera no lo demostró ni un poco.
Ya que estaba solucionado el problema, el saiyajin se animó a decir
-Entonces… ya podemos volver a entrenar.
Wiss lo miró, se limpió la boca con la servilleta y le respondió
-Oh, lo lamento, pero suspenderemos su entrenamiento por un tiempo…
-¿? ¿Y se puede saber por qué? – preguntó el saiyajin
Ahora fue Bills quién habló
-No te incumbe, pero tenemos trabajo que hacer… - agregando después con maldad - si me comprendes ¿no?
Vegeta tragó saliva y Bulma miró horrorizada a Bills.
-Oh, señor Bills, no sea payaso… No es lo que imaginan… - aclaró Wiss – Lo que ocurre es que pronto habrá una reunión de dioses destructores y digamos que el señor Bills debe prepararse para ese día. Así que no estaremos disponibles para nadie... Pero apenas nos desocupemos volveremos a lo nuestro.
Bulma se alegró, ya que por fin tendría a su esposo un tiempo en casa y aunque muchas veces casi no lo viera, pensó que por lo menos no dormiría sola.
-Eso me parece estupendo… Aprovecharemos de tomar vacaciones
-Ni lo sueñes
-No, Vegeta… Esta vez irás y te quedarás por el tiempo que sea… Después de todo me lo debes por salvar tu pellejo…
-Pero no puedes abandonar la Compañía… tus padres no están.
-Dejaré todo a cargo de mi asistente… Después de todo solo serán unos días… Así que deja de buscar excusas.
Vegeta se dio cuenta de que no tenía escapatoria.
- ¡Tsk!
-Oh, hablando de vacaciones… Querido – le dijo, Bunny a Vegeta - ¿Podrías llevarme de vuelta? Es que no quiero perderme la diversión
El saiyajin dejó caer sus hombros en resignación y abandonó la sala seguido de Bunny. Una vez fuera tomó a su suegra en brazos y emprendió el vuelo de vuelta a aquella isla remota de donde la había sacado.
Bulma vio por el ventanal la estela de luz de su esposo. Luego volteó a sus comensales y les dijo
- ¡Muchas gracias, Wiss!
-No hay de qué, Bulma… - dijo el ángel, poniéndose de pie para luego agregar con pesar - Ahora si nos disculpa, debemos volver para comenzar a prepararnos. Esas reuniones son tan tediosas, pero es parte de nuestro trabajo… Nuevamente le agradezco por su cooperación y por la comida ¡Estuvo de-li-cio-sa!
-Adiós y no se pierdan por mucho tiempo – le respondió ella.
-Por supuesto… - agregó Bills, imitando a su asistente - la Tierra es nuestro lugar favorito para comer y mientras nos mantengan contentos con sus manjares seguiremos viniendo. Hasta pronto, señora Vegeta.
Bulma los acompañó a la salida y sonrió mientras los veía alejarse envueltos en su esfera de luz.
…
Unos minutos después Vegeta logró volver a su hogar. Los señores Briefs intentaron por todos los medios que se quedara un rato acompañándolos, pero luego de unos cuantos forcejeos y algunos Mai Tais y Lava Lavas, logró zafarse de ellos.
No encontró a nadie en los alrededores, por lo que supuso que las visitas se habían marchado hace rato. Se dirigió con cansancio a su habitación, pero cuál fue su sorpresa al encontrar a su mujer recostada sobre el sillón, sonriente y vestida con sensual lencería negra.
-Hola, Vegeta…
-Hmn… ¿Se puede saber porque estas vestida así? – preguntó, dándole la espalda para evitar mirarla, comenzando a quitarse los guantes.
Bulma supo de inmediato que él estaba molesto por la bromita que le jugaron con Wiss.
-Bueno – respondió, acomodándose un poco para quedar levemente sentada – pensé que sería una buena idea darte la bienvenida… Después de todo, no nos hemos visto en bastante tiempo…
Vegeta se sonrió de espaldas a ella. Tenía planeado desquitarse de lo que le habían hecho
-Pues, no lo necesito… Bajaré a comer algo y luego vendré a dormir.
Y diciendo esto salió de la habitación.
Bulma lo miró salir, con suspicacia. Lo conocía lo suficiente para saber que él jamás se negaría a tener sexo con ella, muchos menos vestida así.
Se levantó y se puso una bata, disponiéndose a seguir a su malhumorado esposo. Pero no alcanzó a cruzar la puerta, cuando dos fuertes brazos la sujetaron por detrás y sintió todos los vellos de su cuerpo erizarse, al escucharlo decir en su nuca
-Esta me la pagarás, Bulma Briefs…
Ella abrió muy grande sus ojos. Esa frase para ella solo significaba una cosa: sexo salvaje.
Vegeta no esperó que ella respondiera. Con rudeza la levantó apegándola a su cuerpo y la lanzó contra la cama, dejándola de espaldas a él.
-Ni se te ocurra escapar… - dijo, mientras se quitaba su traje de entrenamiento
Bulma se giró a verlo
-Sabes que no te tengo miedo…- respondió, sentándose en la cama, al tiempo que le regalaba una sensual sonrisa.
Vegeta terminó de quitarse los pantalones y sus botas. La miró con malicia y solo en sus bóxer, se subió a la cama y tomándola por los brazos la besó apasionadamente, para luego sacarle la bata, dejándola solo en su ropa interior. Bulma intentó, en ese momento, escapar mientras se reía, pero el saiyajin se relamió los labios y la sujetó por uno de sus tobillos, y jalándola, la regresó a su lugar, dejándola boca abajo. Se montó sobre ella y, mientras recorría su piel con una de sus manos, comenzó un camino de besos y mordidas apasionadas, desde su cuello hasta sus nalgas, las que apretó con rudeza, mientras su presa intentaba inútilmente huir. Sin más miramientos, deslizó las bragas e introdujo un par de dedos en el interior de su mujer, arrancándole un chillido.
- ¿Qué pasa, Bulma? ¿No era eso lo que querías?
Ella iba a reclamar, pero de su garganta no salieron más que leves gemidos, producto de la excitación que le provocaba el saiyajin.
Vegeta se sonrió y retiró sus dedos del interior de su mujer, para ahora voltearla y dejara de espaldas en la cama. Avanzó sobre ella y dejando una pierna a cada lado, astutamente sobre los brazos de su compañera, bajó la parte delantera de sus pantalones y liberando su miembro, obligó a la mujer a meterlo en su boca.
Un par de gruñidos roncos salieron de su garganta, cuando sintió su liberación dentro de la boca de Bulma. Pero eso no le bastaba, la haría gritar toda la noche de ser necesario, para que no volviera a inmiscuirse en su entrenamiento.
Se bajó de encima de ella y ahora comenzó a estimularla, con una de sus manos, mientras su boca buscaba la de la mujer. Se besaron por bastante tiempo, mientras Vegeta gozaba con los leves gemidos que su mujer soltaba en su boca provocadas por las caricias de él. Luego de unos minutos la sintió estremecerse y él no soportó más. Se acomodó sobre ella e introduciendo ahora su miembro en la cálida humedad, le sacó un grito fuerte, y luego otro y otro. Con cada embiste los chillidos de Bulma subían en intensidad, hasta que no soportó más y sosteniéndola aun por las caderas, comenzó a aumentar la velocidad hasta que sintió el interior de su mujer estremecerse al tiempo que ella apretaba las sábanas con sus puños.
- ¿Aun piensas que fue buena idea?
Bulma abrió uno de sus ojos y lo miró hacia abajo
-Por supuesto que valió la pena, Vegeta – susurró ella, intentando recuperar el aliento.
Él le sonrió, al tiempo que salía de ella y tomándola por las piernas la volvió a girar, dejándola ahora con su trasero expuesto. Acto seguido, se inclinó sobre este y aspirando hondo, comenzó a besarla, morderla y lamerla, cubriendo cada milímetro de su intimidad, esperando el momento preciso para volver a introducirse en ella. Bulma nuevamente comenzó a gemir, sintiendo la boca de su amante en su intimidad. Estaba segura que de seguir así terminaría enloqueciendo.
Vegeta sabía que ella estaba próxima a otro orgasmo, así que abandonó lo que estaba haciendo, dejándola algo contrariada. Sin embargo, aunque planeaba dejarla así, no pudo contenerse y de un rápido movimiento la penetró, comenzando a embestirla lo más profundo que pudo hasta que ambos alcanzaron su liberación.
Y así estuvieron toda la noche. No hubo lugar de esa habitación donde no se hayan instalado a demostrarse lo mucho que se extrañaban y que cada acción tenía por consiguiente una reacción. El saiyajin estaba seguro que ella había aprendido la lección y Bulma estaba convencida de que esa era la forma de Vegeta de agradecerle por salvarle la vida.
…
Finalmente, no salieron de vacaciones, esto porque Bulma prefirió tener a Vegeta disponible para ella durante cada hora del día. Y aunque tuvieron que tener cuidado de ser descubiertos por Trunks, no perdieron oportunidad de entregarse el uno al otro, sin importar el lugar donde se encontraran.
…
Pasaron un par de meses, desde el incidente de la salsa.
Bulma se sintió extraña aquella mañana, lo que atribuyó a que no había cenado nada la noche anterior, esto por quedarse hasta tarde en la cámara de gravedad. Obviamente reparando un error de sistema que nunca existió. Además, hace unos días había ido a la consulta médica, ya que estaba segura que estaba teniendo síntomas de menopausia. El médico le dijo que no era seguro, pero le hizo algunos exámenes para descartar algún posible desorden hormonal. Le dio una cita para el mes siguiente, para que revisaran juntos los resultados.
Llegó a la cocina para desayunar y se encontró con su madre. Ellos habían vuelto hace solo un par de días de sus vacaciones.
-Hola, mamá… ¿qué preparas?
-Oh, tengo macerando carne de jabalí…
A Bulma se le hizo agua la boca y sin pensarlo se dirigió a la enorme cacerola. Cuando levantó la tapa, se sintió observada. Su madre la miraba con una enorme sonrisa.
- ¡Querida, Felicidades!
Bulma en ese instante se dio cuenta de lo que estaba haciendo y de lo que eso significaba.
- ¿Qué? … Eso es imposible, mamá… sabes perfectamente que lo mío es otra cosa…
-No, Bulma… tu sabes que yo sé de eso y lo último que podrías tener es menopausia… Además, no creas que no me he dado cuenta de que tú con Vegeta se han estado comportando como conejitos desde que él volvió… ¡es tan romántico!
Bulma sintió su rostro enrojecer, pero luego le dijo a Bunny
-Mamá, hasta no estar segura no quiero que le comentes nada a Vegeta. No quisiera pasar por lo mismo que con Trunks…
-Ay, hija no te preocupes. Ambas sabemos que tu esposo ya no es el muchachito voluble que era.
-Lo sé,mamá... Pero en serio no quiero que lo sepa… no aun ¿puedo contar contigo?
-Por supuesto hija… ¡Uy que nervios!
Bulma rodó sus ojos, su madre le causaba más tensión de la que tenía en ese momento.
-Voy a comer algo y veré si mi doctor me puede atender esta tarde…
…
Unos días después, Vegeta estaba en frente de la Corporación. Había buscado a su esposa para tener una ronda de sexo, antes de volver a su entrenamiento y cuál fue su sorpresa cuando su suegra le dijo que había tenido que salir. A él se le hacían sospechosas las salidas de su mujer, ya que cuando volvía no le soltaba ni una palabra de donde había estado y más encima no traía nada con ella, como para justificar una salida de compras.
Había encarado a su suegra recién en el jardín trasero. La había encontrado podando unas plantas.
- ¿Dónde está mi mujer?
-Oh, Vegeta… este… ¿no te lo dijo? Tuvo que salir…
-No, no me lo dijo… - respondió, cruzándose de brazos - pero presiento que usted sabe algo al respecto…
- ¿Yo? No… ¡Cómo se te ocurre, querido!… -chilló Bunny, para agregar después más bajito - yo no sé nada de ese asunto…
Vegeta entrecerró sus ojos
- ¿De qué asunto habla?
Bunny lo miró con cara de culpable
-No te vayas a enojar, pero le prometí a Bulma que no te diría nada de sus visitas al doctor… es un tema delicado...
- ¿Al doctor? ¿delicado? - preguntó abriendo un poco sus ojos.
-Este, sí – dijo dándole la espalda, volviendo a su poda - ¿seguro que no te lo ha dicho?
Vegeta frunció y dando media vuelta se alejó hacia la entrada. Debía encarar a su mujer apenas llegara.
- ¡No le digas que te dije! – gritó Bunny
Vegeta simplemente la ignoró y siguió su camino.
…
Y ahí estaba, cruzado de brazos, esperando a Bulma cuando apareció Gokú
-Hola, Vegeta ¡Tanto tiempo!
-Hmn… "Maldito inoportuno" - hizo, frunciendo aún más, sin voltear a verlo. Él tenía algo urgente que hacer y a su rival se le ocurría aparecer justo ahora.
- ¿Vamos a entrenar?... Por favor, Vegeta – hizo juntando sus manos – ... es que estoy muy aburrido y con Bills y Wiss ocupados no tengo nada que hacer… Además Kaio-Sama aun está enojado conmigo y no me deja ir a visitarlo tampoco...
El saiyajin mayor ahora lo miró y le dio la más asesina de sus miradas.
Gokú prefirió no importunarlo más. Entrenar con Vegeta en ese estado sería casi un suicidio y ya había tenido bastante de eso con Hit.
-De acuerdo, Vegeta... pero si cambias de opinión sabes donde vivo…
- ¡TSK! – fue lo único que obtuvo por respuesta.
Gokú se alejó volando de allí.
Una vez se hubo marchado su coterráneo, suspiró y relajó su ceño un momento. Meditó las cosas y prefirió sorprender a Bulma dentro de la propiedad. Así que con calma se metió en la casa y se fue directo a la cocina, por algo de beber. La ansiedad lo dejaba con la boca muy seca.
…
Continuará...
Espero que les haya gustado.
Nos estamos leyendo y hasta la próxima.
