Las puertas del Juicio.
"Las puertas del cielo y el infierno son adyacentes e idénticas."
Nikos Kazantzakis
Prólogo.
Cuando la gente muere, su destino, sin importar clases sociales, es llegar a las Puertas del Juicio. Una de las puertas lleva al Infierno, y la otra al Paraíso. Ante dichas puertas, se encuentran dos Guardianes. El primer Guardián en un Ángel de alas negras que no puede decir nada más que la verdad, y el segundo es un Demonio de blancas alas que sólo puede mentir. La persona que intenta pasar por las puertas, le es permitida hacer una única pregunta a un Guardián.
Ningún destino está escrito, y la persona que pasa por esas puertas el libre de elegir qué camino tomar. El poder de la intuición se pone a prueba, y los Guardianes deben ser imparciales a la hora de enviar a las personas al otro mundo.
―Ahora… ¿Sabes cuál es la puerta al Paraíso? ―Cuestionaron al unísono ambos Guardianes.
La mujer frente a ellos tragó con dificultad. Sin embargo, no pensó mucho para dar su respuesta.
―Yo… elegiré la puerta detrás de él.
Ella señaló al ángel de larga cabellera platinada, ojos como ríos de miel congelados y de rostro impasible y frío. Al demonio de cabellera negra solo se le desfiguró la cara a causa de la decepción.
—Creo en lo que dijiste. —dijo ella mientras caminaba hacia la puerta.
El Guardián se hizo a un lado, dejando el espacio libre para que ella pudiera pasar. Cuando la mujer abrió la puerta, se vio envuelta en una intensa luz blanca, ella caminó hacia el interior y ya adentro, la puerta se cerró de golpe.
Silencio.
―Que humano tan afortunado. ―Habló el ángel, sin expresión alguna.
El demonio bufó.
— ¿Acaso te estás burlando, Sesshomaru? —El demonio casi gruñó—, me parece que una cantidad tremenda de gente ha estado yendo al cielo últimamente.
—Como si fuera capaz— Sesshomaru giró los ojos—. Me molestas, InuYasha. Después de todo soy un ángel; a diferencia de un demonio como tú no puedo mentir ni burlarme.
— ¡Aun no entiendo cómo es que eres un ángel! —InuYasha haló sus cabellos negros—, ni siquiera tu nombre concuerda.
—Eso no tiene nada que ver.
—Qué idiotas— InuYasha se cruzó de brazos.
—Siguiendo con el tema, una palabra pronunciada por el bien de un humano puede ser inesperadamente fuerte y efectiva. Los humanos acaban creyendo cada palabra.
Silencio otra vez. Sesshomaru habló.
—Tú necesitas una persona más para ser libre, ¿Cierto?
Sus miradas se toparon en cuanto la pregunta salió a flote y el ceño de InuYasha se frunció aun más de lo que ya estaba.
Hacía mucho tiempo, él había estado tan aburrido que se hiso pasar por "El Señor del Infierno" y sumió a ese lugar en un caos, solo por diversión. Por supuesto, el verdadero Señor del Infierno se enteró de ello y como castigo le puso un grillete y una cadena en su tobillo y le obligó a ser el Guardián de la Puerta; y como guinda de ello le hiso una maldición: "Si alguna vez dijera la verdad a un humano, se fundiría con la puerta, moriría y luego desaparecería."
InuYasha soltó una risilla.
—Mentir es la esencia de la naturaleza de un demonio. Mentir por su propio bien es correcto. Pero —alzó su dedo índice—, mentir por el bien de cualquier otro es una cosa diferente. Aquellos que lo intentan pierden el derecho a ser demonios.
—Ya veo…
InuYasha comenzó con su diario forcejeo contra el grillete, intentando desesperadamente quitarlo de su tobillo.
—Sí —dijo InuYasha mientras se balanceaba en el pié derecho, mientras balanceaba el izquierdo intentando que el grillete cayera—, y el castigo no terminará hasta que logre mandar un millón de humanos al infierno. Así que este no es el lugar para hablar sobre mentir por el bien de cualquier otro.
En ese mismo momento, la cadena se tensó por un momento, para luego volver a caer al suelo. InuYasha y Sesshomaru la siguieron con la vista. La cadena hacía un recorrido desde donde estaba pegada a la pared, lo que parecía el mundo de los vivos, hasta terminar en el tobillo del demonio. Ambos Guardianes intercambiaron confusas miradas.
— ¡¿La cadena se alargó?! —Exclamó InuYasha.
— ¿Alguna vez había hecho eso antes? —preguntó Sesshomaru, como siempre, imperturbable.
—No. Se supone que no tengo que ir más lejos de la puerta.
Y entonces, al demonio se le ocurrió una idea.
—Un humano más y seré libre de mi deber como Guardián… —el demonio sonrió—, ¿Está alguien diciendo que debo arrastrar a la última persona al infierno con mis propios poderes?
Pero antes de que pudiera seguir hablando, la cadena se tensó de nuevo; pero esta vez, arrastrando a InuYasha hacia el mundo de los humanos.
Continuará.
Mis lectoras/lectores.
He aquí ustedes. He aquí yo.
Trayéndoles una nueva historia para su deleite.
Esperen la continuación si les ha gustado :3
Mi único precio es que me dejen un review o un favorito de parte de ustedes ;3
Nos leemos pronto :3
Se despide:
YCnia ;D
Comentarios, críticas, recomendaciones, felicitaciones, tomatazos o algún consejo son bien recibidos :D
