EDIT. 1/Octubre/2018. Para eliminar párrafos enormes y así facilitar la lectura, como corregir errores de ortografía, redacción y trama.
Disclaimer: Diabolik Lovers no me pertenece a mí sino a Rejet—para fortuna de todo el fandom—.
Advertencias: Situaciones absurdas, un pésimo sentido del humor, lenguaje malsonante, OoC [Fuera de personaje], insinuaciones de shonen-ai [Hombre X Hombre], pero muy leves y secundarias cabe mencionar, además de trama floja y súper clichés.
Aclaraciones:
1. "Pensamientos".
2. Yui solo tiene un mes con la familia Sakamaki, y no se toma en cuenta el Dark Fate, más bien, tampoco mucho de More Blood, originalmente los Mukami no tendrían ninguna aparición, pero al final tendrán pequeños momentos y contados, puesto que no los manejo muy bien (…muy apenas puedo con los Sakamaki).
3. Realmente, hace MUCHO que no leo las rutas de los personajes, así que esto será OoC; también mi humor es muy torpe, así que... ¡cuidado con el humor soso de Raven!
4. Hay parejas implícitas oficiales (al menos en el fic) y son el Shu/Reiji + Yuma/Azusa; mientras que las ships implícitas no oficiales (sea porque es amor no correspondido, es fanservice o bien, hay atracción/cariño pero aun hace falta tiempo para que se desarrolle el amor de pareja), son Ruki/Ayato, Subaru/Kou, Subaru/Yui y Ayato/Yui. Las menciono porque habrá personas que no se sienten cómodas leyendo contenido que tenga incesto (aunque es muy sutil el material...) o yaoi. Así que si no te va nada de esto, recomiendo que no leas la historia :)
5. Esto esta escrito desde el 2014, son aproximadamente 27mil palabras hasta el momento. Tiene mucho OoC según mi punto de vista actual, pero lo dejó así porque me gusta y esto es humor, o un intento de humor, que espero no caiga en lo ridículo (lmao).
LA REGLA
[1/5]
Escribió notas a la par que escuchaba la voz grave del docente Kirishima. Sí, era posible que mientras sus compañeros evitaban perder una cruda batalla contra el sueño, ella estuviera perdiendo el tiempo con sus anotaciones, después de todo poseía un libro de texto, sin embargo este era enorme y la letra de los párrafos apenas llegaba a un nivel aceptable, además la información que obtenía con su oído era más provechosa y directa.
Aunque eso no quitaba el hecho de que se estaba lastimando la mano, mover esta a tal velocidad debería ser un delito contra los derechos humanos.
El profesor de sociales era implacable, no daba descansos y además de todo hablaba rápido. "Al menos lo hace con una voz alta y clara" pensó Komori Yui, la joven calculó que faltaban unos cuantos minutos para que la penúltima clase finalizara.
Fue entonces, que en medio de tanto esfuerzo sobrehumano para seguir manteniendo buenas calificaciones, sintió como si algún liquido bajara por su intimidad, se quedó tiesa, esa sensación la conocía muy bien, maldijo mentalmente por su falta de prevención; al sonar el timbre salió como rayo del aula y fue directo al baño, entró en uno de los cubículos, bajó su falda y ropa interior, una pequeña mancha roja se mostraba orgullosa en la tela blanca.
Era un hecho... le llegó la regla.
¡La maldita regla!
No, no y más no, ¡demonios no!
Agarró sus cabellos rubios con desesperación, ¡pero que suerte tenia! Justo debía bajarle cuando no traía toallas sanitarias ¿qué se suponía que debería hacer? Imposible que actuara como si no hubiera ocurrido nada, como si no fuera a mancharse, ¡vamos, que ningún milagro cumpliría tal absurdo!
Bien, primero tenia que controlar su respiración y contar hasta diez, o hasta cualquier bendito número que trajera la calma. Con la vergüenza al tope acomodo su ropa, abrió la puerta del cubículo solo un poco y miró con cautela, asomando un poco la cabeza, trago saliva con dificultad al notar que no era la única en los sanitarios, y principalmente por lo siguiente que llevaría acabo, Yui mordió su labio inferior y antes de que la inseguridad terminara por enterrarla pronunció con voz muy baja:
—Disculpa —De igual forma la otra estudiante la escuchó y se volteó para verla con curiosidad, con extrañeza también—, ¿t-tienes... alguna toalla que te sobre?
— ¡Oh! —soltó sorprendida la desconocida y con la boca abierta, segundos después se recompuso además de sonreírle a Yui, como si estuviera intentado que la rubia dejara atrás la incomodes y vergüenza—. Claro que tengo, no te preocupes.
La chica busco en su bolsa, pasaron los minutos y nada.
—Estoy segura de que tenia —La oyó refunfuñar, para segundos después ver como la expresión de la joven tuvo un súbito cambio y levanto, como si se tratara de un premio, la toalla sanitaria—. ¡La encontré! Ten.
—G-gracias —Muy apenas fue capaz de decir Yui. No era que no estuviera agradecida, solo era cuestión de no-puedo-con-la-pena-mátenme.
—De nada, y tranquila, después de todo somos mujeres, hay que ayudarnos entre nosotras.
Komori estaba convencida de que había tenido una gran suerte al toparse con aquella alumna tan amable. Akira, la chica salvavidas, se despidió, aunque claro que antes le informó a Yui en dónde encontrarla por si llegaba a necesitar algo más.
Al salir del sanitario y comenzar a caminar por el pasillo, recordó que no trajo consigo su maletín, gruño y con premura regreso al aula donde se impartió Sociales. Si se tardaba más era un hecho que no llegaría a tiempo a la clase de Física.
No contaba con que se toparía con un incordio en el camino.
Un incordio de nombre Ayato Sakamaki.
— ¡Chichinashi! ¿en dónde rayos te has metido? —Yui dio un ligero salto ante el repentino reproche, mordió sus labios para no ser agresiva con Ayato, no estaba de humor para aguantar nada y mucho menos a un tipo insufrible con complejo de rey.
"Sé perfectamente que no es así, debería sentirme culpable... un segundo, ¿por qué? ¡Que se joda!". Su mente en aquel instante era un lío con tanto cambio, y los dolores acostumbrados de la menstruación no le ayudaban en nada a relajarse, ¡como detestaba sentir esos tirones!
—¡Oye, ¿me estas escuchando?!
Yui rió de mala gana.
—Por supuesto Ayato-kun. Estaba en el baño ¿quieres que te dé detalles sobre eso también?—Al segundo siguiente se llevó una mano a la boca, ¿el pelirrojo la mataría por aquella insolencia? Palideció de golpe—. A-Ayato-kun, no quería decir… es que yo… ¿Ayato-kun?
Era desconcertante, Ayato no le estaba gritando, solo se quedó viéndola con fijeza, de aquella forma que hacía temblar a Yui, que lograba acelerar los latinos de su corazón y que la ponía jodidamente nerviosa, ¡como le provocaba ganas de golpearlo! ¡NO! Un momento, ella no quería moler a cariñitos agresivos al pelirrojo ¿o si?
— ¡Chichinashi! ¿cómo osas ignorar al grandioso Ayato-sama? —Komori volvió a la realidad, ahora era obvio que Ayato estaba molesto, y ella que creyó que se había librado de un irritante discurso; con un tono serio e inusual él dijo—. Estás diferente, el olor que desprendes es… raro ¿por qué?
A Yui le dio un ligero tic en la ceja derecha ¿por qué rayos Ayato se empeñaba en complicarle la existencia? No, no le diría la causa de su aparente aroma peculiar, antes muerta que revelarle tal verdad, seguro se burlaría o la molestaría aun más de lo actual, por lo que optó por la opción más sensata: Encubrir la situación.
—Ayato-kun es tarde, hay que ir a la clase de Física —Le sonrió y tomó la mano masculina para guiarlo. El pelirrojo se quedo callado porque Yui no solía mostrarse tan dulce con él, más bien, ella siempre huía de todos los Sakamaki, excepto de Subaru; ante el comportamiento nada común, Ayato frunció el ceño.
—No me contestaste —dijo enojado, pero de esa clase de enojo parecido a cuando a un niño caprichoso se le niega algo.
Yui apretó la mano de Ayato con fuerza, y él se cuestionó cómo era posible que Komori tuviera tanta con aquella frágil apariencia.
— ¿En serio? Que recuerde no preguntaste nada —respondió con un tono que helaría la sangre de cualquiera, ¿por qué Yui se estaba comportando tan extraña y a la defensiva?
— ¿A qué estas jugando Chichinashi? —reclamó, fastidiado porque no lo tomaba en serio y porque de ningún modo mostraría miedo ante ella.
— ¿A qué estas jugando tú?
—No me hables con tanta insolencia. Responde Chichinashi, estas agotando mi paciencia.
— ¡Oh! ¿La tienes? ¿cómo buscas que conteste si no sé de qué pregunta hablas?
—Chichinashi —advirtió Ayato, sin embargo Yui no pareció afectada. "¿Pero qué le ocurre?" pensó Ayato, dándole vueltas una y otra vez, casi quebrándose la cabeza con tal de comprender a la rubia cuyos ojos decían No-me-toques-los-ovarios-o-te-la-parto. El olor que desprendía Yui lo mareaba, además de hacerlo sentir incomodo, y él jamás creyó posible que tendría tal opinión sobre la dulce sangre de Komori.
Después de haber recibido un pellizco en el brazo, se dio cuenta de que en todo aquel rato nunca dejo de mirar a Yui, quien para su disgusto no estaba sonrojada ni balbuceaba palabras incoherentes, sino que lo veía desafiante, con ambos brazos cruzados y enarcando una sus cejas rubias.
— ¿Qué...?
No lo dejó ni terminar la oración y empezó a reclamarle, ofendida no sé de qué acoso sexual, de la escasa comprensión que recibía de todos, de lo idiota e insensible que era él... ¡Un momento! ¡Nadie le decía idiota al grandioso Ayato!
—Chichinashi, ¿te atreviste a insultarme? —pronunció con tono tétrico y un aura maligna rodeándole, cualquier persona con sentido común se arrodillaría y suplicaría clemencia, cualquiera que no estuviera con dolores de muerte y sangrando por lugares que no deberían tener esa clase de uso.
— ¿Tú qué crees zopenco?
Soltó cínica y más tarde se arrepintió, ¿qué había estado diciendo? ¡Si será estúpida y boquita floja! ¡La matará, Ayato la matará! Contuvo un grito ensordecedor y se alejo varios pasos, con todo y piernas temblorosas, debería correr pero se sentía tan torpe, que el solo pensar en el intento de fuga solo le proyectaba imágenes de ella cayendo de boca, llorando y con un Ayato riéndose en su cara, diciéndole lo sosa que era, y Komori no estaba de animo como para poder soportarlo.
—Ayato-kun yo... —dijo como buscando perdón, pero al ver la sonrisa retorcida del vampiro comprendió que era una causa perdida.
—Tu te lo buscaste Chichinashi.
Yui mantuvo su boca cerrada para no chillar, se dio la vuelta en un intento inútil para salvar su vida, pero Ayato era mucho más rápido, no por nada se trataba de un vampiro, ¡era obvió que él era superior a ella! Bueno, al menos en lo que se refería a la condición física; Ayato la mataría y después la reviviría para matarla de nuevo, si se enterara que por un instante Yui pensó que él era estúpido.
Para su desagrado el pelirrojo la tomo con fuerza de la muñeca izquierda y prácticamente la arrastro hacia un aula en desuso, el sonido de la puerta siendo cerrada fue como una orden de ejecución, ¡ella no anhelaba que su cabeza rodara! ¡oh, cielos no! ¡NO!
— ¿Qué clase de expresión es esa? Es rara, tu rostro debería mostrar miedo y desesperación.
Siendo honesto, Yui comenzaba a darle miedo con esa cara de maniaca en pleno delirio divino, ¿qué coño le ocurría a la pecho plano? Más bien... ¡¿por qué cojones debería siquiera importarle?! En su pánico Yui no alcanzo a notar el ligero sonrojo que cubrió las mejillas de Ayato.
—Mírame —Le ordenó, Komori solo se encogió de miedo, el vampiro bufó exasperado, se acercó tanto que los labios de ambos estuvieron a poco de tocarse, Yui adquirió un tono rojo y él solo se rió de ella, ¿por qué Ayato era tan insensible?
El vampiro se concentró en el cuello de ella, su lengua recorrió la piel cálida y suave, justo cuando estuvo a punto de encajar sus colmillos en la carne tierna, un sollozo lo detuvo por un instante, al final optó por restarle importancia y seguir con su objetivo.
— ¡Eres un maldito refrigerador andante! —¿Refrigerador andante? ¿por qué rayos un refrigerador? Ayato soltó unas carcajadas demasiado ruidosas y Komori se avergonzó, sin embargo inflo el pecho y con decisión se enfrento al mayor de los trillizos, más que nada por los dolores que tenia que por defender su dignidad.
Actuó de forma increíble, Ayato jamás pensó que una mujer tan llorona y débil seria capaz de sacarlo de encima, anonadado quedo sentado en el suelo, reaccionó después de segundos infinitos, listo para reclamar, pero la expresión tan aterradora que le mandaba Yui lo enmudeció.
— ¡Eres un insensible! ¡torpe! ¿acaso no puedes comprender que me siento mal? ¡no, porque tú eres un hombre! ¡nunca entenderás este dolor! —Le grito de pie y mirando al pelirrojo como si quisiera matarlo, ¡era atemorizante! ¡¿pero qué bicho le había picado a la tabla?! ¿había perdido la razón cierto? ¡Sí, tenia que ser eso! ¡La plana solo se volvió loca!
De algún modo Ayato sintió algo extraño esparcirse por su pecho, era de esa clase de sentimiento que te decía que actuaste mal, ¡pero de ningún modo lo aceptaría y mucho menos se disculparía con Chichinashi! ¡Además, no era su culpa que la rubia estuviera tan zafada y temperamental! De nuevo, como parecía que seguiría ocurriendo por lo que resta del día, Yui lo desconcertó aun más; primero ella comenzó a llorar con intensidad y a balbucear, para después gritarle con claridad, que todo era su culpa, que porqué era tan desconsiderado, que porqué no podía dejarla en paz.
¡Porque era suya y por lo tanto podía hacerle lo que se le viniera en gana, por eso!
Claro que en un momento como aquel no se lo diría, no era como si le tuviera miedo, no, claro que no, ¡aquello jamás!
—D-deja de llorar Chichinashi —Sin embargo su voz salió temblorosa, le gustaba apreciar el rostro lloroso de Yui pero este tipo de cara sollozante no le agradaba, solo le dejaba un pésimo sabor en la boca, y Ayato estaba confundido, harto de tanto grito y situación absurda, estúpida, ¿qué rayos hizo para merecer semejante castigo?
Ayato iba a callar a Yui, iba, porque desde el suelo tuvo la pequeña visión de la ropa interior de Yui, y lo que vio lo dejó confundido, un poco preocupado pero no lo admitiría en esta vida y mucho menos en la otra (si era que moría en ésta); algo rojo logró captar su visión, osado se levanto, Komori quedó en silencio y de nuevo lo observó con miedo, ignorando el comportamiento tan cambiante de Yui, el vampiro consiguió que la chica quedara en el suelo, abrió las piernas de ella con todo y gritos de amenaza, "Sí que hoy está trastornada" pensó con molestia.
Ante los ojos del pelirrojo quedo la prenda interior, Yui se tapo la cara avergonzada y jurando venganza, "¿Venganza? si ni siquiera eres capaz de huir ni defenderte, ¿cómo rayos te vas a vengar?" se dijo con pesimismo la chica.
Ayato quedó paralizado, la chica sangraba, pero esa sangre tenia un olor distinto, sus manos temblaron.
— ¿Por qué estas sangrando? ¿no será que...?
Incapaz de completar la frase, llegaron a él un millón de posibilidades, ¿y si ella tenia alguna enfermedad y se estaba muriendo? No, no podría ser eso, el olor de los enfermos era repugnante, además de muy notable y fácil de diferenciar ¿y si alguno de sus hermanos se le adelanto o se atrevió a lastimar a su Yui? De solo pensarlo una furia inmensa lo atacó, ¡los mataría! pero antes la mataría a ella por dejarse, por descuidada, ¿acaso Komori era tonta? ¡Nunca se debía bajar la guardia en un sitio lleno de vampiros con tendencias sádicas!
Ayato sintió un dolor de cabeza nacer, soltó un largo suspiro y vio a Yui de forma intensa, obligándola a responder su anterior cuestión.
—Me estoy impacientando Yui, ¡contesta!
Yui solo mostró una mueca de fastidio, al vampiro empezó a cansarle aquella actitud.
—Sí Ayato-kun, has acertado —Al pelirrojo se le fue el aire, ¿cómo ella era capaz de pronunciarlo con un tono tan grosero?
— ¡Estas mal! ¿cómo pudiste dejar que Laito te lastimara de esa forma? —Nombró a su hermano menor porque él era el más pervertido de todos—, ¡eres una idiota! —gritó enfurecido, ¿cómo era posible que permitió que tocaran una de sus pertenencias? Era inaceptable y también extraño, porque al mismo tiempo era como si aquello no fuese el único detalle que le importara.
¡Un momento! ¿Ayato la había llamado por su nombre hace tan solo unos minutos? Fue sorpresivo, Yui fue acariciada por algo cálido que tocó su corazón, tanto que su expresión se ablando y miró al pelirrojo con cariño, el momento seria más romántico si ella no estuviera en el suelo y con las piernas abiertas, súper expuesta, y el vampiro como causante de todo, pero incluso de aquella manera Yui pensó que nada podría arruinar la situación.
Error, después de todo el hombre que la atrae era Ayato Sakamaki, un idiota con el ego elevando hasta la luna y claro esta, más lento que una tortuga.
Escuchar como un montón de sandeces salían de esos labios originó una decepción, una que dio paso a una ira incontrolable.
— ¿De qué mierda hablas? —espetó, con sus manos intentó pegarle en la cara al mayor de los trillizos, y fue así como comenzó una clara lucha por el control; hubo demasiado forcejeo, por un instante un orgullo masculino fue destrozado, pero la situación cambio, aunque eso sí, la rubia se llevo el trofeo de plantarle un puñetazo al vampiro, el inmortal se controlo nivel más haya del experto para no dañar a su comida.
Al final, para su poca fortuna, Ayato ganó la pelea, Yui gruñó de frustración.
— ¡El único idiota aquí eres tú! ¡es obvio que estoy en mi días!
Estoy en mis días, estoy en mis días, estoy en mis días, se repitió una y otra vez en la mente de Ayato Sakamaki.
— ¿Estas en…?
De algún modo, Yui presintió que dijo algo que jamás debió pronunciar, y mucho menos enfrente de Ayato, el horror en la cara de él se lo confirmó, pero si ya la había medio regado… ¿por qué no regarla por completo? Total, ¿qué otro daño podría ocasionar? Rió nerviosa.
—Sí, estoy menstruando Ayato-kun.
¡Esperen! Yui… ¡estaba en sus días! Ayato comprendió después de varios minutos, Komori se preocupó porque el vampiro se volvió aun más pálido de lo que era, cuando ella se disponía a tocarlo para hacerlo reaccionar, él se alejo de Yui como si ésta tuviera la peste, a la rubia le dio un tic en la ceja derecha por la incredulidad, ¿pero qué fue eso? Con el ceño fruncido avanzo hacia Ayato, pero él siguió alejándose de ella, antes de siquiera gritarle por su actitud absurda y grosera, él se fue corriendo como alma que llevaba el diablo.
Yui, sola, quedo con una horrible sensación, una sensación que le exigía que cuando fuera el momento pateara al pelirrojo por imbécil.
Con la dignidad por los suelos acomodó su uniforme y fue directo al aula donde olvido su maletín, al llegar al salón donde se impartía la clase de Física recibió una reprimenda por parte del profesor, debido a su gran tardanza, mientras iba al asiento correspondiente maldijo en silencio a cierto ególatra por quitarle valioso tiempo.
Por todos los medios intento concentrarse pero los dolores infernales la incapacitaron, derrotada, no le quedó más que mostrar una cara de absoluto interés al discurso del profesor, no debía tener problemas académicos, de lo contrario Reiji la castigaría, y los castigos de Reiji eran aterradores, de solo pensarlo tembló y le rogó a cualquier Dios existente que se apiadara de su alma.
El timbre se oyó y para Yui sonó como si millones de ángeles le cantaran al oído, se dirigió con un animo más decente hacia el estacionamiento, en aquella ocasión no tuvo que esperar a nadie fuera del aula, puesto que Kanato no entro a Física y Ayato continuaba desaparecido.
—Cobarde —murmuró con desprecio Komori.
Estar dentro de la limusina rodeada por cinco vampiros, logró que la realidad casi la dejara noqueada, los hermanos Sakamaki eran vampiros y por lo tanto reconocían los diferentes olores que desprendían sus víctimas ¿verdad? Eso quería decir que los Sakamaki sabrían con espantosa facilidad que estaba en plena menstruación ¿cierto?
¡No! ¡No y más no!
Por más que Komori Yui quisiera gritar y tirarse del automóvil, ante todo debía ocultar su condición, tal vez con suerte ellos no se darían cuenta, ¡Ayato no se entero hasta que ella misma se lo confesó! Pero era Ayato, Ayato era muy lento para entender al prójimo.
Observó de reojo a sus acompañantes, todos parecían actuar como de costumbre, todos excepto Laito, él le regalo una sonrisa inquietante, ¡seguro planeaba una atrocidad! Tal vez incluso pensaba en chantajearla… ¿pero para obtener qué? Se sonrojo al imaginar todas las posibilidades, nerviosa decidió mejor mirar hacia otro lado, concretamente al paisaje que se podía apreciar por la ventana del auto.
La limusina frenó y ella corrió hacia su habitación, ¿cómo podría aguantar dos días más? Muy apenas soporto parte del primero con Ayato, respiró hondo y optó por prestarle atención a pendientes de vida o muerte, con el corazón en la garganta busco debajo de la cama, cuando sus manos tocaron el objetivo, saco una bolsa de la que extrajo un pequeño paquete de toallas sanitarias.
Yui contuvo el grito de horror, solo le quedaba una…¡UNA!
"¡Maldición!"
N/A. 3/Octubre/2018. Sí, estoy editando esto a paso lento :) ¡Gracias por leer!
