Los personajes no me pertenecen. Este sera un STEREK. CHICOXCHICO.


El primer paso... de una vida, sin ti.

Dios, la vida es una mierda. Pase la mayor parte de mis años, a su lado y, ahora. Te atreves ah arrancarla de mis brazos, como si solo hubiera sido un pequeño e insignificante pétalo de rosa, equilibrándose sobre mi hombro. Finalmente recordaré lo que era, no lo que le ha sucedido o, lo que ah hecho, simplemente lo qué era… lo qué significaba para mi. Ahora me siento…, solo. Se ha ido. Pero lo que se ha ido ha sido su cuerpo, porque ella nunca se irá.

– Estamos aquí… – Cierro mis sentidos ante el inicio a aquella misa en tu nombre. Por que no quiero, ni busco. 'Resignación'. Estamos aquí…,Si. Pero solo tú y, yo. Los demás no entienden ni entendieron jamás nuestra relación. Mientras permanezca en mi recuerdo, siempre estará conmigo, eso todo el mundo, lo sabe. Me siento acorralado entre el deseo del suicidio y, las ganas de echarme a llorar como un niño pequeño. Pero…, necesito tus brazos hasta para eso…

Todos llegan lentamente hasta el centro de este terreno santo. Y, mira que as tenido suerte. Siempre te gusto ser la estrella de entre todos nosotros, los pobres mortales.

My princesa. Mi diosa…. Te necesito tanto. No sabes ,¡Cuánto!. Mi corazón ah perdido el deseo de latir…, sin ti.

En mi mente se reproduce una, otra y, otra vez. Nuestra ultima noche: Con la luz de la luna jugando en tu rojizo cabello y, tu delicadas manos aforrándose a mi pecho. Susurrándome con dulzura: "Nada es remotamente fácil, pero…, estoy aquí, contigo" y, ese siempre fiel "Te amo" cediendo entre tus labios, antes de caer en el sueño profundo.

Los murmullos empiezan a llegar a mi y, el rencor se agranda en mi pecho.

Tus padres intentan no mirarme a los ojos. Están avergonzados, y eso es lo más estupido de este primer día, sin ti.
Ante de que las personas empiecen a marchar y, tu cuerpo descienda dentro de aquel cajón, me acercó, colocando tus flores favoritas, de la misma forma que lo aria si tu estuvieras con viva. – ¡Amor mío!, esto es para ti, preciosa… – Ignoro, por completo, el efecto que ah causado mi presencia. Nadie había notado que estaba aquí, presente. Escondiendo mi perfil entre anteojos, sombrero y, traje oscuro. Vistiendo decentemente ante mi hermosa novia, como una muda ultima voluntad.

– Stiles…, quiero disculpar… – Sonrió cansado, mientras me quito los anteojos, negando ante la mierda que escucho.

– Ahora, No. – No quiero que se humillen frente a esos gusanos que nos observan. Esperando un cotilleo jugoso que les dure por lo menos una semana. Vergonzoso.

– Muchacho. Yo, se que mi hija… – Sus palabras se atragantan. Su dolor es tan grande cómo el mío.

– Dije qué: Ahora, No. – suplico, agobiado. – y, no se disculpe qué no hay razón para hacerlo.

Siento el cotorreo entre las mujeres y, hombres. Indignado y, molesto me levanto fijando mi mirada en cada uno de ellos. – Lydia Martín; Era la mujer más maravillosa qué este mundo pudo llegar ah tener y, me siento alagado de haber estado a su lado, hasta el final –levante la voz, para que hasta los muertos escucharan mis palabras. – Ella era hermosa, inteligente y, por sobre todo, tenia el corazón mas piadoso y, benevolente... – Observo a Varios, apretando mis dientes. – Mas de una vez demostró lo que valía, rindiéndose, ante todos ustedes… y, entregando todo de si, hasta su vida. – tú madre me sujeta el brazo, como lo debería estar haciendo la mía. Pero seguramente esta demasiado ocupada poniéndose al día contigo, mi precioso ángel. – Y, ¿Qué recibe a cambio?. Nada. solo escoria…

– Pero ella… – Mis ojos se ciernan sobre una mujer de fingida altanería. Seguramente, mi mensaje a llegado a ella, por que sus palabras han muerto mucho antes de si quiera, abandonar, su apestosa boca.

– Aunque no tienen por qué saberlo. Se los diré; Estábamos separados – Respondí a las dudas de todos, con evidente amargura y, el dolor corriéndome por las venas. – Ella no me era infiel, Jamás, me hubiera sido infiel. – No me apenan mis lagrimas, pero si, el poco juicio de los que creí, nuestros amigos. – Nos amábamos…, solo que no fue suficiente y, ella necesitaba mas de lo que ,yo, podía ofrecerle. – Aclare con la frente en alto y, el ceño apretado.
Siento otra mano en mi otro brazo, esta vez apretándome con mas fuerza. Pero buscando respuestas, sin intenciones de lastimarme realmente.
Los ojos de tú padre me hacen la pregunta que su boca no se atreve a preguntar. ¿Lo sabias…? y, los míos le responden antes de bajarse al suelo. Siempre. Yo, siempre lo supe.

Estoy seguro que muchos se preguntaran; Si ¿Soy estéril?. Pues no. No lo soy. Fue por algo más qué quería alejarme de tú lado. Por que era ,yo, él qué te pedía terminar con esta locura. Pero eras tú la que sabia, qué no estaba preparado para dejarte ir. Aun no lo estoy.

Pero no importa lo que ellos puedan creer, ni si soy ,yo, el que termina siendo enjuiciado, como él que te hizo infeliz. Será mi premio por amarme tanto. Tu nombre no ira de boca en boca en este pobre pueblo. Tu nombre perdurara como el aroma ah jazmín en primavera. Y, si alguien se atreve a levantar tan siquiera, una vil conjetura en tu contra. Espero sea alérgico a tu aroma. Y, pague caro el, haberte condenado.

Amigos desde la infancia. Novios por seis años y, confidentes, por el resto de mi vida. Te guardare en mi corazón. Donde nadie podrá encontrarte o, alejarte.

Tragué en seco. Nunca había sido tan bueno mintiendo. – Ella estaba rehaciendo su vida con Aiden… – Me niego a sonreír al ver a su gemelo trastabillar en el lugar y, contemplar sorprendido, al hombre que me mira como el reflejo mas triste qué ,yo, puedo llegar a tener en este momento…

Ahora, somos iguales. Ambos la perdimos.

Todos vuelven a sorprenderse al soltar el nombre del 'amante' de mi novia. Pareja. Dado que vivimos juntos como un matrimonios por algunos, cuantos y, pobres meses. – Por eso pido disculpas… – Suelto, dirigiendo mi mirada a uno de los gemelos, en particular – , tu tienes mas derecho de estar aquí. – Le digo. Y, se que el entiende lo que intento hacer, por nuestra princesa. Asiste. Yo solo me alejo, pasando por su lado, levantando mi rostro, con los anteojos protegiéndome del sol.

Ante la mirada atónita del resto, Me sigue, y sujetándome de la muñeca detiene mi lento andar, antes de escapar de aquel lugar y, borrar el recuerdo de esa lapida fría. – Tú lo mereces. – Afirmo casi apretando los dientes. – te amo, mas a ti, de lo que pudo haberme amado a mi. – Sostiene y, le sonrío levemente agradecido.

– Sabes que no es así… – Mi voz se queda sin fuerza y, sueno como un niño perdido y, cansado de llorar…

– Lo es… – Afirma y, me niego a sentir su corazón rompiéndose.

Le doy una palmada en el hombro. – Dejémoslo en un empate. – Susurro, suavemente. – cuida de ella.

– Lo are… – Nadie espero aquel abrazo. Ni siquiera el resto de nuestros amigos. Un apretón fuerte. Diciendo; 'fuerza'.¡Diablos!, las lagrimas luchan por salir e, intento mantenerme en pie evitando doblegarme frente a todos ellos.

Ambos, estábamos quebrados, rotos y, vacíos..., ante la tumba de la mujer que habíamos amado de manera diferente pero con la misma intensidad.

– Lo prometo.– Sus ojos me dicen que cumplirá su palabra.

Me iré en el tren de las seis. Me iré de Beaicon Hill. Lejos de todo. Prometimos qué lo haríamos juntos, ¿lo recuerdas? Siento, no haber cumplido. No puedo permanecer mucho mas tiempo, en este lugar. Todo me recuerda a ti. Ah nosotros.
Aiden dejara tus flores favoritas a partir de ahora y, velara tu descanso. Quizás algún día tenga el valor de volver aquí o, quizás, simplemente nos veamos, mas halla de las nubes.