Hola otra vez, pues aquí me tienen con un nuevo fanfic, uno que de una vez les advierto será algo fuerte, jeje. Esta vez no me voy a contener, así que a los que me amenazan...aquí los espero.
Ya saben que El Tigre es propiedad de Jorge R. Gutiérrez y Sandra Equihua.
Strigoi
Capítulo 1: Dulce Pesadilla
Rojo, el color del amor, de la pasión y el calor… el color de la sangre. Un color que ahora impregnaba cada rincón de la casa. Su escencia lo llenaba todo, su aroma se podía percibir a varias cuadras de distancia. Las luces eléctricas se habían ido cubriendo en las penumbras. El lugar estaba infestado de oscuridad, tristeza, dolor y maldad.
De igual forma el silencio era sepulcral, no se lograba escuchar más que el eco de pasos humanos avanzando lentamente por los siniestros pasillos. Un leve jadeo acompañaba aquel sonido, era una respiración pausada que denotaba una sed extrema e insaciable que solo buscaba encontrar consuelo bebiendo algo… mas lo que buscaba no era agua.
Sus ojos se movían de un lado a otro acechando y tratando de detectar el más mínimo movimiento. Era literalmente un mortífero depredador en busca de su siguiente presa. Sabía que estaban cerca, muy cerca. Seguramente lo estaban vigilando, mas no se atrevían a salir por miedo. Eso era como un juego para él, una simple diversión cuyo premio era un sabroso banquete.
Sonreía al percibir el terror que se había apoderado de sus acompañantes. Podía oler su miedo, su desesperanza, pero más importante aún, el exquisito liquido que corría por sus venas esperando ser extraído y saboreado como si se tratase de un rico dulce de chamoy. Unos cuantos ya habían caído y sus ahora putrefactos cuerpos yacían por todas partes desmembrados.
Se detuvo unos instantes esperando, acababa de escuchar algo. Uno de ellos estaba a punto de salir y él estaba listo para darle alcance. No tuvo que buscarlo, ni siquiera esperar mucho tiempo.
-¡Toma esto maldito!- gritó el Rivera más viejo, Granpapi, abalanzándose sobre él listo para hacerlo pedazos con su sombrero dorado del caos.
Lamentablemente el poder de Puma Loco no era rival para una fuerza tan grande y maléfica. Pronto el dorado sombrero se vio hecho añicos por la fuerza monstruosa del enemigo y sin que Granpapi pudiera hacer nada ya se encontraba a merced de ese monstruo siendo sujetado del cabello.
-¡Infeliz!, ¿Por qué estás haciendo esto?- preguntó Granpapi.
La respuesta jamás llegó, al menos no una respuesta verbal. Lo único que aconteció fue que su adversario jaló su cabeza hacia atrás bruscamente. Luego abrió la boca con tal fuerza que su mandíbula pareció dislocarse, era como el hocico de una serpiente al engullir una víctima de gran tamaño.
Un par de afilados colmillos se asomaron entonces ante los horrorizados ojos del anciano y así sin más se abalanzaron sobre su cuello. El golpe fue rápido pero doloroso, Granpapi podía sentir como su sangre era succionada mientras que una parte brotaba sin piedad manchando su ropa. Era el momento más horrendo de su larga vida, el peor y el último. El monstruo lo miraba con maldad gozando de su sufrimiento de una manera enfermiza. No fue hasta que los ojos de Granpapi estuvieron nublados cuando finalmente lo dejó en paz. Con la boca manchada de rojo y un éxtasis infinito dentro de su ser arrojó el ahora cadáver a algunos metros de distancia preparado para encontrar a la siguiente alma desafortunada.
El delator ruido de objetos cayendo dejó al descubierto a la que sería la siguiente en perecer, María Rivera. La mujer parecía por mucho la más traumatizada por tan terrible experiencia. Estaba indefensa ante ese ser tan diabólico como para llevar a cabo las horripilantes acciones que había cometido.
Habría usado su guante de Plata Peligrosa para defenderse si no fuera porque este ya había sido destruido poco antes de la muerte de Granpapi. Rápido como un proyectil, la criatura se abalanzó sobre ella y la tomó por el cuello haciéndole mucho daño e impidiéndole respirar.
-N…no…por favor- suplicó María antes de sufrir el mismo destino fatal de Granpapi.
Segundos después de que el cadáver de María callera pesadamente al suelo uniéndose al espantoso espectáculo de muertos, Rodolfo Rivera salió de su escondite sumamente molesto, triste y confundido por lo que acababa de suceder.
-¡Nooo!, ¡María No!- lloraba Rodolfo -¿Cómo pudiste matara a ella?, ¡no tenías por que hacerlo!-
-¿Y que vas a hacer al respecto?- contestó el asesino con una sonrisa llena de perversidad.
-No tengo otra opción más que detenerte antes de que mates a toda la ciudad- dijo Rodolfo.
-¿Serías capaz?-
-Claro, tú no tuviste compasión de nadie. Asesinaste a mi familia y ahora me dejaste completamente solo en el mundo. No mereces vivir- gruñó Rodolfo.
-Pobre White Pantera, débil y derrotado. A tu hijo no le hubiera gustado verte en ese estado- dijo el monstruo en tono burlón.
-Mi hijo está muerto. Tu lo mataste. Fue la primer cosa que me arrebataste- dijo Rodolfo sintiendo un profundo odio por ese ser que tenía en frente.
Una risotada malévola resonó en todos los alrededores y el par de colmillos asesinos y ensangrentados volvieron a ser vistos, resplandeciendo con la luz de la luna que presagiaba la muerte.
-No tienes oportunidad contra mí, Rodolfo. Mejor date por vencido-
-¡Jamás!, ¡Un Rivera nunca se da por vencido!- gritó Rodolfo.
-Y mira el destino que tuvieron. El clan Rivera es historia, Pantera-
-¡No!, ¡Mientras uno de nosotros siga adelante prevalecerá!- siguió Rodolfo.
El enemigo pareció ignorar a Rodolfo entonces y en vez de contestar se agachó y acarició el rostro muerto de María. Ante esta acción, Rodolfo se enfureció todavía más.
-No la toques- ordenó Rodolfo.
-Pobrecita, tan buena mujer que era-
-Déjala en paz-
-Llena de amor para dar, llena de vida… estuvo deliciosa-
-¡Aléjate de ella!- gritó Rodolfo abalanzándose contra su adversario, el cual previniendo la reacción de White Pantera se levantó rápidamente y le dio una patada en el estomago. Eventualmente sujetó la nuca de Rodolfo mientras que la otra mano mostraba sus uñas, las cuales ahora eran garras.
-Nunca hay que precipitarse, estúpido- fue lo último que dijo antes de empujar la cabeza de Rodolfo contra su mano afilada. La vista fue horrible, sádica y repugnante, pero al menos la muerte de Rodolfo había sido la más rápida e indolora.
Luego de vaciar el cadáver del vital liquido, el monstruo se puso de pie nuevamente y comenzó a caminar hacia la salida sonriendo con satisfacción mientras hablaba solo.
-La familia Rivera, tan magnánima, tan poderosa… y ahora destruida. Ni siquiera ayudados por la familia Aves pudieron salvarse- dijo mirando los cuerpos de la parvada de Furia a unos cuantos metros de él –Si, todos muertos… lástima que no fueran las únicos que estaban aquí, ¿verdad Frida?-
Al decir esto golpeó una gran mesa cercana y la arrojó lejos dejando al descubierto a una aterrorizada Frida Suárez, quien había entrado en pánico al haber sido descubierta.
Frida se levantó y corrió con todas sus fuerzas tratando de escapar pero su atacante era mucho más rápido y no tardó en darle alcance. Huir era imposible, a donde quiera que ella fuere él siempre estaba ahí, acechando y hambriento de su sangre.
Al final Frida quedó tendida en el suelo boca arriba y sobre ella el demonio que había acabado con todos y que pronto destruiría su vida. Sus ojos rojos despiadados eran el espectáculo más terrible que la chica había presenciado jamás. Estaba perdida, no sabía qué hacer y esta vez su mejor amigo no podía ayudarla.
-¡Te lo suplico!- pidió Frida.
-Shhhhh- dijo el enemigo colocando un dedo en sus labios para que dejara de gritar.
-¡Por favor no lo hagas!- gimió Frida.
-No tengas miedo, Frida. Esto solo te dolerá muchísimo- sonrió.
-¡Noooo!-
-¿Por qué te resistes?, ¿no dijiste que serías mía?-
-¡Pero no de esta forma!, ¡yo te amaba!-
-Y yo a ti… por eso te estoy dando un trato especial-
-¡No!, ¡Te lo ruego!, ¡No lo hagas, Manny, tú no eres así!-
-Manny Rivera murió, Frida… el ya no está aquí-
-Claro que si… yo sé que tú eres bueno… aún eres mi Manny. Tú no eres un monstruo- sollozó Frida mientras sentía en su cara la lengua viperina del que hasta hace poco fuera la persona más importante en su vida pero que ahora no era más que un perverso monstruo chupa sangre.
La mirada de Manny parecía muerta, perdida, como si ya no tuviera alma. Todo rastro de bondad se había esfumado y en ella solo cabían deseos psicópatas.
-Estás muy alterada Frida, deberías descansar-
-…No- lloró Frida.
-Duerme, Frida. Duerme ahora- dijo Manny cariñosamente mientras pasaba sus dedos por los labios de la chica. Las lágrimas brotaban de los ojos de Frida mientras Manny abría nuevamente la boca y perforaba su cuello con sus colmillos.
-No…Ma…nny-
-Duerme, amor. Descansa en paz ahora. JAJAJAJAJAJAJAJAJA-
Continuará………
Oh si, me encantó escribir esto. Espero que les haya gustado o al menos haberles causado un dolor de estomago, jeje. Nos vemos/leemos, se cuidan.
