LH no me pertenece.


Maquillaje que molesta

A Martín no le gusta que Micaela se maquille, porque dice que no va con ella. Micaela, ofendida, igual lo hace, replicando que a su novio sí le gusta. A Martín no le cae ese tal Pancho, por más que todo el mundo le diga que es buenísima gente. Desde que Micaela sale con él, ya no tiene tiempo para Martín.

Micaela cree que Martín no entiende que ella no es como él. Claro, siempre han sido amigos, han jugado juntos desde pequeños, pero la época en la que la chica prefería usar pantalones sueltos y perseguir una pelota con el resto de los chicos se ha acabado. Y cree que Martín no ve eso, que la considera otro amigo más. "Que soy mujer" le insiste a cada rato y Martín sólo rueda con los ojos. "Claro", bufa el argentino y Micaela se molesta y se va, dejando de hablarle por días.

Martín extraña a Micaela, porque ella siempre ha sido su mejor amiga, la persona que mejor y más tiempo lo conoce. La extraña no sólo cuando necesita que alguien esté de su lado o lo aconseje cuando otra novia lo está volviendo loco. No, también la extraña cuando está almorzando solo en la cafetería del colegio, cuando se le ocurre que podrían estar viendo una película de terror juntos o cuando se da cuenta de que hace mucho que no han discutido sobre el dulce de leche y el manjar blanco. La extraña cuando deberían estar sentados por horas en el parque que queda cerca de la casa de la chica, tal vez fumando, conversando sobre las cosas más extrañas y locas que a alguien se le podrían ocurrir. Extraña simplemente su compañía.

Cuando la ve fuera del colegio, está maquillada. Usualmente sólo se delinea los ojos, a veces se pinta los labios de carmín. El rojo le queda bien, pero es un recordatorio de que la chica ha cambiado y lo ha dejado atrás. Piensa que tal vez debería superarlo, que los amigos vienen y van y no son para toda la vida como siempre se dice. Pero aún así decide volver a intentar hablarle sin que los interrumpan y la invita a ver una película en su casa. Micaela trata de pensar en una excusa, pero finalmente accede, diciendo que ella llevaría la película.

El viernes por la tarde Micaela se da cuenta de que no trajo la peli, pero ya están en casa de Martín. Éste sugiere que pueden verla por internet, pero Micaela se cierra con que no es lo mismo. Terminan sentados en el sofá, sin hablarse, sin saber qué decirse. Martín siente ganas de grita y golpear algo, en especial cuando Micaela se para y dice que tal vez debería irse. Martín apenas asiente y la acompaña a la puerta, cuando Micaela suelta un "¿estás bien?".

-No –responde Martín seco y le quiere cerrar la puerta, pero no se atreve. Sólo la quiere abrazar.

Y finalmente lo hace y rompe a llorar.